México, el país de las maravillas (hasta el 2008).


Si Lewis Carrol antes de escribir su fantástica obra, Alicia en el País de las Maravillas, hubiera vivido en México, se habría percatado de que hay países cuyas realidades son, con mucho, más disparatadas que la ficción del país de las maravillas.

México es un curioso país en donde se premia la morosidad y el incumplimiento de las leyes. Pongamos algunos casos.

Si usted es deudor de la banca, se encuentra al corriente en el pago de sus mensualidades y dispone de algunos recursos para pagar el adeudo en su totalidad y, además de ello desea que le hagan un descuento por pago adelantado; si el contrato no establece que usted deba de pagar una cuantiosa indemnización al banco por pagar su crédito con anticipación, le dirán de cualquier modo que si quiere acceder a algún descuento es necesario que deje de pagar sus mensualidades, pues si no se convierte en moroso no hay posibilidad alguna de descuentos. ¡Y después los banqueros se quejan de la cultura del no pago! Conclusión, no pague, le va mejor.

Si usted desea iniciar un negocio, en un local de su propiedad, y se le ocurre darse de alta en el registro de contribuyentes...¡cuidado!, porque si se demora un poco más de la cuenta en presentar un aviso o declaración obtendrá una fuerte multa, además de que deberá pagar recargos y una serie de consecuencias adicionales. Si sus cuentas no cuadran y pagó menos de lo que debía haber pagado...¡peor! es posible que usted termine en la cárcel. Sin embargo, si usted se instala en la vía pública, omite darse de alta en el registro de contribuyentes, no paga impuestos en absoluto... ¡No se preocupe! No habrá autoridad fiscal que le moleste, ni le multarán, ni le practicarán auditorías, ni mucho menos irá a dar con sus huesos en la cárcel. Conclusión: ni se le ocurra pagar impuestos.

Si usted va de paseo a algún país limítrofe y se le ocurre ir de compras, ¡cuidado!, no vaya a comprar mercancía por algunos dólares más de lo permitido, porque tendrá que pagar una serie de multas o hasta lo acusen de contrabando. Mejor compre objetos de contrabando en cualquiera de los lugares tradicionales del país, en los que por décadas se han vendido, a la vista de todo mundo, toda suerte de artículos de procedencia ilegal. Total, lo peor que le podrá suceder es que lo que adquiera no funcione, y como carece de garantía pierda su dinero.

Si usted desea adquirir un vehículo, mejor tráigaselo de Estados Unidos, al fin que con viaje y todo le sale más barato. No importa que esté usted cometiendo el delito de contrabando, ni que su vehículo sea considerado ilegal; nada más péguele un engomado de una organización "x" y espere la siguiente campaña de regularización.

Estos son sólo algunos ejemplos que se me han ocurrido al vuelo, pero podría citar muchísimos más, más grotescos aún. Para eso nuestro país se pinta solo.

No cabe duda que vivimos en un país sui generis, ¿en cuál otro se pagan más impuestos por tener un vehículo que una casa? ¿en cuál otro, al adquirir ciertos bienes resultan más caros los impuestos que los productos mismos? ¿en cuál otro se combate el estancamiento económico mediante la creación de nuevos impuestos y el incremento de los existentes? ¿en qué lugar se imponen gravámenes ruinosos a los productos típicos?

¿En qué otro país del tercer mundo los servidores públicos cobran mejores salarios que los que se pagan a los de igual jerarquía en el país más rico del mundo, a la vez que los ciudadanos deben soportar cargas tributarias considerablemente superiores a las de este último país, para recibir a cambio servicios de mucha menor calidad?

Un buen amigo ha dicho que el nuestro es un país surrealista, yo comparto su opinión. Es un país en el cual quien cumple cabalmente sus obligaciones es visto como si se tratara de un bicho raro, lo más común es que se le catalogue como estúpido. Quien viola la ley, quien elude sus obligaciones, quien defrauda o engaña a los demás, etcétera; será felicitado por su ingenio o será catalogado como luchador social, como quienes integran aquella violenta organización creada para evitar el pago de las deudas de sus agremiados.

Así, en nuestro país sigue imperando lo que alguien definía como el estado de chueco, en contraposición con un deseable estado de derecho. En México las leyes sólo tienen fuerza frente a quienes están dispuestos a cumplirlas.

Roberto Martínez Espinosa, abogado
(v.pág.5-A de El Informador del 19 de enero de 2002)


Sólo en México...
Test para las mexicanas y los mexicanos
  1. El te prometió la luna y las estrellas, mija. Le creíste. Te dio dos hijos, y no son gemelos. No te dio más: en cuanto se enteró, no lo volviste a ver. Tienes dos chambas y lavas ajeno para sacarlos adelante. No te tocó tu bono Hábitat. Tú...
    A) Ni te enteras.
    B) Te encoges de hombros. Es por el detergente chafa que usas, dices. Consigues una tercera chamba y sigues lavando ajeno.
    C) Te mudas a Puerto Vallarta, donde sí hay apoyos. Haces transa y media para que te toque uno.
  2. Te corrieron de la secundaria por chemo. No te aguantan tus maestros, ni te aguanta tu mamá. A tu papá ni lo conoces. Te enteras que habrá becas para que estudies una carrera técnica, pero ganas más vendiendo droga...
    A) Te vale.
    B) Le entras. No te sirve de nada pero conoces al político que fue a dar un discurso. Agarras chamba de mandadero.
    C) Le entras. Aprendes contabilidad y administración. Progresaste: ahora manejas las finanzas del jefe del cártel de las anfetaminas. Quedas muy agradecido.
  3. Anuncian una campaña de alfabetización para adultos en su colonia marginada, pero es a la misma hora que la telenovela. Usted...
    A) Ni se ilusiona: para qué quiere leer, si ni siquiera ajusta para comprar el periódico.
    B) Aprovecha que va menos gente a ver la novela con la vecina para caerle, y ahorrarse la electricidad.
    C) Se alfabetiza y se radicaliza: el instructor era una mezcla del Mosh con el sub Marcos, pero en plan más necio. Forma una facción de macheteros.
  4. Usté le entró duro a la chamba por 57 años. Su pensión es de 239 pesos al mes. Vive en un barrio miserable y violento. Cada rato le roban su pensión. Le llega su apoyote de Hábitat. Llora de felicidad. También se lo roban. Usted...
    A) Llora de tristeza.
    B) Se resigna y sigue vendiendo tonsol para poder comer.
    C) Se arma como Steven Seagal y les da una muerte dolorosa a cada uno de los rufianes del barrio.
Resultados: si respondió más...

A) Es usted un perdedor. Por eso está como está, porque no se deja ayudar.
B) Bendito sea el señor que hay mexicanos como usted. Si no ya habría estallado otra revolución. No le buiga.
C) Cuidadito. Los listillos no nos caen nada bien. Se trata de alivianar la pobreza, no de aliviarla.

Paco Navarrete
(V.pág.3B de Mural del 20 de febrero de 2003)


Todo ciudadano propietario paga al gobierno un Impuesto Predial, cuya razón de ser es precisamente la de cubrir con el valor de ese impuesto predial, que el gobierno recibe, la parte proporcional de los gastos de mantenimiento y servicios, de la colonia donde el predio se ubica, sin que ese pago deba ser "desviado para sufragar otros supuestos servicios, regalías, o privilegios"... Lo anterior es totalmente razonable y fue cabal y completamente cumplido en el pasado. Sin embargo, actualmente se ha generalizado el afán de lucro y el amor al dinero, y el gobierno se retrasó en sus obligaciones y deberes de utilizar el valor del Impuesto Predial para proporcionar agua, alumbrado y pavimentos en servicio de los predios pagantes, del mencionado "Impuesto Predial", que así se llama por estar destinado al pago de agua, limpieza, vigilancia, y servicios para el predio.

Viviendo esa triste realidad kafkiana como la que padecemos, de doble y triple pago de impuestos, se le ocurrió al mismo gobierno la manera de obtener más dinero de sus súbditos, promoviendo el nombramiento de algunos ciudadanos particulares, -para substituir el abandono gubernamental con la acción indirecta-, y constituyendo "Juntas o Asociaciones de Colonos" que cobraran por su cuenta los gastos que deberían y deben ser cubiertos con el valor del Impuesto Predial pagado al gobierno, lo cual actualmente obliga al ciudadano a pagar dos veces un mismo servicio.

Ing. Pedro Vázquez Guerra
(v.pág.6-A de El Informador del 12 de abril de 2003)


Alicia en el país de las maravillas.

A tres años de la administración el país está de maravilla, aseguró ayer el presidente Vicente Fox. Según su diagnóstico, el progreso es palpable: se avanza en la educación y la salud, y la economía es sólida y fuerte.

De acuerdo con el Ejecutivo, en tres años se redujeron los índices de pobreza, "a pesar de la resistencia para aceptarlo por algunos grupos".

Fox hizo alusión al documento "A la Mitad del Camino", presentado el martes a los banqueros.

En este documento, apuntó, "hacemos un recuento de estos tres años y lo que ha sucedido, expresado en indicadores, objetivos reales, la mayor parte de ellos independientes, y el resultado es que tenemos un País maravilloso".

Hoy, añadió, "hay 16 por ciento de familias menos por debajo de la línea de pobreza y éste es un avance significativo; todos los trabajadores del País han ganado poder adquisitivo con su salario; éste permite un mayor consumo, mayor fabricación de bienes, permite que la economía interna se solidifique y avance".

Entre otras bondades de su gestión, Fox aseguró a representantes de organizaciones gubernamentales y sociales que trabajan en la prevención y control del sida, que México ya alcanzó la cobertura universal en la entrega de medicamentos antirretrovirales para quienes viven con VIH.

(V.primera plana de Mural del 27 de noviembre de 2003)


En el país de las cifras acomodadas para que den los resultados deseados, la realidad no tiene lugar.

Jorge Fernández Menéndez
(v.pág.28 de Público del 28 de noviembre de 2003)


Sólo los siquiatras entienden qué está pasando en esta bipolar república de las maravillas. Un día los foxistas advierten que si no se aprueban las reformas se instalaran la catástrofe y el apocalipsis y al día siguiente aparece Vicente ponderando las maravillas del foxismo.

Carlos Abascal, el hombre clave de la reforma laboral, es de los que creen en las hadas mexicanas.

'México es un país maravilloso y el que no esté de acuerdo que se vaya a hacer patria a otro lado'.

Especialmente al norte de la frontera.

Esa es la solución de los tecnócratas. Que aumente la emigración para que los "héroes" del México nórdico sigan con sus remesas salvando a sus familias y de paso a la patria.

José Luis Cárabes en "El humor de Lord Aspid"
(v.pág.16A de El Occidental del 30 de noviembre de 2003)


Publicado en El Financiero el 1o.de diciembre de 2003.

"El modelo se ha agotado", "cambiemos el modelo" o, a la Slim, "actualicemos" el modelo es lo que se escucha por doquier. Pocos parecen preguntarse antes, sin embargo, si acaso "el modelo" se ha aplicado o sólo hemos vivido bajo algunos de sus rasgos y con varios elementos del modelo "anterior", los que se han escurrido casi subrepticiamente e incrustado en el actual al grado de que parecieran parte indisoluble de él cuando claramente no lo son. Porque el modelo de economía de mercado, ese cuyos resultados parecen siempre estar a la zaga de las expectativas sociales, es muy claro sobre la necesidad de contar con mercados competitivos, sin la existencia de monopolios reales o disfrazados de "proveedores dominantes", en particular en segmentos estratégicos. Ese mismo modelo habla también de promover finanzas públicas sanas, pero sanas no sólo en los movimientos de caja diarios o anuales sino también por lo que se refiere a las contingencias, y las contingencias fiscales en nuestro país son una bomba de tiempo que si bien su mecha tiene aún un camino por recorrer muy poco se hace para desactivarla. Ese mismo modelo promueve también regulaciones eficientes y burocracias transparentes; sistemas fiscales sencillos, generalizados y competitivos internacionalmente, promotores del ahorro y la inversión; regulaciones laborales no del pasado sino del futuro, con las que se reconozca la interdependencia de la economía global y no sólo "las conquistas irrenunciables" de estos o aquellos trabajadores (ni Corea del Sur ni España ni muchos otros respetaron la "conquista irrenunciable" que tenía México en su grado de desarrollo relativo hace algunos años en comparación con esos otros países). Y pese a lo que se pueda argumentar que se ha avanzado, la globalización hace más patente que nunca esa "máxima" de Alicia en el País de las Maravillas: "cada vez hay que correr más de prisa para mantenerse en el mismo lugar".

En fin, lo primero que habría que analizar es si el llamado "modelo neoliberal" realmente se ha aplicado en nuestro país, o si el proceso de eliminar algunas de las prácticas más nocivas del viejo modelo ha sido mucho más lento y menos exitoso de lo previsto. Por que seguimos teniendo monopolios o cuasi monopolios en sectores clave de la economía, por no hablar de regímenes en materia fiscal o laboral o energética o presupuestal, que dejan mucho que desear. ¿Vamos a echar por la borda lo avanzado para seguir a los populismos que están a la vuelta de la esquina?

Marco Provencio
(v.pág.19 de Público del 30 de marzo de 2004)


¿Qué se puede esperar de una nación pobre donde la gente le regala el poco dinero que tiene a una empresa de la que no obtiene absolutamente nada? ¿Qué se puede pensar de un país de desempleados y menesterosos donde la gente paga votos a favor de personas que sí tienen trabajo y que no necesitan ni un solo peso para garantizar su futuro económico? ¿Qué se puede decir de un lugar donde el pretexto para la piratería y otros delitos peores es que la gente no tiene dinero, pero donde esa misma gente sí tiene dinero para participar en un concurso donde no hay manera de darle seguimiento legal a los resultados? ¿Qué se puede señalar de un país donde hay políticos más comprometidos con el show que con su verdadero trabajo? ¿Qué se puede esperar de un pueblo que no protesta cuando le cambian las reglas de algo que está pagando, que a toda pregunta responde cantando "la mesa que más aplauda" y que piensa que ser auténtico es decir "güey" y pasearse en calzones? ¿Qué clase de decisiones electorales puede tomar un pueblo así? ¿Qué clase de futuro se puede esperar de un país en semejantes condiciones?

Alvaro Cueva
(v.pág.2 de la sección "¡Hey!" de Público del 18 de mayo de 2004)


Publicado en El Informador el 26 de mayo de 2004.

El problema en México es alarmante. Incluso es factible afirmar que no existen en el país los más mínimos cimientos en materia de honestidad. El tejido social está severamente carcomido por la corrupción prevaleciente, siendo un fenómeno que está presente en todas las facetas de la vida nacional.

Es parte de la vida diaria de los mexicanos el tener que asumir actitudes defensivas ante la corrupción de todos. Cuidarse de que el carnicero no nos dé el kilo completo de carne y que la báscula no esté alterada, que el que vende fruta la haya lavado con agua limpia, que el arquitecto y el maestro de obras no se lleven el material de construcción, que el vecino no nos robe la luz, que el alumno no copie cuando el profesor se distrae, que éste no se fusile los textos académicos de otros colegas y que no prepare su clase.

Que el velador de un edificio no robe a los inquilinos, que en un hospital no nos suministren medicinas caducas, que los empresarios no obtengan privilegios mediante sobornos a la autoridad, que los banqueros no sean usureros, que muchas universidades no engañen a los estudiantes con programas académicos de ínfima calidad, que los abogados no cometan pillerías en detrimento de sus propios clientes, que periodistas y columnistas no lucren a expensas de la verdad y de la objetividad, que muchos sacerdotes hipócritas no den en su vida un testimonio real de lo que predican. Etcétera.

En fin, los ejemplos pueden ser innumerables y son reflejo del grave deterioro axiológico que corroe a la sociedad mexicana.

Las estructuras y organizaciones públicas reflejan la precariedad del país en materia de valores. Con las excepciones de rigor, el mundillo político del país despide un ominoso hedor de corrupción, inmoralidad y frivolidad.

Todos conocemos los vergonzosos y más sonados escándalos a nivel nacional y en el contexto de los poderes federales, pero estos son tan sólo una pequeña muestra de lo que diariamente ocurre a lo largo del territorio nacional. Innumerables casos de corrupción no son conocidos al no trascender en los medios de comunicación nacionales y a veces ni en los locales.

Abundan gobernadores, funcionarios estatales y municipales que se enriquecen en forma escandalosa e inexplicable sin que enfrenten las consecuencias jurídicas de su ilimitada deshonestidad. Gobernadores que en sus estados son verdaderos caciques, que persiguen a los que se atreven a disentir, que gastan los escasos recursos del pueblo en promocionarse frívolamente en los medios nacionales y, lo más preocupante, que poco contribuyen al bien público de sus comunidades. Pero lo más increíble es que ya pocos ciudadanos se sorprenden e indignan ante esto y muchos más bien buscan la forma de ser parte de esta lucrativa impunidad.

En este contexto de generalizada y brutal corrupción, el país difícilmente se desarrollará. Puede haber crecimiento de ciertas variables económicas, pero esto ha sido hasta hoy cosmético. Estructuralmente sigue siendo una nación injusta, donde millones de mexicanos viven en una sofocante y lacerante pobreza, donde muchos compatriotas tienen que dejar sus familias y su país para emigrar a otras fronteras en busca de una vida un poco más digna y donde muchos jóvenes han incluso perdido la esperanza en México.

Han pasado los años, las décadas y hasta se puede hablar ya de siglos y el país sigue sin poder delinear horizontes más esperanzadores para la mayoría de sus ciudadanos, no sólo para unos cuantos.

El tiempo transcurre inexorablemente. Las realidades esenciales del país reclaman cambios verdaderos en cada uno de nosotros a efecto de cimentar un tejido social más honesto y solidario pero, sobre todo, para definir un nuevo ser nacional.

Arturo Lan Arredondo, doctor en derecho por la Universidad de Tulane
(v.pág.31 de Público del 8 de junio de 2004)


La calidad de vida en México cada vez es peor. La delincuencia está desbordada, la economía sólo es buena para gobernantes y cierta élite empresarial, la ansiedad e inconformidad crecen; y los señores -perdón, y las señoras también- que detentan el poder, viven en su Olimpo imaginario; en tanto que el pueblo sufre y se desespera impotente.

En los años 60 un trabajador de salario mínimo podía cubrir sus necesidades básicas y adquirir, con muchos esfuerzos, un terreno a plazos para construir su casa: hoy día ni siquiera puede comer con ese salario. Irrita al ciudadano saber que un consejero del IFE, un secretario, gobernador, etcétera, gana en un mes lo que un trabajador de salario mínimo nunca percibirá en toda su vida laboral. La desigualdad social ha llegado a límites peligrosos sin que la plutocracia siquiera lo perciba. Tal es su insensibilidad, que rodeados por una legión de guaruras (sumados a la abultada y ya insostenible nómina): los funcionarios, ni escuchan los gritos de una sociedad aterrorizada por tanta delincuencia (narcotráfico, secuestros, robos, asaltos, homicidios, fraudes, etcétera); como tampoco advierten el riesgo social que esto conlleva.

Plagados de jueces venales o codigueros, un estado obeso e ineficiente devora los recursos públicos de manera insaciable, sin devolverle al ciudadano la protección y servicios que requiere (como es su deber). ¡Ay de aquel causante que tenga la desgracia de caer en moratoria de sus deberes fiscales: Hacienda, IMSS, Infonavit, o lo que sea! De nada le valdrá que su negocio se encuentre al borde de la quiebra, pues los verdugos oficiales son tan insensibles e ignorantes de la función del estado, que se echarán fieramente hasta cerrar la fuente de trabajo (cosa que no sucede con los extranjeros).

¿Esa es la función de un gobierno? ¿Ver en el ciudadano al esclavo que trabaja para él, al miserable que sólo sirve para las estadísticas, al micro, pequeño y mediano empresario que aporta con tantos esfuerzos sus impuestos a cambio de qué...? ¿De una monarquía pueblerina no contemplada en la Constitución, ni en la visión de aquéllos que nos dieron patria?. ¿De un estado que ni protege ni tutela?. Así no duraremos mucho. La economía se derrumba, la delincuencia ensoberbecida, y el panorama para las nuevas generaciones resulta por demás incierto. El gobierno no debe seguir haciéndose al feroz y delicado de la honra cuando el ciudadano pacífico y esforzado se retrasa en sus impuestos; sobre todo cuando no le ofrece, ni obra pública, ni protección, ni los servicios adecuados. Tal situación nos recuerda a señoras del ayer cuando se quejaban de ciertos maridos: "¡Delicados de la honra; y desobligados del gasto...!".

Manuel Hernández Gómez
(v.pág.4-A de El Informador del 12 de junio de 2004)


De pronto uno se cansa. No se sabe si es el efecto del reiterado optimismo oficial, o de las tonterías que ese optimismo hace decir a toda laya de políticos, que poco a poco le han ido perdiendo respeto, no digamos ya a la lógica, sino al más elemental sentido común.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 12 de junio de 2004)


Siempre que Fox incurre en sus declaraciones optimistas (somos la novena economía mundial, México es el mejor país para los inversores) que la terca realidad se empeña en negar, los opositores declaran:

-Si Marta se llamara Alicia...

Vamos Marta de la mano de Alicia al país de las maravillas, capital ciudad Sahagún o el rancho San Cristóbal.

José Luis Cárabes
(v.pág.4/A de El Occidental del 13 de junio de 2004)


Los delincuentes ya se acostumbraron a la impunidad (y complicidad de malos servidores públicos). Secretarios, subsecretarios, gobernadores, senadores, diputados, presidentes municipales, regidores, y demás integrantes de la casta dorada oficial, también se han acostumbrado a sus escandalosas percepciones. Los narcos se creen dueños de sus imaginarios feudos de perversión. Los "antros" cada día son más en estas administraciones de políticos beatos.

Manuel Hernández Gómez
(v.pág.4-A de El Informador del 12 de junio de 2004)


Este país podría tener lo mejor de todos los mundos. Nuestra gente, después de todo, suele ser cálida, tolerante y saludablemente despreocupada; el clima es benigno; las playas son bonitas; la comida sabe bien, digo, no es tan insípida como en los países desarrollados. Pero, algo no funciona. Justamente, esas cosas que algunos de nosotros disfrutamos son inaccesibles para millones de otros mexicanos hundidos en la más desesperanzadora de las miserias. Vivir en México te obliga entonces a realizar un curioso ajuste mental: no sólo debes acomodarte al hecho de cohabitar, día a día, con la pobreza sino que tienes que aceptarla casi como un fenómeno natural. De otra manera, sin parecida anestesia de los sentidos -y de la moral y de los principios- no podrías siquiera salir a la calle a encontrarte con el desamparo de esos niños abandonados, de esos mendigos, de esos miserables de todo pelo. Padecemos también otras afecciones sociales como la falta de civismo y la corrupción, por no hablar de la inseguridad, madre de todas las plagas. Y así, de pronto, y por poco que le dediquemos a la realidad una mirada sincera, descubrimos un país lleno de basura, ruidoso, desordenado, impredecible y, pues sí, peligroso. Un país de emigrantes, también. Porque, de aquí se van algunos ricos, es cierto, pero parten sobre todo los pobres, los que no encuentran oportunidades.

Román Revueltas Retes
(v.pág.43 de Público del 6 de julio de 2004)


Todo marcha de maravilla. Esto pudo haberlo dicho el presidente Fox en su más reciente arrebato aéreo. Alguna nociva influencia ejercen los aviones sobre la de por sí frágil estabilidad mental de don Vicente.

En este último arrebato celestial, nuestro mandatario nos dijo cosas muy extravagantes: que las cosas van de peluches, que él no favorece ninguna precandidatura, que las aspiraciones presidenciales de doña Marta son, de principio a fin, fabricaciones de los medios y que él con todo y señora, dejará de servir a los mexicanos en el 2006 para irse a su pueblo, porque aquí no se halla. Ya en su pueblo, doña Marta y él se dedicarán a escribir (supongo que previo aprendizaje).

Si se asoman a la realidad política mexicana, lo[s filmes] del Santo, en comparación, es [son] un texto de Kant. ¿Cómo que a Andrés Manuel le mandan decir misas para que no pierda su candidatura?, ¿cómo que en México ocurre la manifestación más concurrida de la historia y que a diez días de distancia no haya ocurrido nada en concreto y los políticos sigan dándonos el avión, o considerándonos víctimas de la mano negra y del amarillismo?, ¿cómo que el leal y discreto secretario del presidente se saca de la manga un subversivo texto de ética política y lo disfraza de renuncia a sabiendas de que es una pedrada en la frente de ese patrón que lo salvó de su triste condición de viuda de Colosio?, ¿cómo que el patrón dice que aquí no ha pasado nada y que en dos años, él y su señora serán la versión guanajuatense de Sartre y Simone de Beauvoir?

Germán Dehesa
(v.pág.1B de Mural del 8 de julio de 2004)


El presidente Vicente Fox Quesada afirmó hoy que México cuenta con la mejor potencia económica, la tasa de desempleo más baja, los mejores salarios y el mejor crecimiento en toda América Latina.

Entrevistado al término de la misa dominical, y al referirse a su intervención en la reunión de Mercosur, el jefe del ejecutivo dijo que "México es reconocido claramente como la economía más grande de Latinoamérica, la más exportadora; exporta más que toda Latinoamérica junta".

(Notimex, 11 de julio de 2004).


México ha demostrado ser lo suficientemente resistente para soportar caprichos, ineptitudes y saqueos al por mayor de sus gobernantes, como lo demuestra un repaso, a vuelo de pájaro, de su peculiar historia.

Jaime García Elías, periodista y conductor radiofónico
(v.pág.5-A de El Informador del 14 de julio de 2004).


Este sistema económico, lo que ha distribuido de manera más "pareja" no es la riqueza, sino precisamente: la pobreza... Y, esto que lo viven casi todos los mexicanos, lo puede ver cualquiera... cualquiera menos el presidente Fox, a quien siguen informando sobre un país de las maravillas de invención febril... sitio inexistente donde sólo él y algunos miembros de su gabinete habitan... porque la realidad que vive la sociedad mexicana es cada vez más difícil, más polarizada. Sólo así se puede explicar que el presidente Fox haya increpado a quienes critican el modelo económico de libre mercado; que haya señalado con flamígero dedo a quienes dicen lo evidente, que no hay proyecto de nación; sólo así, en una burbuja de ficción, se entiende que el presidente Fox haya expresado que la política de "libre mercado con responsabilidad social" es la única que ha probado tener éxito en el mundo y por ello se debe asegurar su permanencia en el país.

Pero, esta visión desde el país de las maravillas de ficción donde habitan muchos dirigentes, no es el mismo que la población mexicana vive... grupos sociales cada vez más golpeados, acorralados hasta el extremo de la migración, un obligado flujo de recursos humanos que parece ser el nuevo venero sustituto del petróleo... una corriente de sangre humana para alimentar a la economía del vecino del norte porque la economía del propio país ha sido secada con antelación en un proceso largo y sostenido que se fortalece en la medida en la que este esquema económico se engrandece...

Hoy, el presidente de México afirma que la población tiene empleo, seguridad y bienestar... aunque, dice, haya quienes quieran "sólo ver el prietito en el arroz"... pero se le olvida que esos "prietitos" en su arroz... son las cabezas de los millones de mexicanos que hoy no tienen educación básica completa... que hoy no tienen trabajo formal... que hoy no tienen seguridad física, alimentaria, ni de salud...

Lourdes Bueno, investigadora de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.5-A de El Informador del 21 de julio de 2004).


En México vivimos en dos mundos: el que vemos y el que nos cuentan.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 24 de julio de 2004)


Es una tristeza que estemos importando gas a seis centavos, cuando estamos caminando sobre él y lo podemos sacar a menos de dos centavos. Compramos este energético en el lugar más caro del mundo y, entonces, no podemos competir bien con otras regiones.

Vicente Fox, presidente de México
(v.pág.2A del periódico Ocho Columnas del 8 de agosto de 2004).


Nación bajo la tiranía de la locura, el derroche y la soberbia, de manera que un tipo que se autonombra "rayito de esperanza" -y hasta hace poco anarquista y piromaniaco (especialista en prender fuego a pozos petroleros)- se cree ahora el salvador de la patria.

Manuel Hernández Gómez
(v.pág.4-A de El Informador del 14 de agosto de 2004).


[En su cuarto informe de gobierno, Vicente Fox] nos habló de un país que se llama Foxilandia, que solamente existe en su imaginación y que provoca ternura.

Guadalupe Loaeza
(v.pág.9A de Mural del 2 de septiembre de 2004).


Cuando Vicente Fox llegó a la Presidencia de la República se durmió soñando con un país de maravillas, en el que corrían ríos de leche y miel. Cuatro años después despertó y descubrió, atrapado en su propio delirio, que como por arte de magia ese país estaba reflejado en las cifras que pretendían ofrecen una visión triunfalista de su gobierno y que anoche expuso ante un mayoritariamente incrédulo Congreso de la Unión.

Pedro Mellado
(v.pág.9A de Mural del 2 de septiembre de 2004).


Falta de respeto del presidente a los legisladores y al país entero al presentarnos [en su informe] un país que sólo él conoce y en el que existen dos grandes momentos: México antes de Fox y México depués de Fox.

Javier Hurtado
(v.pág.9A de Mural del 2 de septiembre de 2004).


Debo agradecerle al señor presidente Fox su buena voluntad de transportarnos [con su informe] a la más dulce infancia haciéndonos viajar por el país que él habita: el de Nunca Jamás.

Lamentablemente hubo alborotadores y gritones que nos mantuvieron en la triste realidad.

José María Murià
(v.pág.9A de Mural del 2 de septiembre de 2004).


Por un lado, un gobierno que en la desesperación y obcecación de no admitir las críticas está convencido de un país de maravilla, en el que gracias a la administración foxista hay un sinfín de logros, basados en cifras y datos que no resisten el análisis más simple cuando se le compara con la realidad. Del otro lado, en cambio, hay una actitud en extremo pesimista que, con afanes populistas y al igual que los otros con profundos tintes demagógicos para mantener la popularidad, tiene una visión imprecisa y exagerada de la realidad y, por tanto, sus planteamientos a menudo resultan fantasiosos por inviables.

Carlos Rojas
(v.pág.5-A de El Informador del 4 de septiembre de 2004).


Publicado en El Informador el 8 de septiembre de 2004.

Hablando de realidades resulta prácticamente imposible creer tantas buenas cifras y las mejores de las intenciones, cuando la población no lo ve reflejado en su bolsillo.

El mero hecho de que las remesas sigan siendo una de las principales fuentes de divisas ante la falta de generación de oportunidades locales, demuestra que las cuentas alegres que el gobierno anuncia no se han hecho realidad a niveles personales, que en última instancia, son los que cuentan.

Editorial
(v.pág.4-A de El Informador del 8 de septiembre de 2004).


A juzgar por el país que mira el presidente Fox, quienes están equivocados son quienes afirman que el país no avanza.

En los dos años que le faltan al sexenio en curso, las cosas no sólo no cambiarán, sino [que] hay riesgo de que empeoren. Su equipo cercano, por no decir el señor Fox mismo, se han creado un país en el que viven divorciados de la realidad.

Marcos Arana Cervantes
(v.pág.9-B de El Informador del 13 de septiembre de 2004).


México está sentado en un pozo de riqueza que no puede explotar por la más extravagante de las razones: porque esa riqueza pertenece a la nación.

La nación en este caso es sinónimo de gobierno. Gobierno en este caso es sinónimo de las empresas del gobierno que tienen el monopolio de la explotación de esa riqueza.

El gobierno no tiene dinero ni tecnología para generar la riqueza que sólo él puede explotar. Pero tiene prohibiciones legales para asociarse con quien los tiene. De modo que las empresas del gobierno no pueden solas y tienen prohibido pedir ayuda. Un perfecto laberinto mexicano.

Según los cálculos de Pemex, si esa empresa pudiera invertir sus utilidades en su propio desarrollo, en poco tiempo generaría unos cuatro puntos de crecimiento anual del PIB, es decir, unos 25,000 millones de dólares y unos 400,000 empleos por año.

Si Pemex fuese una empresa normal, este año México podría estar creciendo al 8%, en lugar de 4% al que crecerá según los pronósticos. El año entrante podría crecer al 7%, no al 3 que según los pronósticos crecerá.

Pero Pemex no puede ser una empresa normal. No puede invertir sus utilidades, porque esas utilidades las necesita el gobierno federal para completar su presupuesto. Los ingresos de Pemex representan una tercera parte del presupuesto federal.

Pemex está amarrada por la necesidad de ingresos del gobierno federal. Por lo tanto, no hay dinero en el gobierno para el desarrollo de la única empresa del gobierno que da dinero.

Pero Pemex está amarrada también por los egresos: no puede endeudarse para invertir lo que necesita porque eso aumentaría mucho la deuda pública del gobierno y desequilibraría el presupuesto.

Los historiadores del futuro mirarán con estupor la forma en que los mexicanos de hoy, dueños de la gallina de los huevos de oro, fueron quedándose sin ella, en lugar de poner una granja ponedora.

Héctor Aguilar Camín
(v.pág.5-A de El Informador del 21 de octubre de 2004).


Es inconcebible que estemos importando gas, que muchas empresas cierren por el alto costo de los combustibles, mientras tenemos frente a nuestras costas las reservas más grandes de gas.

Coahuila, junto con Nuevo León y Tamaulipas, forma parte de la Cuenca de Burgos y es angustiante ver al otro lado, en Texas, que están sacando con popotes todo el gas mientras nosotros no nos ponemos de acuerdo para aprovechar lo que tenemos.

Están estudiando 160,000 jóvenes para maestros y tendrán plaza sólo 4,000 de los 40,000 egresados cada año. Esta es una verdadera bomba de tiempo.

Enrique Martínez Martínez, gobernador de Coahuila
(v.pág.13-B de El Informador del 25 de octubre de 2004).


Con el dinero que el congreso mexicano espera del alto precio del petróleo para el año 2005, podría generarse, en dos años, una riqueza cinco veces mayor. Bastaría conque en lugar de meter esos recursos a gasto corriente del gobierno, se invirtieran en explotar los yacimientos de gas del país.

Equivale a unos 6,000 millones de dólares de ingresos adicionales para el presupuesto federal. 6,000 millones de dólares es la cantidad que pide la comunidad científica del país. Es también la cantidad necesaria, según Carlos Slim, para hacer los 7,000 pozos de gas que requiere la explotación de la Cuenca de Burgos. Los rendimientos de esa inversión, según los cálculos del propio Slim, serían de unos 14,000 millones de dólares al año.

Al parecer, en vez de invertir productivamente el premio de los altos precios del petróleo, nos lo gastaremos en los reclamos, tan legítimos como improductivos de la múltiple clientela presupuestal."

Héctor Aguilar Camín
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 4 de noviembre de 2004).


El martes pasado acudimos a la casa presidencial para realizar una entrevista que Vicente Fox concedió a EL INFORMADOR. Fueron 25 minutos de charla y una decena de preguntas respondidas, pero con un presidente que notoriamente guarda distancia de asuntos puntuales de la realidad del país y, en cambio, se manifiesta firmemente anclado en las cifras, los datos, las proyecciones y las retrospecciones -siempre favorables a su gobierno- que hacen sus asesores y que pintan a México como alguna vez bautizó Porfirio Muñoz Ledo al Guanajuato que Fox gobernaba: "Foxilandia".

