Visionarios

Barra

"Las computadoras del futuro podrán tener sólo 1,000 tubos de vacío y no pesarán mas de 1.5 toneladas."
Popular Mechanics, adelantando el vertiginoso avance científico, 1949.

"Creo que hay un mercado mundial de quizás unas cinco computadoras."
Thomas Watson, presidente de IBM, 1943.

"Pero... ¿para qué nos van a servir?"
Un ingeniero de la Advanced Computing Systems Division de IBM, en 1968, hablando de los microchips.

"No existe una sola razón por la cual alguien quisiera tener una computadora en su casa."
Ken Olson, presidente y fundador de Digital Equipment Corp., 1977.

"Este aparato llamado teléfono tiene demasiados problemas para ser seriamente considerado como un medio de comunicación. El aparato no tiene ningún valor inherente para nosotros."
Western Union, memorándum interno, 1876.

"La caja musical sin cables no tiene ningún tipo de valor comercial. ¿Quién iba a pagar por un mensaje que no está siendo mandado a nadie en particular?"
David Sarnoff's Associates en respuesta a la propuesta de invertir en la radio, durante los años veinte.

"El concepto es interesante y está bien planteado, pero para recibir una nota mayor que un 'bien', la idea ha de ser practicable."
Un profesor de Yale University respondiendo al trabajo escrito por Fred Smith en el que exponía la idea de un eficaz servicio de correo "overnight". Fred Smith acabó fundando Federal Express Corp.

"¿Quién demonios va a querer oír hablar a los actores?"
H.M. Warner, Warner Brothers, 1927.

"No nos gusta su música, y aparte, la guitarra es un instrumento en vías de extinción."
Decca Recording Co. cuando rechazaron un contrato con los Beatles en 1962.

"Es imposible crear aparatos que vuelen y que sean más pesados que el aire."
Lord Kelvin, presidente, Royal Society, 1895.

"Los aeroplanos son juguetes interesantes, pero sin ningún valor militar."
Marechal Ferdinand Foch, Profesor de Estrategia, Ecole Superieure de Guerre.

"Los aeroplanos nunca serán útiles en una batalla contra una flota de barcos."
Franklin Delano Roosevelt, cuando era secretario asistente de la U.S.Navy.

"El abdomen, el pecho, y el cerebro serán para siempre inaccesibles al conocimiento y al cirujano."
Sir John Eric Ericksen, cirujano británico, nombrado "Surgeon-Extraordinary to Queen Victoria", 1873.

"640K debería ser suficiente para cualquiera."
Bill Gates, 1981.

"No hay la más ligera indicación de que la energía nuclear será obtenible alguna vez."
Albert Einstein en 1932.

"No importa lo que él haga... nunca servirá para nada."
Predicción del maestro de secundaria de Einstein al padre de éste último acerca de las posibilidades de su hijo.

"La corriente alterna sería una pérdida de tiempo."
Thomas Edison.

"Se demostrará que los rayos X son un engaño."
Lord Kelvin, presidente de la Royal Society en 1899.

"Me alegra que vaya a ser Clark Gable quien caiga de cara y no Gary Cooper."
Gary Cooper al rechazar el papel de Rhett Butler en 'Lo que el Viento se Llevó'.

"Todo lo que se pudiera inventar ha sido inventado ya."
Charles H.Duell, comisionado de la Oficina de Patentes de Estados Unidos en 1899.

"Es una mala broma que no va a durar. No con el invierno por llegar."
Coco Chanel, hablando de la minifalda en 1966.

"No vendan sus acciones de las compañías de gas. La luz eléctrica no tiene futuro."
Profesor John Henry Pepper, célebre científico de la era victoriana alrededor de 1870.

"La televisión no podrán mantenerse en ningún mercado que capture después de 6 meses. La gente se cansará pronto de mirar a una caja de madera cada noche."
Darryl Zanuck, 20th Century Fox, 1946.

"El problema de la TV fue que la gente tenía que estar con sus ojos pegados a una pantalla, y el americano promedio no tendría tiempo para ello."
The New York Times, 1939.

"El modelo de comprar música por suscripción está quebrado. Pienso que se podría poner disponible la Segunda Venida en un modelo por suscripción y éste no podría tener éxito."
Steve Jobs en Rolling Stone, diciembre 3 de 2003.

Barra

  • Ronald Reagan , el expresidente de los Estados Unidos y exactor de cine, fue rechazado para el rol principal en una película de 1964 llamada "The Best Man" porque "no tenía apariencia de presidente".