Aquí apareció en mi mente el reportaje de Anabel Hernández sobre el laguense Muñoz: "Panistas que lo conocen afirman que una de las debilidades profesionales de Muñoz radica en que 'está totalmente ajeno a la realidad', en el sentido de que su perspectiva de lo que pasa en el país es diferente a la percepción de la población. Su realidad es una que él mismo ha construido".

Parece, entonces, que la fórmula está muy clara: si la visión del país que tiene Vicente Fox es la que ha construido a través de "mapas mentales" el "vicepresidente" Ramón Muñoz, lo mejor será darse a la tarea de conseguir una entrevista con él.

Víctor E. Wario Romo
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 15 de noviembre de 2004).


Es increíble, es kafkiano, que un país que goza en cantidades extraordinarias de petróleo, de gas natural y con la posibilidad de generar energía eléctrica, que estemos atorados por unos cuantos diputados necios, lo tengo que decir así, que se han propuesto impedir que este país avance y que este país logre sacar adelante un crecimiento económico que nos permita superar la pobreza.

Vicente Fox Quesada, presidente de México
(v.pág.26 de Público del 17 de diciembre de 2004).


Por siglos México ha sido un país patológicamente enamorado de la derrota e incapaz de asumir los costos y las responsabilidades de la victoria. Nuestro lema es el "ya merito" y lo que nos encanta es "caer con la cara al sol". Los resultados están a la vista, van más allá de lo deportivo y, con honrosas excepciones, han creado el perfil espiritual de nuestra crepuscular nación.

Fuimos educados para sufrir, para aguantar, para ser vasallos, para decir tranquilamente que no somos nadie, para aceptar la adversidad sin pedir explicaciones y sin intentar revertirla... Según veo las cosas, los agentes del cambio están siendo primordialmente las mujeres y los jóvenes.

Germán Dehesa
(v.pág.5 del suplemento "Señor Futbol" de Mural del 23 de diciembre de 2004).


Al dar las 12 campanadas de la noche que marca el fin de año, en su rancho Vicente Fox tratará de resumir sus logros en éste, su propio mundo, como lo ha hecho desde el primer año de su gobierno sin importarle que contrasten los dos países: por un lado los resultados de foxilandia y por el otro, el México del primer sexenio del Siglo XXI, donde creemos que seguimos lejos de ciertas metas, como la de reducir la pobreza extrema, por ejemplo. Pero acaba un sexenio y antes de empezar el otro, volvemos a creer en las promesas de los políticos como si fuese el cuento de nunca acabar.

Martín Casillas de Alba
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 4 de enero de 2005).


Como sabemos los del norte, es mucho más barato viajar desde cualquier aeropuerto de EE. UU., que desde México (¿sabía usted que generalmente es más barato volar de la Ciudad de México a Nueva York que a Hermosillo?).

Ana María Salazar, académica del ITAM
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 8 de enero de 2005).


México es un país rico.
México es un país pobre.

Discusión inútil.
Las dos son verdades.

Rico en territorio con costas, playas,
selvas y planicies.
Pobre por las mafias sindicales
con privilegios y corrupción.

Rico en recursos minerales y petróleo.
Pobre por políticos impunes
enriquecidos hasta la ignominia.

Rico en biodiversidad con fauna extraordinaria,
maderas preciosas y flora privilegiada.
Pobre por la gente mantenida en la ignorancia,
sometida al poder y al abuso.

Rico por las enormes posibilidades de pueblo y territorio.
Pobre por la realidad.

¡Pobre país rico!

Nemesio Maisterra
(v.pág.8A del periódico Mural del 13 de enero de 2005).
Las imágenes de los vehículos artillados del Ejército cercando el Penal de La Palma en Almoloya son mucho más que una anécdota en el escenario de convulsión latente que vivimos en México, en donde sólo ante los ojos del presidente Vicente Fox no pasa nada, y cuando pasa, es maravilloso.

En la presencia de las fuerzas armadas -y de centenares de elementos de la cuestionada Policía Federal Preventiva- en torno a un penal que se suponía de "máxima seguridad", se refleja claramente que hay grupos e intereses que han venido socavando las bases del andamiaje institucional y las estructuras del estado, sin que en el mundo feliz de "Foxilandia" se perciba el menor atisbo de riesgo.

Cierto: hasta ahora, lo que aparece en la superficie, las grandes cuentas nacionales, los indicadores de la macroeconomía, las cifras de los deberes y los haberes distan de ser catastróficas. Pero, mientras los políticos dispendian el tiempo en frivolidades, mientras quienes ejercen el poder se solazan con sus pleitos televisados, mientras unos a otros se lanzan carretadas de lodo y -paradójicamente- al mismo tiempo todos se dan baños de pureza, otras fuerzas se han encargado de ir minando la fortaleza del estado, adueñándose de porciones de poder aquí y allá, con la vieja consigna de "plata o plomo".

A punto de ebullición las instalaciones de La Palma, donde cualquier cosa podía pasar, dos políticos eminentes, dos hombres del momento, dos productos de la circunstancia, se reunían a desayunar (cuidando en todo momento que el encuentro no pasara inadvertido para los medios de comunicación), para acordar lo que sólo en la política mexicana se puede observar: ¡acatar el fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación!

Santiago Creel Miranda, secretario de Gobernación, y Manlio Fabio Beltrones, presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, llegaron puntuales al restaurante de lujo y, sonrientes, salieron de él para contar que tuvieron un encuentro cordial en el que decidieron "darle vuelta a la página" para superar el diferendo que sostienen, no ellos, sino los poderes que representan (el Ejecutivo y el Legislativo), por la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación 2005, que ya está en vigor, pero que es materia de controversia en la Corte para definir si los diputados tienen o no potestad para modificar el proyecto de decreto que les envía anualmente el Ejecutivo.

Orondos, los dos políticos dijeron que, sea cual fuere el fallo de la Corte, éste será acatado por ambas partes. ¡Como si otra cosa pudieran hacer ante una decisión que por naturaleza es inatacable! Políticos de oportunidad, beneficiarios del oportunismo, ambos son la mejor muestra de por qué las cosas parecen ir de maravilla, mientras los cárteles de narcos se apoderan de las estructuras del estado.

Víctor E.Wario Romo
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 17 de enero de 2005).


Publicado en El Informador el 26 de enero de 2005.

No sólo la cada vez más amplia parte de la sociedad actualmente marginada, no sólo la clase media hoy empobrecida reclaman un proyecto de nación más equitativa, un proyecto equitativo de largo alcance y con dirección hacia el crecimiento del país, también los empresarios, pequeños, mediano y grandes, también los intelectuales, los científicos y personas de la academia; hoy, -para acelerar los capítulos de las inconformidades con la conducción de este país- también los industriales reclaman rumbo claro y un proyecto de desarrollo de largo plazo con acento en la atención a los sectores más desprotegidos, pero todas las voces, son desoídas por el ejecutivo... en Los Pinos no se escucha... mucho menos se hace lo propio para satisfacer las demandas de muy amplios sectores de la sociedad; para el ejecutivo, el país avanza en la "dirección correcta", no importa que la población vaya en sentido contrario... "es sólo cuestión de óptica"... es sólo ver al país medio lleno... a pesar de la emigración, a pesar del empobrecimiento, a pesar del actual estancamiento de la economía... eso, son sólo "negatividades" de quienes no quieren ver lo que el ejecutivo ve... con los lentes de la irrealidad puestos.

Así, cosa inusitada, el sector empresarial y los industriales, tradicionalmente del lado de los modelos de mercado, hoy, expresan su preocupación porque el derrotero que lleva nuestro país, precisamente arrastrado por una economía de mercado sin responsabilidad social, está dejando en la inopia al país completo, al grado que ya ni los grandes alcanzan un pedazo de las enormes ganancias que sólo las transnacionales se llevan... en México se continúa el desmantelamiento de las cadenas productivas, así como la pérdida del conocimiento y experiencia de muchos empresarios que han preferido importar productos porque ya no les es ganancia producirlos... Es decir, que a este país llanamente: lo están acabando; todo cuanto quedaba en pie lo desmantelan, desde instituciones hasta la política, pasando por lo social que ya se derrumba sobre sí mismo... política de lavadero donde todo se vale, aun dinamitar la credibilidad ciudadana y donde poner mechas se ha vuelto el deporte de políticos desde las cúpulas... porque hoy se tiene una economía paralizada muy a gusto de las transnacionales; y una sociedad sin rumbo cívico, sin asideros sociales, y a políticos sin eje ético. En pocos años, el país de las maravillas, vuelto la nada... el cuerno de la abundancia, hoy basurero de desechos tóxicos y humanos... Destrucción realizada en los últimos 20 años, que los actuales dirigentes han precipitado en sólo meses.

Lourdes Bueno
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 26 de enero de 2005).


El coordinador de los senadores del PRI, Enrique Jackson, advirtió que el presidente ve una realidad diferente a la que perciben el resto de los mexicanos.

"Lo que no puede ser es que el presidente nos pinte un país que no existe mas que en la imaginación de él y de sus asesores", manifestó.

Para el senador Emilio Gamboa, la promesa de Fox es una mentira.

"Por el bien de los mexicanos, qué bueno que crezca el 7%, pero creo que es una mentira más del presidente. Hemos vivido cuatro años y medio de un sinnúmero de ofertas que no se han cumplido", señaló.

Para el coordinador de los diputados del PRD, Pablo Gómez, Fox le toma el pelo a los mexicanos con su declaración. "Ha hecho eso desde hace algunos años", respondió.

(V.pág.2A del periódico Mural del 27 de enero de 2005).


De veras que los mexicanos no sabemos dónde estamos parados y luego nos damos unos baños de pureza, como si realmente viviéramos en una nación civlilizada, coherente y decente.

Claro que hay algo parecido a una narcoguerra en territorio mexicano, y lo que se dijo en Estados Unidos es poco comparado con lo que nos merecemos. Las cosas que están pasando en nuestra frontera norte son tan inconcebibles para un país que iba tan bien, que era para que decenas de empresarios retiraran sus inversiones y se fueran huyendo hacia cualquier otro rincón del planeta.

Nada más el asunto de las cárceles de máxima seguridad es una vergüenza mundial.

Si nuestro gobierno no es capaz de evitar todo lo que está pasando en los reclusorios, ¿cómo va a ser capaz de impedir que alguien cometa un atentado terrorista, un magnicidio como los del pasado o que se genere un desorden social sin precedentes?

Estamos de acuerdo con que Estados Unidos no es monedita de oro, que antes de opinar sobre lo que pasa en otras naciones debería voltear los ojos hacia su interior, que al otro lado del Río Bravo pasan muchas cosas raras y que aquí somos bien 'soberanotes'.

Pero no podemos fingir demencia y reaccionar como si se tratara de una calumnia.

Lo más impresionante de la noticia de las advertencias de Estados Unidos no fueron las palabras de nuestros vecinos del norte, fueron las de nuestros gobernantes.

Se comportaron como si les hubieran contado algo nuevo, como si se los hubieran agarrado de sorpresa, como si no leyeran las noticias.

Vicente Fox 'se está haciendo el loco' como para matar el poco tiempo que le queda en el poder ejecutivo y, una vez afuera, aventarle la bolita al que quede en su lugar.

Ya hasta sus gestos cuando lo entrevistan son de una negación que ofende. ¿Qué clase de presidente tenemos? ¿Qué le ponen en el desayuno o de qué blindaje goza su burbuja de cristal?

No me quiero imaginar qué pasaría si en nuestro país ocurriera algo verdaderamente monstruoso. El señor seguiría viviendo en 'foxilandia' y buscando la manera de bloquear la carrera política de Andrés Manuel López Obrador.

Primer día de trabajo [de Condoleezza Rice como secretaria de Estado] y primer problema con un país que quiere acceso directo, derechos y mil cosas lindas más para sus trabajadores ilegales en Estados Unidos pero que no quiere que Estados Unidos le opine sobre nada, mucho menos sobre algo tan evidente como que el crimen organizado es lo único organizado que tenemos en México.

Alvaro Cueva
(v.pág.18 de Público del 30 de enero de 2005).


A veces el gobierno decide que es mejor inventar una realidad, que ponerse a lidiar con la que tiene enfrente, nada fácil de dominar, y recurre a las palabras para tratar de convencernos que vivimos una realidad diferente a la que nos angustia.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 12 de febrero de 2005).


Roberto Alegría, director del Consejo de Normalización y Evaluación de la Conformidad, alertó que las empresas -de cualquier tamaño- sin la certificación ISO 9000 no podrán participar en las ventas a gobierno en el próximo año.

(V.pág.9-A del periódico El Informador del 23 de febrero de 2005).

(¿En qué país creen estos idiotas que están? ¿Quién va a pagar por esta inutilidad? El webmaster sugiere a las empresas que certifiquen bajo ISO 9000 el proceso de "Compra de papel sanitario" y le presenten al burócrata a cargo la certificación correspondiente.)


Desde que quitaron la materia de Educación Cívica en las escuelas primarias, los niños y jóvenes tuvieron menos idea de lo que significa ser mexicano y sobre todo un buen ciudadano.

Es importante que las nuevas generaciones entiendan que no se es mexicano sólo por ir a las plazas a gritar el 15 de septiembre, 20 de noviembre u hoy que es Día de la Bandera.

Que el país requiere de una serie de contribuciones, por parte de la gente joven, que van desde acciones simples, como no tirar basura, que están al alcance de todos, no representan desgaste alguno y sí dan una imagen limpia y agradable de la ciudad en donde vivimos.

Es una forma sencilla de empezar, pero efectiva que puede ir motivando a realizar otras de mayor cuantía y grado de dificultad. No debemos ser patrioteros, sino buenos ciudadanos.

José García Muro, estudiante universitario
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 24 de febrero de 2005).


Cartón del día 4 de marzo de 2005.

Aquí tiene una lista de los absurdos energéticos que ha encontrado la Secretaría de Energía:
  1. Parecería mentira que Pemex pueda tener como socio en el extranjero a Deer Park Refinery, y desde allí se importen las gasolinas, cuando las sociedades las podría hacer dentro del territorio nacional para dejar de importar gasolina.
  2. El gas natural se importa cada vez más. Su importación crece exponencialmente. La actividad exploradora para encontrar más gas natural debe complementarse ya, no sólo mediante contratos de servicio múltiple [pidiregas], que también son un parche. El gas natural es el combustible del siglo XXI, de él dependerá la generación eléctrica. Hoy en día, dependemos por completo de los ductos de gas provenientes de Estados Unidos, lo cual es absurdo cuando contamos con gas natural en el subsuelo.
  3. No podemos tener convenios en campos fronterizos, ni con EU ni con Belice, donde se hayan pozos.
  4. Dependemos de tecnologías extranjeras para explorar en aguas profundas, ya que allí, en las aguas con más de 2000 metros de profundidad en el Golfo de México, es donde se encuentran los potenciales nuevos pozos.
El escenario es para espantar a cualquiera. Pudiéramos cambiarlo con una reforma fiscal, que liberara a Pemex, y una energética que permita el complemento de inversión privada. Lo que hay actualmente es una soberanía mal entendida, que nos está llevando a importar gas y gasolina de EU y otros países. Requerimos, por lo menos, 15,000 millones de dólares de inversión anual en el sector, y sin reformas no los vamos a conseguir. Sigamos jugando a no tenerlas y sólo profundizaremos nuestra dependencia energética.

José Yuste
(v.pág.47 de Público del 11 de marzo de 2005).


"Trabajo hay mucho, pero en condiciones deplorables. Todo es por comisiones. No te ofrecen salarios de verdad. Ganas 500 o 1000 pesos al mes si bien te va. Y eso no alcanza ni para sobrevivir en la sierra, no los he aceptado".

A su edad [40 años] ha ido comprobando cómo se cierran las puertas.

Recurrió a los periódicos. Descubrió que la mayoría de los anuncios son fraudulentos, no cumplen con lo que ofrecen. "Nada más te hacen perder el tiempo y crean un gran desaliento".

Navegó por inernet. Llenó decenas de formatos y aún espera una respuesta. Acudió a ferias de empleo. Repartió su currículum "hasta perder la cuenta", a sabiendas de que la relación era de una vacante por cientos de solicitudes.

Acudió al sector público. "Ahorita no hay plazas. Te avisamos cuando surja algo", fue la respuesta.

Evitó las agencias de colocación "porque lo único que hacen es extorsionar a gente que apenas tiene para su pasaje. Son empresas fantasma que violan la ley y nadie las regula ni las vigila".

"¿Quién concluye la universidad y se preocupa por actualizarse -cursando un diplomado en comunicación social y sondeo de opinión- para terminar desempeñando una función como esa [con honorarios de 3,000 pesos al mes]?"

"Pero mi problema no es de ahorita, ¡desde que tenía 36 estoy batallando! -explota-. Y veo a muchos de mis compañeros de la universidad que, sin importar su especialidad, están subempleados, desempleados o con sueldos miserables. No encajamos en el mundo globalizado del que tanto habla Vicente Fox, y mucho menos en los logros de que se jacta el secretario del Trabajo, Carlos Abascal."

"El gobierno no sabe qué hacer con tanto desocupado. Todos esos agresados de licenciatura ¿hacia dónde van? No hay para dónde moverse, por necesidad van a acabar de burócratas, de taxistas, de ambulantes. O de delincuentes..."

Intentó el autoempleo con apoyo del gobierno a changarros. Descubrió que los préstamos son "simbólicos, insuficientes". "Ni modo, voy a ser ambulante", se dijo. Preguntó en la calle. Le explicaron: "Todo aquí lo controla el líder y ahorita no hay lugares".

Si no pasa otra cosa, tendrá que aceptar la plaza de intendencia que su hermana le está gestionando en el Instituto de Investigaciones Estéticas.

Caso de Martha Patricia Cruz Amieva, licenciada en ciencias de la comunicación por la UNAM, especialista en encuestas

Se le ocurrió enviar una carta al presidente Fox. "Le escribí 'por favor ayúdeme, yo trabajé en la Secretaría de Programación y Presupuesto, con una plaza de 3,000 pesos al mes estaría bien'. Semanas después me contestaron: 'llame a Chambatel'. Increíble, ¿verdad? Como si yo no lo hubiera hecho miles de veces". Ahí también la mayoría de las ofertas laborales tienen edad límite. "A los únicos que no les ponen es a los vendedores, ya sea de fondos de inversión, de seguros o de tiempo y vida. Acabas vendiendo paquetes de servicios funerarios."

En internet encontró una vacante de encargada de tienda de blancos de una marca nueva. "Tuve la entrevista y me quedé de vendedora". Sueldo base de 3,500 pesos más comisiones. Con prestaciones de ley que no había tenido en ¡ocho años!

Caso de María de Jesús Aviña, secretaria ejecutiva de 50 años de edad
(v.pág.20 del suplemento larevista del periódico El Informador del 15 de marzo de 2005).


La mayoría de los planes y proyectos políticos y económicos de México, se reducen a unas cuantas páginas redactadas en las nubes.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 16 de abril de 2005).


No hay nada peor para enfrentar problemas de la magnitud de los que México tiene que ocultar, maquillar, disimular una realidad que ya se troca en malestar para los ciudadanos, incluso en una difícil conducción del país... malestar que emerge a la superficie, cuando quienes dirigen este país no reconocen la problemática y tampoco le dan apertura a la discusión, ni propician espacios para acuerdos sobre las distintas formas de solución.

Lourdes Bueno, investigadora de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.5-A de El Informador del 27 de abril de 2005).


Mientras en México la tasa de desempleo no rebasa el 4%, en EU es 5.2% y en España 10.5%. La Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo creada bao la tutela de la OCDE no es clara; no es posible que la tasa de desempleo en México sea menor que la de EU o Canadá.

Los mercados laborales de México y otros países aún no son comparables porque el mexicano carece de seguro de desempleo, y las personas se ocupan de inmediato aunque sea en malas condiciones, lo cual reduce la tasa.

No obstante, esa comparación ha sido utilizada en múltiples ocasiones por el presidente Vicente Fox para ponderar que en México hay mejores condiciones de empleo.

(V.pág.8A de la sección "Negocios"del periódico Mural del 28 de abril de 2005).


Al pagar la tenencia de mi carro me di cuenta [de] que reportaban una infracción de tránsito por la que me cobraban 154 pesos y de la que nunca me enteré, además de estar segura [de] que no la había cometido.

Me dirigí a Tránsito [de Jalisco] y después de perder el tiempo durante más de 5 días, por fin me dijeron que en efecto, el folio no procedía porque las características del carro mencionado no correspondían a mi auto.

Me dirigí a las cajas para que anularan el folio, y al llegar a la caja 18 la señorita me dijo que la multa no procedía, pero que tenía que pagar 44 pesos por gastos de ejecución y cobranza porque eso no me lo podían condonar.

¡Imagínense mi asombro ante lo que me estaban diciendo!, si el carro infraccionado no era el mío, ¿por qué tenía que pagar por gastos de ejecución?

Me dijeron que fuera con un tal licenciado Córdova, que era el único que me lo podía condonar, y cuando me atendió ese señor, me dijo que no se podía porque yo no pagué la multa antes de que me hicieran el requerimiento.

¿Lo pueden creer? ¿Cómo iba yo a adivinar que otro carro iba a tener una infracción, que me la iban a achacar a mí para yo presentarme a pagar la multa que no me correspondía?

¿Ustedes creen que no me hubiera salido más barato pagar los 154 pesos y dejarme de problemas? Si simplemente del estacionamiento, del tiempo perdido y de los corajes gasté muchísimo más que eso.

Luz Elena Santana García
(v,pág.2B "Cartas a Mural" del periódico Mural del 5 de mayo de 2005).

Comentario del webmaster: De eso se trata, de darle a usted una lección tal que no se le ocurra volver a cuestionar los actos de la 'autoridá' ni a quitarles su vailosísimo tiempo exigiendo la corrección de un error.


En México todo es atendible, pero nada es resoluble.

León Halkin Bider, presidente de la Confederación de Cámaras Industriales
(v.primera plana del periódico El Informador del 7 de mayo de 2005).


Da pena decirlo pero este país no quiere salir de la espantosa mediocridad en la que se ha desenvuelto desde hace muchísimo tiempo. Tal parece que los mexicanos le tienen miedo al progreso, al desarrollo, a las oportunidades, a la modernidad. Se tardan demasiado para decir "No" cuando es "No" y a decir "Sí" cuando es "Sí". Y así se les va la vida.

Esta es una tierra de gigantes empequeñecidos. Esta es una cuna de civilizaciones que sólo han quedado para el registro de la historia. Esta es una patria que poco a poco va olvidando sus orígenes de fe, de reciedumbre y de nacionalismo que en algún tiempo la caracterizaron. Hoy de eso, poco sobra.

Este es un país con una fe disfrazada. Es más un país de fantasías. Tuvieron que pasar 70 años para derrocar a un régimen obsoleto, negligente, corrupto y corruptor, transa hasta la locura, y poco ha faltado para devolverle el poder gracias a las ambiciones y megalomanías de algunos personajes del submundo de la política.

Tener fe es gritar a todo pulmón "Yo Creo". Es creer que nunca más se va a regresar a la simulación, es creer que México tiene la capacidad suficiente para ser algo más de lo que ahora es. Es creer que se puede ser un país como los que abundan en otras partes del orbe: atrevido, sin miedo, con carácter.

Hoy se puede comprobar, una vez más, que las locuras del poder han colocado a México en una situación de riesgo. Y en este juego sucio ha colaborado más de un partido político, tanto el PRI como el PRD, tanto el PAN como el PVEM, sin hacer a un lado a los partidos más pequeños.

Qué triste es que México siga siendo una república de fantasías, envuelta en el juego político de los grupos de poder, de las camarillas. Qué triste que los mexicanos no sepamos decir "No" cuando es "No" y decir "Sí" cuando es "Sí". Qué pena da que en este país las decisiones para el bienestar de todos se tomen demasiado tarde.

Elmer Ancona
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 9 de mayo de 2005).


Si las declaraciones fueran bienestar, en México viviríamos un entorno mucho mejor al que nos rodea; sin embargo, como el nivel de vida de nuestra población se relaciona con lo que hacemos y no con lo que decimos, no sobra que seamos más reflexivos y menos reactivos ante las críticas recibidas.

Hace 11 años que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, todo apuntaba a que México no sería el "patio trasero" de la economía más poderosa del mundo, sino un aliado para producir aquí a costos atractivos lo que ya resultaba imposible procesar al norte de la frontera, donde se opera con costos de mano de obra y otros insumos más caros que aquí.

En contra partida, México tendría acceso a bienes y servicios de Estados Unidos y Canadá, que permitirían complementar nuestras operaciones productivas y consumir artículos más baratos y de mejor calidad que lo que teníamos disponible.

Para que todo lo anterior sucediera, se requería que México adoptara una dinámica en la cual la eficiencia productiva fuera considerada una prioridad; sin embargo, los cauces que tomó la política en el país han dado muestra de lo poco que nos ha importado el bienestar de la población, dejando para después la serie de reformas que se requiere llevar a cabo para competir internacionalmente.

Es una lástima que sigamos perdiéndonos en argumentos en lugar de atender los llamados de las campanas, que debieran alertarnos que el tiempo de evolucionar ha llegado, ya que ante la competitividad hemos antepuesto otras prioridades que nada bueno nos han traído.

Editorial
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 16 de mayo de 2005).


Durante su gira de trabajo por Chihuahua, el presidente Vicente Fox recomendó a los chihuahuenses que "no hagan mucho caso por lo que por ahí se lee y se escucha; el país está bien, los indicadores están bien, y su gente está mejor que nunca".

Aseguró que la economía está fuerte en crecimiento y hoy se registran los mejores indicadores en décadas, con las más bajas tasas de interés y las reservas más altas.

Asimismo, dijo que las y los mexicanos pueden ya dormir tranquilos, porque a diferencia de lo que sucedía en el año 2000, hoy se tiene asegurada la energía eléctrica suficiente que habrá de necesitar el país hasta 2012, cuando hace cuatro años, "prácticamente estábamos en el límite y a punto de quedarnos y sufrir problemas de falta de abasto de energía eléctrica".

(V.pág.27 de Público del 20 de mayo de 2005)


Las reacciones fueron múltiples pero en un mismo sentido: ¿a qué país se estaba refiriendo el ciudadano presidente?, ¿se trataría de Foxilandia reloaded? Ello porque estremece a la sociedad mexicana la serie de asesinatos registrados en diversas entidades del país como Sinaloa, Monterrey y Ciudad Juárez. En todo caso, el jefe del ejecutivo hizo alusión directa a los medios que, según él, únicamente se dedican a difundir "lo malo".

Al día siguiente, o sea el viernes, Fox rectificó y "aclaró" que no se estaba refiriendo a los medios; "yo hablaba de lo que se dice por ahí, porque es importante que conozcamos la realidad del país en cifras verificables. Es bueno ver la parte del vaso lleno, porque nos la pasamos escuchando sólo las malas noticias y no entramos con esa alegría a las tareas...".

El problema de que el presidente hable de esa manera es muy grave porque no nada más se limita a los acostumbrados dislates orales, sino que es un reflejo de la manera en que está trabajando también el equipo presidencial. Ahí está la manera en que, a diario, uno dice una cosa y el otro exactamente lo contrario.

Aurora Verdejo
(v.pág.7/B de El Occidental del 22 de mayo de 2005)


Al discuros de la era del PRI lo caracteriza la demagogia, entendida como el propósito de jamás decir la verdad, o lo que a ella se parece, para satisfacer las operaciones de gobierno. El proyecto es tajante: agradar a la plebe o posponer sus irritaciones y cóleras, y abstenerse de problematizar en lo mínimo.

El demagogo vive hasta que el sordo adquiere un aparato de sonido. A mediados del régimen de Zedillo el discurso priísta no se oye a diez centímetros a la redonda. La demagogia conocida se aproxima a su límite.

El relevo le corresponde a Vicente Fox, Santiago Creel, Marta Sahagún, Francisco Barrio, Carlos Abascal y demás pléyade. Pero ya no se distinguen por su demagogia al ser lo suyo, más específicamente, la alucinación.

El demagogo le miente a los demás, el alucinado se autoengaña con dulzura. En este sentido, el alucinado no vacila.

Fox no habla para convencer a los demás, sino con tal de domiciliarse en sus palabras, mientras, la alucinación privatiza la realidad, y transporta a su elegido como por alfombra mágica o alguna otra oferta de temporada casera. Oír las ensoñaciones es cumplir con el deber, y si algo falla lo arreglamos en el próximo discurso.

Carlos Monsiváis
(v.pág.18 de Público del 29 de mayo de 2005)


Los mexicanos candidatos a la Presidencia en los últimos 80 años, todos -desde la perspectiva de sus publicistas a sueldo- han sido buenos... excepto el infeliz que gana las elecciones. Antes, todos son heraldos de La Tierra Prometida. Muy poco tiempo después de que uno de ellos asume el cargo, se cae la máscara y empieza a conocerse su verdadero rostro. Al término de su mandato -y mucho antes, en muchos casos-, pocos se salvan de que se les considere embaucadores profesionales, charlatanes de feria venidos a más y hasta traidores a la patria, merecedores no sólo del destierro (como Salinas) o el ostracismo (como los demás) al que más o menos voluntariamente se someten, sino de cárcel... o, de plano, de la horca.

(A Colosio le falta un grado para santo porque tuvo la suerte -paradoja grosera del destino- de saltar del noviazgo de la campaña a la gloria del martirio, sin pasar por la endiablada aduana del ejercicio de gobierno).

Jaime García Elías, periodista y conductor radiofónico
(v.pág.5-A de El Informador del 31 de mayo de 2005)


La tasa de desempleo que tiene México es la más baja de Europa y de América, desde Canadá hasta La Patagonia.

Vicente Fox
(v.pág.9-A de El Informador del 31 de mayo de 2005)


El presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, Gustavo Madero, del Partido Acción Nacional, afirmó que el problema de México no es el desempleo.

De hecho, aseguró, el país tiene "pleno empleo", pero el problema estriba en los bajos ingresos.

"El desempleo galopante es sólo de 4%, y en los países desarrollados se considera esa tasa como pleno empleo", dijo el legislador panista.

-¿Y México es un país desarrollado?

"No, lo que tenemos es subempleo y bajo ingreso, que es el indicador adecuado; hay empleo informal y bajo poder adquisitivo, porque aunque sea de vendedor ambulante, pero todos tienen empleo, lo que se requiere es tener mejores empleos remunerados".

"El problema fundamental de México no es el desempleo como tal, no es nuestro problema. El problema fundamental son el millón de jóvenes que demandan cada año un trabajo, y de esa cantidad 400,000 encuentran un empleo formal, 300,000 en la economía informal y los otros 300,000 emigran a Estados Unidos".

(V.pág.11-A de El Informador del 13 de junio de 2005)


La visión desde el gobierno es que allá abajo, en la realidad del pueblo, no pasa nada, que todo está bien.. Pero al mismo tiempo la percepción de los de abajo, en el frente social, es de indignación contra la trivialización de la política.

Heladio Ramíres López, líder de la Confederación Nacional Campesina
(v.pág.16-A de El Informador del 13 de junio de 2005)


Como curiosidad, pregunte a sus amigos si saben quiénes son y a qué se dedican: Juan Gabriel, Cuauhtémoc Blanco, el Chapo Guzmán, Raúl Salinas, Michael Jackson y Mario Molina. ¿A cuáles de ellos podrías reconocer en una foto? Lo más seguro es que el más desconocido sea el mexicano que obtuvo el Nóbel de química, Mario Molina Henríquez.

Víctor Manuel González Romero, profesor, investigador y ex rector general de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.4-A de El Informador del 15 de junio de 2005)


El encargado de impartir justicia en México gana 640,000 pesos al mes y un trabajador 47 pesos por jornal, pero todo marcha bien. El presidente, secretarios, subsecretarios, gobernadores, senadores, diputados y demás alta burocracia se autoasignan millonarias percepciones dejando al país sin obra pública, pero todo marcha bien.

El narco, el tranza, el individuo violento y sin escrúpulos, humillan y doblegan a la gente pacífica con su agresividad (e impunidad), pero todo marcha bien. Los gobernantes en los tres niveles hacen turismo con los dineros públicos y se olvidan de las necesidades del pueblo, pero todo marcha bien.

Manuel Hernández Gómez
(v.pág.4-A de El Informador del 18 de junio de 2005)


O somos un pueblo capaz de afrontar la verdad, o perderemos un tiempo histórico irreponible.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 18 de junio de 2005).


Legendario el aguante del pueblo mexicano que soportó 70 años de priismo, cinco de foxismo y seis de (es) pejismo.

Juan Alberto Vázquez
(v.pág.26 de Público del 19 de junio de 2005)


El gobierno de Carlos Salinas nos había vendido la idea de "Salinaslandia", un país que negociaba de tú a tú con los gringos y canadienses y que estaba a un paso del primer mundo. La rebelión encapuchada de Marcos sirvió para que muchos mexicanos se quitaran el velo de los ojos. Salinaslandia se desmoronó. De pronto, los mexicanos que soñaban con el poder adquisitivo de los estadounidenses, se dieron cuenta que nuestro país se parece tal vez más a Guatemala que a los vecinos del norte. De pronto, el rostro indígena nos obligó a preguntarnos más sobre ellos, a darnos cuenta del atraso en el que viven y a enfrentar la cultura de racismo que prevalece entre los mexicanos.

El Marcos de 1994 me causaba admiración por su valentía y prosa. Como a muchos, al paso de los años, la "rebelión" zapatista me decepcionó. Hoy Marcos es más un "pop star" que un líder guerrillero. Hoy el EZLN vive, en el mejor de los casos, de fondos donados por organismos europeos que siguen soñando con la idea romántica de una revolución en suelo maya. Este dinero no es transparente, Marcos y los demás dirigentes zapatistas, como los Salinas en su momento, no tienen a quién rendirle cuentas. En el peor de los casos, el EZLN se financia hoy del dinero del narcotráfico y tal vez a ello obedezca justamente la reapareción de Marcos. El ejército mexicano destruyó sembradíos de marihuana en la zona zapatista de Chiapas y esto, al parecer, desencadenó la supuesta alerta roja decretada por Marcos.

El Marcos de hoy me da risa y hasta pena ajena. Hoy parece ser más el hombre que administra una agencia de viajes que el idealista de 1994. Cientos de agencias europeas ofrecen paquetes de viajes a la zona zapatista que incluyen pasar una semana en un campamento zapatista; un curso para aprender a hacer tortillas con mujeres zapatistas; y, "si tienes suerte" una visita inesperada del subcomandante.

El Marcos actual parece que no lee periódicos o ve la televisión. Hoy la mayoría de los ciudadanos no vivimos en Foxilandia, tememos al PRI y desconfiamos de López Obrador. Hoy la mayoría de los mexicanos pensamos que la clase política está corrompida. Hoy la mayoría de los mexicanos creemos en la democracia y queremos que los indígenas tengan autonomía y no vivan en el retraso. Hoy la mayoría de los mexicanos queremos que el EZLN dé cuentas al país, sea democrático y que respete la ley. Hoy, Marcos, ya no te necesitamos.

Genaro Lozano, profesor del ITAM
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 22 de junio de 2005).


Vivimos de la promesa política y nos desentendemos de la experiencia.
Conjugamos el futuro y negamos el pasado.

Nos han saqueado, no nos volverán a saquear decimos cada vez que nos saquean.
¡Ni una muerta más! Decimos con contundencia cada que aparece una nueva muerta.

Esperamos lo imposible, porque sí.
Lo que haya pasado no es referencia.

Si pudiérmaos decir ya no nos saquearon o ya no hubo muertas, sería otra cosa.
Pero sería poco mexicano.

Nemesio Maisterra
(v.pág.6A de Mural del 23 de junio de 2005).


¿Se imaginan el riesgo que correrían, en este país, los encargados de la cosa pública si, en un arranque de eficiencia, tramitaran rápidamente los asuntos? Sería, para ellos, una pérdida irreparable de necesidad porque dejarían de ser importantes.

Si el posible hombre de negocios hubiera persistido en su intento, le tocaría entonces comenzar una absurda e irracional ronda de negociaciones con toda clase de enredadores profesionales y burócratas parásitos... [como] centenares de inversionistas que, en México, intentan salirse de los moldes tradicionales haciendo negocios interesantes, imaginativos y audaces. Tal vez por ello, por el criminal inmovilismo de nuestra clase dirigente y por una atávica cultura que nos opone a la modernidad, los inventores, entre otros individuos arriesgados, no logran casi nunca materializar sus ingenios y es también esta enfermedad la que nos está descolgando del crecimiento, del bienestar y del progreso.

Román Revueltas Retes
(v.pág.3 de Público del 26 de junio de 2005)


El haber llegado al poder Alberto Cárdenas y Vicente Fox ha resultado una verdadera caja de Pandora. Una especie de sueño al estilo de Alicia en el País de las Maravillas, en el que todo es posible y la realidad supera la mayor fantasía. Pesadilla que los mexicanos padecemos despiertos y sufrimos al dormir, en la que legiones de próceres de todos colores y sabores políticos, desean salvarnos de los malos, cuando ellos son al mismo tiempo nuestros horrendos opresores.

Manuel Hernández Gómez
(v.pág.4-A de El Informador del 9 de julio de 2005)


Publicado en El Informador el 12 de julio de 2005.

Sale de la pantalla el jefe de Gobierno y comparecen el gran Norberto, el gran Abascal y el secretario de Salud. No entiendo por qué en un país laico y supuestamente moderno, un arzobispo y un secretario de Gobernación tengan que meterse en cuestiones de salud. Entiendo que un secretario de Salud enfrente el problema de las adicciones, drogas, alcohol, tabaco; pero me parece ridículo que un clérigo y un funcionario que ya tienen ambos tareas más pesadas que un yunque, armen tremendo argüende por una píldora que la Secretaría de Salud ha decidido incluir en su cuadro básico y que ahora, a petición del cura y el sacristán, pasará a ser "evaluada y discutida". La discusión llega con tres siglos de retraso.

Germán Dehesa
(v.pág.1B de Mural del 21 de julio de 2005).


Los políticos pretenden continuar la práctica fácil y frívola del juego del avestruz; escapar a la realidad, ignorar la dimensión de los problemas, describir cotidianamente paraísos, reincidir en las promesas gastadas de siempre, y asegurar que ahora sí, que los sagrados muros de la tierra prometida están a la vista.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 23 de julio de 2005)


Por un lado las noticias sobre el aumento de los actos de violencia en todo el país hacen que muchos de los medios porten, sin mayor perturbación, notas que antaño hubieran sido privativas de aquellos alarmistas morbosos; los reyes de la nota roja. Por el otro, la fuerza de la publicidad comercial utilizada por el gobierno promulga los mensajes propagandísticos de que la vida va bien, de maravilla, porque contigo es posible todo (y lo aseveran con tanto aplomo que, si bien no siempre suenan creíbles, es claro que los emisores sí están empedernidamente convencidos de ello). Se nos pinta la imagen de un país color de rosa por un lado y rojo chillante por el otro, casi al mismo tiempo.

Quedamos entonces profundamente confundidos entre el deseo de creer en la seducción imaginaria de un mundo pleno de confianza y seguridad "a la spot" (televisivo, radiofónico o espectacular oficial de un México Seguro); y ante el horror de la cruda tragedia de violencia cotidiana que aparece a pocos pasos, a pocos minutos, a la vuelta el uno del otro.

Norberto Alvarez Romo, promotor de desarrollo sustentable
(v.pág.5-A de El Informador del 6 de agosto de 2005).


Para los políticos y funcionarios, parece que es mejor no medir para quedarse en el mundo de la imagen.

Sin mediciones confiables de casi nada, dejamos que los rumores pululen, así cualquier político puede acusar o alabar a Fox o a AMLO. Los exigentes spots enojaron a los perredistas porque no se han puesto a medir para demostrar lo contrario.

Si por falta de mediciones objetivas nadie dice mentiras ni falsedades, entonces, tampoco nadie está seguro de decir verdades. Si no ponemos los rieles de la medición, no vamos a avanzar a campo traviesa en tierra de improvisados y salvajes adjetivos.

Como no hemos querido desarrollar medidas objetivas de la corrupción, seguimos utilizando una percepción de la corrupción. Pero la percepción de la corrupción se nos aleja mucho de la responsabilidad. Por ejemplo, es patético que siendo Hacienda la encargada de vigilar si pagamos los impuestos, es la mera Hacienda en tiempos de Fox, la que solapa a aduaneros que dejaron contrabandear dos millones de coches usados a 100 dólares por unidad. ¿Por qué no medimos la corrupción? Por pánico.

Nuestros políticos y autoridades pretenden gobernarnos con principios sin finales, es decir, sin el respaldo de mediciones sociales del inicio y del final de una gestión. ¿Cómo hacer planes de gobierno?, si no podemos medir los resultados.

Enrique Canales
(v.pág.7A de Mural del 11 de agosto de 2005).


Vender seguros de vida en México es duro, pues es un lugar donde la gente vive el momento y se mofa de la muerte, dijo ayer un ejecutivo bancario de alto nivel.

Menos de 5% de los mexicanos que mueren contaba con un seguro de vida privado, y menos de la mitad de los automóviles que circulan en el país están asegurados. "Los mexicanos no tenemos mucho miedo de la muerte", dijo Mario Pérez, director de desarrollo de nuevos productos del banco HSBC. "A nosotros nos interesa más cuidar a nuestros coches que nuestras vidas", señaló.

(V.pág.8-A de El Informador del 17 de agosto de 2005).


Somos unos campeones en eso de relativizar el mal. No tuvimos democracia, pero no fue dictadura; los sindicalistas son unos mafiosos, pero no matan a nadie; los candidatos están gastando mucho dinero, pero así es esto de las elecciones. Es producto de nuestra historia.

Denise Maerker
(v.pág.22 de Público del 21 de agosto de 2005).


Los Informes de Gobierno se han hecho tan predecibles en su contenido que resulta un tanto ocioso encontrarles novedad alguna. Sobre todo los de este sexenio, donde en el mundo del presidente Fox todo marcha a la perfección: "sin problema alguno el México de hoy avanza directamente al mexican dream", de la mano de aquel candidato que elevó a los cielos las expectativas de los mexicanos pero que, al final, terminó robándoles los últimos atisbos de credibilidad en la política. A esto último han contribuido sin dudas, en mayor o menor proporción, todos los partidos y fuerzas políticas del país.

Tonatiuh Bravo Padilla, vicerrector ejecutivo de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.7A de Mural del 1o.de septiembre de 2005).


Qué felices se veían, todos muy arreglados y perfumados [en el palacio de Bellas Artes] celebrando un país en donde la distribución de la riqueza sigue siendo cada vez más brutalmente inequitativa, no olvidemos que el 1% de la población concentra el 50% de la riqueza; un país que expulsa al otro lado a millones de sus hijos e hijas por falta de trabajo; un país en donde según estadísticas de la UNICEF viven 140,000 niñas, niños y adolescentes de la calle; un país que está dos veces endrogado tanto por sus deudas económicas como por el intenso tráfico de drogas; un país en donde se puede asesinar a tantas mujeres jóvenes o viejas sin que nadie resulte culpable; un país donde no se puede salir a la calle por temor a ser secuestrado; un país que aparece a la baja en las estadísticas internacionales en todo tipo de rubros; un país donde la corrupción campea desde los jardines de Los Pinos hasta las zonas más marginadas de la república; un país que tiene a sus mares y bosques olvidados y totalmente contaminados, ¿acaso no estaremos fraguando una de las catástrofes ecológicas más graves del hemisferio?; un país que sigue considerando a 10 millones de indígenas como un problema sin aceptar que en realidad se trata de 10 millones más de mexicanos que tienen tantos derechos como los 95 restantes; un país en uno de cuyos estados, Sinaloa, se han dado 382 casos de asesinatos en lo que va del año; un país a cuyos gobernantes sólo les interesa conservar el poder en contubernio con intereses de partido sin plantearse la razón por la cual los mexicanos votaron por ellos; un país donde aún se puede comprar a los jueces y a los agentes del Ministerio Público; un país que invierte menos del 0.4% del PIB en ciencia y tecnología; un país donde se mata a periodistas y no pasa nada; un país donde se puede tener a candidatos a la Presidencia como Madrazo de quien todo el mundo sabe de sus corruptelas, de sus mentiras y de su obsesión por el poder, y un país donde las televisoras tienen más poder que el mismo presidente. De pronto mi país me empezó a dar una infinita lástima.

No queremos un México de confeti, un México como un videoclip promocional, un México donde los "happy few" siempre estén prestos a celebrar cuando se les convoca sin importar diferencias de ningún tipo. No queremos un México en donde todo se vale, en donde los principios quedan en el clóset para mejores ocasiones y el pragmatismo rige el día a día. No queremos un México cuyos intelectuales están tan cerca del poder y para el poder.

Guadalupe Loaeza
(v.pág.7A de Mural del 1o.de septiembre de 2005).


Ese México pintoresco y colorido que presentaron el lunes en el escenario del Palacio de Bellas Artes, el que dibujó a todo color, feliz, próspero, democrático y seguro Vicente Fox en su penúltimo informe de gobierno sólo existe en y como pantalla.

Epigmenio Ibarra
(v.pág.33 de Público del 2 de septiembre de 2005).


A 15 meses de que concluya su sexenio, el presidente Vicente Fox dijo que ya es momento de celebrar el país "maravilloso que tenemos". Dijo que se debe celebrar a México porque cuenta con recursos naturales, infraestructura, con la décima economía del mundo, con un sistema de educación pública de mayor calidad, con universidades, artistas, creadores y hasta con mujeres "guapas y maravillosas".

En este tono, Fox aseguró que su gobierno trabaja todos los días con dinamismo y esmero para dotar a todos los mexicanos con una vivienda, con muebles, computadora, teléfono y un "carrito".

(V.pág.8-A de El Informador del 21 de septiembre de 2005).


¿Qué prefieres que celebremos primero? ¿Acaso los 13,000 millones de pesos que se irán al caño por conducto de las inefables campañas políticas del próximo año? Dicen, los que saben, que serán las mas costosas del planeta. Valiente privilegio. ¿Qué opinan de este desfalco -a todas luces inmoral- los 50 millones de mexicanos inmersos en la pobreza? ¿Tienen opinión acaso? ¿Están genuinamente representados por el presidente del "cambio" y por los 500 diputados que al unísono decidieron ratificarse sus exorbitantes salarios y aguinaldos así como adjudicarse unos cuantiosos "bonos de retiro" -al fin próceres de la patria- por el brillante ejercicio legislativo desarrollado?

¿Celebremos México? Hagámoslo, al fin y al cabo las televisoras hegemónicas mexicanas -rectoras de nuestra educación y cultura- así lo han decretado. Ellas, en última instancia, nos marcan la pauta al endosarnos programas, contenidos y arquetipos de una ínfima y deformante calidad. Con ello, no lo olvidemos, incrementan su lucro y enriquecimiento ilimitados. ¿Y los escrúpulos? Para qué hablar de ellos, prácticamente nunca hacen su aparición y además son muy incómodos.

Celebremos los incontables viajes del gobernador de Jalisco y lo falaz de sus decisiones políticas. El centenario -como amenazado- hule de la avenida López Mateos sintetizó, restregándonos el rostro, nuestras erráticas planeaciones y miserias.

Pasado el furor patriotero, indaguemos cómo se sienten nuestros adolescentes y jóvenes universitarios. Averigüemos cómo el colapso de las utopías sociales los han dejado inermes y desprotegidos. Platiquemos con ellos. Certifiquemos su desesperanza y su falta de expectativas y asideras al mundo contemporáneo.

Celebremos a los millones de mexicanos migrantes exiliados de manera penosa...

¿Por qué no festejamos los estándares educativos y los niveles culturales de la nación mexicana y el estado jalisciense? Estos rubros reflejan, de manera clara, nuestras inercias e inconsistencias así como los alcances reales de las administraciones actuales.

Enrique Navarro
(v.pág.22-B de El Informador del 26 de septiembre de 2005).


Vivimos en un país de dos velocidades. Hay un México moderno y productivo. Existe, paralelamente, otra nación de rezagos, de usos y costumbres incompatibles con la modernidad, de prácticas viciadas, de dogmas perjudiciales. Este último país, para algunos, sigue siendo la encarnación misma de nuestra esencia, de nuestra identidad. Para mayores señas, corre, ve y dile a una horda de torvos líderes sindicales que esas plazas de la administración pública que los burócratas heredan a la parentela serán abiertas y concursadas por oposición: saldrán a bloquear las calles -con sus pretorianos y los otros, los acarreados por necesidad- y armarán un auténtico movimiento de sublevación, en las narices mismas de unas autoridades acobardadas, incapaces de reconocer que tienen toda la legitimidad para aplicar la ley y gobernar. Encima, el discurso de los sediciosos estará lleno de alusiones a unos principios que, de entrada, son absolutamente innegociables: hablarán de las ineludibles conquistas laborales y de los derechos (los de ellos, naturalmente, y de nadie más; en la práctica, es casi una cuestión de casta; por ejemplo, los empleados del IMSS amenazan con dejar al país entero sin atención médica porque los futuros trabajadores, los que todavía no entran siquiera a trabajar en el instituto, deberán seguir teniendo los mismos exorbitantes beneficios, ya saben, entre otros, la jubilación a los 28 años de antigüedad y con el 130% del último salario: 30 o hasta 40 años de generosa pensión pagada por el resto de los trabajadores del país) pero, sobre todo, de valores que es imposible cuestionar como el nacionalismo y la soberanía. Ahí sí, no te metas. Es curioso pero cualquier posible modificación a un régimen laboral -perdón, no sólo eso sino cualquier intento de reforma en cualquier ámbito- termina siendo una cuestión de soberanía: el mexicano, por lo visto, siente que, si le piden cambiar y adaptarse a un nuevo entorno, está dejando de ser él mismo, está abandonando su preciada especificidad (no somos como el resto del mundo) y, peor aún, alguien más, un extraño e insidioso invasor, se está apoderando de su interior, de su voluntad, para servir quién sabe qué oscuros intereses del extranjero.

El rancio espantajo de la pérdida de la soberanía, junto con algunas otras verdades consagradas primeramente en el diccionario de los nacionalistas revolucionarios y recuperadas ahora por los regímenes de turno, es la más eficaz herramienta para resistir el cambio. Nadie, ningún candidato o precandidato presidencial en funciones, se atreve siquiera a mencionar, como posibilidad remotísima, que la exploración de nuevos yacimientos petroleros pudiera ser propiciada por capitales privados en vez de ser emprendida a cuenta de un estado que no tiene dinero. Insinuar apenas algo parecido sería un auténtico suicidio político. Somos, entonces, un país de dogmas, de creencias fundamentales que no se pueden poner en telas de juicio bajo pena de ostracismo y exclusión. Justamente, los grupos corporativos de interés se han apropiado con mucha sagacidad de estos principios incuestionables y los han convertido en un gran pretexto para justificar sus beneficios. Muchas demandas sociales llevan un decidido ingrediente nacionalista, incontrovertible de necesidad.

Otro de los elementos que sustentan al México improductivo es el victimismo, muy redituable, por cuenta de agravios históricos pasados que, en los hechos, sirve también para negociar pequeñas parcelas de poder y prebendas varias. Es privilegio de minorías, porque las ganancias terminan siempre favoreciendo a pequeños grupos como los dueños de los tales autos chocolate. Pobre gente, naturalmente. Es de origen vagamente campesino, o sea, viene de la tierra y encarna nuestra más acendrada esencia. Y no tiene el dinero para comprarse un coche legal en el territorio de Estados Unidos (Mexicanos) de manera que va y adquiere un vehículo muy barato en los USA, lo trae de manera prohibida y circula por las calles como si nada. A esa gente hay que protegerla, desde luego. No sólo hay que dejarla que siga conduciendo su coche de contrabando sino que hay que legalizarle el auto para que ya no tenga problemas de conciencia. No sólo ellos son los beneficiarios de la munificencia pública; a los cañeros hay que crearles un mercado a la medida; a los vendedores callejeros hay que dejar que sigan usurpando el espacio público que pertenece a todos los ciudadanos; a los mineros hay que permitirles la más abusiva de las huelgas; a los constructores hay que garantizarles contratos ventajosos de obra pública; a las grandes corporaciones hay que cederles un espacio monopólico; todos, unos y otros, podrán aducir su condición fundamentalmente desventajosa y endosarnos la factura al resto del país. La clase política, mientras tanto, seguirá muy pendiente de cuidar sus propios provechos, ajena a cualquier intento de intervención suceptible de entrañar un castigo en las urnas.

Somos el país de los dogmas devenidos en coartada para la salvaguardia de toda clase de intereses espurios. El problema es que todo esto nos cuesta dinero, mucho dinero, el dinero que no tenemos. Lo peor, sin embargo, es que estamos impidiendo la creación de riqueza y de verdadero bienestar. Pero, no lo digo yo. Lo dicen las cifras. La competitividad de México sigue bajando en las evaluaciones de los organismos internacionales.

Román Revueltas Retes
(v.pág.3 de Público del 9 de octubre de 2005).


¿SEGURO? ¿SOCIAL?
México es un país atrasado.

El paso que sus dirigentes imponen es mucho más lento que el de otros países.

El paso al que sus ciudadanos se someten también.

¿Cómo realizar un cambio democrático eficaz, si nadie está dispuesto a sacrificar nada y todos quieren su beneficio personal?

Vuelve, tristemente, el ejemplo del Seguro Social.

Declaraciones cínicas, discursos demagógicos y mentiras ignorantes forman el lenguaje que cubre la mediocridad y las prebendas ("conquistas laborales") de corrupción e impunidad que no se quieren dejar ni reconocer.

¿Quién quiere al país?

¿Quién quiere justicia?

Una minoría.

Y en la democracia, la mayoría manda.

Nemesio Maisterra
(v.pág.6A de Mural del 13 de octubre de 2005).


El gobierno va a ahorrar en sueldos y gastos inútiles, dice López Obrador, y con eso, en parte, se va a financiar el desarrollo de todo un país. El problema es que este dinero, el que tenemos y el que vamos a tener, no alcanza de cualquier manera. No hay recursos para invertir en educación, en infraestructura y en salud. En el futuro, será peor: con el pavoroso problema de pensiones públicas que se nos viene encima, estaremos en total bancarrota. Todos sabemos, sin embargo, dónde están los capitales. Todos sabemos de dónde pueden venir las inversiones. Un proyecto de nación verdaderamente audaz sería plantear una ruptura radical de los dogmas y paradigmas que nos obnubilan. Pero, de eso no se puede ni siquiera hablar. Es asunto de soberanía y de orgullo nacional. De manera que, a partir del 1o.de diciembre de 2006, ya saben, burócratas, la paga a la mitad. Pobres todos. Portentosa solución.

Román Revueltas Retes
(v.pág.3 de Público del 16 de octubre de 2005).


¿Puede existir que la patria sea la dueña del petróleo y a la vez que ningún mexicano sea dueño de un barril de petróleo? Claro, pues ya lo estamos viendo. ¿Puede existir que el país tenga muchos dólares de reserva y que muy pocos mexicanos tengan algunos dólares de reserva? Claro también lo estamos viendo. Al referirme a la gasolina, diesel, electricidad; ¿es justo que el mexicano tenga que comprar lo que pudiera hacer?

La patria tiene luz [energía eléctrica], pero muchos mexicanos no la tienen o se la roban cuando muchos mexicanos podrían hacer luz y venderla mucho más barato. Pero ¿por qué yo no puedo comprar un barco de petróleo en donde se me antoje generar mi petroquímica y hacer mis productos plásticos? Si sobrevivo es que soy competitivo y si soy competitivo genero riquezas, impuestos, empleo, productos y servicios. ¿Por qué no tengo esa libertad? ¿Para defender un gremio? Entonces los gremios tienen aprisionados a los mexicanos. ¿Así es?

Enrique Canales
(v.pág.11A de Mural del 20 de octubre de 2005).


El mexicano se ríe de la muerte, hace calaveras de azúcar, rimas con juego de palabras, pan con figura humana, pero cuando "la parca" se acerca y lo golpea arrebatándole a un ser querido, a menudo lo encuentra desprotegido, sin preparación espiritual o material para hacer frente al apesadumbrado tránsito.

(V.pág.5-A de El Informador del 1o.de noviembre de 2005).


En México, algunas de las acciones públicas encaminadas (supuestamente) a disminuir la brecha digital, la pueden aumentar. Por ejemplo, en el ámbito educativo, se trata de resolver el rezago en cobertura en las zonas apartadas mediante el uso de tecnología. Llevar educación mediante el uso de tecnologías a zonas marginadas es bueno que se promueva, el problema está en que se ha hecho con el propósito de ahorrar recursos y no de mejorar el desarrollo.

Resulta curioso que se dé prioridad al uso de tecnología educativa en zonas rurales y no en las grandes ciudades. Las inversiones en construcciones y plazas para maestros siguen haciéndose en mayor medida en las zonas urbanas. Pareciera que se utilizan las propuestas de uso de tecnología, para las zonas rurales, para no invertir en escuelas, bibliotecas y maestros. Lo lógico sería que en las grandes ciudades se promoviera más la tecnología para la educación y se ahorraran recursos para invertirse en mejor infraestructura educativa en las zonas marginadas.

La experiencia de las telesecundarias debe tomarse en cuenta. En su momento fue un proyecto visionario que permitió a muchos jóvenes estudiar secundaria en donde no había escuela. El problema es que se usó a la tecnología para sustituir y no para apoyar a la escuela y los maestros. Con el paso del tiempo hemos observado que los egresados de telesecundarias tienen mayores deficiencias que los de otro tipo de escuelas medias. Para atender la demanda de cobertura en secundaria resultó más barato dar prioridad a la construcción de escuelas en las zonas urbanas y telesecundarias en las zonas rurales. El resultado al paso de los años es que aumentó la brecha en aprovechamiento escolar e infraestructura educativa entre las grandes urbes y las pequeñas comunidades.

Víctor Manuel González Romero, profesor, investigador y ex rector general de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.4-A de El Informador del 2 de noviembre de 2005).


A Fox le fue como en feria en Argentina. Para empezar no se reunió con Bush (a pesar de que trató de congraciarse con él actuando como su palero para el ALCA), la prensa latinoamericana lo criticó severamente, el presidente de Argentina le canceló una reunión, Fox mostró su molestia al no asistir a la cena oficial y, por si fuera poco, hasta se peleó con Maradona. A pesar de todo ello, el vocero presidencial, Rubén Aguilar, dijo que la gira fue un éxito extraordinario de política exterior (todo es hermoso en Foxilandia). Si usted no está confundido, de seguro es porque está mal informado. Si tales resultados los consideran éxito, ¿cómo esperan que los mexicanos les creamos cuando nos dicen que hay grandes logros?

Víctor Manuel González Romero, profesor, investigador y ex rector general de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.4-A de El Informador del 9 de noviembre de 2005).


Yo pienso que en México, y tal vez más allá, los temas más repetidos e importantes son los deportes y la política.

Aclarando que los deportes ya no son deportes ni la política es política, pero así les seguimos llamando.

Los deportistas, de sueldos millonarios, se descuentan de mala manera al contrario, ante la menor distracción del árbitro.
Eso no es deportivo.

Los políticos, de sueldos millonarios, se descuentan de la peor manera posible al adversario, ante el menor descuido del IFE.
Eso no es político.

Total, que nuestra atención está captada por temas que no son lo que dicen ser, pero al fin y al cabo nuestro gusto son.

Así, en política y deportes es cuestión de gusto.
La razón queda para otras ocasiones menos importantes.

Mi gusto es y quién me lo quitará.

Ah, mexicanos.

Nemesio Maisterra
(v.pág.10 de Mural del 24 de noviembre de 2005).


El enemigo más acérrimo lo tenemos dentro, en un sistema que insiste, una y otra vez, en comerse las entrañas, en devorarse a sí mismo a través del fraude, el privilegio y la corrupción.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 26 de noviembre de 2005).


De tiempo atrás el "importamadrismo" ha llegado a adquirir en México el carácter de una virtud nacional.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 10 de diciembre de 2005).


Una frase sintetiza el drama y la irresponsabilidad de la mayoría de los mexicanos: "Ahí se va".

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 17 de diciembre de 2005).


El dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, Mariano Palacios Alcocer, criticó al presidente Vicente Fox porque busca "disfrazar la realidad" y generar una falsa imagen ante los Estados Unidos sobre su gestión como mandatario y la verdadera situación del país. "Lo que se necesita son resultados", porque los problemas de México, no son cosméticos.

Este señalamiento lo hizo al conversar sobre la contratación que hizo Fox de una empresa de "cabildeo" estadounidense, misma que trabajó durante su campaña electoral, con la finalidad que mejore su imagen en aquel país.

En la sede nacional del PRI, Palacios afirmó que "no se trata de problemas cosméticos de imagen, de publicidad o de holograma, sino de resolver los problemas de México, y con eso sólo se disfraza la realidad".

Más allá de un concurso de imágenes, "el pueblo de México lo que quisiera es una política de resultados: no hay crecimiento económico, no hay empleo, hay una política social bastante cuestionable".

En cuanto a la política exterior del gobierno, enfatizó que "en los términos actuales de nuestras relaciones bilaterales y regionales, deja mucho qué desear".

El proceso de reforzamiento de la imagen del presidente de la república será necesario con urgencia, pero no ahora, sino "cuando termine su gobierno".

(V.pág.10-A de El Informador del 21 de diciembre de 2005).


A los mexicanos nos ha dañado mucho el pecado de idealizar la realidad y de tratar de resolver nuestros problemas por el socorrido procedimiento de negar su existencia.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 31 de diciembre de 2005)


Un sondeo entre propietarios de pequeñas empresas encontró que en México la burocracia y "el papeleo" son obstáculos para que los emprendedores inicien un negocio, pues desisten antes de terminar con los trámites de registro, por ejemplo, de una marca. "Para el registero de mi marca tardé un año en papeleo. Este durara solo 10 años, así que si a los 9 no lo actualizo alguien puede registrarlo y perdería el nombre", explicó Elizabeth Traconis, empresaria del ramo joyero.

(V.pág.9-A de El Informador del 17 de enero de 2006).


Los mexicanos estamos cansados de la realidad y queremos utopías. Los expertos en mercadotecnia política lo entienden muy bien. Por eso no nos prometen lo que no nos gusta aunque sea necesario, por ejemplo: que se deben pagar más impuestos, que se debe regular el comercio informal, que debemos cumplir con las leyes, que debemos ser más eficientes en nuestras actividades, que debemos cuidar el medio ambiente, que debemos usar menos los automóviles, que se debe estudiar toda la vida, etc. Las campañas se han convertido en una especie de circo romano para divertir al pueblo diciéndole lo que le agrada. Vivan las utopías, disfrutemos las campañas.

Víctor Manuel González Romero, profesor, investigador y ex rector general de la Universidad de Guadalajara
(v.blog 25 de enero de 2006).


El pueblo mexicano, intoxicado de promesas y de descripciones proféticas de paraísos, hoy como nunca, en la rumia cotidiana de su frustración, de su ira y su desesperanza, espera con avidez la explicación inteligente y mesurada de los problemas, de sus orígenes, de sus proyecciones; ansía el ciudadano escuchar argumentos creíbles sobre alternativas viables para salir del laberinto en el que hemos estado extraviados durante años.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 28 de enero de 2006).


Diferentes estudios hechos por instituciones como el Banco Mundial señalan que México está muy lejos de los primeros lugares en eso de acelerar un cobro o de permitir la instalación de un negocio cualquiera. Por lo tanto, apuesto doble contra sencillo que los países que siempre salen en los primeros lugares en todo lo que tenga que ver con competitividad, son los mismos en los que la cobranza es más fácil.

El jineteo es, sin duda, una de las razones por las que hacer negocios en este país es tan lento, y por lo que los pequeños negocios truenan tanto. Sin embargo, a pesar de que en privado es un tema tan común, no se ha discutido nunca el tema públicamente, tal vez porque no es un tema politizado, no es algo de "izquierda" o "derecha", o quizá porque no es algo que tenga que ver sólo con el gobierno, aunque claro que el gobierno también jinetea, pero, eso sí, de manera institucional.

Fernando Ramírez
(v.pág.25 de Público del 29 de enero de 2006).


No deja de asombrarme cómo, en este país católico y guadalupanísimo, algunos se espantan, se ampollan y se tiran al suelo cuando se menciona la palabra religión.

Se puede ser corrupto de manera pública, videograbada, y de todas las maneras, sin que pase nada.
Se puede tener fuero para hacer tropelías, sin que a nadie importe.

Se puede presumir de impunidad de manera permanente.
Se puede apoyar a otros países en contra de nuestro presidente, y tan campantes.

Se puede todo. Menos lo religioso.

En la "religión" laica la palabra religión es pecado.
Política en la religión, sí. Religión en la política, no.

La nueva religión es la política. De la religión religiosa, Dios nos libre.

Nemesio Maisterra
(v.pág.8 de Mural del 2 de febrero de 2006).


En esta refundación de la realidad nacional, cuya gran utopía es el 'combate a la pobreza', se pasa por alto esa gran ofensiva emprendida en las décadas pasadas que, sin exagerar, podríamos llamar 'el combate a la riqueza'. Para algunos individuos de la especie, esta mera enunciación contiene un elemento justiciero y de desagravio: los ricos, necesariamente abusivos y explotadores, merecen ser no sólo despojados de sus fortunas mal habidas sino que hay que cerrarles el paso también a los otros, a los trepadores, a los que pretenden hacer dinero, a los que aspiran al capital, a los que intentan abrirse paso 'a costa de los demás'. Esta postura , debida sin duda a elementos inconscientes y sustentada en la innegable, y dolorosa, evidencia de la miseria de millones de mexicanos, adquiere todas las formas posibles: desde la embrollada tramitología que la burocracia impone a la inversión privada de los individuos hasta el despojo puro y simple del patrimonio de los culpables -los capitalistas, esto es-, pasando por la inseguridad jurídica, la dictadura de las minorías corporativas y las escandalosas prerrogativas impuestas por tantos líderes sindicales entre las cuales figurarían el derecho a la improductividad, la jubilación prematura del trabajador, la extorsión al patrón y otras prácticas que han condenado al cierre a miles de pequeñas o medianas empresas. No se promueve ni se apoya aquí la iniciativa personal sino que se inventan todas las trabas imaginables a la creación de la riqueza con lo cual se logra un efecto perverso: los márgenes de beneficios no pueden ser pequeños y, en la mayoría de los casos, los salarios del trabajador son realmente miserables.

Curiosamente, las consecuencias de este modelo presumiblemente igualitario siguen sin reconocerse y de ahí que los candidatos presidenciales no propongan una revolución cultural ni una transformación de tajo de las estructuras sociales y productivas capaz de 'desactivar' las mentalidades arcaicas de los mexicanos. No lo hacen porque, en los hechos, es prácticamente imposible realizar algo al respecto: cada intento de reforma se ha encontrado con la tenaz oposición de los grupos de interés y la amenaza del 'estallido social', que no ocurriría por cuenta de la injusticia ancestral sino como una mera respuesta interesada al reajuste de los privilegios de algunos colectivos (si el sindicato del IMSS bloqueó las avenidas de la capital porque los futuros trabajadores no se podrían jubilar a los 48 años de edad, como ocurre ahora en muchos casos ¿qué podemos aspirar cuando se intente aplicar una verdadera reforma laboral o modificar a fondo el régimen de pensiones?).

No queda entonces más que invocar los mismos fantasmas del pasado y recurrir a las promesas demagógicas de los antiguos caudillos: los culpables han sido muy claramente señalados -Salinas, el neoliberalismo, el capital extranjero, la globalización- y las soluciones -la repartición justa de la riqueza, la lucha contra la corrupción, la ayuda a los desfavorecidos- están ahí, a la mano, sin que sea necesario explicar cómo y con qué.

La política, entre otras cosas, es el arte de no anunciar abiertamente las intenciones. Pero, maniatados de antemano y sabiendo que no podrán enfrentar directamente al gran monstruo que hemos creado -este entramado de corrupción, intereses y dogmas que nos está cerrando las puertas de la modernidad y llevando a ser un país cada vez menos competitivo- ¿tienen todavía ganas algunos candidatos de llegar a la Presidencia de la República?

Román Revueltas Retes
(v.pág.3 de Público del 5 de febrero de 2006).


Al pueblo mexicano le llegan más los mensajes de un candidato bronco que los de uno capaz. Creen que con agresividad se logran mejor los resultados prometidos, y obviamente es mucho mas fácil identificar al más bronco que al más capaz.

El discurso creíble, comprable, que llega a las masas y se convierte en millones de votos, no es el de las propuestas serias, de las reformas del estado, de las negociaciones con la oposición, o el de los argumentos técnicos; ni siquiera el de las promesas de crear empleos, construir carreteras, escuelas o de poner pavimentos y tubos de agua.

El discurso que más llega es el que ataca de frente al gobierno en turno (sea del color que sea), el que agresivamente promete cambiarlo, quitarle el mando y pararlo en seco.

El discurso que convence es el que "identifica" las causas de la pobreza, le pone nombre y apellido a los supuestos culpables de la miseria, y los ataca de frente y los vilipendia.

Pocos son los que comprenden datos macroeconómicos y políticas de estado que en el tiempo se traducen en bienestar duradero. Para los que siempre han vivido en la miseria, y que son los más, el bienestar económico y la estabilidad financiera sólo se entienden por los pesos que llegan cada día a su bolsa. Y no porque sean tarugos, sino porque su familia no come con indicadores financieros favorables, ni con las reservas del Banco de México o el crecimiento del PIB.

La credibilidad del discurso que gana votos, aunque sea mintiendo y prometiendo imposibles, se logra cuando el ofrecimiento de un mundo mejor se acompaña con la identificación de culpables y de la promesa de acabar con ellos.

El discurso de López Obrador es en ese sentido, similar al de Fox. Para Fox, los culpables fueron los priistas; para López Obrador, los culpables son ahora además los ricos.