  • El ballet "La consagración de la primavera" de Igor Stravinsky, que hoy es considerado una de las obras cumbres de la música contemporánea, fue estrenado en 1913 en el teatro de los Campos Eiseos de París y el público lo atacó a naranjazos en el medio del teatro.

  • Giuseppe Verdi fue reprobado en el examen de ingreso al conservatorio por tener una mala posición de manos al tocar el piano.

  • A Johann S.Bach, los críticos de su época le aconsejaron que no intentara innovar en sus composiciones, porque para ese momento, musicalmente ya estaba todo inventado. Bach vivió entre 1685 y 1750 (antes que Mozart, Beethoven, Chopin, Tchaikowsky, Ravel, Debussy, el jazz, el rock'n roll, y la música contemporánea).

    (Recibido por e-mail el 20 de mayo de 2010).

    Barra

    Últimamente me ha dado por leer libros sobre la radiactividad y Madame Curie, y en uno de ellos, Curie, de Sarah Dry (Editorial Tutor), me he topado con algo que aún no sé si calificar de desternillante o de espantoso. El caso es que cuando se descubrió el radio, ese elemento esquivo, fosforescente y misterioso creó una inmediata fascinación en el imaginario popular. Desde muy pronto se le consideró una especie de bálsamo de Fierabrás, capaz de curar el cáncer y de arreglar casi todo. Un verdadero milagro de la ciencia. Y así fue cómo la radiactividad se puso de moda.

    La industria, olfateando pingües beneficios con el uso de esa sustancia nueva tan bonita, enseguida comenzó a fabricar masivamente todo tipo de preparados comerciales con radio. Por ejemplo, durante los primeros años del siglo XX se vendieron multitud de cosméticos que contenían este peligrosísimo ingrediente. Decían que era eficaz contra la celulitis, contra las arrugas, contra la flaccidez. "La radiactividad es un elemento esencial para conservar sanas las células de la piel", proclamaba un anuncio de la crema Alpha-Radium. Otro anuncio de los cosméticos Tho-Radium, reproducido en el libro de Dry, muestra un bello rostro de mujer espectralmente refulgente sobre un fondo negro, como si estuviera irradiando una energía mágica. Se vendían tónicos capilares y champú con radio; también un trapo de fregar platos radiactivos, la bayeta Radium, que supuestamente dejaba los cacharros ultralimpísimos.

    Y aún hay más, algo verdaderamente espeluznante: llegaron a vender lana radiactiva. Supongo que sería un producto muy caro, y que por eso reforzaron el deseo del comprador promocionando la lana como algo especialmente recomendable... ¡para tejer la ropa de los niños! El anuncio decía así: "Al tricotar las prendas para su bebé, utilice la lana O-Radium, una preciosa fuente de calor y energía vital, que no se encoge ni se apelmaza". Ahora que me paro a pensarlo, me doy cuenta de que la mayoría de las víctimas de este mortífero comercio eran las mujeres o bien los niños de esas mujeres... Señoras que se untaban la cara con cremas radiactivas, amas de casa que fregaban cacharros con estropajos casi nucleares, abnegadas madres que se quemaban los dedos tejiendo ropitas abrasadoras que luego, ay, envolverían los cuerpos de sus bebés. Se diría que las mujeres siempre hemos sido presa fácil de estos mitos ponzoñosos, de estos comercios letales, quizá por la falta de cultura de la mujer tradicional, o por nuestra facilidad para creer en los sueños, o por la dictadura de la belleza... Como sucedió durante 2 milenios, desde la antigüedad grecolatina hasta el siglo XVIII, con el uso del albayalde como maquillaje blanqueador del cutis. El albayalde, que es carbonato de plomo, envenenaba lentamente a las usuarias, en quienes provocaba mareos, trastornos digestivos, dolores de cabeza, ceguera, parálisis e incluso la muerte. Generaciones y generaciones de mujeres pagaron su deseo de estar bellas con la salud.