O sea que México sigue siendo el mismo infierno pero con diferente diablo.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.6 de Mural del 2 de marzo de 2006).


Vivir en México es vivir en la tribulación y el apuro, pero no en la aburrición. El manantial de sorpresas y ocurrencias de la escena pública sigue siendo inagotable.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 4 de marzo de 2006).


México es un país temperamental y hay que conocerlo para saber qué se vale hacer en política y qué no.

  1. No se vale ser sangrón porque anula el resto de sus capacidades.
  2. No se vale decir siempre la verdad porque duele.
  3. No se vale mentar la religión para nada a riesgo de quedar como mocho, reaccionario, conservador y fundamentalista.
  4. Sí se vale robar en arca abierta si se hace con simpatía y se toma como compló.
  5. Sí se vale acusar y calumniar sin pruebas.
  6. Sí se vale prometer honestidad, austeridad y hacernos ricos a todos.
  7. Sí se vale burlarse de la ley si se hace con gracia y estilo.
Conclusión:

Hágase el simpático (aunque no lo sea), prometa (aunque no lo cumpla), dígales lo que quieren oír (aunque no lo crea) y conviértase en un rayo de esperanza.

Nemesio Maisterra
(v.pág.8 de Mural del 9 de marzo de 2006).


Aquí ¿cuál es la amenaza? Pues, muy probablemente, los agresores son aquellos que, por su codicia y su descarnada ambición, han "explotado" y "empobrecido" al buen pueblo de México. Los mismos enemigos de clase de siempre, o sea. Y, frente a ellos, un defensor, naturalmente. Funciona, en estos pagos, la providencial figura del salvador lo cual es constatación de nuestra minoría de edad como ciudadanos. No somos individuos responsables y soberanos: necesitamos que alguien nos "proteja", de alguien que nos "defienda". Los publicistas de I'm Lo han detectado hábilmente esta aspiración profunda de los mexicanos y la han convertido en una promesa concreta. El candidato perredista se ha transmutado así en una figura religiosa: nos quiere y nos cuida como un auténtico santo. Y, faltaría más, le vamos a rendir pleitesía en el altar de las casillas electorales, en su día, el 2 de julio.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 de Público del 12 de marzo de 2006).


A los votantes poco les importa que las cifras no cuadren. ¿O ya olvidamos, acaso, las promesas de campaña del candidato Vicente Fox, quien ofrecía bajar impuestos, subir el gasto, eliminar el déficit público y crecer al 7%, todo al mismo tiempo?

El ascenso de López Obrador, como el triunfo de Fox en 2000, me hacen recordar la famosa aunque quizá apócrifa anécdota de Miguel de la Madrid, quien supuestamente en una presentación en Veracruz en los deprimidos años ochenta se encontró con una pancarta que decía: "Ya no queremos realidades. Queremos promesas." Nuestro país parece necesitar el optimismo natural del populismo.

Andrés Manuel ha logrado entender la necesidad de optimismo en el mexicano después de tantos años de frustraciones económicas. No en balde él mismo se ha descrito como un "rayito de esperanza", expresión que, según revela un artículo de Enrique Krauze del 12 de marzo, parecería tomada del pensador liberal Daniel Cossío Villegas. Sin embargo, en una economía globalizada, lastrada por la falta de reformas estructurales, este optimismo no puede basarse en las sumas y restas de la realidad económica. Requiere de un acto de fe.

No me cabe duda de que hay algo de mesiánico en López Obrador. El carácter mesiánico radica en la visión que Andrés Manuel tiene de sí mismo: "Cuando a uno no lo mueve la ambición por el dinero o por el poder -ha dicho de sí mismo-, se es invulnerable: tiene uno la fortaleza para aguantar cualquier ataque".

Esta es una actitud triunfadora que está permeando entre la población. Mucha gente que hace ya tiempo había perdido la fe en los políticos, hoy ve en Andrés Manuel a un líder distinto. Los argumentos intelectuales en su contra no le hacen mella porque la fe no puede ser cuestionada por la razón.

Sergio Sarmiento
(v.periódico a.m. del 16 de marzo de 2006).


Los mexicanos sufrimos una especie de trastorno bipolar cuando se habla de inversiones privadas vinculadas a bienes públicos. Por eso somos el país con la empresa petrolera más atrasada del planeta y con muchos recursos de gas natural que no podemos explotar. Por eso también, aunque contamos con esos recursos, tenemos 12 millones de mexicanos sin acceso al agua.

Aquí la izquierda se revuelca enferma en las inútiles banderas de la dignidad y la soberanía, pero ciegamente cierra las puertas a la inversión productiva en áreas críticas para nuestro desarrollo.

Carlos Mota
(v.pág.2 de Público del 17 de marzo de 2006).


Si la patria, tan generosa en sus estructuras, aguantó 70 años del Partido Revolucionario Institucional y un sexenio foxista, no sólo resistiría a Andrés Manuel López Obrador, sino la gripe aviar, los malos chistes de Chuayffet, los berrinches de Jelipillo y, ya en el colmo, que Martita Sahagún se declare la Bachelet del Bajío.

Jairo Calixto Albarrán
(v.pág.4 de Público del 17 de marzo de 2006).


Un puente de 365 días.

Eso es lo que necesitamos: un puente de un año completo. Un año sabático para la nación. Un año entero para descansar de políticos en campaña, programas insultantes de televisión, al estilo "Cantando por un Sueño", noticieros amarillistas, pésimos servicios, pero no sólo públicos como el Seguro Social, también privados como la tele de paga, los grandes bancos (sobre todo Bancomer, de veras, gracias por el pésimo servicio) y, en pocas palabras, el territorio Slim..., es decir, casi todo su México. Un año entero en calzones y chancletas, con barba de tres días y con los trastes apilados en el fregadero. A gusto. Vamos, como Fox una vez que lo dejemos en paz...

Paco Navarrete
(V.pág.12 de Mural del 23 de marzo de 2006).


Foxilandia, paraíso tropical en donde el concepto gubernamental de trabajo estable y remunerado alcanza hasta a quienes trabajan solamente una hora al día, o como le gusta decir al INEGI, 5 horas semanales.

Myriam Vidriales
(v.pág.22 de Público del 31 de marzo de 2006).


No es que México no sirva, es que el cultivo fundamental de nuestra economía es de promesas. Y vaya que hay quienes han obtenido ganancas. Mañana será distinto. Si no, después. Si no, la otra vida.

Luis Petersen Farah
(v.pág.13 de Público del 16 de abril de 2006).


Yo sé quién es el verdadero culpable: el empresario voraz que compra al líder sindical en las negociaciones de los contratos colectivos de trabajo. El comerciante que vende kilos de 800 gramos o alimentos caducos sin pensar en la salud de sus clientes o el empresario que practica como deporte la defraudación impositiva. El verdadero culpable puede ser el columnista mercenario que enajena su columna por un puñado de pesos como lo es el periodista que chantajea a través de su columna, oculta la información, la vende o la distorsiona. También el intelectual que enajena su inteligencia al estado para defender lo indefendible y manipula, engaña y convence con fantasías apartadas de la realidad. ¿O el verdadero culpable es quien cultiva sustancias narcóticas, las vende o las consume? ¿O lo será el asesino intelectual que manda matar a quien se interpone en sus planes, o el abogado que se vende a la contraparte o el político que olvida lo prometido?

¿Y el cirujano que opera a cambio de unos pesos sin justificación clínica, o el ingeniero que instala alambrón y cobra varilla, o el propietario de un laboratorio que produce y distribuye medicamentos prohibidos por la Organización Mundial de la Salud? ¿Qué tal el agricultor que utiliza fertilizantes cancerígenos para aumentar sus ganancias, o el contrabandista que atenta contra las fuentes de trabajo con tal de percibir una utilidad ilícita, o el funcionario que enajena al mejor postor las resoluciones, o el gobernador que distrae recursos públicos para satisfacer necesidades personales? El verdadero culpable es el juez que interpreta la ley de acuerdo a los billetes depositados en el cajón de su escritorio y el legislador que suscribe iniciativas contrarias a los intereses de sus representados, como también lo es la policía que asesina, amenaza, roba, tortura y secuestra.

No podemos ignorar a los saca-dólares que exportan el ahorro nacional ni a quien esparce rumores para debilitar a las instituciones del país, ni al sacerdote que destina la limosna a propósitos ajenos a los fines eclesiásticos, ni al cura que acepta narco-limosnas para "purificar el dinero", ni al que vende indulgencias y bendice a los hampones. Es culpable quien vende en maqueta lo que jamás va a construir, como lo es el legislador que aplaude de pie la devaluación del peso o el mapache que altera el recuento de los sufragios, o el que provoca la caída del sistema... ¿Y el que presta su nombre para facilitar transacciones prohibidas a extranjeros o a políticos corruptos necesitados de esconder su patrimonio mal habido? ¿Y el que induce al vicio a los menores de edad? ¿Quién es el verdadero culpable?

¿Y el que deja a su familia en el hambre después de una sentencia de divorcio favorable a sus intereses, salvados con arreglos a sobornos o argucias? ¿Y quien engaña a sus socios maquillando los balances y los estados financieros? ¿Y el maestro que no asiste a las aulas por apatía, desprecio o simplemente por flojera? ¿Y el que tiene más hijos de los que puede mantener? ¿Y el que tala los árboles sin importarle la ruptura del equilibrio ambiental? ¿Y el que tira aguas tóxicas a los ya escasos ríos nacionales? ¿Y el que soborna con tal de obtener autorización para circular a sabiendas que su automóvil contamina? ¿Y el que saca a sus hijos de la escuela sin pensar en el futuro? ¿Y el funcionario que entiende el tesoro público como un botín personal? ¿Y su esposa que conoce el enriquecimiento inexplicable de su marido sin cuestionarse el origen de los bienes, y todavía prefiere disfrutarlos sin pensar que convierte a su familia en una vulgar pandilla? ¿Y los banqueros que recurren al agio? ¿Y los fósiles universitarios que proponen el "pase automático" a la miseria y a la resignación?

También podría ser culpable el candidato que propone ideas que sabe falsas entre personas que sabe idiotas o el aspirante a ocupar la jefatura del poder ejecutivo federal sólo para llenar vacíos sicológicos personales y satisfacer apetitos ancestrales de venganza. También puede serlo quien desea gobernar no rodeado de un gabinete sino de una auténtica pandilla o quienes invitan a cenar a sus residencias a los políticos corruptos. ¿Qué tal el senador o el diputado que vende su curul a los monopolios televisivos y traiciona al electorado por un puñado de pesos o un nuevo puesto público? ¿Y los que se niegan a aceptar el condón o la "píldora del día siguiente" a pesar de asistir a un temerario fenómeno de explosión demográfica que implica el nacimiento de 10 millones de personas en el sexenio del presidente Fox? ¿O el verdadero culpable es el semi-analfabeto que vota por un populista demagogo que conducirá al país a un nuevo abismo? Tal vez debamos condenar a quien sólo se conduce con arreglo a sentimientos y emociones, descartando razones y argumentos.

¿Y el recluso, la prostituta y el loco? ¿Y el poeta, el político o el profesionista? ¿Y el siquiatra, el sepulturero, el comunicólogo o la época? Sí, la época, debe ser la época, sin duda es eso, sí, sí...

¿Quién es el verdadero culpable de lo que pasa hoy por hoy en México?

Francisco Martín Moreno
(v.pág.5-A de El Informador del 18 de abril de 2006).


Vaya dilema, lo de gobernar. Es mucho peor que practicar la medicina: al paciente, que es, digamos, el pueblo, no le puedes siquiera anunciar que necesita una operación: se te pone respondón y lo primero que hace es irse con el de enfrente. Para eso ha servido nuestra incipiente democracia, para castigar a los portadores de las malas noticias. Y por eso hay un candidato que nos promete, desde ya, que viviremos en un mundo muy deleitable, un universo preservado de gasolinas baratas, aguas alegremente desperdiciables y electricidades regaladas, algo ajeno por completo a la natural crueldad de los mercados.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 de Público del 23 de abril de 2006).


A los mexicanos nos gustan las víctimas y no porque a los mexicanos nos guste perder sino porque desde los tiempos de nuestros abuelos hubo una religión que nos metió en la sangre la idea de que había que sufrir para merecer.

Por tanto, aunque duela, sufrir es bueno, sufrir nos va a llevar a la gloria, sufrir se ve bien, y si no me cree nomás pregúntese por el éxito en territorio nacional de géneros tan dolorosos y específicos como la telenovela, la música ranchera y las canciones de ardor.

Alvaro Cueva
(v.pág.17 de Público del 23 de abril de 2006).


Aquí la política es muy parecida al futbol.
Lo que hace el candidato favorito es habilidad, estrategia, astucia y gracia.
Lo que hacen los otros es mentira, deshonestidad y compló.

El IFE es el pobre árbitro al que le chiflan cuando pita en contra.

¡Expúlsalo, árbitro!
¡Estás ciego!
¡Nos robó el juego!

Ojalá nos interesara el futbol y no sólo nuestro equipo.
De no ser así, nos iremos a la porra.

Nemesio Maisterra
(v.pág.8 de Mural del 4 de mayo de 2006).


México está entre los países con mayores marcos legales de castigo para los migrantes indocumentados, consignó un reporte de la Biblioteca legal del Congreso estadounidense.

El documento es un estudio comparativo de sanciones por violación a las leyes migratorias en Brasil, Egipto, Japón, México, Suecia y Suiza y encontró que todos tienen severas penalidades por ingreso y presencia ilegal, así como por fraude y falsificación de documentos.

El reporte puntualizó que todos los países estudiados tienen sanciones criminales para diversas violaciones migratorias y de hecho, sus leyes "llaman a la expulsión o deportación de extranjeros ilegales, frecuentemente en vez de una penalidad, y la negativa de ingreso a los encontrados en las fronteras".

En ese sentido, agregó, "los mayores marcos de castigo por ofensas migratorias se encuentran en México, con la idea de enfrentar el problema de migración en ruta hacia los Estados Unidos".

El reporte consigna que México tiene uno de los castigos mas elevados para infractores reiterados de sus leyes migratorias, con penas de hasta 10 años de cárcel y castigos de hasta 6 años por usar documentos falsos.

El reporte destacó también que las leyes mexicanas prohíben la contratación de indocumentados, si bien la legislación no provee de penas específicas y por lo general se usan penalidades administrativas.

(V.pág.11-A de El Informador del 6 de mayo de 2006).


Usted nada más dígame: ¿le gusta vivir en México? ¿Es feliz aquí? ¿Vive como siempre soñó vivir? ¿Tiene lo que siempre quiso tener? ¿Está en el lugar para el que se preparó estudiando y trabajando desde chico?

¿Se quedaría aquí si alguien le ofreciera la posibilidad de irse a cualquier parte del primer mundo? ¿A usted no le gustaría educar a sus hijos para que llegado el momento se fueran a triunfar en el extranjero? ¿A alguien le importa México?

Estamos decepcionados, heridos, furiosos. ¿De quién? De un país que tan nunca nos ha cumplido que sabemos que nunca nos va a cumplir.

Alvaro Cueva
(v.pág.17 de Público del 7 de mayo de 2006).


A pesar de los indiscutibles adelantos que políticamente se han logrado en nuestro país, en nuestros pueblos sigue habiendo más súbditos que ciudadanos.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 13 de mayo de 2006).


En este país adoramos a las víctimas, porque todos nos sentimos víctimas y porque a una víctima se le ayuda, a un villano no.

Alvaro Cueva
(v.pág.17 de Público del 14 de mayo de 2006).


El muro es ciertamente un símbolo muy insultante pero ¿podemos realmente esperar que [a los estadounidenses] les tenga sin cuidado la lenta invasión de su territorio? Nosotros mismo somos profundamente xenófobos y ridículamente patrioteros pero, curiosamente, les exigimos a ellos la tolerancia del progresista más evolucionado. En cuanto a la reforma migratoria ¿debe ser obligadamente la válvula de escape que mitigue los problemas sociales que México no logra resolver? ¿No es más bien un asunto que deba en primer lugar beneficiarlos y, en todo caso, resultar luego provechoso para nosotros?

Vivimos, sin embargo, la cultura de la exigencia permanente y de la queja por precripción. Somos pobres, señoras y señores, luego entonces tenemos un derecho natural a la mendicidad. Y así las cosas, magnificamos desmesuradamente los muy concretos beneficios que la inmigración aporta a su economía ("un día sin mexicanos", el fin del mundo) mientras que, por la puerta de atrás, recibimos con mucha alegría los miles de millones de dólares que nuestros ahorradores jornaleros mandan a casa. Una plata que, de ocurrir una milagrosa legalización de todos los intrusos y llevarse ellos a su parentela de aquí, dejaría de ser la segunda fuente de divisas extranjeras que recibe Estados Unidos (Mexicanos). Reclamamos, encima, que acepten automáticamente la conquista consumada de sus fronteras siendo que, en cuanto hayan reconocido oficialmente esta realidad estarán de nuevo invadidos por otras oleadas de inmigrantes. Un cuento de nunca acabar.

No es una reforma migratoria lo que necesitamos. Es la manutención de por vida del pariente pobre.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 de Público del 21 de mayo de 2006).


Como si todavía viviéramos en los tiempos de los aztecas, los mexicanos de los siglos XX y XXI participamos en un ritual de renovación que se repite cada determinado número de años: las elecciones.

Aparentemente lo fundamental de las elecciones es saber quién va a ser nuestro próximo presidente, pero la verdad no es ésa porque gane quien gane el poder siempre queda de un lado, el pueblo del otro y nada cambia.

Lo que sí es importante de las elecciones es la parte de la esperanza, el célebre "ya merito" de todos los mexicanos de todos los estratos socioeconómicos que existen.

Cada seis años los habitantes de este país, gracias a las elecciones, tenemos derecho a soñar, a ilusionarnos suponiendo que mágicamente terminarán todas nuestras penas y a imaginar que a partir de esa fecha seremos diferentes, mejores.

Esa esperanza es el verdadero motor de nuestras vidas, lo que impide que la nación se derrumbe y que las multitudes hagan más locuras de las que ya hacen. Es un asunto que más que con política, tiene que ver con religión, con cultura.

Es el factor emocional, algo muy serio, tan serio que nadie lo toca porque los mexicanos nos podemos pelear por las ideas, pero nos podemos matar por las emociones.

Todo lo que hemos estado viviendo en los últimos días en relación a las campañas, la política y las elecciones, ha sido un lamentable atentado contra el ritual de la esperanza que los mexicanos practicamos cada sexenio.

Alvaro Cueva
(v.pág.17 de Público del 21 de mayo de 2006).


En un país en donde el engaño es parte fundamental del poder en todas sus dimensiones, la mentira pasa a ser una más de las cualidades que debemos aprender para adaptarnos y adecuarnos a los cambios que nunca se ven y a las transformaciones que nunca benefician.

Rafael Gómez Farías, asesor en Capacitación Corporativa
(V.pág.5-A de El Informador del 30 de mayo de 2006).


Somos dados a tomar el camino de la ilusión, a dejar ir nuestras expectativas soñadoras hasta la desmesura, como si un cambio de presidente fuera a transformarlo todo, como si todo dependiera de él. Como si el milagro de resolver nuestros problemas estuviera a la vuelta de la esquina, dependiendo de algo externo. Nos colgamos de la elección, ponemos en ella toda nuestra capacidad de ser optimistas y pensamos el tres de julio como una especie de más allá. Pero el más acá, abandonado, termina imponiéndose: las expectativas desmedidas sólo garantizan una frustración eternamente renovada.

Luis Petersen Farah
(v.pág.16 de Público del 4 de junio de 2006).


Hay un aviso a los candidatos de todos los partidos y a cargos de elección popular...

Aprovechen hoy, hoy, hoy, último día para acaparar reflectores, pues a partir de mañana cualquier evento, promesa, compromiso, ataque, crítica o defensa pasará a segundo plano, ante el inicio del Mundial de Futbol.

Goleo VI

Y a menos que la declaración o propuesta en turno cambie radicalmente el 'status quo' del país, se tendrán que resignar a que esas noticias se comenten -si acaso- sólo detrás de las andanzas de las estrellas mundialistas.

Más aún, habrá que tomar en cuenta que el ánimo de los electores para recibir cualquier mensaje político podría estar alterado -para bien o para mal- de acuerdo con los resultados de la Selección Mexicana en la contienda.

S.Cabañas
(V.pág.10 de Mural del 8 de junio de 2006).


El caso es que tomó más de un mes entregar en Puerto Vallarta una carta proveniente de Guadalajara. A pie hubiera llegado antes.

Como que no nos damos cuenta de la enorme cantidad de tiempo que ahorraríamos si simplemente el correo mexicano funcionara bien, como funciona por ejemplo en los Estados Unidos, donde todo mundo envía por correo cheques, cartas, avisos importantes, convocatorias, etcétera, con la seguridad de que llegarán a su destino en unos cuantos días. Para su información, una carta enviada de Miami a Los Angeles, utilizando el servicio de correo conocido como First Class Mail, cuesta 39 centavos de dólar y tarda un máximo de tres días en llegar. Y una carta enviada a un domicilio de la misma ciudad, llega al día siguiente.

El correo en los Estados Unidos, junto con internet, es el método más utilizado para hacer la mayoría de los pagos.

Aquí para hacer un pago en tiempo es impensable usar el correo. Hay que ir al banco o al domicilio del proveedor y llevar el cheque personalmente, o usar servicios privados de mensajería. Los verdaderos carteros somos nosotros.

Pero para el Sepomex y en general para los funcionarios públicos mexicanos la vital importancia no es vital. Es una exageración. Supongo que para el Sepomex, "expedito" significa una persona que ya no bebe y no un trámite o proceso veloz, porque para ellos, la celeridad, la eficiencia y la productividad deben ser defectos que las personas impacientes y perfeccionistas tenemos y deberíamos corregir.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.10 de Mural del 8 de junio de 2006).


A veces tengo la impresión, dadas las circunstancias actuales, de que México avanza de ninguna parte hacia ningún lado.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 10 de junio de 2006).


El país ridículo: los señores diputados de la fracción nacionalista-revolucionaria se inquietan de que los señores futbolistas de la selección mexicana no canten el himno nacional con el debido fervor y lanzan una especie de propuesta para, si no llenarlos de entusiasmo, por lo menos acojonarlos con la amenaza de alguna sanción vagamente ejemplar. He ahí un asunto prioritario, señoras y señores, en un país que, a lo largo de seis años, no ha podido resolver sus asuntos más urgentes: nuestros legisladores no han logrado siquiera emprender una reforma institucional y cuestiones como la reelección de los legisladores y alcaldes, el acotamiento de las campañas políticas, la supresión de los trámites burocráticos inútiles, la creación de una policía nacional para combatir la terrible plaga de la delincuencia o la instauración de un sistema eficaz de recaudación fiscal se han quedado felizmente olvidadas en la mesa de negociaciones. Mientras los demás países, competidores directos de México en un entorno cada vez más globalizado, se van quitando velozmente las ataduras que frenan su acercamiento a la modernidad, aquí seguimos cultivando amorosamente las chuscas prácticas del más rancio patrioterismo.

Hace algún tiempo, a nuestro ministerio del interior se le ocurrió fraguar una propaganda para trasmitirla en las televisiones durante el "Mes de la Patria": un tipo se levantaba de su asiento y se ponía a cantar el himno en pleno vuelo, a medio pasillo del avión, en ocasión de un tal "Día del Himno", o algo así; de la misma manera se decretó que en las oficinas públicas los empleados entonaran las belicosas estrofas del cántico nacional. Este nacionalismo bananero -de vergüenza ajena, en verdad- no sería más que una pequeña nota exótica, un toque de color, si México cumpliera realmente con sus compromisos más apremiantes y si, en los hechos, sus toscos ciudadanos dieran muestra de un auténtico amor a la patria. Ocurre todo lo contrario: el espíritu cívico brilla por su ausencia, ahí están esas ciudades nuestras llenas de basura, esos bosques devastados, esos templos religiosos que saqueamos y esos monumentos que destrozamos con la tranquila inconsciencia del bruto, por no hablar de la corrupción y de la indiferencia de la gente ante la injusticia.

El verdadero patriotismo no se expresa en celebraciones ni se manifiesta a través de la retórica vacía sino que tiene que ver con los valores de la convivencia, con el respeto a la ley, con la tolerancia y, sobre todo, con la conciencia del bien común. Se aprende en la familia, desde luego, y se refuerza en la escuela. Se cultiva día a día, en las calles y en el ejercicio de la responsabilidad personal. Es un compromiso real, no la simple exhibición pública -sensiblera a la vez que ruidosa- de unos símbolos tan carentes de significado como de auténtico contenido. Y ahí, a la vista del estado que guarda nuestro país, podemos hablar del estrepitoso fracaso de México en la transmisión de un verdadero sentimiento nacional: el ciudadano mexicano es un descarnado individualista en el peor sentido de la palabra, una persona que no ejerce sus posibilidades de identidad porque desconfía esencialmente de su gobierno, de sus semejantes, de sus maestros y de sus jefes. Puede pintarrajear los muros de las catedrales, tirar las latas de refresco en cada esquina, destrozar el mobiliario urbano, desobedecer las señales de tránsito y dejar de pagar impuestos porque nada de esto es suyo. El país no le pertenece.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 de Público del 11 de junio de 2006).


[En Munich] minutos antes de comenzar este texto, vi como un bonito grupo de choznos de Quetzalcoatl, trepados en un auto, chocaban contra un taxi Mercedes. Por supuesto, se dieron a la fuga. Código postal es destino. Cuando los mexicanos salen al mundo, su Pepe el Toro interno se lo llevan tatuado en el alma. En la mismísima explanada [del Estadio Bayern] el espectáculo más honroso lo dieron nuestros connacionales. Junto a esa parvada de penachos, sombreros mariachosos, playeras verdosas, carteles albureros (no faltó el clásico: "Vieja, no me busques, estoy en Germany"), ejercicios mega kitsch que acapararon la atención de todos los medios de comunicación, cualquier otro ejercicio de entusiasmo nacionalista fue borrado del mapa.

Jairo Calixto Albarrán
(v.pág.9 del suplemento "la afición" de Público del 11 de junio de 2006).


Puedo entender y apoyar la defensa de los que menos tienen a partir de la falta de oportunidades, de la discriminación, de la ignorancia, o de la incapacidad del gobierno para crear las condiciones para un desarrollo equilibrado del país; pero no a partir de que los culpables de la pobreza en México somos los que hemos tenido oportunidades y que con trabajo arduo y honesto las hemos aprovechado.

Para AMLO, el que no tiene es de alguna manera víctima del que tiene.

En culturas más desarrolladas que la nuestra, el éxito económico se entiende como el resultado del trabajo y del talento, y por ello se admira, se respeta o se imita a quien lo obtiene, en lugar de atacarlo o satanizarlo. Y las carencias son vistas como de falta de oportunidades y de educación, o de incapacidad, irresponsabilidad y "huevonería" o pereza, como quiera llamársele.

Las mentalidades acomplejadas, mediocres, prejuiciadas y envidiosas, son las que ven el éxito de los demás como producto del delito o la corrupción.

No, señor Lopez Obrador. Los que, debido a nuestra capacitación, trabajo y competitividad, hemos logrado éxitos relativos y cierta estabilidad económica; los que arriesgamos nuestro patrimonio en un país tan incierto, tan impredecible y tan jurídica y personalmente inseguro como lo puede ser México, no somos los corruptos y evasores fiscales que usted supone, ni los causantes de la pobreza y marginación en nuestro país.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.12 de Mural del 15 de junio de 2006).


En esta visita a Alemania he visto a los mexicanos en sus mejores y peores momentos. ¿Los mejores? Al momento de celebrar cuando triunfamos en un partido. No obstante, da pena verlos en sus peores instantes: gritando improperios en las plazas centrales al mismo tiempo en que un coro interpreta cánticos para el gusto de los paseantes. Pero eso a muchos mexicanos no les importa. Entre más fuerte griten, más borrachos se pongan y más albures susurren al oído de las alemanas que pasan cerca de ellos, ellos ganan.

A la mayoría de los mexicanos que están en Alemania, que son decenas de miles, poco les importa que gane AMLO o Felipe Calderón. Los bienes públicos se convierten en privados sólo cuando El Tri les da un triunfo: a celebrar. Pero esos mismos bienes públicos se difuminan en la responsabilidad del bebedor de cerveza que piensa que Corona es el elíxir de la cebada y se burla de Budweiser, mientras el destino se le desvanece y él revienta la cartera en los duty free de todos los aeropuertos que pisa.

Carlos Mota
(v.pág.2 de Público del 16 de junio de 2006).


Curiosa manera tan evasiva de vivir con nuestras creencias. El futbol es sólo un botón de muestra: somos buscadores de tesoros en muy distintos ámbitos de la vida nacional. Se nos alienta a esperar lo extraordinario una y otra vez, cada sexenio, cada olimpiada, cada año escolar y cada ciclo económico. Y creemos: parece que creer significa para nosotros ponerlo todo (incluyéndonos) en manos externas, en las que nos sentimos más seguros.

Ahora alimentamos la certeza de una victoria contra Portugal, pues sólo es digno de un milagro quien lo cree firmemente. El problema es que eso nos impide ver las cosas como son, la indispensable certeza del milagro nos ciega. Nuestra manera de creer suple la indispensable actitud de estar presente en la realidad. Supongo que hay otra manera de llevar nuestras creencias, una manera tal que no nos despegue del mundo, que nos permita reconocernos como parte de las cosas y ser parte del rumbo que toman. Una manera en la que lo verdaderamente extraordinario sea que las cosas funcionen normalmente.

Nos falta estar más presentes en la realidad de lo que solemos estar. Y desde ahí, asumir lo que a cada cual le toca. No se vale alentar el milagro desde el poder ni desde el púlpito ni desde la tele. Aunque sea buen negocio.

Luis Petersen Farah
(v.pág.16 de Público del 18 de junio de 2006).


Los resultados del programa de indicadores del rendimiento de estudiantes, que realiza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico. En dicho programa, conocido como PISA, por sus siglas en inglés, se evalúan estudiantes de 15 años de todos los países. Los resultados de dicho programa indican que México se encuentra en el último lugar, de los países de la OCDE, en el rendimiento de sus estudiantes.

Dichos exámenes han valorado el rendimiento en ciencias, lenguaje y matemáticas y en todas las áreas nos ha ido pésimo. Sin embargo, en algo somos los que quedamos en primer lugar. Cuando se pregunta a los alumnos, padres de familia y maestros, sobre la calidad de la educación, somos los mejores. Creemos ser los mejores cuando en realidad somos los peores. Tal vez seamos soñadores y por ello creemos que nuestros deseos son la realidad. O tal vez nos falte responsabilidad y autocrítica para poder analizar nuestros rezagos y tomar medidas al respecto, en lugar de asumir actitudes conformistas que no ayudan a lograr un mejor futuro. En fin, si nos sirve de consuelo, México está mucho mejor en futbol que en educación.

Víctor Manuel González Romero, profesor, investigador y ex rector general de la Universidad de Guadalajara
(v.blog 21 de junio de 2006).


No cabe duda que para la fiesta y la pachanga, para el albur y para la creatividad delictiva los mexicanos no tenemos parangón. Pero para las responsabilidades, para los resultados tangibles, para la disciplina y el orden, hay que reconocer, no somos los mejores.

Como que aquí nos gusta hacer las cosas al revés. Primero celebramos, luego a ver si ganamos. Primero soñamos, luego a ver si nos preparamos. Primero gastamos, luego a ver como pagamos. Primero tenemos hijos, luego a ver si nos casamos. Primero cobramos, luego a ver si entregamos. Primero lo "entambamos", luego averiguamos. Primero acusamos, luego probamos. Primero prometemos, luego a ver cómo cumplimos. Primero creemos, luego analizamos. Primero improvisamos, luego corregimos.

Lo único que me resta decir es que si seguimos siendo así, luego no lloremos.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.12 de Mural del 29 de junio de 2006).


El dinero no lo es todo en la vida. Al menos en el caso de los mexicanos, que a pesar de tener el segundo peor ingreso per cápita dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, son los más felices del "club de los países ricos".

En una escala de un máximo de 10 puntos, México tiene un nivel de felicidad promedio de 8.5, lo que ubica al país en el primer sitio entre las 30 naciones que integran la OCDE, según el estudio "Medidas alternativas de bienestar" del organismo multilateral.

En el índice de felicidad, México superó a Estados Unidos, Noruega y Luxemburgo, lugares que tienen los mayores ingresos per cápita, pero cuyos habitantes sólo registran un nivel de felicidad de 8 puntos.

Así como la población de los países más ricos no se muestra exacerbadamente feliz, las naciones más pobres de la OCDE tampoco son tan optimistas como lo son aquí los mexicanos.

(V.pág.6 de la sección "Negocios" de Mural del 29 de junio de 2006).


Si pudo dejar de ser uno de los países menos democráticos del planeta y convertirse en modelo de democracia para el mundo, perfectamente, a condición de que alguien encabece el esfuerzo, sin limitarse a exponerlo con tono doctoral en estériles charlas de café, México puede ir soltando lastres (la proclividad a la pereza, la irresponsabilidad, la corrupción, la transa, el agandalle, el vandalismo y algunas docenas más de sus pecados capitales más característicos) para empezar a cumplir, como país, con el destino histórico con que muchos de sus mejores hijos han soñado.

Jaime García Elías, periodista y conductor radiofónico
(v.pág.5-A de El Informador del 5 de julio de 2006)


Dentro de este proceso de elecciones presidenciales, a través de entrevistas y análisis con dueños de negocios, empleados, amas de casas, obreros y hasta mujeres de apoyo doméstico, comparto los siguientes aprendizajes:
  1. El entendimiento de la economía no es igual en niveles socioeconómicos, ni de estudios, ni por regiones. Es evidente que los sueños son fáciles de vender cuando la gente no tiene información o ha estado siempre en un mismo entorno.
  2. Que existen dos grandes diferencias de pensamiento en el país: el de la continuidad, y otro proyecto de "esperanza popular", que ha sido excelentemente bien vendido a la gente que compra ilusiones e ideas fáciles.
  3. Que en un país en donde exista una alta ignorancia del entorno que nos rodea y el mundo es fácil deshacer cualquier avance que se haga.
  4. Que el temor infunde pánico o movilización. La campaña que se hizo hacia Andrés Manuel López Obrador tuvo éxito en hacer que la gente que vivió las crisis de Echeverría, López Portillo y Miguel de la Madrid fuera a votar de nuevo. Y que a los jóvenes que les tocó oír poco la crisis de 1994 también fueran a votar.
  5. Que las mentiras y descalificaciones sin argumentos también venden. Mucha gente, y digo casi toda con la que tuve oportunidad de hablar en un mes, hablaba y hablaba de las cosas que hizo AMLO en el DF junto con Bejarano, Imaz (y su esposa), Ponce y demás colaboradores, lo cual tuvo poco efecto contra lo del "cuñado incomodo" de Felipe Calderón, que ha resultado ser más una difamación por aventar una "verdad a medias" a una evidencia que permita juzgar.
  6. Que todos tenemos sueños que queremos ver realizados, y que por primera vez se usó el voto como un arma para tomar una decisión a favor o en contra.
Rogelio Gómez
(v.pág.2 de la sección "Negocios" de Mural del 6 de julio de 2006).
No cabe duda que vivimos en la paradoja, o como dijo hace tiempo Bretón, en el surrealismo. En efecto, nuestro México es un país de contradicciones, unas flagrantes y otras creadas por ciertas circunstancias, y así vamos, mientras que se despilfarran los recursos públicos en programas que en nada benefician al pueblo, como son los casos de acoso publicitario del régimen por radio y televisión, y por otra parte las costosísimas campañas políticas que para nada redundan en algún beneficio para el pueblo, aun en su más mínima expresión.

Pero eso no es todo. El comercio siempre ha sido especulativo, los precios se manejan al antojo del comerciante, y ahora como todo está sujeto al libre juego de las sacrosantas leyes del mercado, tanto mejor; además, nunca dan los kilos exactos, sino que suman cuando mucho los 800 gramos; en las gasolineras, también cazan la venta del combustible de manera escandalosa, y como si fuera poco, hay que soportar en las calles, en el transporte público, y en todas partes el acoso de pedigüeños, vendedores ambulantes, pero hay más, los taxistas, por ejemplo, en su mayoría sin decir agua va, "redondean" la cantidad cobrada, y así se quedan con uno, dos o tres pesos en cada dejada.

Y, como si todo esto fuera poco, se ha desatado de manera desbordada, una nueva campaña pro donativos "voluntarios", dizque para reunir peso a peso ciertas cantidades para atender necesidades relativas a la educación pública.

Estos supuestos donativos voluntarios que al parecer ya se están institucionalizando, se llevan a cabo a través de los grandes comercios o mercados de autoservicio, de tal manera que matemáticamente esas pequeñeces suman muchos cientos de miles de millones de pesos, cuyo destino es incierto. Se dice que es para fines educativos, dizque para adquirir computadoras, pero el ciudadano se pregunta, qué se hace con los recursos públicos destinados para la educación.

Pero hay más, los bancos al cobrar una cuota "módica" por el pago de servicios, también recaudan cantidades fabulosas de recursos, de tal modo que se afirma que la banca comercial es su principal negocio, junto con las tarjetas de crédito, mientras para nada apoya al crecimiento de la maltrecha economía mexicana.

Pues bien, entre dádivas, redondeos, propinas, pago de servicios, el consumidor, el contribuyente, el ama de casa, el ciudadano común y corriente, el trabajador, el asalariado, todos en general, somos víctimas ingenuas o inocentes de esa clase de manipulaciones que cada día van creciendo. Pero además de todo esto, se ha dado a conocer con ciertas reservas que mucha de la ayuda en víveres y en dinero dizque para apoyar a los damnificados de los pasados huracanes, o se desviaron, o se dejaron abandonados en multitud de bodegas perdidas en el infinito.

Manuel López de la Parra
(v.pág.5-A de El Informador del 17 de julio de 2006)


Este país es, por lo visto, dócil rehén de aventureros carismáticos que, por ejemplo, anuncian con voz jaspeada de historia que da comienzo "la resistencia civil", pero que no anuncian en qué van a consistir estos actos, porque eso sólo lo podrá decidir la ciudadanía (que decidirá lo que él ya tenga decidido); estos inflamados seres son los que quieren secuestrar a las instituciones y al país, como si no nos bastara con el narco, la delincuencia organizada y toda la nómina de personajes y seres oscuros que se sienten y actúan como dueños de la nación. Ahora, además, tenemos que aguantar a Robin Camacho y Batman López. De Cota y de Ortega no digo nada, porque si fueran dirigentes de un grupo de Boy Scouts, éstos se les amotinarían en el camión que los lleva a la Marquesa.

Por el bien de todos y aunque constituya una clara ofensa a Paco Calderón y su millón [de compatriotas que instalaron, hicieron funcionar, cuidaron, contaron y entregaron el resultado de la votación obtenida en la casilla que les fue asignada], vayamos al recuento voto por voto. Me dicen que esto es lo único que puede aplacar al Robespierre tropical. Lo dudo. Si acaso lo aplacará si es que este recuento le favorece; cosa que parece harto dudosa, pero que lo privará de su reiterado y jamás probado argumento de que fue víctima de un megafraude y un cochinero. Así pues, mi agradecimiento eterno para [Paco] Calderón y su millón, pero, dado que el Mesías de Macuspana ya entró en trance, vayamos a un nuevo recuento.

Conjurados en el compló

Germán Dehesa
(recibido en un e-mail de la postcampaña panista el 18 de julio de 2006)


¿Para qué jactarse de gobernar el país que es "caso más o menos único en el mundo"? Si se iguala este tema con otros abordados por Fox, él y nada más él ha disminuido en un 35 o en un 15% la pobreza en México, él conduce la mejor democracia a la vista, él protege a todos y a los demás que el término todos no incluya. No exagero porque la exageración en el caso de don Vicente, por ardua que sea, es siempre una lección de modestia. Si la educación en México -lo ha dicho- causa asombro en América Latina; si ya podemos echar las campanas al vuelo porque el congreso norteamericano influido por Fox ha resuelto de una vez por todas el problema de los migrantes, ¿por qué no decir que México paga el total del tratamiento de todas las personas que tienen VIH/Sida?

Letra S, suplemento de La Jornada, maneja otros datos o expone otros hechos. Entre ellos:

Esto, sin embargo, no es un logro de los gobiernos que han cumplido a regañadientes su obligación constitucional (con un grave retroceso moralista de la Secretaría de Salud: en la época del doctor Jesús Kumate), sino de los activistas y de las organizaciones que por años han insistido en este derecho. Fox, el genuino "mago de San Petersburgo", se envanece de este proceso como "caso más o menos único", y no se entera de que Onusida sitúa a México en el mismo nivel que los programas de Argentina, Chile, Cuba, Uruguay y Venezuela. Pero si Fox admite lo anterior, ¿cómo proseguir con su candidatura a Presidente de la República de la que ya nunca desistirá? Si la idea de la invención de estadísticas es jocosa a pesar suyo la realidad que la sustenta es patética. Y no se olvide que Brasil, país del que todavía no ha sido presidente don Vicente Fox, cubre en su programa de medicación anti-VIH a más de 170,000 personas, no las 30,000 que en México la reciben.

El sólo puede expresarse a través de: a) anuncios de milagros a su cargo; b) regaños a los renegados que lo contradicen o le han dicho que le contradicen; c) pasión por los coloquialismos que hicieron época; d) demostraciones de saber aplazado o inencontrable a propósito de todos los temas. Las ensoñaciones de Fox resultan particularmente lesivas, en el filo de la navaja entre el despliegue del desconocimiento (¡Y es Presidente de la República!) y el franco choteo.

Carlos Monsiváis
(v.pág.16 de Público del 23 de julio de 2006).


Si la segunda marcha del Peje ocupó dos calles más que la primera, ¿por qué la Secretaría de Seguridad Pública del D.F. reportó que la primera tuvo 280,000 personas y la segunda 1'100,000? ¿Acaso caben 820,000 personas en dos calles? ¿Se les descompuso la calculadora en el D.F., o están haciendo campaña con mis impuestos?

René Franco
(v.revista Mi Guía del 26 de Julio al 1o.de agosto de 2006).


En estos momentos de enorme griterío postelectoral, todos los actores políticos se están disputando la supremacía para ver quién destruye más eficientemente a las instituciones democráticas que tanto han costado. Estamos en un momento crítico dentro de nuestras aspiraciones democráticas y camino a la perdición, sin verse un horizonte alentador porque a ninguno de los actores centrales en este momento se le ven alas para volar a gran altura. El presidente sigue en campaña contra Andrés Manuel López Obrador, y éste quiere chantajear al país con sus bravuconadas, mientras que Felipe Calderón envuelve sus palabras en algodón para sugerir extralógicamente que quienes reclamen legalidad electoral son violentos y buscan la guerra. De todas partes se dispara al IFE, sin separar la institución de las personas, y ahora se apuntan las baterías contra el tribunal electoral. Los partidos responden con lealtad al caudillo y sumisión ante las televisoras. Los magistrados tienen componendas con el hampa y los ciudadanos seguimos corrompiendo a quien se deje para vivir mejor.

Son malos momentos para carecer de una visión de estado, aunque, ¿de qué nos asombramos? Ya sabíamos que nuestros políticos son pigmeos, que nuestra sociedad es culturalmente autoritaria y corrupta, y que la democracia, como forma de organización social, no se nos da. Hemos querido ser lo que históricamente no hemos sido y hoy, a simple vista de nuestro comportamiento colectivo, demostramos que tampoco podremos ser. Tenemos lo que nos merecemos, y lejos de avergonzarnos, lo presumimos. De esta manera, lo que sea, lo que venga, lo tenemos merecido.

Raymundo Riva Palacio
(v.pág.4-A de El Informador del 29 de julio de 2006)


Voltear la mirada hacia la izquierda y ver a los emisarios del pasado, encabezados por un líder arcaico que cada que habla perfora los tímpanos de los que nos molesta escuchar su voz chillona.

AMLO y compañía, se presentan como prófugos de un pasado reciente, con su mismo discurso de hace diez años, con sus mismos argumentos seudoizquierdistas de las décadas de los dinosaurios que poblaron el México priista.

Voltear la mirada a la derecha y que ronde el fantasma de un fraude en las elecciones pasadas durante los próximos seis años es volver a ver la misma película de sexenios pasados donde nomás ganaba el PRI y ni quien alegara.

¿De dónde emanan nuestros políticos, empresarios y los no menos queridos narcos y "delincuentes organizados", que dejan en cualquier parte cuerpos sin cabeza o cuerpos que parecen coladeras? (qué gasto innecesario, igual mata una bala que veinte). ¿Qué? ¿Los importamos de EU, de algún país de Europa? No, no, no, son made in México.

Por lo tanto hasta que no se demuestre lo contrario me quedo con una frase lapidaria de Luis González de Alba que la dijo en una entrevista que le hizo este diario. "Lo peor de México es su gente".

Guillermo H.Navarro Córdova
(v.pág.15, "correo", de Público del 30 de julio de 2006).


Se trata de poner en práctica lo que se llama el "pensamiento mágico", en donde, lo que uno desea -y se dice, una y otra vez-, se convierte en realidad. Pensamos que es el caso de Andrés Manuel López Obrador cuando decide declararse el "presidente de México por voluntad de la mayoría", pasando por encima lo que hemos -hemos, que implica al mismo AMLO- acordado que sea la manera legal de decidirlo para que las cosas sean como deben ser.

AMLO da por real lo que él dice y el resto es parte de un complot o fraude. La frustración de haber perdido y su incapacidad para aceptar la derrota lo llevan, una vez más, al terreno del pensamiento mágico y de la magia cuando el hombre se había dado cuenta de su impotencia frente a los hechos de la naturaleza que lo superaban.

Las personas que hacen uso del pensamiento mágico perciben la realidad sin una base crítica y por eso, su pensamiento, genera una pseudo ciencia "mágica", basada en la especulación en donde se toma por cierto las creencias arraigadas en el pasado mágico. El hombre común y corriente cae en este pensamiento porque es parte de su cultura.

El pensamiento mágico masivo le permite seguir transitando a AMLO de la impotencia a la megalomanía, e intenta dominar con perjuros a la realidad externa para conseguir su propio beneficio: "Si niego la realidad real, e invento otra basada en mis deseos, logro lo que quiero", y ese rito, con todo y su estampida, es el que se lleva a cabo los domingos, en el Zócalo capitalino, pero más vale aguantar tres meses de estampidas, que seis años de mesianismo.

Martín Casillas de Alba
(v.pág.6-A de El Informador del 1o.de agosto de 2006)


Grado 7 Planning presentó un estudio antropológico-afectivo, denominado "Estilo de vida de los niveles socioeconómicos y culturales bajos", grupo que abarca alrededor de 65% de la población.

La investigación estructuró el universo de estudio en "chambistas" (realizan algún un oficio), comerciantes, empleados, y una minoría de clase media "venida a menos", a quienes les cuesta trabajo aceptar su nueva realidad.

Hay amas de casas, empleadas domésticas y oficinistas (en su mayoría, con carreras truncas) que sienten poca remuneración en su trabajo. Las que tienen puestos ambulantes, se enorgullesen de su negocio, y para las obreras su trabajo es el más pesado.

Los hombres se catalogan a sí mismos como "chambeadores". Se dividen en asalariados con horario fijo, (que en ocasiones cubren doble turno, para quienes la presión va relacionada con el exceso de trabajo) y por otro lado están los independientes, con la facilidad de socializar y hacer diversas actividades.

El estudio indica que su cosmovisión se guía por la religión, el pensamiento mágico, la solidaridad, el cooperativismo y el apoyo familiar. La adquisición de bienes, la preparación educativa, la ampliación y la mejora de vivienda se conciben como un "esfuerzo de todos" en su núcleo familiar.

Los hombres entrevistados mencionaron como motivos para la desilusión no cumplir sus metas, la falta de oportunidades, no dar el bienestar esperado a la familia, esforzarse y seguir igual, y el abandono de la mujer.

En este mismo punto, las mujeres comentaron que les duele no ser tomadas en cuenta, el abuso, la violencia sexual e intrafamiliar, el alcoholismo del esposo y limitar a los hijos en sus gustos.

Elena Ledesma, coordinadora de área de Grado 7, agregó que las mujeres se consideran inseguras, poco preparadas y emprendedoras, con baja autoestima, aprensivas y conformistas, aunque contradictoriamente mantienen una postura de entregadas y responsables.

Los hombres se dicen limitados, reconocen el machismo como carga social, pero a la vez se ven como ingeniosos, egoístas, flojos, mujeriegos y "valemadristas".

En cuanto a los medios de comunicación, la televisión es considerada como imprescindible: estimula, entretiene, relaja y promueve la interacción, sea de forma pasiva o activa.

La radio se percibe como omnipresente, intensificadora de emociones, compañera que informa, aconseja y actualiza a quien la escucha.

Las mujeres leen revistas por los chismes, consejos, saber cómo ganar dinero extra y relajarse de sus actividades cotidianas. Los hombres leen historietas, revistas de sexo y deportes.

En relación con las finanzas personales, el análisis detecta que de los 25 a 30 años sueñan con mejorar sus espacios de convivencia, de los 30 a 35 se ven con estabilidad, esperan recibir apoyos para vivienda y automóvil, entre otros bienes, y de 35 a 40 sueñan más con pasear, tener una casa propia o que sus hijos trabajen.

David Carballo, director de investigación de Grado 7, aterriza la información con algunos casos. "La mayoría se va al consumo básico, como alimentos, bebidas y vestido". Ante la desconfianza en los grupos bancarios y la casi nula cultura del ahorro, Banco Azteca llegó como una opción para ellos. "Apelan a creer en su palabra, aunque para otras instituciones no sean sujetos de crédito", comentó.

Asegura que hay confianza en casas de empeño, de préstamo y cajas de ahorro. "Sigue habiendo el temor en las letras chiquitas, pero cuando tienen una urgencia acuden a la familia o a este tipo de lugares".

La compra de música, ropa y películas "pirata" se da en esta población en mayor medida. El problema es que no ven el valor de pagar más por un producto; lo importante es entretenerse o estar a la moda, en la medida de sus posibilidades.

(V.pág.9-A de l Informador del 16 de agosto de 2006)


Lorenzo Meyer escribió ayer un espléndido artículo sobre la intemperie de guerra en que nos encontramos. Para los que observan el país desde arriba, la parte de abajo resulta políticamente incomprensible, porque sigue a un "líder mesiánico" o porque "se volvieron locos". Y para los que ven desde abajo, todo lo de arriba es inaceptable, porque es el espacio de los "corruptos sin llenaderas". Puntualiza Lorenzo: "El 'otro' ya no es el opositor con el que se tiene y se debe negociar, sino un enemigo a destruir".

Ciro Gómez Leyva
(v.pág.4 de Público del 25 de agosto de 2006).


Aquí nos enfrentamos a un jinete sin cabeza sobre un caballo desbordado, brioso, de buena alzada: mañoso, conocedor de sus terrenos, berrinchudo, macho. Y corre, relincha, repara, para en seco, baja la cabeza, la alza, da patada y coz. Anda por donde se le antoja y el jinete apenas logra sostenerse sobre su lomo. Por supuesto, monta sin silla, y el caballo anda a rienda suelta.

Podríamos creer en los rumores que afirman que el presidente anda dopado o que habita en el país de la felicidad en el que los pobres no lo son tanto y la justicia es de todos, o que reposa en los aposentos del final de su sexenio, en el "se acabó todo lo que tenía que hacer para que las cosas funcionaran en este país con alguien a cargo". Pero no. Eso es ser optimista. El presidente simplemente no tiene cabeza. Un presidente enano (increiblemente, su estatura es una mala apología de sí mismo) que afecta negativamente con la omisión de sus funciones como mandatario. ¿Quién manda en este país? La voluntad del caballo es la que manda.

Karla Sandomingo
(v.pág.11 de Público del 27 de agosto de 2006).


El último número de la revista Replicante viene dedicado a la ciencia y es magnífico. El editorial comienza: "Una de las razones que nos joden como país es la ausencia de formación científica...", e ilustra con una formidable anécdota. Una niña de nueve años ve en las noticias a una señora bañada en lágrimas que se tira al suelo para agradecer a la Virgen de Guadalupe que los investigadores acaban de aprehender a los plagiarios de su hijo. A lo que la niña pregunta: "Oye, ¿y dónde estaba la Virgen cuando secuestraron al niño?"

Héctor Villarreal sigue algunas figuras mexicanas de las ciencias sociales y descubre que están más ocupadas en promover sus carreras políticas que en diseñar estudios e investigaciones. "Esa puede ser una de las explicaciones de por qué no hay ninguna aportación importante a las ciencias sociales que haya surgido en México. No hay una sola teoría identificada con algún autor mexicano [...] Los científicos sociales en México se dedican a reaccionar contra las obras que se escriben en otros países, principalmente en Estados Unidos, para despotricar contra sus autores con insultos o para efectuar juicios de valor sobre sus ideas".

Luis González de Alba
(v.pág.36 de Público del 27 de agosto de 2006).


Hoy el presidente vive en la negación de Atenco, AMLO, Oaxaca, el narcotráfico, las mujeres de Juárez, la pobreza y la ausencia de reformas estructurales. Se entiende que Fox vive en un México en el que se siente un "campeón", en el que "todo va de maravilla" y en el que, dado que no se cambió de caballo, el fin de la pobreza ahora es sólo "cuestión de una generación de estudiantes".

Genaro Lozano, profesor del ITAM
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 30 de agosto de 2006).


Es que, seamos sinceros, lo que usted y y vimos el viernes pasado no fue un informe de gobierno, fuel el estreno de un espectáculo previamente anunciado e inteligentemente alimentado por los medios de comunicación.

¿A poco a usted le interesaba escuchar a Vicente Fox diciendo, como todos los años, que México es maravilloso, que su gobierno es divino y que aquí todo es tan bonito que los mexicanos no sabemos qué hacer con tanta felicidad?

Claro que no, lo que queríamos era ver sangre, que le gritaran al presidente y, sobre todo, resolver el más grande de los enigmas del entretenimiento colectivo después de Lost: ¿Qué iban a hacer los simpatizantes de Andrés Manuel López Obrador para impedir que Fox hiciera su numerito? Y eso fue lo que recibimos aunque, "lástima", todavía no ha corrido la sangre.

El problema es que ya no nos estamos divirtiendo con una pelota, con un chiste, con una historia de amor o con una chica que se encuera. Nos estamos divirtiendo con nuestras instituciones.

Y si nos la estamos pasando tan rico con nuestras instituciones, ¿quién va a hacer lo que les toca hacer a las instituciones? ¿Quién le va a dar certidumbre a nuestra sociedad? ¿Los medios?

Alvaro Cueva
(v.pág.19 de Público del 3 de septiembre de 2006).


Vicente Fox subrayó que en el último año de su gobierno "México va extraordinariamiente bien. Vamos a cerrar muy fuerte porque el país marcha con generación de empleos y crecimiento".

"Afortunadamente las cosas van extraordinariamente bien, a pesar de ser el último año de un gobierno, que normalmente en México era uno de crisis, quebrantos y devaluaciones. Ahora no hay nada en el panorama en este sentido", señaló Fox, quien aseveró que pese a todo, la economía crece a un muy buen ritmo, al igual que el empleo en todo el país.

Aseguró que su gobierno va a cumplir con todos los programas que se comprometió al inicio de su gestión.

(V.pág.22 del periódico El Nuevo Siglo del 4 de septiembre de 2006).


Uno pensaría que las amistades se ponen en riesgo por algo más espinoso , como que olviden a nuestro hijo en el camión, que vayan con algún chisme o que nos pedaleen la bicicleta. Pero no: ahora los amigos se distancian por opinar diferente, pecado que se ha vuelto tan grave como la traición misma. Como si por un pobre punto de vista hubiéramos perdido el último tren al paraíso terrenal, al edén de la modernidad y la democracia o al de la justicia, la solidaridad y la cálida hermandad, según el caso.

Al amigo se le reprocha su voto o su abstención, se le recrimina estar fuera de la realidad y no entender la historia de México. Se le tacha de irresponsable, de tibio o muy cariñosamente de ingenuo, es decir, de bobo. Mucha estima, compadre, pero usted es un pendejo.

Hay que revisar saldos en algún momento: evaluar políticos, medios, autoridades, partidos, instituciones electorales. Y también la vida diaria y el humor nacional, porque no estaría mal vivir con amigos y que opinen lo que les pegue su regalada gana.

Luis Petersen Farah
(v.pág.17 de Público del 10 de septiembre de 2006).


El presidente cumplió, cabalmente, con sacar al PRI de Los Pinos, pero no supo trabajar más allá de esa meta. Y fue enfermándose con el poder, al vivir precisamente en Los Pinos. Entre parientes y amigos que lo dejaron en "Foxilandia" y nadie fue capaz de volverlo al mundo del bienestar de todos.

Guillermo Dellamary, filósofo y sicólogo
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 12 de septiembre de 2006).


Seguramente influenciado por recientes acontecimientos, tuve uno de esos tormentosos sueños. Al inicio me veía viviendo en un país idílico en el que nada faltaba, y todo era orden y armonía, dicha y placer.

Pero pronto comenzaron a suceder cosas que lo transformaron en una terrible pesadilla en la que cada día sucedía algo verdaderamente perturbador. Era como una cadena interminable de maldiciones.

Primero unos mafiosos invadieron un predio de mi propiedad argumentando con papeles falsos que ellos eran los dueños legítimos, mientras yo desesperado intentaba en vano encontrar en el registro público de la propiedad los libros que probarían lo contrario, pero éstos no aparecían por ningún lado.

De pronto me vi en una discoteca en la que un grupo de personas irrumpían en el lugar haciendo varios disparos al techo. Y después de ordenar que nos echáramos al piso, aventaron cinco cabezas humanas aún ensangrentadas que rodaron al centro de la pista.

Luego vi cómo la policía arrestaba a 10 sicarios de una banda que circulaban por la ciudad, armados con rifles AK-47.

La pesadilla se hacía eterna y sudorosa, y en un repentino cambio de escenario aparecí el 16 de septiembre en Palacio Nacional, escuchando un discurso incendiario en voz de un personaje ataviado como Iturbide, que proclamaba el inicio de una nueva revolución mexicana, desconocía al presidente electo, abolía el gobierno y se autonombraba como el presidente legítimo, mientras su camarilla establecía una nueva constitución redactada por ellos mismos con la que todo el sistema jurídico y las garantías constitucionales conocidas se venían abajo.

Y como en las pesadillas sucede, el 16 de septiembre de pronto se convirtió en 1 de diciembre, y detrás de la muchedumbre se podían ver las tribunas de las cámaras de diputados y senadores tomadas por una pandilla de rufianes que gritaban: "El pueblo tiene derecho a establecer el gobierno que más le convenga, alterarlo, modificarlo y abolirlo totalmente cuando su felicidad lo requiera, y eso es lo que vamos a hacer". La escena mostraba al presidente electo manchado con pintura verde en la cara, amarrado de las manos con la banda presidencial y arrodillado frente a la enardecida multitud constituyente que le había impedido tomar posesión de su cargo.

Cual veloz nave espacial, la pesadilla me llevó a la siguiente escena. Esta vez me veía frente a mi un paisaje desolador lleno de cadáveres y me informaban que cada año 2,300 toneladas de arsénico y sus compuestos -que en exposición prolongada pueden provocar la disminución de glóbulos rojos y blancos, e incluso la muerte- eran emitidas por empresas, y principalmente tiradas al agua.

Por todas partes aparecían conflictos. Las autoridades se negaban a rendirle cuentas a los ciudadanos, buscando modificar la ley de transparencia que los obliga a ello. Líderes sindicales desaparecían millones de dólares. Maestros de escuela con los rostros cubiertos con paliacates y grupos armados con uniformes militares tomaban sedes del gobierno, paralizaban comercios y bloqueaban carreteras.

Bandas de secuestradores plagiaban empresarios.

Los periódicos informaban que una mujer y su hija habían sido encontradas desnudas y ejecutadas con el tiro de gracia en la cabeza en una brecha a las orillas de la ciudad.

Finalmente desperté. Pero sólo para darme cuenta que la pesadilla no terminaba al abrir los ojos, pues la realidad era la pesadilla misma. Cada una de estas escenas no habían sido producto de mi imaginación, sino hechos reales y amenazas consignadas por los medios de comunicación en los últimos meses y establecidas en mi mente.

Si a usted le propusieran visitar, invertir o vivir en un país como el de mi pesadilla ¿iría, invertiría, o viviría en él? Seguramente no. Pero como a nosotros, los que aquí vivimos, no nos queda de otra, o nos convertimos en ciudadanos verdaderamente demócratas, respetuosos de la ley y las instituciones y les exigimos a nuestros representantes lo mismo, o estas escenas de terror serán cosa de todos los días.

Toca al nuevo gobierno y a todos los partidos hacer su parte para lograr que la pesadilla que estamos viviendo los mexicanos se transforme en una realidad que no tengamos miedo de vivir.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.10 de Mural del 14 de septiembre de 2006).


México ha sido tentado una y otra vez por la utopía. Sólo falta un líder que lo insinúe para que no quepa duda: a la vuelta de la esquina hay un mundo más justo, cálido y fraternal.

No importa que no se perciba a primera vista: hay otro camino más corto, más llano y sin más obstáculo que los incrédulos traidores, a un paraíso que ahí está, que llegará como un manto milagroso.

Nosotros afinamos, pulimos y enceramos nuestros sueños. Los discursos se dirigen a las generalidades y los problemas urgentes vinculados con la educación, la procuración de la justicia, las pensiones, las desigualdades o el colapso ecológico quedan fuera del debate. El mundo deja de ser la construcción penosa que requiere el tiempo y el trabajo de generaciones enteras y se convierte en una esperanza pura.

Somos buenos para formular y adornar nuestros "principios", pero no lo hemos sido para convertir la utopía en un plano constructivo. Cuando tratamos de ver qué va primero y qué después, cuando hay que ceder una parte para sacar otra, entonces nos convertimos en traidores. Pues el sueño en manos públicas es todo o nada.

Luis Petersen Farah
(v.pág.17 de Público del 17 de septiembre de 2006).


En México los tres presidentes están en la escena: Uno soñaba que era rey y de momento quiso un gabinete alterno; otro soñaba que en el rancho, en un caballo iba a pasear; y el más pequeño de los tres, ése soñaba sin despertar.

Víctor Manuel González Romero, profesor, investigador y ex rector general de la Universidad de Guadalajara
(v.blog 20 de septiembre de 2006).


A los mexicanos nos enseñan desde niños, a través de la religión, la música y las telenovelas que no hay nada mejor que ser víctimas.

¿Por qué? Porque el sufrimiento es la única manera de llegar a Dios, de trascender.

Además, el sufrimiento es cómodo. Uno nada más se deja caer y los demás, que también deben ser buenos cristianos, tienen la obligación de ayudarnos nada más porque sí.

Encontrar traidores es un deporte ancestral que también tiene mucho que ver con nuestra educación. Para que haya una víctima se necesita un villano, pero también un Judas que nos venda por algún interés mezquino.

"El muro de la vergüenza" (que es algo así como el título que le faltó a la filmografía de Pedro Infante) no es ni un muro ni una vergüenza, es un trofeo que los mexicanos nos hemos ganado a pulso a través de los años.

Nos lo hemos ganado con nuestra mediocridad disfrazada de fe, esperanza y caridad, y con nuestra infinita soberbia.

Los mexicanos nos creemos tan superiores que sólo nos importamos nosotros mismos como individuos. No estamos dispuestos a negociar con los demás a menos que nos convenga de manera directa, en lo íntimo, en lo personal.

¿A quién le importa si los niños estudian o no estudian mientras yo me salga con la mía? ¿A quién le importa si una ciudad circula o se paraliza si yo hago lo que quiero?

Por supuesto, suponemos que somos tan maravillosos que, por ejemplo, nos vendemos la idea de que tenemos la ciudad más grande del planeta cuando no es así.

Cada vez que construimos un triste puente lo anunciamos como si fuera una obra maestra transcontinental, cada vez que vemos a un extranjero lo agredimos, aunque sea un buen elemento, nada más porque no es tan grande como nosotros, nada más porque no es mexicano.

Es tanta nuestra soberbia que no nos importa lo que suceda fuera de nuestras ciudades, fuera de nuestras fronteras, a menos de que se trate de la figura de algún individuo, empresa o producto mexicano que conquiste la capital, Hollywood, España o Japón.

¿Medio Oriente? A quién le importa Medio Oriente si la nota es el metrobús chilango. ¿Oaxaca? Está tan lejos que a nadie le afecta a menos que le hagan un plantón en la puerta de su casa. ¿Globalización? Es mala. Punto.

Por eso le digo, el más grande regalo que nos pudo haber hecho Estados Unidos es el muro que va a levantar en el norte. Eso nos va a encerrar aún más, nos va a obligar a ser más vanidosos, a gozar, en un nivel todavía mayor, de nuestro peculiar narcisismo de rancho.

De la frontera sur mejor ni hablamos. Ahí nosotros mismos vamos a levantar el muro. ¿O acaso conoce usted a algún mexicano que, además de mexicano, se quiera reconocer como latinoamericano?

Si lo conoce, denúncielo. Debe ser comunista, satánico o algo muy malo porque sólo así se entendería que tuviera una visión tan "negativa".

Qué buena noticia la del muro que nos van a construir. Nos lo merecemos por hipócritas, egoístas y soberbios. ¿A poco no?

Alvaro Cueva
(v.pág.17 de Público del 8 de octubre de 2006).


De los rumbos que habrá de seguir Vicente el ocurrente, que ya anda de un lado a otro con las maletas hechas, disparando chistoretes de fin de cursos y prodigando despedidas por todos los rumbos del país y allende las fronteras. Pero es muy probable que a la inmensa mayoría de los mexicanos nos tenga sin cuidado a dónde va Vicente. Al fin que ya sólo quedan seis semanas para que termine este sexenio en el que, a la de a fuerzas, nos han querido instalar en el país de las maravillas, sin importar si la realidad así lo corrobora.

Víctor E.Wario Romo
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 16 de octubre de 2006).


En España no vi al rey ni al presidente, pero vi sus carreteras y sus nuevas y modernas construcciones, y a través de ellas vi con envidia ciudadana cómo la capacidad de concertación política y el apoyo de una sociedad pueden, en unas cuantas décadas, lograr cambios y avances impresionantes.

Mientras no haya radicales extremistas al mando de nada, mientras haya empleo, educación e ingresos razonables para todos; mientras la corrupción no se dé en las áreas fundamentales del desarrollo -como la educación y la generación de empleos- y sea razonablemente llevadera (porque en todos lados existe), mientras vayamos para adelante, ¿qué importa si el partido es más de izquierda o más de derecha, quién es el presidente, quién produce la energía, quién diseña y construye las carreteras y aeropuertos?

Se puede ver a leguas el desarrollo económico y social que países con mucho menos recursos que el nuestro han logrado en relativamente poco tiempo.

¿De qué sirve un nacionalismo a ultranza si nuestra gente sigue viviendo mal?

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.12 de Mural del 26 de octubre de 2006).


El país esta siendo reventado por unos ante la pasividad de los otros y en perjuicio de todos.

El presidente Fox finge demencia, incapaz de ejercer la autoridad con el falso pretexto del diálogo.

El señor López finge cordura, diciendo lo pacíficos que son mientras atizan la violencia.

Y los maestros se oponen a dar clases y a que los alumnos las reciban.

Oaxaca, uácala.

¡Qué país!

Nemesio Maisterra
(v.pág.12 de Mural del 26 de octubre de 2006).


En los últimos años el desarollo de México marca dos líneas paradójicamente paralelas y disparejas: la multiplicación de los pobres, y la que indica también el crecimiento de los que viven en el mundo de la satisfacción y la riqueza. Los primeros viven casi sin esperanza y los segundos en el temor y la protesta. Total: todos viven en la inconformidad.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 28 de octubre de 2006).


Nuestra existencia se ha convertido en una locura de principio a fin. Los servicios públicos son un asco, pero Hacienda está perfeccionando la manera de cobrarnos más y peores impuestos.

Ni usted ni yo sabemos dónde vamos a estar la semana que entra, pero nuestros próximos gobernantes ya tienen planes para nosotros para 2030.

Vivimos ahogados en la corrupción, el delito, el egoísmo, la violencia, la discriminación, la desintegración, la depresión y el escándalo, y los medios se la pasan vendiéndonos valores, entusiasmo, paz, igualdad, unidad, alegría y un montón de ideas con las que ni siquiera ellos comulgan.

Alvaro Cueva
(v.pág.19 de Público del 29 de octubre de 2006).


Es de reconocerse, que la adopción de la llamativa costumbre del "halloween" por los mexicanos, tiene su razón de ser, porque eso de inocular a nuestros niños de muerte y de muertos desde temprana edad, no tiene sentido. Aceptemos que la celebración diferente del Día de Muertos -llamado también en EU "día de brujas"- entre los gringos y los mexicanos, es la diferencia que hay entre un pueblo optimista y un pueblo apesadumbrado, indisolublemente atado a la melancolía.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 4 de noviembre de 2006).


¿A quién queremos engañar? A los mexicanos no nos gusta cambiar, nos molesta, nos da miedo, no lo vamos a hacer, no lo vamos a permitir y se acabó. De veras, uno de los rasgos más claros de la mexicanidad es nuestra cerrazón hacia cualquier cosa que suene a movimiento, a transformación, a desarrollo.

¿Por qué? Primero, porque en este país somos desconfiados de hueso colorado y tenemos una larga lista de razones históricas que nos han convertido en esto, desde las monstruosidades que hacían en la vieja México-Tenochtitlan con los pueblos vecinos hasta la Conquista, las invasiones, las intervenciones, las devaluaciones y más, mucho más.

Digamos que cada vez que alguien nos ha prometido un cambio nos ha ido tan terriblemente mal que a todos, en el fondo, nos ha quedado la sensación de: estábamos mejor antes.