    Es verdad que, a principios del siglo XX, el coqueteo con la radiactividad era general y la ignorancia sobre su capacidad para matar casi absoluta. Ni siquiera los científicos que trabajaban con ella eran conscientes; Pierre Curie tenía una botellita con sales de radio sobre su mesilla de noche, para disfrutar con el fantasmagórico resplandor que despedía en la oscuridad. Y tanto Pierre como Marie y otros científicos sufrieron tremendas quemaduras en las manos o en el pecho (como le sucedió a Becquerel tras llevar un tubito radiactivo en el bolsillo del chaleco durante seis horas), cosa que, sin embargo, e inconcebiblemente, no les alertó sobre su peligrosidad. Tal vez porque la radiactividad es un asesino taimado y silencioso: no abrasa en el momento, no te hace sentir absolutamente nada en el primer instante, sino que la herida, dolorosísima y de difícil curación, aparece 15 días más tarde. De hecho, tanto Marie como Pierre Curie enfermaron gravemente por la radiactividad. A Marie acabó causándole la muerte, y si su marido evitó ese destino fue porque un carro lo atropelló antes de que el radio lo fulminara.

    Lo más alucinante es que esta ignorancia duró muchas décadas: todavía recuerdo aquellas fotos de los ensayos de las bombas atómicas en los desiertos norteamericanos, con los periodistas, los invitados VIP y los generales admirando el hongo atómico en el horizonte cercano, tan felices y tan panchos (y tan irradiados). Y aquí viene la congoja mayor: ¿qué barbaridades estaremos haciendo ahora sin saberlo, qué errores tan peligrosos y letales, en qué infiernos nos estaremos metiendo? En fin, tal vez pienses que no es probable que pase algo así, que ahora todo está más controlado, que somos más sabios. Ya. Justamente eso mismo pensaba todo el mundo por entonces, mientras los bebés fulguraban en la oscuridad dentro de sus ropitas asesinas.

    Rosa Montero
    (v.pág.2-B del periódico El Informador del 27 de mayo de 2012).

    Barra

    "En los últimos siglos -escribe el pensador e historiador israelí Yuval Noah Harari en 21 lecciones para el siglo XXI- el pensamiento liberal desarrolló una inmensa confianza en el individuo racional". La experiencia nos dice, sin embargo, que "la mayoría de las decisiones humanas se basan en reacciones emocionales". Pero "no solo la racionalidad, la individualidad también es un mito. Los humanos rara vez pensamos por nosotros mismos".

    La afirmación desconcierta, aunque Harari nos pide revisar el desarrollo del género humano. "Lo que dio al Homo sapiens una ventaja sobre todos los demás animales y nos convirtió en maestros del planeta, no fue nuestra racionalidad individual sino nuestra habilidad sin paralelo para pensar juntos en grandes grupos".

    Si bien los humanos somos soberbios, y pensamos que lo conocemos todo, la verdad es que nuestra ignorancia en casi todos los temas es supina. Si a la gente se le pregunta si sabe cómo funciona una cremallera, lo que en México llamamos un zipper, casi todos dicen que sí. Todos hemos usado estos dispositivos en ropa, bolsas y otros productos, pero una cosa es saber usar la cremallera y otra muy distinta saber cómo funciona. Muy pocos pueden explicar con claridad y concisión su operación y casi nadie puede fabricar una.

    "Dependemos del conocimiento experto de los demás para casi todas nuestras necesidades". Aunque miles de millones usemos con habilidad computadoras y teléfonos inteligentes, solo unos cuantos tienen la capacidad para diseñarlos y construirlos, y rara vez solos, siempre en colaboración con otros colegas especializados.

    En este mundo cada vez más complejo, "la gente rara vez aprecia su ignorancia, porque se encierra en una cámara de eco de amigos que piensan como ella y de fuentes de noticias que confirman sus posiciones". Las redes sociales, que son hoy la principal fuente de información de millones, no han hecho más que fortalecer esta tendencia. Por eso los puntos de vista de quienes pertenecen a grupos políticos distintos se han vuelto tan radicalmente excluyentes: en Estados Unidos, por ejemplo, quienes están a favor y en contra de Trump; en México, los que apoyan y los que cuestionan a López Obrador; en Brasil, quienes respaldan y quienes repudian a Bolsonaro.

    La única forma de paliar la natural ignorancia individual es escuchar a quienes piensan diferente. Para un mandatario es crucial. Muchos errores de política pública surgen de la creencia de los gobernantes de que lo saben todo y que solo necesitan asesorarse de quienes son incondicionales o piensan igual que ellos. Si Trump escuchara a quienes le advierten que un muro no frenará ni la inmigración ilegal ni la inseguridad, o si López Obrador considerara las opiniones sobre el daño de la cancelación del aeropuerto de Texcoco o las propuestas de estrategias más eficaces y menos dañinas para combatir el robo de combustible, tanto Estados Unidos como México estarían en una mejor situación.