¿Por qué más estamos tan negados hacia el cambio? Por poder. Seamos sinceros, los mexicanos, como individuos, carecemos del más mínimo poder.

Si aparece un agente de tránsito y nos inventa que nos pasamos un semáforo en rojo, perdemos. Si aparece un delincuente y nos asalta, perdemos. Si alguien quiere desalojarnos, perdemos.

Los habitantes de este país no tenemos poder sobre nada que tenga que ver con nosotros y no tener poder nos vuelve asquerosamente vulnerables, nos invita a perder y la mayoría de las veces es así, perdemos. Quien no cambia siente, como pocas veces puede sentir en su vida, que se está saliendo con la suya, que nada malo le va a pasar, que no va a perder.

Y esto tiene impresionantes representaciones simbólicas en nuestra vida cotidiana. ¿Qué es lo primero que hacemos los mexicanos, por ejemplo, cuando no queremos perder? Plantones, bloqueos, cierre de calles, huelgas.

¿Y qué son los plantones, los bloqueos, el cierre de calles y las huelgas? Acciones que impiden el movimiento. Por tanto, acciones que impiden cualquier posibilidad de cambio.

¿Y qué me dice de nuestra epidemia de obesidad, del alarmante consumo de drogas, de la violencia intrafamiliar y de muchas otras cosas que vemos en nuestra vida familiar y personal?

Una persona gorda no se mueve, una drogada, tampoco, y una golpeada, mucho menos.

¿Por qué le estoy escribiendo esto? Porque el movimiento es vida, porque un país que por voluntad propia no se quiere mover es un país sin vida y porque yo no quiero vivir en un país muerto, en un país de muertos.

Todo el mundo habla de lo nuevo como una amenaza y casi nadie se anima o se prepara para participar. Todo el mundo se queja, se defiende, se protege, se justifica, pero nada más. No hay aportaciones, no hay riesgos. ¿Para qué si así estamos tan a gusto?

Mira, se queja, mira, se queja y ése es su estilo de vida a menos que espere que las cosas que observa se transformen mágicamente en otras, ¿pero sabe para qué? Para quejarse de ellas, para decir que lo que estaba antes era mejor y para regresar a los mismos contenidos y a las mismas forma que veían sus padres y sus abuelos en otras décadas.

Alvaro Cueva
(v.pág.18 de Público del 5 de noviembre de 2006).


-Lo que más me gustó de México -decía un turista- fue "El Juego del Chin"...

-¿Cuál es ése? -le preguntaron, perplejos, sus amigos mexicanos.

-Uno en que se colocan granos de maíz sobre cartulinas con viñetas mientras alguien grita "¡El Valiente!..., ¡El Diablito!..., ¡Las Jaras!... Uno grita "¡Lotería!"... y todos los demás, "¡Chin...!".

El cuento, mutatis mutandis, aplica al inacabable Juego de la Obra Pública en que están atrapadas, como en arenas movedizas, las autoridades... Ponen a funcionar un nuevo paso a desnivel -el enésimo, para ser exactos-; descubren que sólo lograron trasladar unos metros adelante el conflicto que pretendían resolver... y, como en la lotería de cartones, todos los participantes -funcionarios, urbanistas, automovilistas...- rubrican el descubrimiento con la misma interjección: "¡Chin...!".

Jaime García Elías, periodista y conductor radiofónico
(v.pág.4-A de El Informador del 8 de noviembre de 2006).


El terror semántico a llamar las cosas por su nombre, no sólo es síndrome nacional, sino que buscamos aligerarle el tono por medio del uso indiscriminado de diminutivos y adverbios que alivianen su intensidad.

Alguien más docto y estudioso que una servidora, y con la paciencia de recopilar el producto de sus puntillosas observaciones, escribió ya todo un tratado de cursilería cuyo primer capítulo se refiere, justamente, a la manía que tenemos los mexicanos de achicar los sustantivos y adjetivos, como señal de consideración, cariño o invitación a ponerse coloquiales. De ahí que la comadrita invite un cafecito y unas quesadillitas, con tortillita recién hechecita, con chilito de tomate y un refresquito pa completar.

De lo que no me había enterado es del peligro social que representa el no expresarse en tales terminitos, porque la más osada del grupo, hasta un coscorrón me sonó cuando aseguré que la "medio gordita" vivía junto a la casa de una pareja de viejos. Debí haber intuido que, de los 80 para arriba, se les dice "viejitos".

No en balde los españoles se sorprenden al escuchar cómo inventamos terminajos como el "ahorita" para expresar mayor inmediatez. Igual se deconcertarían al oír a nuestros jóvenes de hoy decir "préstame poquito tu libro" o "espérame poquito", en lugar de "tantito", que tampoco es del todo correcto, pero más acertado. Mas nada peor que aceptar que uno de mis sufridos alumnos me llame "maestrita", porque entonces sí me engorilo...

Paty Blue
(v.pág.7-B de El Informador del 13 de noviembre de 2006).


Seguimos siendo un pueblo-niño, plañidero y quejumbroso, víctima además de todos los agravios posibles: la ignominiosa lista de culpables comienza por el conquistador español y, hasta nuevo aviso, termina ahora con los del "poder y el dinero", pasando por el imperialismo, el capitalismo, la globalización y, muy concretamente, Wal-Mart, el espantajo del momento. Muy malos y abusadores todos ellos; muy inocentes e indefensos todos nosotros. ¿Quién nos va a poner los límites si nos deben una deuda impagable? Nacimos víctimas y ese privilegio no nos lo quita nadie. ¿Cómo van a salir al frío, pobrecitos, nuestros desvalidos policías?

Rayito, el presidente de la bufanda tricolor, nos inquieta precisamente por eso: ha hablado siempre desde el agravio, desde el rencor, desde el ajuste de cuentas. Su discurso, en ese sentido, es tan anticuado como las jeremiadas de Jolopo cuando, luego de esos sollozos que dedicó a la galería, gruñó en el congreso: "¡Ya nos saquearon, no nos volverán a saquear!". Salió el hombre de ahí y se fue directamente a disfrutar los esplendores de su Colina del Perro. López Obrador es más austero: es un especialista en subcontrataciones: las estafas, las extorsiones y los fastos los deja en manos de sus más inmediatos operadores. Ellos son los que se ensucian las manos mientras que el caudillo lanza la más cautivadora de las promesas: precios bajos con impuestos bajos. La multiplicación de los peces, o sea. Un milagro que le viene muy bien a este pueblo friolento. Calefacción gratis para todos, por favor.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 de Público del 26 de noviembre de 2006).


El narcotráfico es una de las tragedias nacionales que espera una solución que trascienda y que lleguemos a donde tengamos que llegar, porque nunca pasa nada, lo vienen diciendo desde hace décadas; y lo del agua es todavía menos entendible porque no hay verdaderas campañas nacionales en defensa del agua, al contrario, los empresarios se aprovechan de todo, y el empleo es la guillotina sobre las nuevas generaciones.

Carlos Monsiváis
(v.pág.16-A de El Informador del 27 de noviembre de 2006).


El presidente de la república, Vicente Fox Quesada, mencionó que deja la Presidencia satisfecho, alegre y contento, "como llegué", y ahora se encuentra más comprometido que nunca y más reconocido de lo maravilloso que es este país y su gente.

(V.pág.13-A de El Informador del 29 de noviembre de 2006).


Publicado en Público el 1o.de diciembre de 2006.

En la prensa del viernes México apareció como campeón americano de corrupción. Estoy seguro de que casi todos los mexicanos creemos que esta distinción, otorgada en Bruselas por Transparencia Internacional, ya venía trucada, pero no se lo vamos a decir a nadie y mucho menos a los bolivianos con quienes compartimos el honor.

El galardón nos pinta de cuerpo entero como el país de las maravillas retóricas. Aquí, quien "se arregla" con el policía, el juez, el proveedor, el MP o el jefe pone en juego toda su capacidad persuasiva. Desde que el agente ordena orillarse o el auditor arrodillarse ya estamos pensando cómo "llegarle" (en la retórica clásica es la inventio) y cómo lograr su buena disposición (captatio benevolentiae). La presentación es clave, igual que en los concursos de oratoria: "Señores del jurado, honorable concurrencia...", sólo que acá es: "Respetable agente", o un pausado y contundente "Señor licenciado"... Las primeras frases determinan todo y qué mejor exordio que lo ya probado, la madre recién muerta o la enfermedad terrible del otro niño, porque este, mírelo, este sí que me salió fuerte. A partir de ahí se establecen las conexiones de confianza: yo también perdí a mi mamacita el año pasado.

Eso basta para hacer justicia, para instaurar una nueva y buena justicia. Después, la argumentatio es más fácil. Aunque cada cual está convencido de que echa a andar el máximo de su ingenio y la autoestima se fortalece momentáneamente ante tal despliegue de inteligencia, en el fondo de nuestro corazón sabemos bien que aquí los dos contrincantes ganan porque el empate está pactado de antemano. Es el único problema.

En corto la vida es más sabrosa, llevadera, confiable. La complicidad crea una relación irrompible, porque después de todo es buen tipo este pelao. Es una buena forma de mantener bajo control la justicia en los alrededores y eso es lo que importa. Más allá, sabrá Dios: el ámbito público consiste en una bola de intermediarios que también se arreglan en corto. Todos aprovechan y el que no, por pendejo. Es la teoría del arreglo universal.

No tiene caso disertar si tal forma de ser es buena o mala, pues no hay ética si no existe el dilema y en realidad aquí nadie se lo pregunta en serio y nadie se siente malvado ni pirata. Y después de todo, ganamos un primer lugar (aunque si estaba trucado, pues allá los bolivianos).

Luis Petersen Farah
(v.pág.16 de Público del 10 de diciembre de 2006).


Los ciudadanos estamos ciegos ante la confusa maraña de afirmaciones que recibimos como respuesta a los problemas económicos que estamos padeciendo. Ciegos que guían a ciegos, como dicen las Escrituras. ¿Cuántas veces hemos oído la afirmación de que ya tocamos el fondo de la crisis? ¿Cuántas ocasiones se nos ha dicho que ha comenzado la recuperación? ¿En cuántas otras se afirma que ya pasó la angustia y terminó la caída?... Mientras unos funcionarios que se consideran realistas hablan de los problemas y sus remedios, otros ya nos describen el futuro dorado cercano al Edén.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 16 de diciembre de 2006).


El rumbo de un país no depende de su gobierno, al menos, no sólo de ese factor. Depende en mayor medida, por paradójico que se oiga, de los gobernados, de los ciudadanos y el incremento del espesor político de sus conductas públicas. Es cierto que nuestra cultura política mexicana aún abreva de años de pasividad por la convicción inducida de que "papá gobierno" nos daría, tarde o temprano, satisfacción a nuestras necesidades. La novedad una vez más es que ya no hay, y nunca hubo en realidad, papá gobierno. Es necesario proclamar la muerte del padre, "pisar tierra" y definir con precisión las exigencias al nuevo gobierno.

Miguel Bazdresch Parada
(v.pág.19 de Público del 17 de diciembre de 2006).


A propósito del italiano inválido que renunció al tratamiento, y que se ha manejado como eutanasia. La Iglesia se convulsiona por este hecho que va contra la doctrina católica de acuerdo a sus voceros.

Se ha preguntado usted ¿cómo se le debe llamar al hecho de que enfermos que pudieran vivir con asistencia de aparatos sean enviados por el Seguro Social a morir a sus casas? Podrán decir lo que quieran pero es lo mismo, es eutanasia. O ¿qué les parece el recorte al presupuesto a los enfermos de VIH? Esto también es otro tipo de eutanasia. La diferencia es que aquí se deben considerar crímenes ya que los pacientes, quieran o no, quieren vivir, su destino va a ser fatal por tener la "suerte" de vivir en México. ¿A dónde vamos con estos gobiernos de doble moral, que con rosario y escapulario hacen las peores atrocidades?

Arturo Manzano G.
(v.pág.14 "correo" de Público del 24 de diciembre de 2006).


Pregunta en entrevista al padre Guadalupe Gutiérrez Cornejo, responsable de la Catedral de Guadalajara:

¿Por qué somos tan católicos y tan corruptos?

Por la incongruencia de la fe, una que no llega a sus vidas. Hemos hecho de la fe un foklor para hacer fiestas, no para vivir. Ser justo y humilide implica sacrificio personal. Mientras sigamos en esta vida de mentiras, así es y ahí la llevamos.

(V.pág.2-B de El Informador del 25 de diciembre de 2006).


El pensaba que sus películas eran "delirantes y tremebundas", pero bastaron las últimas elecciones mexicanas para comprobar que lo suyo estaba más cerca del costumbrismo de lo que nunca creyó. "La división hoy en México es muy grande, muy feroz. Los bandos se enfrentan a muerte y cada episodio es más loco que el anterior. Esta espiral de demencia es absolutamente inmerecida", afirma el cineasta Arturo Ripstein en su visita a Madrid.

(V.pág.3-E de El Informador del 26 de diciembre de 2006).


Somos una sociedad, en apariencia, cristiana o católica; según el censo del INEGI de 2005, cerca de 87% de los mexicanos somos católicos; sin embargo, en México, en los últimos 500 años han imperado más los "pecados capitales" que los "Diez Mandamientos".

José de Jesús Covarrubias Dueñas, magistrado federal electoral
(v.pág.5-A de El Informador del 27 de diciembre de 2006).


Javier González Garza, coordinador de los diputados del PRD, me comentaba hace algunos días que su bancada se sentía insatisfecha con el Presupuesto de Egresos para el 2007, a pesar de haber votado por él. Entre los distintos faltantes que él veía estaba la construcción de dos refinerías que resultan indispensables en este momento y para las cuales el presupuesto no ofrece fondos. México, a pesar de ser productor de petróleo crudo, importa cantidades muy importantes de gasolina de Estados Unidos.

Por otra parte, este 26 de diciembre los senadores del PAN hicieron una petición al poder ejecutivo para que mantenga en 2007 el actual subsidio al consumo de gas natural en nuestro país. También en este punto hay que considerar que México, si bien cuenta con amplios depósitos de gas natural, importa una parte muy significativa de este producto de Texas, donde, precisamente por la demanda mexicana, el energético alcanza los precios más altos del mundo.

En cualquier otro país, las circunstancias que estamos observando en el mercado energético promoverían en automático una verdadera avalancha de proyectos de inversión que resolverían con el tiempo estos problemas. La demanda existe y está asegurada. En cambio, los costos de importar gasolina y gas natural son enormes.

El problema es que México no es un país normal. Para empezar, Pemex, nuestro monopolio petrolero, no cuenta con los recursos para hacer esas inversiones, y no porque no los genere sino porque el gobierno la saquea de manera sistemática y la deja sin dinero suficiente para invertir.

Pero aun eso no sería un obstáculo suficiente en otros países. Después de todo, si una empresa estatal no tiene dinero para hacer las inversiones para producir un bien necesario, la inversión privada asume en automático la responsabilidad. El problema es que si algún empresario nacional o extranjero quiere arriesgar su dinero en México para construir las refinerías o establecer las instalaciones de producción de gas que necesitamos, con lo cual proporcionaría empleos a mexicanos y no a quienes viven en Estados Unidos, de inmediato se le metería a la cárcel porque estaría violando la ley.

Las encuestas de opinión revelan que la mayoría de los mexicanos no quiere la "privatización" de la industria de la energía de nuestro país.

Sobre la apertura de las industrias del petróleo y sus derivados a la inversión privada, los puntos de vista son mucho más divididos. Algunos mexicanos piensan que esto debe quedar también prohibido, mientras que otros no ven objeción en ello si beneficia al país.

La verdad, sin embargo, es que, mientras no hagamos algo, las limitaciones al desarrollo de la industria de la energía seguirán teniendo un enorme costo para los mexicanos. Si no cambiamos las reglas, nunca obtendremos las nuevas refinerías que necesitamos y esto nos obligará a seguir importando gasolina de Estados Unidos, muchas veces producida con nuestro propio petróleo crudo. De la misma manera, nos veremos obligados a seguir importando gas natural a los precios de extorsión que nos cobran los gaseros de Texas.

Sergio Sarmiento
(V.pág.6 de Mural del 28 de diciembre de 2006).


"México es uno de los países más hermosos del mundo". "México es uno de los países más feos del mundo". Las dos afirmaciones son verdad. Hermoso país es México: así lo hizo Dios, o la Naturaleza, para quienes no creen que eso que llamamos "la Naturaleza" es la manifestación visible de lo invisible. Y sin embargo nosotros estamos convirtiendo en páramo ese edén. Hemos hecho un basurero de lo que era un jardín de las delicias. Nuestros ríos son cauce de aguas turbias; nuestros bosques y selvas van desapareciendo ante el embate de la ignorancia y la ambición; hermosas especies vegetales y animales se han perdido o se encuentran en vías de extinción; los recursos acuíferos de que disponemos son objeto de irracional explotación. Labor urgente de buen gobierno es frenar esa depredación, educar a los mexicanos en la conciencia de lo que se debe al medio ambiente, hacerles ver la necesidad de cuidar ese patrimonio común que es la casa en que vivimos, herencia de nuestros hijos y de los hijos de ellos.

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(V.pág.7 de Mural del 28 de diciembre de 2006).


Será muy difícil que este país funcione de verdad si seguimos permitiendo que muchos naturales rompan impunemente la ley invocando la causa política de turno como pretexto. Buena parte del subconsciente nacional se ha quedado fijado -lo digo en el sentido más freudiano de la palabra- en la fantasía de la revolución, entendida ésta como la única salida posible al problema de la desigualdad social. Pareciera que uno de los signos más distintivos del tercermundismo a la mexicana es la tentación permanente de la violencia en respuesta a los agravios de un pueblo que, a estas alturas, invoca todavía la memoria de la conquista para explicar las adversidades del presente. Somos víctimas, que nadie lo olvide. Y así, el derecho a la intimidación no es un delirio de una minoría intolerante sino la expresión evidente de una inconformidad absolutamente legítima. La insurrección es la consecuencia natural de la injusticia.

Naturalmente, un amplio sector de la clase política nacional ha encontrado ahí, en esta versión anacrónica de la lucha de clases, una veta inagotable de pretextos para rentabilizar sus presuntas posturas ideológicas: los dividendos de "dar respuesta cabal a las sentidas demandas de la ciudadanía" han sido formidables para los tradicionales grupos de poder. El PRI supo, desde sus mismos orígenes, explotar la materia prima que le ofrecía el mexicano llorón y, a través de sus líderes sindicales corruptos, sus oportunas complacencias y su crónico paternalismo, tenerlo vagamente satisfecho. Este mundo feliz comenzó a desmoronarse cuando el "liberalismo social", la versión incompleta y endulzada del satanizado "neoliberalismo" propugnada por Carlos Salinas, puso al país entero frente a las duras realidades del mercado, la globalización y la competencia, sin llegar a los excesos de consagrar abiertamente las virtudes de la propiedad privada y el espíritu emprendedor como en las sociedades capitalistas de verdad. A partir de ese momento, de ese tibio intento de modernización por cuenta de los "tecnócratas", el antiguo Partido Revolucionario Institucional dejó de ser lo que siempre había sido y posteriormente no hubo realmente intentos serios de restauración. Pero, señoras y señores, para eso estaba el PRD, para recoger el guante. No es una casualidad que, en estos momentos, quieran amnistiar a los agitadores que incendiaron Oaxaca. Son luchadores "sociales". Con eso está dicho todo. Y al carajo con la ley.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 de Público del 29 de diciembre de 2006).


Ahora que iniciamos un sexenio, la historia nos está enseñando que los mexicanos no tenemos memoria: olvidamos que nos hemos cansado de soñar y fomentar ilusiones, olvidando que, como dijo Calderón, no Felipe, sino Calderón de la Barca: "Los sueños, sueños son".

Jesús Gómez Fregoso, historiador y catedrático de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.16 de Público del 29 de diciembre de 2006).


Vacaciones. Entre nuestros hábitos de diversión están la tele, el futbol, el futbolito, los videojuegos, la música, el viaje, la playa, la charla con o sin chupe, la conocida hueva simple y por fortuna cada vez más el cine.

Los libros no. Estos objetos están asociados inevitablemente al espíritu de seriedad. A la solemnidad de una biblioteca, donde se habla quedito como en el templo, o a la escuela con su tediosa tarea. Son parte del material didáctico que uno debía cargar en aquella mochilota. En los libros, los escolares aprenden a ganarse lo que se puede ganar con el sudor de la frente, repasándolos a todas prisas para llevarlos medio conocidos al interrogatorio diario, un párrafo sí y dos no, maña que por cierto no se quita ni en el doctorado. Qué esperanzas de saborearlos siquiera la cuarta parte de una cascarita, pues saben a todo menos a tiempo libre. Por eso, a sus catorce años, uno de mis hijos me advirtió que su máximo orgullo era que en su cuarto no había un solo libro y a mí no me quedó más remedio que tomarlo como un signo de salud mental. El hecho es que en los libros no hemos encontrado el gusto que tan fácilmente hallamos, por ejemplo, en el muy sesudo pero ocioso dominó.

Claro, en tales condiciones da miedo enterarse de la aspiración oficial de convertir a México en un país de lectores, parecería que alguien quiere que perdamos por completo la capacidad de pasarla bien en medio de las adversidades cotidianas. Y es que, con las excepciones de rigor, hay que reconocer que la escuela ha demostrado ser mágica: todo lo que toca se vuelve aburrido, todo lo desaparece del mundo cada vez más estrecho del placer. (¡Cuidadito con la educación sexual, que ahí sí la especie humana, la que se dice humana, corre gravísimo riesgo!).

Luis Petersen Farah
(v.pág.14 de Público del 31 de diciembre de 2006).


Los mexicanos merecemos el primer lugar en autocomplacencia: no hay mujeres más bonitas en el mundo que las mexicanas, y ay de aquel que diga que, sentado en un café de Roma, pasa una belleza cada medio minuto (a veces cinco juntas) y en el DF dos al día.

Luis González de Alba
(v.pág.31 de Público del 31 de diciembre de 2006).


Para mí, no tenemos una idea clara de lo que nos ha costado la nacionalización del petróleo. A los mexicanos se nos prohíbe pensar en ser químicos petroleros libres y trabajar por nuestra cuenta y riesgo para emprender solos o asociados en la exploración, refinación, distribución del petróleo y sus cientos de derivados o tratar de innovar sus miles de equipos y procesos.

A simple vista, cuando le toca a uno volar por la costa en el área de Corpus Christi, Galveston, Houston, Beaumont, Baton Rouge, por toda la Louisiana y Mississippi, por ejemplo, y compara con lo que uno ve al volar por Poza Rica, Ciudad Madero, Tampico y la zona petrolera, la diferencia de la actividad a nivel de percepción visual es de 10 a 1. Así será el empleo, así serán las ventas y así también serán los impuestos pagados. ¿Qué provoca la diferencia?

Allá domina la ambición personal limitada por otras ambiciones personales competitivas y por una clara política estatal de energía, sin embargo, acá en México domina la posesión política de los grandes discursos junto con la avaricia y mezquindad sindical.

En una ocasión, unos socios nos quisimos meter al negocio de fabricar vasos de vidrio con pedacería del basurero municipal y, por resultar un vidrio feo y verdoso, pensamos en vasos de veladoras, con grabados de la Virgen de Guadalupe, digamos, para exportar en enormes cantidades. Todo muy bien, pero a la hora de tratar de comprar parafina nos topamos con una poderosa mafia petrolera. Concesionarios perjudiciales para la nación nos impidieron el proyecto. Esta historia se ha repetido en mil versiones.

El argumento de la ideología nacionalista encerrada en sí misma es que, en nombre de la nación, todo atropello y desperdicio se justifica. El sindicato aparece como el protector de los bienes petroleros de la nación y por ende puede apoderarse y desperdiciar lo que sea.

El pensamiento nacionalista debido a la urgencia de hacer discursos de plazuela es demasiado simplista. A los políticos que tienen pereza mental les urge decir que la energía debe ser nuestra porque es estratégica y que ningún mexicano debe meterse en el negocio del petróleo, ni en el negocio de la luz, ni menos sentir el derecho de juzgar a sus sindicatos. ¿Quién se beneficia con esa tozuda postura?

Urge imaginarnos la enorme industria petrolera que no tenemos y que Pemex nos ha impedido realizar para crecer. Pensar que el petróleo es Pemex siempre nos lleva a concluir que el estado debe poseer dicha industria. ¿Sacar más petróleo es crecimiento de la industria petrolera? Por favor. Una parte es la improductividad de Pemex que a todos nos cuesta, pero otra parte de mucha mayor importancia son los millones de empleos y los miles de empresas de energía que no tenemos por culpa de la nacionalización del petróleo.

Nos estamos perdiendo un gran crecimiento, una enorme generación de empleos, innovación y elaboración de nuevas ingenierías, diseño y fabricación de maquinaria y equipos, así como generación de miles de empresas. Todo para evitar que los mexicanos tengamos el derecho de meternos a trabajar libremente por nuestra cuenta y riesgo en dicha industria. Las firmas de ingeniería y de fabricación de todas clases de equipos alrededor de la energía en la zona de Houston son tan grandes y tan internacionales, que varias facultades de ingeniería de la UNAM, del Poli o del Tec de Monterrey sumadas son minúsculas en comparación.

Bien, las comparaciones son injustas; pero da coraje encontrarse con políticos y analistas mexicanos cerrados por sus telarañas que concluyen que ya no hay lugar para grandes crecimientos en la economía y en el empleo, cuando nos hemos vedado enormes campos de crecimiento.

Enrique Canales
(v.pág.8 de Mural del 4 de enero de 2007).


A diferencia de otras naciones en el mundo, el argumento más usado por las empresas en México para descalificar al personal que busca un empleo es la edad, ya que en otras partes del mundo la edad promedio para contratar a personal sin que haya ningún problema es hasta 45 años. En México, la media es inferior en 10 años, lo que deja entrever que existe una mayor discriminación hacia la gente que supone tener mayor experiencia.

(V.pág.8-A de El Informador del 8 de enero de 2007).


En Estados Unidos se han construido en los últimos tiempos decenas de plantas de etanol en respuesta al aumento en los precios de los hidrocarburos. Pero en México esta actividad se prohíbe a las empresas privadas ya que se considera que el etanol, como energético, sólo puede ser producido por Pemex, pese a que esta empresa no tiene ni el capital ni la experiencia para producir bioenergéticos.

Sergio Sarmiento
(v.pág.6 de Mural del 11 de enero de 2007).


En bienes otorgados por la naturaleza nuestro dilatado territorio es uno de los mejor dotados, dicho sea sin intención segunda. México no es un país pobre. Es, sí, un país de pobres. Tampoco es cierto que esa pobreza tenga su origen en la pereza de los mexicanos, según viejo cliché que nos dibuja sentados en el suelo, recargados en un cactus, cubiertos con sarape y con sombrero para dormir una siesta que no acaba. ¿Flojo el mexicano? ¿Harón, poltrón, roncero, ocioso, haragán, pigre, tumbón, panarra, zángano, holgazán? Eso no es cierto. ¿Por qué entonces cuando sale de México y va a otro país el mexicano se vuelve laborioso? Se me dirá entonces que hay algo en el aire que se respira en México, o en el agua, que induce a la molicie y la flojera. Ningún estudio científico serio hay que avale tal hipótesis. ¿Por qué somos entonces un país de pobres? Aventuro mi propia teoría: porque desde hace muchos años el gobierno ha limitado la acción de los particulares. En nombre de abstrusas tesis de redención social los privó de su libertad individual y los sometió a una especie de tutela paternalista que hizo de vastos sectores de la población -obreros, campesinos- un cúmulo de menores de edad o incapacitados. Ese paternalismo clientelar hizo olvidar una doctrina simple: la principal riqueza de un país es el trabajo de sus habitantes. De aquel estatismo surgieron grandes males cuyos efectos aun siguen. El ejido en el campo y el sindicalismo corporativista en las ciudades fueron al mismo tiempo fuente de corrupción y de falta de productividad. Vuelva el estado a su función subsidiaria original; fínquense condiciones para que los ciudadanos puedan trabajar y gozar de los frutos de su esfuerzo; elimínense los viciosos monopolios -públicos y privados- que en muchos campos de la actividad sufrimos, y ya se verá cómo en la libertad y sin las ataduras de un sistema estatista caduco y obsoleto los mexicanos logramos aquí lo que en otras partes conseguimos: ser mejores...

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.pág.7 de Mural del 11 de enero de 2007).


Los mexicanos tenemos una inclinación al compromiso formal; a más ceremonioso mejor. "Papelitos hablan", dice el pueblo. En mi juventud todavía había mujeres que no aflojaban si no se les prometía la firma del papelito, que luego no se daba y si se daba pronto era roto precisamente por lo endeble del andamiaje que le había provocado.

De esta suerte, todas las instancias importantes mexicanas tienen que ser documentadas en ceremonia solemne, aunque después no sirvan para un serenado cacahuate. Así tuvimos la carta de los deberes y derechos de los países, así celebramos las reformas constitucionales que establecen como mandato que todo mexicano tiene derecho a un trabajo y a una vivienda. Así han firmado, los señores del poder, infinidad de pactos y acuerdos, compulsivos para todos y que finalmente nadie cumple.

Félix Cortés Camarillo
(v.pág.19 de Público del 19 de enero de 2007).


Con la tortilla no te metas. La tortilla es cosa seria. Un asunto estratégico y colosal. No sé cómo pudo tener Carlos Mota el atrevimiento de decir que los mexicanos podían comer otra cosa. La tortilla es nuestra esencia. La tortilla es nuestra alma. La tortilla nos hace únicos. El petróleo se terminará. La tortilla habrá de acompañarnos por toda la eternidad.

El mundo de las compras a plazos y de los servicios de mantenimiento al coche y de los "paquetes" a Ixtapa y de las colegiaturas, ese mundo se termina entonces donde comienza el universo de la tortilla. Es un producto "básico" y en un país igualmente de básico, ese México en el que habitan 50 millones de pobres, no hay lugar para el mercado -aunque sí para los acaparadores y especuladores- ni para otra cosa que el asistencialismo puro y duro. El estado benefactor, ese "ogro filantrópico" acuñado por Octavio Paz, está de vuelta. El debate no ha cambiado más que para machacar, con nuevos bríos, que el neoliberalismo y el "Consenso de Washington" y la globalización no han aportado nada bueno a los países de Latinoamérica, tan desiguales y empobrecidos como siempre.

No nos avergüenza, sin embargo, que se hayan levantado tan encendidas discusiones sobre un producto que cuesta ocho o diez o doce pesos. Y es que deberíamos, a estas alturas del partido, ocuparnos de otros temas. Porque, si en algún momento hubiéramos tomado el camino económico correcto, no estaríamos hablando de tortillas sino de hipotecas o de seguros de vida. Es verdaderamente escandaloso que un mundo de Internet, de pantallas de plasma y de iPods, la atención pública gire en torno a algo tan rudimentario -un artículo de "primera necesidad"- como si viviéramos en una economía medieval. La sentencia es devastadora: México es un país increíblemente pobre y atrasado. Eso es lo que más me sorprende, en lo que tiene de recordatorio y evidencia probatoria. Y, en ese entorno de sueldos miserables y vidas condenadas, siempre encontrará eco una consigna como "primero los pobres". Será muy difícil, y muy impopular, traer a la memoria que la riqueza hay que crearla primero antes que repartirla. O sea, que del filete mejor ni hablamos. Hay gente que no lo verá en toda su vida.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 de Público del 28 de enero de 2007).


Doce años de populismo irresponsable y demagogia, otros seis de reparaciones urgentes, un sexenio más de alegre liberalismo social culminado en debacle nacional, un nuevo período de seis años desperdiciados en la recuperación y, finalmente, el esperanzador advenimiento de un "gobierno del cambio" que no emprendió reforma alguna. Tres decenios. Y aquí estamos, en las mismas.

Guillermo Ortiz acaba de lanzar la advertencia de que los salarios no deben subir: se desataría una perniciosa "espiral inflacionaria". Tan catastrófica circunstancia aparece en el horizonte luego de que Santa Tortilla -el alimento universal del pueblo mexicano y señal irrenunciable de nuestra identidad- hubiera subido por sus pistolas, sin pedirle permiso a nadie y como para confirmar, a las primeras de cambio, la leyenda negra de que la derecha gobierna egoísta e insensiblemente. Lo del maicito ha sido, hasta ahora, el reto más apremiante de Felipe Calderón.

En fin, tomemos nota de que los sueldos de miseria que se ganan en este país no deben aumentar de manera artificial sino hasta cuando el mercado lo disponga. Justamente, el "mercado interno", esa entidad de millones de compradores con la capacidad de consumir alegremente mercancías más elaboradas que los productos básicos, debía ser el motor de la economía nacional y el atajo directo al ansiado crecimiento. Pero ¿cómo comprar si no hay con qué? Vaya contradicción, por no imaginar adónde iría a parar la devaluada competitividad de México si los obreros ganaran una cuarta parte de lo que cobran los yanquis o los alemanes.

¿Cuál es entonces el camino? El neoliberalismo, por lo visto, empobrece a las masas; el populismo endeuda irremediablemente a las economías; el comunismo, aparte de anticuado, arruina a los países; y, la "Tercera Vía" es una entelequia poco aplicable en un sistema, como el nuestro, donde los impuestos no alcanzan siquiera para costear las asignaturas más básicas. No hay aquí con qué pagar buenas escuelas ni hospitales ni carreteras. Digo, ni siquiera están aseguradas a mediano plazo las pensiones de millones de ciudadanos. La crisis fiscal del Estado mexicano es una realidad futura tan aterradora como el hundimiento, en sentido literal y figurado, de Ciudad de México. Mientras tanto, los empresarios lloriquean de pagar las cotizaciones del Seguro Social; las cuotas de los comerciantes informales no van a dar a las arcas públicas sino a sus líderes mafiosos; favorecidos por la indecente depredación del Congreso, los partidos políticos nos cuestan una absurda millonada; la Administración pública es onerosa, estorbosa e ineficiente. ¿Vamos, como en Suecia y Finlandia, a instaurar un seguro de desempleo, a solventar las bajas laborales por maternidad y a becar a todos los estudiantes? En cuanto a la infraestructura, es mejor ni hablar: recordarán ustedes las dudas existenciales de Jolopo, confrontado al fastidioso brete de "administrar la riqueza" petrolera. Muy bien ¿cuál fue la magna obra pública de su sexenio? Pues, una vía doble de tren electrificada de México a Querétaro... 200 kilómetros. Un portento.

Estamos pues de acuerdo en que los salarios no deben subir; lo deprimente es que tampoco pueden subir. Sabemos también que hay una urgente necesidad de cobrar más impuestos; pero ¿por dónde comenzamos? ¿Por convencer a diputados y senadores de la urgencia de una reforma fiscal? ¿Por decomisar a los ambulantes todos los discos pirateados? ¿Por ahogar más a los quejumbrosos patrones?

En estos momentos, no hay nada como el tema de la tortilla para ilustrar los grandes dilemas de México. El alza del precio del maíz, si se fijan, es una buena noticia: los sembradores del empobrecido campo mexicano podrían finalmente vender su producto a un precio, ya no digamos justo porque esto no es un asunto moral, sino simplemente ventajoso. Sin embargo, en el extremo opuesto de la cadena se encuentran millones de consumidores que, por su desesperanzadora condición de indigencia, no pueden afrontar el aumento de unos pocos pesos. ¿Quién va a pagarle a unos y otros? El gobierno, desde luego. La gran marcha del miércoles pasado, aderezada del infaltable Rayito, llevaba un muy evidente destinatario. ¿A quién, sino al estado benefactor, exigirle precios bajos por decreto? Luego de 30 años, de tres largas décadas en las que no hubo forma de subir los salarios, seguimos extendiendo la mano.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 de Público del 4 de febrero de 2007).


El ejemplo del mal demagogo mexicano es el que convierte al ser mexicano en una virtud: como México no hay dos, y a la chingada. No: ser mexicano es un hecho.

Carlos Fuentes
(v.pág.39 de Público del 11 de febrero de 2007).


Carlos Slim es la mejor muestra de la desigualdad que tenemos. Nuestros pobres son como los de Africa y nuestros ricos son como los de Europa. De hecho, en Europa no hay un millonario del tamaño de Slim; pero no tienen los pobres que nosotros tenemos.

Slim da cuenta de la brecha social y también de los excedentes anormales que generan los privilegios y los monopolios.

Hay quien dice que él es el auténtico dueño del poder en México...

Diría que hay un puñado de ultramillonarios en México que se sienten responsables de haber llevado a Calderón a Los Pinos.

Jorge Zepeda Patterson
(v.pág.14-B de El Informador del 12 de marzo de 2007).


Slim y su fortuna dividen opiniones. Muchos ven con admiración el éxito empresarial de este magnate, mientras que otros la consideran aberrante, sobre todo en un país como México, que tiene los niveles de distribución de la riqueza más desiguales del mundo y en los que la pobreza vulnera a más de 45% de la población. Slim se burla de los dos únicos hombres que superan su fortuna, Bill Gates y Warren Buffet, al mencionar que él no es Santa Claus para repartir dinero a fundaciones...

Genaro Lozano
(v.pág.4-A de El Informador del 14 de marzo de 2007).


Es increíble que hay[a] países que han aprovechado los recursos energéticos para desarrollarse, mientras que en México los hemos derrochado en no crear un sistema fiscal adecuado, tener instalaciones mal mantenidas, crear oligarquías de funcionarios petroleros y políticos relacionados con ellos y muchas características más que lejos de enorgullecer, causan vergüenza.

Editorial
(v.pág.4-A de El Informador del 19 de marzo de 2007).


Los chinos están entrando en prácticamente todos los mercados, y el "botanero" no es la excepción: el 80% de los cacahuates con cáscara que se venden en el Mercado de Abastos proviene de esa nación.

Los comerciantes de cacahuates del Abastos explicaron que es más barato importarlo que comprar los que se producen en el país.

"A nosotros nos cuesta 9 pesos aproximadamente puesto aquí en el mercado, y el nacional nos lo quieren dar a 11 pesos porque, según los productores nacionales, los costos de producción son más altos", explicó Jaime Cornejo, quien vende este producto y es ex presidente de la Unión de Comerciantes del Mercado de Abastos.

Los comercializadores de cacahuates aseguran que el producto chino es competitivo en calidad y presentación con el mexicano, aunque varía en el contenido de aceites.

"Los cacahuates chinos son más limpios y vienen mejor tratados, desgraciadamente los de aquí nos los mandan a granel, sin seleccionar y lleno de tierra", explicó Jesús Ramírez Badillo, otro comerciante de la Calle 5.

El comenzó a comprar cacahuate chino hace cuatro años, y actualmente no vende del nacional.

"La gente ya pide puro importado, puro de China, el nacional casi no lo piden", afirmó.

Juan José Cervantes Brambila, uno de los más grandes comercializadores de cacahuate del Mercado de Abastos, explicó que también entran cacahuates pelados de Argentina, Nicaragua y Estados Unidos; pero con cáscara, solamente de China.

"Nosotros ya tenemos mucho tiempo importándolos, sobre todo por la calidad del producto, que es un producto más limpio, más seleccionado", aseguró.

(V.pág.1 de la sección "Negocios" de Mural del 22 de marzo de 2007).


Estando en la frontera con los Estados Unidos es difícil entender por qué siendo la misma tierra, el mismo clima y la misma falta de agua, de un lado hay verdor, producción, grandes sembradíos, vergeles, y del otro, lejanías yermas, resequedad y basura. El optimismo de los programas agrícolas nunca ha trascendido las barreras de la falacia.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 24 de marzo de 2007).


De entre todos los fenómenos sociales que se están dando en México yo destacaría uno que me llama mucho la atención: la epidemia de amargura colectiva que nos ataca desde hace algunos meses.

¿A qué me refiero concretamente cuando le menciono esto de la amargura? A ese disgusto que hemos desarrollado los mexicanos para todo.

Nada nos parece, incluso aunque estemos de acuerdo. Nada nos alcanza, nos llena, nos gusta ni nos complace a menos, claro, que provenga de nosotros.

El caso es que de un tiempo a la fecha en este país nos la pasamos quejándonos, discutiendo, imponiendo y rechazando, y ninguna de estas cuatro palabras tiene que ver con escuchar, empatizar, analizar ni comunicar.

Aquí ya no existen la comunicación ni la satisfacción.

Todo es confrontación.

Tome usted, ahora, el ejemplo que quiera de nuestra vida pública, la última vez que nuestras autoridades quisieron tratar el tema de las pensiones, el petróleo, los impuestos, la violencia contra la mujer, las sociedades de convivencia, los puesteros o el narcotráfico.

Es horrible porque al grupo que pone el tema en la mesa se enfrenta a otro que jamás va a estar dispuesto a negociar y cuando no hay boicot, hay bloqueos, se busca la manera de que el tema se apruebe rápido o de que se vaya al congelador con ganas de que nunca vuelva a salir o, de plano, alguien va y toma el podio o mata policías para ejercer presión a la mala.

E igual que pasa en la oficina, la escuela o en el café, nunca faltan los políticos que nomás obstaculizan por pura pose, porque obstaculizar los hace sentirse poderosos, porque es muy "inteligente" la oposición.

Alvaro Cueva
(v.pág.14 de Público del 25 de marzo de 2007).


La Policía Federal decomisó 20 toneladas de libros apócrifos en una bodega del centro histórico del Distrito Federal, donde estaban listos para su comercialización títulos como "Cien Años de Soledad", de Gabriel García Márquez; colecciones completas de Carlos Fuentes; obras de temporada como Harry Potter y de autores como Dan Brown, en lo que representa uno de los aseguramientos de este tipo más cuantiosos de los últimos años.

Dos de cada diez libros que se venden en México son piratas.

Esta actividad ilícita deja pérdidas a la industria editorial por más de 1,250 millones de dólares anuales, además de 600 millones de pesos al año que dejan de obtener los autores de las obras.

[¿No dicen que en México no se lee? - el webmaster]

(V.pág.5-A de El Informador del 28 de marzo de 2007).

Publicado en Público el 30 de marzo de 2007.

¿Quién de ustedes se atrevería a anunciar su admiración y respeto por algún funcionario electo?

El problema radica en que el estilo de liderazgo que se ejerció desde la presidencia y desde los gobiernos estatales, en los últimos 100 años, contagió las formas de liderazgo en todos los ámbitos de la sociedad. Claramente vemos rasgos del liderazgo jurásico en el ejercicio de poder tanto en las empresas como en las ONG y en la sociedad civil en general.

Ana María Salazar, académica del ITAM
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 31 de marzo de 2007).


Vivimos una democracia joven, pero que aún no ha mostrado los resultados que todos esperábamos. El ciudadano mexicano ha llegado a pensar que la única responsabilidad que tiene es la de votar y que después de ese día, se agota su papel, cuando en realidad es sólo una parte del proceso. Si realmente lo que deseamos es transformar ese replanteamiento, tenemos que preguntarnos de qué forma estamos contribuyendo a la sociedad, si pagamos nuestros impuestos, si enseñamos a nuestros hijos a respetar las instituciones y a participar activamente como ciudadanos.

La economía en México está diseñada para servirse de la gente, no para servirla, y esta grotesca deformación ha encajonado al gobierno, corrompido al sistema de partidos políticos y puesto en riesgo la integración familiar. Lo ideal sería crear una sociedad mucho más madura, de personas que fungieran como corresponsables de lo que vivimos, de entender cuál es nuestra responsabilidad respecto al medio ambiente, a la contaminación, las adicciones y tantos otros problemas que deberían tener mayor atención.

María Antonieta Morales, economista autora de "Crisis y reconstrucción del espacio social" (Taurus, 2006)
(v.pág.5 del suplemento "Visor" del periódico Público del 1o.de abril de 2007).


Hoy estamos en un punto tal que si alguien declara que algunos militares violaron a una viejita, no nos suena tan descabellado. Es una desgracia para el país, pero la posibilidad no nos parece remota, y hablamos de una de las instituciones que en las encuestas aparece con un alto grado de credibilidad.

Es falso que el caso de la muerte de Ernestina Ascencio divida a la opinión pública, todos sabemos que alguien está mintiendo, es cosa de averiguar quién. Y aquí es donde todo se complica más: ¿quién tendrá la altura moral para decir ciertamente en donde está la verdad? El trabajo periodístico, ése que va en busca de lo que alguien quiere callar. Sería magnífico que el dictamen no fuera la palabra de alguien, sino la acumulación de evidencias. Escribió Becerra Acosta el lunes anterior: "De hecho, el daño ya está hecho: ¿en quién coño confía uno ahora? ¿En el Ejército? ¿En la Presidencia? ¿En un gobierno estatal? ¿En peritos médicos? ¿En la CNDH? ¿En las organizaciones sociales que dicen luchar por el pueblo? ¿En la gente común de una comunidad?". Y podríamos agregar: ¿No será el periodismo una buena herramienta para ayudarnos a otorgar más atinadamente nuestra confianza?

Ya no se trata de decidir a quién creerle, sino de construir lo sucedido con datos.

Augusto Chacón
(v.pág.3 de Público del 15 de abril de 2007).


El último informe del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación sostiene que para hacer posible la meta de que en 2015 los jóvenes entre 12 y 14 años reciban enseñanza secundaria y terminen en el tiempo, es necesario "eliminar la reprobación de grados en primaria y secundaria". Pues vaya modo de lograr metas. Nadie reprueba. Instruidos e ignorantes se gradúan por igual, y no se establece ningún plan para apoyar a los alumnos más atrasados y que deberían reprobar.

¿De que le sirve al país y a los propios estudiantes que éstos cursen primaria y secundaria sin haber entendido o aprendido nada?

¿Que motivación o incentivo puede tener un alumno para esforzarse más, si se da cuenta que igual pasa de año el que no hace la tarea y el que sí la hace?

Y a esta propuesta de no reprobar a nadie se le suman las leyes y normas existentes que prohíben a los directores de escuela expulsar alumnos que cometen faltas graves.

Todo parece que la metas educativas de este país se reducen a cumplir cantidades y no calidades.

En los países utilizados como referencia para apoyar la idea de suprimir la reprobación (Finlandia, Suecia, Noruega...), se hacen diagnósticos y se aplican programas de apoyo y atención especial a los alumnos retrasados, en función de su avance y necesidades individuales. Está por demás recordar que las condiciones físicas de las escuelas y el entorno socioeconómico y cultural de alumnos y maestros es dramáticamente distinto al nuestro.

No creo que en Finlandia o en Suecia los niños vivan en casas o estudien en escuelas con pisos de tierra, goteras y mesabancos rotos, sin computadoras y sin acceso a internet.

Tampoco creo que las plazas de maestros sean otorgadas sin mayores requisitos por un líder sindical, o que los maestros no estén sometidos a evaluaciones periódicas en cuanto a sus capacidades y actualizaciones. No creo tampoco que los resultados de las evaluaciones que les practican sean confidenciales.

No me parece válido ni honesto copiar o referenciar prácticas educativas de países como Suecia o Finlandia, sin hacer nada para tener niveles culturales y cívicos similares.

El día que los mexicanos, y particularmente nuestras autoridades, directores y maestros de escuela, tuviésemos la cultura y educación cívica de los suecos, daneses o finlandeses, todos, ricos y pobres, a ojos cerrados pondríamos a nuestros hijos en escuelas públicas, y no porque fueren gratuitas, sino porque serían las mejores.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.6 de Mural del 19 de abril de 2007).


Ahora el ejecutivo y los diputados se preocupan por el primer empleo, pero olvidan que a los que tenemos entre 35 y 40 años se nos dificulta encontrar trabajo.

Deberían hacer una iniciativa para todos aquellos que están en ese rango de edad. Con sólo mirar los periódicos se nota que todos los empleos son de 30 a 35 años, y ahí se cierra el ciclo para todos los que andan en busca de empleo.

Sería importante que su periódico llevara a cabo un artículo de fondo sobre este asunto tan difícil para muchos en su economía familiar, lo que da pie que muchos se vayan a Estados Unidos, y otros al comercio informal.

No puede ser que los empresarios mexicanos no miren a estas personas que de verdad buscan trabajo y que traen toda la experiencia para lograr objetivos. Pero la realidad no es así... seguimos en el país de pocos y de poca vision.

Eduardo González
(v,pág.8 "Cartas del lector" del periódico Mural del 19 de abril de 2007).


Es sorprendente el estado de calles y avenidas de la llamada zona real de Guadalajara, en donde se concentra la mayor parte de fraccionamientos de lujo y exclusivos negocios. ¿De dónde hablo? De la zona comprendida entre las Avenidas Aviación y Santa Margarita, en donde en los últimos años se ha creado un complejo de fraccionamientos de lujo y confort exclusivo de los habitantes de los mismos, esto hace pensar que las personas responsables de tal crecimiento y sus clientes ya están hartos de los problemas del México real y, en vez de poner su parte, se refugian tras los muros de cemento y se hacen la idea de que viven en un país donde todo está bien.

Pero se olvidan que no todo es así y sólo basta salir de los límites del complejo exclusivo por el que se paga mucho dinero para pertenecer, para caer de la nube y volver a la realidad de un México donde sí hay baches, sí hay pobreza y en las esquinas hay gente mendigando.

En lo personal, ya estoy harto de una zona real que resulta bastante irreal y hago un llamado a la población y autoridades para que salgan de su burbuja y verdaderamente se haga algo para mejorar integralmente las cosas y no sólo de muros para adentro.

Christopher Martínez Torres
(v,pág.8 "Cartas del lector" del periódico Mural del 19 de abril de 2007).


No está por demás recordar que Santa Anna se dio el lujo increíble de algo que sólo puede ocurrir en nuestro México barrocamente surrealista: ocupar la Presidencia tres veces ¡el mismo año! La primera, del 16 de mayo al 3 de junio de 1833; la segunda, del 18 de junio al 3 de julio de 1833, y la tercera, del 27 de octubre al 15 de diciembre. Después de esto, uno se persuade cada vez más de que México es indestructible: ningún país en el mundo se ha dado esos lujos, ningún otro, fuera del nuestro hubiera podido sobrevivir. Esto lo he repetido por lo menos tres veces a mis amigos angustiados en vísperas de las elecciones de 1994, cuando "ganó" Zedillo, en 2000, cuando triunfó Fox, y en 2006, cuando tuvimos un "presidente legítimo" además del que proclamó vencedor el IFE.

Jesús Gómez Fregoso, historiador y catedrático de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.20 de Público del 20 de abril de 2007).


El crimen organizado está tan bien organizado que, como se acaba de ver en Durango, donde sus operativos no le piden a nada a las películas hollywoodenses con persecuciones en helicópteros, escapatorias en avión y toda la cosa, resultaría casi milagroso contenerlo. Y aunque se podría pensar, habida cuenta de las narcomatazones cotidianas, que el crimen organizado no está tan organizado como uno supone, lo cierto es que se trata únicamente de arreglos y apretones de tuercas para que la maquinaria funcione.

Así, lo único que podemos esperar es que el crimen organizado esté lo suficientemente organizado como para enfrentar un tema más peligroso y complejo que el calentamiento global, el advenimiento de las excomuniones hasta por ejercer el derecho al onanismo asistido y la desaparición por decreto del limbo (tan bonita tierra de dicha y placer, ya ni eso nos quieren dejar; al rato el único resquicio para el hedonismo serán las homilías del cardenal Norbeto y las tangas de Serrano Limón): el día en que gracias a sus buenos oficios, el pago de altísimos salarios y al tupido entramado de corrupción, las promesas de una vida de pachá, todos quieran ser malos en la Malolandia impune. Si algo tiene el narco es que promete la democratización de un vida de lujos estilo Arturito Montiel. ¿A quién con salario mínimo no le gustaría experimentar la dicha inicua pero inocua de llevar una existencia como la de los Valencia o los Arellano Félix que, a pesar de los peligros, promete riquezas imposibles, placeres alucinantes y diversión sin límites? Mucho más de lo que cualquier maestro u obrero metalúrgico pudiera imaginar, a menos que fueran dirigentes sindicales como la Gordillo & Napito Co.

Con esa expectativa, tristemente va a ver un punto en que todos vamos a querer estar en las filas del narco, así como hubo un tiempo en que todos querían trabajar en Pemex. El problema es que así, la otrora boyante industria va a terminar por saturarse hasta que haya una explosión demográfica de dealers, sicarios, mulas, caciques, padrinos, cuando todos se unan al culto del santo Malverde.

Ojalá y el crimen organizado tenga bien organizadas estas proyecciones o de lo contrario va a acabar peor de inviable que el ISSSTE y el IMSS, y tal vez sea necesario someterlo a una dolorosa reforme estructural con todo y nueva ley del narco. Con la única diferencia que, en este caso, el gremio inconforme estará armado con cuernos de chivo cuando, al ritmo de "La Internacional", salgan a defender sus derechos laborales.

Jairo Calixto Albarrán
(v.pág.4 de Público del 23 de abril de 2007).


A México ya le falta poco en el afán de convertir a un mexicano (Carlos Slim) en el hombre más rico del mundo. Nos estimula la convicción de que los restantes ciento y tantos millones de bípedos implumes que habitamos en este país, estamos en lista de espera...

Mientras esa cima se conquista, otra ya se consiguió: México es líder en América Latina... en bajos índices de lectura. (Medio libro anual per cápita, según dicen).

Jaime García Elías, periodista y conductor radiofónico
(v.pág.4-A de El Informador del 24 de abril de 2007).


La ideología capitalista cobija sus depredaciones bajo las creencias religiosas, sobre todo en una nación como la nuestra que se quedó en católica, pero que nunca ha sido cristiana.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 5 de mayo de 2007).


La fortuna petrolera de México no ha sido cuento. Nos pusimos a gastar a lo grande, a dilapidar irresponsablemente en vez de pagar nuestros compromisos y quedar libres de deudas. En no pocas ocasiones hemos andado buscándole la cara a medio mundo y causando lástima para salir de problemas inmediatos... ¿Qué se ha de pensar de nosotros, que con abundancia de recursos naturales y mano de obra, y una amplísima frontera con el mercado más rico del mundo, no hemos sabido prosperar? Nos la hemos pasado haciendo planes y formulando declaraciones; pronunciando discursos y organizando actos de apoyo; exhortando a la unidad y declamando los principios de una revolución que no hemos sido capaces de respetar y menos de cumplir.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 12 de mayo de 2007).


Cuando fui a hablar con los miembros del Consejo de Hombres de Negocios me quedó claro que ellos tienen un concepto feudal de este país. México es para los mexicanos. Yo, por ser mexicano tengo derecho a tener un monopolio, a mí no me hagas competir. Me preocupa que hayan logrado convencer a la población que eso es bueno para México. Ese razonamiento, llevado a sus últimas consecuencias, quiere decir que Carlos Slim u otro gran empresario, por ser mexicano tiene derecho a fijar los precios que quiera y entregar la calidad que quiere sin ser regulado.

Eduardo Pérez Motta, presidente de la Comisión Federal de Competencia Económica
(v.pág.26 de Público del 14 de mayo de 2007).


"Los españoles estaban y siguen obsesionados con ganar modernidad. Nosotros (los mexicanos) estamos mucho más concentrados en confundirnos y en una introspección medio histórica, también muy autocomplaciente", lamentó en entrevista el director general del Instituto Mexicano para la Competitividad, el economista Roberto Newell.

"Este es un momento de enorme paradoja: un México democrático que no quiere utilizar su democracia para concertar un diálogo inteligente", señaló Newell.

El experto ve a su país "autocomplaciente" y "muy distraído", particularmente en lo relativo a las pugnas políticas, caminando en la dirección correcta, pero a una velocidad inferior a la de sus competidores más directos.

Para alcanzar un acuerdo nacional de competitividad considera imprescindible contar con un "liderazgo político" que permitiría "acelerar el paso" en el desarrollo del país para en una carrera en la que cree están en juego un mayor desarrollo o el estancamiento.

"El 80% de los políticos mexicanos no están espantados con la idea. El 20% restante quizás sí está muy espantado y son muy ruidosos", concluye Newell.

(V.Agencia Efe del 17 de mayo de 2007).


Somos pueblo doliente, familiar del revés y el fracaso. Siempre nos han recordado que la carne es uno de los enemigos del alma y la principal vocación por el pecado y sus tentaciones.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 19 de mayo de 2007).


Pretendemos que pagamos impuestos y la autoridad finge como que hace obra pública, así de simple. En esta tierra del credencialismo y las apariencias torea más el que matador parece, no le aunque sea de los que piensan que a toro se le agarra por las ubres.

Toñimáximus
(v.pág.2 de Público del 20 de mayo de 2007).


Foxilandia es la idea de un sexenio convertido en parque de diversiones.

Carlos Monsiváis
(v.pág.3 del periódico Mural del 24 de mayo de 2007).


No constituimos, en cuanto república, una democracia. Se gobierna mediante símbolos y ficciones, conjuros y máscaras.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 26 de mayo de 2007).


Si la defensa de las ballenas reunió a 100 manifestantes, el Ciclotón (variante de la Vía RecreActiva) a 50,000 y el concierto de las caderas de Shakira, en el Zócalo, a 200,000 (con lo que se llenarían dos estadios como el Azteca), difícilmente habrá dudas acerca de cuáles son las grandes apetencias, inquietudes y preocupaciones de los habitantes de este país...

Jaime García Elías, periodista y conductor radiofónico
(v.pág.4-A de El Informador del 29 de mayo de 2007).


Como nunca se enteró de las diferencias entre el bien o el mal o, se la pongo más fácil, como jamás supo de las distancias entre lo que se debe hacer y lo que nomás no (desde la perspectiva de un estado-nación o incluso de un estado postnacional), se ha dedicado -acudo a sus palabras ideales- a fregar al que puede, al que no puede y al que se hace el disimulado. Escúchese al presidente Forever anunciar la instalación de un centro académico en el Rancho San Cristóbal: "Allá abajo (en una fosa) estará un edificio moderno, hundido nueve metros -de acero y vidrio-, con una réplica de la oficina de la presidencia, de la sala de gabinete y de la biblioteca Vasconcelos".

Así dicho, el proyecto de Fox dibuja una Disneyland on the rocks o una parodia de una parodia de una parodia de Citizen Kane o -en teatro de cabaret- la búsqueda de la canica filosofal del club de alquimistas chiras pelas. De nuevo, pienso que lo verdaderamente real está en otra parte.

El, con su júbilo "de manada de un solo búfalo" encarnó desde la Presidencia de la República a la minoría de edad en política, y esa convicción lo encerró en la burbuja del cuento de hadas tan costoso y ultrajante en la realidad.

Carlos Monsiváis
(v.pág.16 del periódico Público del 3 de junio de 2007).


También tengo mi propia xenofobia, a la inversa: veo que, siempre, son hijos de extranjeros, como del alemán señor Kahlo, quienes nos imponen el folclor como único futuro: "Pero ¿por qué queréis despojaros de vuestras tradiciones?". Los extranjeros amantes del folclor y los intelectuales mexicanos ídem eligen lo más vistoso de las costumbres populares, como los bordados, y no se aplican jamás todo cuanto tienen de opresivo. A los indios les recetan apego a tradiciones que son, en sí mismas, productoras de pobreza, como es la "democracia" directa, a mano alzada, con la que el cacique se eterniza; o las mayordomías que aniquilan cada año la "acumulación originaria del capital", como la llamó Marx, y la vierten en fiestas lindísimas... para la foto, pero que condenan a los habitantes a seguir sin agua corriente, sin piso de cemento en casa, sin medicina como no sea la del hechicero (maravilloso fotografiado por Gabriel Figueroa). Fotografía incomparablemente mejor una mujer que transporta un hermoso cántaro de agua al hombro que un ama de casa que abre el grifo en la cocina para lavar platos."

¿Cómo puede alguien comparar la belleza de moler en metate al burdo encendido de una licuadora? Dirían quienes prohíben comer hamburguesas en Oaxaca, pero no ven mal que los appos quemen un teatro.

Una gran proporción de los mexicanos se cree el cuento gobiernista de que "el petróleo es nuestro" y por eso Pemex debe irse a Texas cuando abre una refinería con capital privado, y así da empleo a texanos.

En la escuela nos adoctrinan para asumirnos hijos de los vencidos y no de los vencedores. Y poca gente revisa la doctrina: ¿astronomía maya? Predecían eclipses, pero los atribuían a que una gran serpiente devoraba al sol. No hubo explicación de la naturaleza por la naturaleza misma, base de toda ciencia. Los aztecas eran cazadores-recolectores en pleno 1300, etapa superada por mayas mil años antes y ocho mil antes por chinos. Buena parte de ese odioso adoctrinamiento viene de la época de Frida, en que los sindicatos y otras corporaciones integraron la demoledora maquinaria del gobierno y nos enseñaron asistencialismo, esto es que el gobierno, como la Divina Providencia de endenantes, proveerá a nuestras necesidades.

Luis González de Alba
(v.pág.19 del periódico Público del 4 de junio de 2007).


En este país hemos corrompido los principios más esenciales y cambiado el significado de las palabras. Abusamos impunemente de ellas para evadir las realidades y las responsabilidades, así de apremiantes como puedan ser. De esta manera, cualquier ejercicio de la autoridad que no signifique una abdicación ante los intereses espurios de una minoría se convierte, automáticamente, en un acto de "represión". No hay ya manera, entonces, de responder a las provocaciones y desafíos lanzados por los rebeldes y los insurrectos. ¿Quieren levantar barricadas y muros en la vía pública? Adelante. ¿Bloquear las avenidas principales? Pase usted, faltaría más. ¿Destrozar la fachada de una oficina estatal? Como usted guste, señor mío. No vamos a "reprimir", pase lo que pase.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 de Público del 10 de junio de 2007).


El país requiere modificar su Constitución Política para darle paso a la inversión extranjera en el sector energético, pues de no hacerlo estaría frente a una crisis fiscal enorme, advirtió Alan Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).

"Hay mucho petróleo en el Golfo de México, pero quizá está muy lejos de la capacidad de Petróleos Mexicanos para explorarlo y, desafortunadamente, México no puede incorporar inversionistas extranjeros en ninguna proporción porque la Constitución lo prohíbe", aseguró el economista estadounidense.

"Petróleos Mexicanos quiere, pero no puede; es un tema político que de alguna manera hay que modificar porque si cae la producción y los precios no suben para compensar esto, entonces habrá una crisis fiscal enorme frente a nosotros en México".

(V.pág.1 de la sección "Negocios" del periódico Mural del 14 de junio de 2007).


México está enfermo del cerebro, de otra forma no se puede entender que mientras un científico o un investigador universitario apenas gana en promedio $ 20,000 pesos al mes, cualquier diputado o regidor socialmente inútil con facilidad se lleva entre 150 y 200,000. Presidentes municipales cuya ignorancia ofendería al burro 'Platero' se auto asignan hasta 400,000. El mal que nos aqueja es grave: 'maistros' que deberían estar en el aula preparando a las nuevas generaciones, en realidad dejan salir su vocación de vándalos, de parásitos sociales, aunque algunos por su salvajismo parecen simples delincuentes.

México está enfermo de cáncer, de células malignas que se reproducen vía narcotráfico, sin que hasta al momento se logre hacer gran cosa para detener tan grave mal (alentado por la ambición de tantos). De otros cánceres malignos producidos en los partidos políticos que lanzan contra la sociedad agresivas células que tragan y tragan el presupuesto sin aportar nada que no sea su mórbido deseo de poder y dinero.

México está artrítico, semi paralizado por un sindicalismo zángano y manipulador que premia a los peores elementos y castiga a los agremiados cumplidos y eficientes. De unos años a la fecha esta artritis está paralizando la capital del país y ya comienza a hacer estragos en otras ciudades. En nombre de la "causa" los politiqueros de siempre han apostando a la anarquía e ingobernabilidad, pasando por alto que detenida la marcha del país hay muerte económica (y a estos señores les gusta mucho el dinero).

México está enfermo de irresponsabilidad. Los pacientes no se toman la medicina y aún así exigen que todo marche bien. Padres que no corrigen a los hijos, por lo que tanto ellos como la sociedad pagan las consecuencias. Otros, en lugar de cumplir con el amor que se juraron, les resulta más fácil divorciarse y dañar en muchos casos en forma terrible a los hijos. Igual muchos jóvenes: todo lo quieren fácil, todo creen merecerlo y no quieren esforzarse por nada (por estudiar, por trabajar, por cumplir con sus deberes en el hogar, familia y sociedad) ¿Qué futuro nos espera?

Manuel Hernández Gómez
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 16 de junio de 2007).


Hablemos, una vez más, del incurable sentimiento de culpa del gobernante mexicano. O, más bien, de su crónico cinismo. Pueden los sátrapas estatales y los caciques regionales despacharse con la cuchara grande cuando se trata de administrar fondos públicos y de cerrar jugosísimos negocitos. Pero, formalmente -es decir, de cara a la galería- la vocación igualitaria y la sensibilidad social de la mayoría de nuestros politicastros está fuera de toda duda. Seguiremos siendo irremediablemente populistas en tanto que no se nos quite lo corruptos.

Naturalmente, somos un pueblo agraviado: nos conquistaron, nos dieron baratijas de vidrio a cambio de oro macizo, nos quitaron nuestras costumbres y nos impusieron una inquisidora religión monoteísta de hogueras y tormentos ahí donde había un culto reverente a dioses razonablemente sanguinarios. Y lo que vino después, señoras y señores: invasiones, despojos, saqueos y expolios de todos los colores. Tan violentados hemos sido, que no hay ya manera de levantar la frente y asumir las responsabilidades que nos tocan. Es más redituable cultivar el oportunismo de las víctimas que afrontar las tareas del que llega al mundo sin derechos heredados. Y así, esos retos que otras naciones transforman alegremente en oportunidades aquí no nos sirven más que para forjar un rosario de lamentaciones. ¿La globalización? Un invento de los países ricos para explotar a los pueblos indefensos. ¿El libre mercado? Lo mismo. ¿La modernidad? Una corriente ajena a nuestros valores y nuestra idiosincrasia.

La historia del México independiente no es más que un implacable recuento de luchas entre hermanos, un asunto de sordas luchas por el poder entre facciones que se desentienden olímpicamente de los grandes intereses nacionales. Pero, el más pernicioso momento de la mitología nacional es la llamada "Revolución Mexicana", una cadena de confusos episodios protagonizada por "héroes" de muy dudosa integridad, próceres perfectamente dispuestos a desafiar los principios del orden constitucional y con una extraña vocación para la traición y el asesinato. Al cabo de una década entera de combates, hambrunas y matanzas, la nación quedó completamente arruinada. Pero, nos volvimos un país de dogmas, solemnemente promovidos por los caudillos vencedores. Algo es algo.

El problema, más allá de la destrucción y la muerte, es que nuevos amos se mantuvieron en el poder durante 70 años y contaminaron de tal manera la vida nacional que, en estos tiempos de "alternancia democrática", es casi imposible distinguir la retórica entre los diferentes bandos: todos son 'nacionalistas', todos rinden pleitesía a los "principios inalienables" de la tal Revolución, todos salvaguardan la "soberanía", todos son "juaristas" siempre y cuando se ignore -con oportunismo y deliberada ceguera- el flagrante (neo)liberalismo de Benito Juárez y, de la misma manera, ninguno de ellos -ni siquiera el señor Gurría en su condición de mandamás de la OCDE- se atreve a proferir la gran blasfemia de que el petróleo, patrimonio de "todos los mexicanos" y símbolo indeleble de nuestra soberanía, pudiera ser explotado por los particulares que tienen los capitales y recursos para modernizar la industria de los hidrocarburos y crear riqueza en este país. Eso, que lo diga Alan Greenspan, bajo su responsabilidad, y que sirva, sobre todo, para que aquí manifestemos, una vez más, el inamovible apego a nuestros "principios".

Mientras tanto, el tiempo pasa, la gasolina que usan nuestros coches la refinan en Texas, la deuda de Pemex crece de manera inquietante, las reservas se agotan y los posibles nuevos yacimientos no pueden ser siquiera explorados por una lastimosa falta de recursos. Exportamos petróleo crudo y nada más, que es lo mismo que decir que vendemos troncos de madera en vez de muebles o cargamentos de arena en lugar de lentes para telescopios. Y así seguiremos hasta que, una vez más, la historia nos alcance. Y nos derrote.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 17 de junio de 2007).


No puedo creer que México esté ahogado en sangre y los mexicanos estemos discutiendo el calor, la lluvia, las marchas, el tráfico y la Selección Nacional.

¿Por qué hoy ya nadie protesta por la violencia? ¿Porque todos consideramos que la violencia es un problema ajeno a nosotros? ¿Porque creemos que es un asunto entre el narco y el gobierno?

Así como nos sale lo patrioteros y nos indignamos porque nos dicen que somos tan narcos que ya nos parecemos a Colombia (que es un país que tiene más virtudes de las que creemos), deberíamos indignarnos con nuestra triste realidad.

¿Qué clase de gente somos que hemos hecho de la violencia un estilo de vida?

Porque sí, le ponemos dos candados a los carros, tres chapas a las puertas, varias rejas a las ventanas, evitamos salir de noche, salimos con poco dinero y tomamos toda clase de precauciones ridículas a la hora de pasear, de contestar el teléfono y de cobrar nuestro sueldo.

Pero eso no soluciona nada, es egoísmo, "aventarle la bola" del conflicto de la violencia a otro, excluirnos, aislarnos, recluirnos, autosecuestrarnos. Eso no es lo normal.

En México decimos que a todo se acostumbra uno, menos a no comer. No nos acostumbremos a la violencia, protestemos y pongamos a trabajar a nuestras autoridades. No es normal que estemos como estamos.

Alvaro Cueva
(v.pág.14 del periódico Público del 17 de junio de 2007).