    Sergio Sarmiento
    (v.periódico Reforma en línea del 18 de enero de 2019).
    Barra

    Hace unas semanas tuve la sorpresa de ver como un artículo mío escrito hace muchos años se convertía en viral. De pronto, empezaron a llegarme notificaciones de sitios tan dispares como Cuba, Alemania o Nueva Zelanda. Por supuesto, fue una gran alegría y agradezco desde aquí a todos los que lo retuitearon y glosaron. Los comentarios que suscitó eran todos positivos, lo que no deja de ser increíble en tiempos en los que hasta las reflexiones del más elemental sentido común desatan las iras de haters u odiadores. El artículo del que hablo se llama El mundo es de los mediocres y en él me maravillaba de que personas que no son inteligentes ni preparadas, tampoco talentosas y ni siquiera trabajadoras o perseverantes alcanzan metas más elevadas que otras que sí lo son. Por supuesto, la hegemonía de los mediocres no es un fenómeno nuevo. El artículo anterior hablaba de Stalin, al que su correligionario Trotski desdeñosamente tachó de "mediocre y oscuro" solo para comprobar con estupor cómo Stalin no sólo lograría acabar con él, sino que incluso hizo palidecer al mismísimo astro rey de la revolución, el camarada Lenin. ¿Cómo? Simplemente, con una eficaz combinación de atributos y tácticas que los mediocres manejan como nadie. Un mediocre, antes de llegar arriba, vuela bajo el radar para no despertar suspicacias, es maestro en el arte de hacer la pelota y, sobre todo, en practicar el 'divide y vencerás'. Cuando por fin lo logra, lo lógico sería pensar que modificaría su conducta volviéndose menos mediocre. Pero no. Puesto que sabe que no puede hacerse amar, decide hacerse temer y, para preservar su posición, se rodea de una nueva cohorte de otros mediocres que le sirven de guardia pretoriana e impiden el paso a personas de talento. Así suele producirse la irresistible ascensión del Homo mediocris. Como, según Mark Twain, la historia no se repite pero rima (e incluso se autoparodia, añadiría yo), ahora tenemos la versión 2.0 de Iósif Stalin en Nicolás Maduro, por ejemplo. Si Stalin logró sojuzgar a fuerza de sangre y hambre a millones y millones de rusos, Maduro, más burdo y aún más mediocre que él, logra otro tanto con idéntico sistema e igual éxito.

    Si lamentable es la existencia de mediocres en puestos relevantes, más lamentable aún es que proliferen como setas en nuestra vida diaria. ¿Será una especie en alza? ¿Se ha multiplicado su número en los últimos años? ¿Estaremos incluso cometiendo un error al educar a nuestros hijos en el esfuerzo y en valores positivos cuando quizá les sería más útil adquirir otras herramientas más inconfesables y rastreras? Uno de los datos que más sorprende en una sociedad avanzada como la nuestra es comprobar cómo, sin darnos cuenta, piedras angulares sobre las que hasta ahora se cimentaba la convivencia empiezan a ser desechadas y sustituidas por otras. Cuando ya nadie usa la palabra 'verdad' sino solo 'relato'; cuando 'compromiso', 'confianza', 'colaboración' o 'solidaridad' son mantras que la gente repite pero rara vez cumple; cuando todo es cosmético en vez de real, uno se pregunta si no será que el reino de los mediocres ha llegado para quedarse. Porque cuando la opinión de un influencer tiene más repercusión que la de un premio Nobel; un cocinero cuenta con más predicamento que un físico nuclear; y cuando lo bueno y lo malo, lo aceptable y lo reprobable se tasan solo por número de likes y pulgares arriba, no es fácil que alguien apueste por la excelencia. Siendo así, ¿para qué (puede argumentar un joven) voy a romperme los cuernos en formarme y adquirir conocimientos y experiencia si lo que muchos empleadores buscan en mi currículum es el número de mis seguidores en las redes sociales? Suena desolador, lo sé, pero quiero pensar que el hecho de que, de pronto, a tantas personas les haya interesado un artículo sobre este tema publicado años atrás de alguna manera indica que somos muchos los que hemos descubierto las artes del Homo mediocris. Y ese es el 1er. e indispensable paso para atajar su irresistible ascensión.

    Carmen Posadas
    (v.XL Semanal del 3 de agosto de 2020).
    Barra

    En finanzas, la teoría del más tonto empieza con un inversor haciendo algo estúpido con la esperanza de que alguien decida después hacer algo incluso más absurdo.

    El 1er. comprador paga una cantidad inflada de dinero por un bien que luego pondrá a la venta con un precio aún más desorbitado tratando de encontrar alguien aún "más tonto" que se lo compre.

    En este peligroso juego, lo que se intercambia pueden ser tulipanes -como ocurrió en la 1a. gran burbuja financiera de la historia mundial en la 1a. mitad del siglo XVII- o según las últimas declaraciones de Bill Gates, bitcoins.

    El fundador de Microsoft afirmó en una conferencia en Berkeley, California, que el mercado de las criptomonedas y los NFT (token digitales) se basan "100%" en la teoría del gran tonto.

    Y es que según esta teoría, es posible que los inversores obtengan una ganancia comprando demasiado caro y luego vendiéndolo a otro inversor.

    Todo este ciclo funciona sin que nadie se pare a pensar cuál es el valor real del activo y muchos inversores caen en esta trampa -dicen los expertos- probablemente sin saberlo.

    El precio de la gasolina puede subir y subir, pero el petróleo siempre está respaldado por su utilidad. Sirve para algo.

    Gates añadió que él prefiere invertir en empresas que creen productos reales.

    Y no en un servicio cuyo "anonimato es utilizado para evadir impuestos" dijo en referencia a la criptomoneda más famosa.

    Dijo que la gente compraba criptomonedas y NFT sin importar su precio y convencidas de que podría vender más caro porque "alguien está dispuesto pagar más por ella que yo".

    Y afirmó que nunca había invertido en ese mercado.

    Otros inversionistas y ejecutivos adinerados, incluidos Warren Buffett o Jamie Dimon, también han expresado su escepticismo sobre las criptomonedas.

    Buffett llegó a llamar una vez al bitcoin "veneno para ratas al cuadrado".

    Gates ironizó también sobre el valor de los NFT, o tokens no fungibles.

    Son certificados de propiedad de activos virtuales o físicos a menudo usados en el mundo del arte o de la música digital. Después de volverse extremadamente populares el año pasado, su demanda parece haberse estancado recientemente.

    "Obviamente, costosas imágenes digitales de monos van a mejorar muchísimo el mundo. Es increíble", afirmó Gates sarcásticamente en el foro.

    El filántropo y multimillonario de 66 años se refería a la colección de arte digital del Bored Ape Yacht Club, una producción limitada de 10,000 piezas únicas de la imagen de un mono con variaciones menores que llegaron a venderse por miles de dólares.

    Los Bored Apes, lanzados en abril de 2021, se generan mediante programación.

    Pero ahora que la economía mundial atraviesa por un mal momento, los inversores prefieren colocar su capital en inversiones menos arriesgadas y huyen de las apuestas más especulativas como son las criptomonedas o los certificados digitales, 2 mercados que no cuentan con protección legal.

    El bitcoin acumula caídas por encima del 50% en 2022, mientras el ethereum ha perdido un 69% de su valor.

    El NFT de los monos también ha perdido más de la mitad de su valor.

    Todo esto hace pensar que la cadena para buscar al "más tonto" se ha detenido afectando a muchas otras partes del mercado.

    Esta misma semana la plataforma Celsius, uno de los mayores prestamistas en monedas digitales y un actor clave en el mundo de las finanzas descentralizadas, decidió protegerse de las "condiciones extremas del mercado" congelando las cuentas de sus 1,7 millones de usuarios e imponiendo una especie de "corralito" a sus clientes.

    En el mismo sentido, Binance, la plataforma de intercambio de criptomonedas más grande del mundo, también tuvo que "pausar" durante unas horas los retiros de bitcoin mientras que Coinbase Global, otra importante plataforma, anunció que despediría a casi una quinta parte de su personal.

    (V.BBC News del 16 de junio de 2022).
    Barra

    El ignorante no sabe bastante para saber que no sabe. Tal vez la mejor forma de explicarlo sería la siguiente:

    -El que no sabe y no sabe que no sabe es un loco; evitadlo.
    -El que no sabe y sabe que no sabe es suceptible de enseñanza; enseñadle.
    -El que sabe y sabe que sabe es sabio. Seguidlo.

    T.Lobsang Rampa
    (pág.86 de "La Sabiduría de los Ancianos", Editorial Troquel, S.A., Argentina 1966).
    Barra

    Página permanentemente en construcción El contenido de esta página está (permanentemente) en construcción.


    Fecha de última actualización: 27 de abril de 2023.

    Regreso a mi página base Regreso a mi Página BaseLinux rules!

    El Tesoro de la Jumentud > La página de las cosas que debemos saber > Visionarios