Una pregunta indecente: ¿sirvió de algo la revolución mexicana? Acostumbrados a no cuestionar siquiera los grandes dogmas nacionales -el muralismo mexicano, la expropiación petrolera, la absoluta excepcionalidad de nuestra idiosincrasia ("como México no hay dos") y su encarnación en figuras crecientemente insufribles como Frida Kahlo (la estamos convirtiendo en una auténtica santa)- no solemos hacernos este tipo de interrogantes. Tal es nuestro fundamentalismo y tales son los rasgos de nuestra teocracia revolucionaria: los mitos inmarcesibles de la patria no se discuten. Se creen a pies juntillas. Son actos de fe a pesar de que fueron realidades abusivamente consagradas por una casta política para perpetuarse en el poder. Quien impugnaba al nacionalismo-revolucionario (es decir, al PRI), se metía con México. Ni más ni menos. De ahí, el patrioterismo chabacano de nuestro sistema político, la exaltación de lo "nacional", la retórica peleona de la "soberanía" y esa demagogia, que persiste hasta nuestros días, de fieras bravuconadas lanzadas en cuanto algún "extraño enemigo" osa opinar sobre asuntos que "sólo conciernen a los mexicanos".

Los adversarios de casa tienen muchas más prerrogativas siempre y cuando se ajusten a los cánones de eso que podríamos llamar lo "revolucionariamente correcto". Se permiten golpes bajos, "guerras sucias", trampas y toda clase de mezquindades. Lo que no se puede, eso sí que no, es dudar de las bondades de nuestra historia y de la pureza consustancial de nuestros próceres con todo y que su deificación haya servido simplemente para legitimar a los politicastros trapaceros del momento. Cualquier tribuno con afanes de popularidad puede lanzar las baladronadas de siempre: "Aunque tengamos que parar el país, no vamos a permitir que se entregue el petróleo a los particulares", bramó, apenas anteayer, Rayito. De lo otro, nadie se atreve a hablar. ¿Privatizar Pemex? Blasfemia pura. Llevamos una losa muy pesada sobre el lomo.

Román Revueltas Retes
(v.pág.47 del periódico Público del 18 de junio de 2007).


¿Por qué no migramos todos?

Rodolfo de la Torre, editor del Informe sobre Desarrollo Humano, México 2006-2007, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo Humano
(v.pág.7-A del periódico El Informador del 19 de junio de 2007).


El mosaico de la problemática nacional es inmenso y las marejadas venidas de los confines del crimen, la política y el sindicalismo nos han arrebatado la tranquilidad y el gusto de vivir en un lugar que se percibía promisorio. De sólo imaginar que tropezaremos con un policía que persigue a los buenos ciudadanos y a los delincuentes les cede el paso con donaire, "porque no le hacen daño a nadie". Y leemos que, como premio al incumplimiento, condonan a los contribuyentes morosos un porcentaje de los impuestos que tienen la obligación de pagar. De sólo pensar en tantas muertes que ocurren en 24 horas y que nada se hace. De advertir que el gobernador de un estado decide regalar a la iniciativa privada 67 millones de devaluados pesos, y en contraste propone que la sociedad pague, vía impuestos, la conservación del bosque La Primavera. De tantas cosas que se pueden mencionar como parte del desorden nacional, al ciudadano común se le acaba el aliento y no le quedan ánimos de continuar.

Justino Pérez Aquino
(v.pág.21 del periódico Público del 22 de junio de 2007).


Esta es su pobre casa, se dice aquí, sea o no tan pobre. Tal vez lo que queremos decir es que México entero es una pobre casa, que para llegar a cualquier parte hay que pasar por una pobre carretera y una pobre ciudad con servicios de tercera, infraestructura de cuarta y oportunidades de quinta. Es una pobre casa con habitantes desiguales: ahí, en medio del familión, en algún cuarto de oro, viven un par de tíos ricos. Y otro muy rico.

¿Quién diablos mantiene esta pobre casa? Nadie quiere hacerlo. Los previsibles sobresaltos que produjo el anuncio de una nueva reforma fiscal sólo hacen pensar que no hay cambios: nos seguimos negando a pagar impuestos, al menos no seremos los primeros en hacerlo. Que paguen otros, ellos son los responsables del estado de la casa.

Unos porque son los encargados de dar empleos, otros porque el sistema no les da esos empleos; unos porque son muy pobres, otros porque consideran tener ya una carga muy pesada; unos porque en su ciudad se aporta más de lo que se recibe, otros porque en su tierra nomás no alcanza; todos, porque los recursos se utilizan mal, o porque los encargados los usan para financiar su acceso al poder, o de plano se los roban: el hecho es que con tantas razones sentimos nuestra conciencia aliviada cuando logramos escapar de Lolita.

Serán muy buenas razones, pero no para dejar de pagar; en todo caso serán buenas razones para vigilar lo que se hace con los recursos públicos. Pero en lugar de enfrentar nuestras carencias las utilizamos como pretextos de evasión: puesto que la pared de la casa está sucia, dejamos de dar para cualquier cosa. Con eso nos negamos a nosotros mismos la posibilidad de vivir en un país en mejoría y negamos a otros el mismo derecho. Nos negamos a ser ciudadanos, nos negamos el derecho de exigir mejorías reales.

Negados, vivimos una 'incomodidad patria' que, dicen los que saben, proviene de nuestra historia patria: nadie se siente en su casa, ni siquiera lo suficiente como para colgar un cuadro, para disfrutarla y menos aún para hacerse cargo de ella. No lo sé, en una de ésas heredamos una casa donde espantan.

Me gustaría encontrar a alguien orgulloso de pagar impuestos. Yo no digo que lo estoy, porque inmediatamente me van a responder que soy un pendejo. Y ya no estoy en edad de serlo.

Luis Petersen Farah
(v.pág.15 del periódico Público del 24 de junio de 2007).


Cada día nos acostumbramos más a ser tratados como idiotas y ladrones. Pasa, por ejemplo, en ciertos supermercados en los que además de tener una membresía para ir a comprar, tiene que enseñarse una credencial, como si de un selecto club se tratara, y al salir entregar el ticket a fin de que un diligente empleado verifique que no se ha robado nada. Habrá quien diga, si no le gusta el trato haga su súper en otro lado, lo cual es razonable.

Myriam Vidriales
(v.pág.20 del periódico Público del 29 de junio de 2007).


Primera: la Compañía de Luz y Fuerza del Centro. Es una maravilla. A pesar de su patético sindicato, y de las décadas que lleva "en liquidación", funciona. Y no importan las amenazas de huelga y las demandas de sus agremiados, ella sobrevive y sobrevivirá por los siglos de los siglos.

Segunda: el presidente legítimo. Ningún país tiene dos presidentes. México lo logró, y como aquí es más importante competir que ganar, dos candidatos obtuvieron el cargo. El presidente legítimo, ventiúnico en su tipo, pasará a la historia nacional como no lo lograron ni los gobiernos de la Reforma.

Tercera: los náufragos. Sí, ahí están. Salvador Ordóñez, Lucio Rendón y Jesús Vidaña hicieron lo que nadie: experimentar la aventura cuasi épica más vívida del México (y del Pacífico) moderno, para luego transitar al baúl del olvido, a pesar de la gigantesca cobertura mediática que lograron en 2006.

Cuarta: los veinte mil encuerados. Caracterizados erróneamente durante siglos como pudorosos, los mexicanos han creado la cuarta maravilla de la nación al desnudarse en el corazón del país y no sólo ello, sino hasta por haberse dejado fotografiar contra los pronósticos. Ni Amsterdam ha mostrado tanta libertad jocosa.

Quinta: Germán Larrea. ¿Alguien había visto que el director general de una empresa saliera incólume de un accidente en el que mueren 65 de sus mineros? Larrea no tuvo que rendir cuentas ante nadie, pedir ninguna disculpa, ni mostrar signo alguno de dolor. ¡Esos son empresarios! Fuertes, firmes, inquebrantables.

Sexta: el chino. Un día amanecimos, y el chino había declarado. Disparates, por supuesto, pero sus declaraciones sirvieron para que prensa y perredismo se dieran vuelo dilucidando si era coherente que tanto dinero realmente era para el PAN. El chino hizo lo que Felipe Calderón no ha logrado con los analistas y los medios: sacarlos del aburrimiento, al menos por un ratito.

Séptima: Las playas del DF. Fueron la genialidad primaveral. Nunca un gobierno capitalino había robado tanta cámara a la Semana Santa. Colocadas estratégicamente en puntos neurálgicos, ni el Cerro de la Estrella ni el Monte Calvario conservarán la fama antes lograda. Lo de hoy son las playas citadinas.

Carlos Mota
(v.pág.2 del periódico Público del 6 de julio de 2007).


Mi libro de geografía de cuarto año de primaria empezaba con esta frase contundente: "México tiene la forma de un cuerno de la abundancia". Todos en el salón sabíamos lo que era un cuerno, pero ninguno sabía lo que era la abundancia, así que el profesor nos explicaba lo que es el tal cuerno: una figura simbólica que representa la riqueza, la fertilidad, la exuberancia de frutos. Nos decía que México era pródigo en dones de todo orden: climas diversos; variedad de paisajes; selvas, bosques, valles y montañas; costas extensísimas; minas fabulosas; tierras feraces. Era elocuente nuestro profesor, y salíamos a recreo convencidos de que vivíamos en un país de Las mil y una noches. Compadecíamos a los infelices moradores de las demás regiones del planeta que no tenían, como nosotros, la fortuna de vivir en México. ¿Podríamos decir ahora a nuestros hijos que este país sigue siendo un cuerno de la abundancia? ¿Qué hemos hecho en las últimas décadas de la riqueza nacional? ¿La hemos multiplicado o, por el contrario, hemos abusado de ella hasta el punto en que alguno de los dones que ofrecía aquella cornucopia están en vías de desaparecer o se han extinguido ya? Si contestamos a esas preguntas con sinceridad a lo mejor habremos de confesar avergonzados que se fue la abundancia y nos quedó solamente el cuerno...

Armando Fuentes Aguirre "Catón"
(v.pág.9 del periódico Mural del 12 de julio de 2007).


Una idea local reciente bien podrá ser maravilla en el futuro: la Villa Panamericana que se proponen construir por la zona del parque Morelos. Porque sesudos urbanistas, pensadores, políticos y algunos burócratas, que brincan de puesto en puesto, han decidido que en ese lugar quedaría bien ubicada tal villa, y algunos hasta se han atrevido a afirmar que con ello "se rehabilitará el centro histórico [de Guadalajara]". Lo que no se ha dicho es cómo resolverán los problemas de una zona que se densificará sin que se prevean los problemas de infraestructura y servicios para el futuro, y no sólo para los juegos, ahí lo maravilloso de las decisiones. El sueño de Vicente Fox, un señor que fue presidente de México y que pudo hacerlo sin saber para qué, se nos revela entre los paños del poder. Es, sin medida, el maravilloso sueño del tiempo de cada periodo. ¿Alguien puede dudar acaso que todo es maravilloso en este mágico país?

Daniel González Romero
(v.pág.23 del periódico Público del 13 de julio de 2007).


Hay colectividades con rumbo y colectividades a la deriva. Países con ambición y países sin apetito. México parece un país desorientado y pasivo. Un país sin ideas y sin pasiones. Nadie podría decir que la tribu nacional tiene dirección. Nuestro gran orgullo es que no nos hundimos, celebramos flotar con el cuello por encima del agua y con eso nos contentamos. Estamos perdiendo nuestra guerra vital. No me refiero a la batalla contra los delincuentes, hablo de la resistencia frente a la inercia. Si los países viven es precisamente porque se rebelan contra lo dado y aspiran transformar su herencia. La política mexicana no aporta ese principio de dirección. Nuestra política ha dimitido frente a la física.

Nuestra política es salival, no motriz. No conduce a ningún lado, pero nos salpica de palabras, de pequeños pleitos, de causas triviales. Lejos de ser un brote de ordenación, nuestra política es un gallinero de gallinas estériles.

Desde muchos lados se analiza la razón de nuestro atasco. Rastros de un pasado que sobrevive, trampas de los abusivos de siempre, defectos de la forja institucional.

Decía que México no conocía sus aspiraciones. Quiero decir que su clase gobernante no tiene la menor idea de lo que quiere hacer con su poder, que la clase empresarial no tiene más ambición que su renta, que no se ha construido un consenso social para nuevo siglo. Y no se ve nadie que esté empujando una agenda de largo aliento. Ahí viene mi pregunta central: ¿cómo puede gobernar una clase política que no sabe lo que quiere? ¿Cómo manda un gobierno que no sabe a dónde se dirige? Es cierto que es difícil poner las piezas en sintonía para mover el complejo artefacto de la gobernación democrática. Es verdad que el ensamblaje de las coaliciones es una operación difícil. Pero más grave es la ausencia de un proyecto claro. Para gobernar hay que saber mandar, decía Ortega y Gasset. Pero también es necesario "saber querer". No basta con obligar, es indispensable proyectar un boceto de vida futura.

No tenemos ese dibujo. Apenas tenemos un mapa de los acomodos, un plan de sobrevivencia, una rutina para la flotación. Decía el propio Ortega que el capital de un pueblo no era numismático. No era siquiera económico. El capital de una sociedad consistía a su juicio en la energía productora de ideas civiles. Difícil escribir esa línea pensando en México: "energía productora de ideas civiles". Ideas civiles, ¿qué será eso?

Jesús Silva-Herzog Márquez
(v.pág.18 del periódico Público del 16 de julio de 2007).


Las siete nuevas pesadillas

Ahora que están de moda los ejercicios de mercadotecnia global para elegir a "las siete nuevas maravillas del mundo", en el programa "Desde la Redacción de Grupo Imagen", conocido como "las chachalacas", le pedimos a los radioescuchas, muchos de ellos de Guadalajara, que nominaran a sus siete pesadillas de la política mexicana.

Los políticos que ganaron la deshonrosa mención del auditorio fueron: Andrés Manuel López Obrador, Elba Esther Gordillo, Gerardo Fernández Noroña, Mario Marín, Vicente Fox, Marta Sahagún y Marcelo Ebrard. En otras palabras, en esta pequeña muestra de encuestados destaca la desconfianza que hay hacia políticos de los tres principales partidos políticos por igual, así como a los líderes de dos de los sindicatos más poderosos de México.

Para unirme a este ejercicio, ahí van mis siete pesadillas modernas de la política mexicana:

  1. La pobreza en la que vive más de 40% de la población mexicana en este país. Porque la pobreza también es un problema político, y porque gobiernos van y vienen, del PRI, del PAN o del PRD, sin que se atienda o resuelva esta pesadilla.
  2. En contraste, la riqueza opulenta de Carlos Slim, que ha sabido aprovecharse de un sistema de privilegios que lo han posicionado como el hombre más acaudalado del mundo. Pesadilla del sistema político mexicano y una de nuestras mayores paradojas.
  3. Elba Esther Gordillo, la todopoderosa autodenominada lideresa de por vida del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Porque sobre ella no hay transparencia alguna y porque su influencia llega a todos los rincones geográficos y políticos de este país.
  4. El Congreso de la Unión. Porque tenemos uno de los congresos más grandes y costosos del mundo, pero también uno de los más ineficientes y arcaicos, porque la forma en la que opera el poder legislativo mexicano no refleja un marco de democracia, de rendición de cuentas y de representación ciudadana.
  5. El sistema de procuración de justicia mexicano, porque exonera a corruptos. Porque hasta el secretario del Trabajo mexicano prefiere demandar a Zhenli Ye Gon en una corte estadounidense, que en una mexicana.
  6. Las voces, tanto en el PRD, como en el PAN, que no permiten que se consolide una izquierda mexicana seria y responsable ni una derecha tolerante y moderna, como René Bejarano, Dolores Padierna, Fernández Noroña o como Manuel Espino, El Yunque o José Córdova.
  7. La elección presidencial de 2006, porque en ella se dividió a la sociedad mexicana desde el discurso de políticos y empresarios, porque en ella se consolidaron partidos políticos personales, como Nueva Alianza o el Verde, o unos que prometían, como Alternativa, pero que están al borde de desaparecer.
Genaro Lozano, académico del ITAM y la UIA
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 17 de julio de 2007).


El jacobinismo a la mexicana nos enseñó que la separación Iglesia-Estado consistía en tener un retrato de Juárez por un lado y el de la Virgen de Guadalupe por el otro.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3 del periódico Público del 20 de julio de 2007).


A los mexicanos no nos gustan las leyes. Somos consintientes, permisivos y poco dispuestos a poner límites. Nuestra condición de pueblo feliz -uno de los más contentos del planeta, según alguna encuesta reciente- va acompañada de un espíritu acomodaticio, mezcla de despreocupado fatalismo y crónica aceptación de las adversidades. De ahí, de esa natural disposición a la complacencia se deriva no sólo la dicha nacional registrada por los encuestadores, sino también una consustancial ausencia de rebeldía (la agitación social, presunta muestra de inconformidad, no es realmente la expresión del descontento individual, sino algo mucho más perverso, un extraño coctel de exigencias tramitadas por los mercaderes de la política, reclamaciones formuladas por un pueblo adicto al paternalismo gubernamental y, paradójicamente, sometimiento a cambio de ofrecimientos de canonjías. El extremo más caricaturesco de este fenómeno es la compra de voluntades a punta de baratijas: la típica torta y refresco, cuando no el costal de cemento. Nada más ajeno a la afirmación de la individualidad que ser parte de una masa de 'acarreados').

Naturalmente, es difícil gestionar de manera personal la satisfacción de nuestras demandas en un escenario rebosante de burócratas indiferentes, policías corruptos, politicastros codiciosos y patrones abusivos. En tales circunstancias, es mucho más tentador hacerse de un intermediario -el líder sindical, el diputado, el 'representante'- que, vaya decepción, termina siendo un usurpador al servicio de otros intereses y, sobre todo, un experto en la negociación de sus muy particulares beneficios. Así, por esa cesión colectiva de las soberanías individuales, es como hemos llegado a la realidad de unos 'líderes' que, en los hechos, son unos auténticos jefes mafiosos. Cualquier principio de 'bien común' o de 'intereses superiores de la nación' se habrá de topar, en una sociedad de caciques como la nuestra, con una férrea e inconmovible oposición. Para mayor desesperanza, nunca se podrá negociar, entre otras muchas cosas, una auténtica reforma fiscal -la implementación, por ejemplo, de un impuesto al consumo aplicable de manera universal pero con una tasa más reducida- porque no sólo servimos los intereses de los 'líderes' en el mundo laboral y de la economía informal, sino que hemos renunciado al saludable pragmatismo de la verdadera economía de mercado para cultivar, como si fueran nuestros, los dogmas favoritos de una clase política anquilosada y profundamente egoísta: para mayores señas, por el irracional principio de no abrir la explotación de la energía a los capitales privados, estamos importando millones de litros de gasolina del extranjero y pagando el gas natural al precio que nos dictan en Texas.

Pero, volviendo al tema del comienzo, es entendible que habiendo colocado buena parte de nuestras reivindicaciones en manos de oscuros gestores y, de la misma manera, habiendo optado por una forma de 'ilegalidad' -todas esas negociaciones bajo la mesa, esas prebendas y esos privilegios tales que la 'canasta navideña' y otros regalitos a cambio de derechos verdaderos-, no seamos demasiado partidarios de los reglamentos y las leyes. Nuestra primera opción es el 'gestor' que nos habrá de evitar trámites y pagos gracias a un arreglo personal. Y, por ello mismo, no deseamos la aplicación absoluta y categórica de la ley: no habría ya lugar para los contubernios. Es decir, perderíamos comodidad. No serían tan fáciles las cosas. Nuestra 'felicidad' se vería amenazada.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 22 de julio de 2007).


Una errata de imprenta hizo decir a Vasconcelos que somos la raza cósmica, cuando el pensador escribió 'raza cómica', según se demuestra con cualquier debate de nuestros diputados y senadores, en las declaraciones del inefable vocero perredista, y en la avidez con que el país entero se traga el más fantasioso e ilógico cuento chino.

Luis González de Alba
(v.pág.33 del periódico Público del 22 de julio de 2007).


La raza cómica da para mucho más: Un concurso inventado por un pillín puso a votar, pagando las llamadas al elevado costo de los números 01900, por las nuevas siete maravillas del mundo. Quedó así, a voto corrompido por ser pagado, la pirámide El Castillo, de Chichén Itzá, y el país enloqueció... como si no hubiera pagado por hacer figurar una construcción ciertamente bella e interesante, pero enana si se la coloca junto a la gran pirámide de Keops, hecha además, esta última, de bloques de granito con peso de varias toneladas cada uno, y no de piedras transportables en cestas como las pirámides mayas... Arrebatos del complejo de inferioridad.

Los mexicanos tuvimos nuestra propia "revolución de terciopelo", el final de la "dictadura perfecta" sin disparar un balazo, sin un muerto, y aún no lo sabemos. Seguimos esperando el aviso. Continuamos juzgando la política con los cánones usuales durante la dictadura del PRI. De ahí que un tercio de la población se trague la rueda de molino de un fraude jamás probado y técnicamente imposible.

Como España no hizo causa con el PRD y felicitó al ganador, el obradorismo declara persona non grata al socialista José Luis Rodríguez Zapatero, presidente del gobierno español, aunque, en absoluta esquizofrenia, el gobierno perredista del DF le entregue las llaves de la ciudad y lo reciba con todos los honores. España hizo las reformas estructurales y llegó a los acuerdos entre partidos que la han hecho rebasar a México, desde la pobreza en que estuvo sumida, a tal velocidad que en 30 años es un país que nos triplica en su ingreso per cápita: primer mundo.

Yo todavía recuerdo la Plaza Real de Barcelona como un agujero oscuro, apestoso a orina, atemorizante de noche. Hoy rebosa de cafés, restoranes, bares, turistas, luz, música, ajetreo. Es así porque el partido socialista aprendió a ganar, con Felipe González, y a perder, con Aznar. Como el partido de Aznar ha tomado su derrota sin grandes aspavientos y sin carpas sobre la Gran Vía de Madrid.

Zapatero causó el disgusto del pelele Cota (extraído apenas ayer del PRI, y supuesto presidente del PRD, cuando todos sabemos que el que manda vive enfrente) al haber reconocido el triunfo de Felipe Calderón en las elecciones más vigiladas y con el sistema quizá más a prueba de fraude en el mundo. Lo mismo hizo la también socialista presidenta de Chile, Michelle Bachelet, Evo Morales y el mundo entero. Pero el único en ser declarado "traidor" y por ende "non grato" es Rodríguez Zapatero.

Luis González de Alba
(v.pág.17 del periódico Público del 23 de julio de 2007).


México va a tener el crecimiento económico más bajo de... ¡toda América Latina! Por debajo de Haití, Nicaragua, Ecuador y Honduras, que ya es decir. He ahí una noticia, lectores, que debería de ocupar los titulares de los diarios en vez de esos tediosos cuentos chinos. He ahí un tema para la diputadiza de la cámara muy baja y para los señores senadores de la cámara un poco menos baja. ¿En qué andan, por cierto? Pues, se insultaron en la Comisión Permanente al debatir sobre las finanzas del DeFectuoso: 'lambiscones', 'pedigüeños', 'hipócritas' y 'tarugos' les soltaron, entre otras lindezas, los del Perredé a los blanquiazules y éstos respondieron con una extraña evocación de figuras muy dispares tales que el diabólico Salinas, el muy honorable Cuauhtémoc Cárdenas, el satanizable Andrés López Obrador y... Pedro Aspe. ¿Pedro Aspe? No venía a cuento el hombre, creo yo. Pero mis respetos. He ahí un tipo que sabe lo que hace.

Mientras tanto, el futuro se nos viene encima como una avalancha. Habrán ustedes leído la noticia de que en siete años se agotarán las reservas de petróleo de nuestro país. Muy bien, y ¿qué estamos haciendo? Pues, en principio, nada. Por lo pronto, sabemos de gigantescos depósitos de gas natural en las profundidades de este México lindo y querido. De nuevo, ¿qué estamos haciendo? Nada. O, más bien, estamos importando el gas de Texas al precio que les viene en gana a los yanquis. Pero, señoras y señores, ¿no nos habían acaso dicho que el tema de los energéticos era un asunto de 'soberanía nacional' y que se trataba de un sector imperativamente 'estratégico'? Pues, ya ven. Tan preciado es el petróleo para la patria que no lo podemos refinar aquí. Somos productores y, mira tú, le compramos a los extranjeros millones de litros de gasolinas y petroquímicos. Pero ojo, mucho ojo: somos soberanos. Sí señor. Se trata de una 'soberanía' muy insólita: nos hemos vuelto absolutamente dependientes de las grandes corporaciones petroleras multinacionales.

Estas irracionales contradicciones, que le serían evidentes a un crío de cinco años, no somos capaces de percibirlas la mayoría de los mexicanos, por no hablar de esos rentistas de la política que, de la manera más interesada, explotan todavía los rancios dogmas del nacionalismo-revolucionario. Es muy curioso que la propuesta de privatizar Pemex sea una garantía de suicidio político siendo que, en realidad, el que se está suicidando es el país entero. Y no sólo no hay una conciencia de ello, sino que, cada vez que se te ocurre plantear la solución del problema -la apertura plena de todos los sectores de la economía, las reformas institucionales que le urgen a México, las modificaciones legales y la modernización de todo el entramado administrativo- se levantan las mismas voces de siempre para denunciar el advenimiento de la 'derecha', de la gente del 'poder y el dinero'.

No nos sirven las evidencias. No nos convencen las cifras. No nos enseñan nada los fracasos. No nos inspiran los logros ajenos. No nos alecciona siquiera la persistente existencia de la pobreza como prueba contundente de que el modelo no ha funcionado. Ni España ni Corea ni Chile nos quitan el sueño. Estamos en México y aquí hacemos las cosas a nuestra manera. Como México no hay dos. En este país importan más los dogmas que los provechos. Que nadie cambie nada. Que no haya reformas. Que todo siga igual. Somos únicos. Sí. Somos los últimos.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 29 de julio de 2007).


México pasó de noche por la experiencia de las lecciones de nuestra historia, pasada y reciente. En la lucha por la Independencia, en 1810, y en nuestra revolución de 1910 están los gérmenes de la cura o el veneno.

Mirar atrás es más válido que ir hacia adelante. Hemos vivido una carrera de errores, de experiencia tal, que nos permitiría saber qué hacer hoy. Pero nadie quiere hacer caso a la historia o a la ciencia. Vivimos una selva de advertencias y no hemos escuchado los reclamos de la naturaleza. Hemos sido sordos ante la lógica. Los ídolos de barro de ayer son los líderes de hoy. Los puedes ver en los diarios. ¡Son falsos!

México vive hoy revueltas en busca de justicia. Es advertencia a los poderosos. Podríamos no tener la necesidad de pasar por una guerra civil. Y no es una exageración. La gente no quiere limosnas ni trabajos indignos, mal pagados. La civilidad reclama un reparto justo en un país rico en recursos, humanos y naturales.

El mundo no da certezas. El rompecabezas de la historia y el conocimiento de la ciencia son lo que puede hacernos razonar.

Braulio Peralta
(v.pág.39 del periódico Público del 30 de julio de 2007).


Paco Calderón - 9 de agosto de 2007


Tal parece que el porvenir mexicano se basa más en casualidades (que unas veces nos hunden y otras nos salvan) que en trazos planificados; más en estupideces, incoherencias y desvaríos políticos y económicos, que en cálculos y trabajo ordenado para lograr una meta preestablecida.

Por eso, cuando alguna vez algo sale bien en México (¿recuerda usted esa sensación?) siempre me pregunto si el éxito fue el resultado de un plan o un método previamente elaborado, o simplemente de una chiripa, una casualidad.

Y aunque por supuesto hay excepciones, yo creo que en lo general cuando en medio de la informalidad e improvisación que nos caracterizan a los mexicanos las cosas resultan bien, son más chiripas que el efecto de la "serendipia", cuyo significado acabo de descubrir.

La característica más notable de la serendipia es que no se trata del descubrimiento de algo que uno está buscando, pues nada que se está buscando deliberadamente puede ser serendipia.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.6 de Mural del 9 de agosto de 2007).


Los mexicanos hemos sido condescendientes con quienes han dañado al país, sólo los hacemos pagar desde la vergüenza que producen las caricaturizaciones y los chistes; y esto, los tontos y perversos lo toleran hasta con agrado, al cabo, la vergüenza pasa, el dinero se queda en casa y los poderes fácticos tan contentos.

Augusto Chacón
(v.pág.3 del periódico Público del 12 de agosto de 2007).


Las costas mexicanas se convierten rápido en clubes privados.

No se puede entrar si no es cruzando la propiedad privada que está junto. No se puede entrar, punto. Los accesos legales a la playa están desaparecidos, disimulados, convertidos en pequeñas selvas o simplemente tan lejos que es prácticamente imposible llegar sin severa deshidratación. Las pobres autoridades municipales son también autoridades pobres (aquí sí aplica el conocido hankismo) y no tienen voluntad ni recursos para defender el espacio público.

Dirán que esto es un reflejo de las ciudades en el país. Tal vez: no es otro el mensaje de los llamados fraccionamientos privados, donde las calles tienen dueño y en muchos casos hay que dejar identificación para pasar. También en las playas se crean espacios falsamente públicos, pequeñas repúblicas de juguete donde no entrarán ladrones ni robachicos y se simula que todos son gente de bien. En realidad y en buen mexicano, se trata de una propiedad agandallada: se ponen murallas ante otros, con quienes no gusta estar, y se guardan entre los que consideran "los suyos".

En lugar de dirigir el esfuerzo hacia la creación de mejores espacios públicos, hemos tomado la vía de la segregación.

Vende más la arquitectura que hace el juego a la misantropía. Mejor no ver ni ser visto. Que no tengas que vértelas con el que no es de tu colonia, de tu universidad, de tus prejuicios estéticos. ¡Y que no tengas que plantar tu sombrilla junto a la suya! Quizás nos estamos haciendo ineptos para la convivencia y necesitamos murallas.

Luis Petersen Farah
(v.pág.16 del periódico Público del 12 de agosto de 2007).


El número de hogares mexicanos con ingresos de entre 5 y 15 salarios mínimos pasó de 5.7 millones en 1996 a 10.7 millones un decenio después, según el INEGI. Algunos ven en esto un renacimiento de la clase media.

¿Es clase media un hogar con ingresos de 6,000 pesos al mes? Tomar como indicador los múltiplos de salarios mínimos es una mala idea, porque el mínimo no garantiza ni siquiera el escape de la pobreza extrema.

No es clase media una familia de 4 miembros que genera 5 salarios mínimos mensuales. Tampoco lo es alguien que tiene ese nivel de ingreso derivado de un empleo precario.

Colocar en 5 salarios mínimos la línea de entrada a la clase media equivale a una devaluación de este estrato. No se trata de restaurar nostálgicamente la imagen de la clase media de los años setenta, sino de ponerse en alerta ante un sofisma. Con 6,000 pesos no se tiene una capacidad de consumo sostenible de bienes de consumo duraderos. Equiparar la clase media a una pobreza digna es conformismo. La estabilidad ha traído avances indiscutibles desde 1996, pero la superación de los niveles de vida va más allá del masaje de las estadísticas.

Luis Miguel González
(v.pág.30 del periódico Público del 20 de agosto de 2007).


En este país nos la pasamos anhelando tener empresarios de calibre mayúsculo, que arriesguen su capital para construir empresas de envergadura cada día mayor. No obstante, cuando aparece alguien que intenta despuntar, surgen los vociferantes gritos que cuestionan la legitimidad del intento y la capacidad del empresario para hacerle bien a esta sociedad.

Carlos Mota
(v.pág.2 del periódico Público del 24 de agosto de 2007).


Vivimos en el empate perpetuo, en el cero a cero, en el nada para nadie para que sigamos como estamos.

Marco Provencio
(v.pág.20 del periódico Público del 24 de agosto de 2007).


Nadie habla del urgentísimo asunto de permitir que nuestra mastodóntica empresa petrolera estatal -una entelequia de naturaleza absolutamente sagrada, por lo que parece- pudiera recibir inversiones privadas no sólo para convertirse en una corporación de clase mundial -competitiva y moderna- sino para evitar el negro futuro que le espera.

Justamente, he ahí una palabra, futuro, que no figura en el exiguo diccionario de nuestros politicastros. Son gente que vive de manera escandalosamente irresponsable en el presente más inmediato; su horizonte se termina, si acaso, en la forzosa fecha de las próximas votaciones. Y, vaya que abundan las celebraciones en nuestro santoral electoral: elecciones de todos los colores y sabores a cada momento; hoy, para presidente municipal; mañana, para gobernador; pasado mañana les toca a los diputados locales; la semana que viene es el turno de los senadores. Pues bien, a pesar de esta sobrecarga de citas electorales, tampoco se han podido poner de acuerdo nuestros próceres para empalmar los plazos; ni mucho menos para reducir la exagerada duración de las campañas. Estos temas no se tocan. Llevan demasiada sustancia. Es mejor seguir enganchados a las estériles discusiones sobre el formato del "informe presidencial".

Más allá del criminal obstruccionismo de la clase política mexicana, ciertos dogmas han logrado imponerse casi por sí mismos o, en todo caso, llevan tal carga ideológica que no pueden ser discutidos ya de manera racional; han dejado de ser asuntos corrientes para convertirse en mitos supremos. El tema del IVA, en este sentido, ya no es una cuestión que puedas plantear como un mero instrumento para llevar a cabo la política social que necesita el país sino que, por poco que se te ocurra mencionarlo, despertará las feroces reacciones de una oposición que habla desde el agravio y la injusticia; el PRI y el PRD; en efecto, han logrado, casi sin esfuerzo, capitalizar el incurable victimismo de millones de mexicanos.

Lo mismo ocurre, por desgracia, con decenas de otros asuntos urgentísimos: la reforma laboral, la inminente quiebra del IMSS, la instauración de un auténtico estado de derecho donde los ciudadanos tengan certezas jurídicas, el financiamiento de las pensiones para los futuros jubilados, etc., etc., etc.

Lo más extraño de todo ello es la tácita prohibición de referirse a ciertos temas cuya supresión en el debate público pareciera derivarse de un sentimiento religioso. Y así, el Primer Mandamiento del dogma nacionalista-revolucionario -todavía vigente en estos tiempos- es no cuestionar la divina indivisibilidad de Pemex. Pero, hay otras aportaciones de los apóstoles de turno: la educación pública es tan gratuita que, en los hechos, los padres de familia más pobres son extorsionados inmisericordemente por los maestrillos y los voraces directores de las primarias y secundarias bajo el pretexto de hacer mejoras a los planteles; y, por favor, que nadie pida una cuota razonable a los estudiantes de la UNAM porque se habrá de desatar una tremebunda yihad de nefastas consecuencias. El tema del IVA, hasta nuevo aviso, sería un Tercer Mandamiento cuya versión más sofisticada se podría redactar de la siguiente manera: "No cobrarás el IVA al salmón ahumado, al caviar y al jabugo". Dogmas, dogmas y más dogmas. Y un país paralizado al que se le escapa el futuro.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 26 de agosto de 2007).


Un ejemplo me lo facilitó el empresario Ricardo Alvarado Solana, que cuenta con una empresa de cosméticos. Hace 15 años exporta a Estados Unidos, donde vende con éxito cremas corporales y faciales a través de telemercadeo.

Alvarado relata que su cliente mayorista estadunidense desea vender los productos mexicanos en Centroamérica, para lo cual requiere los "certificados de libre venta para la exportación". ¿La puerta a tocar? La Cofepris. La tortura.

"Me han rechazado el trámite cuatro veces. La primera vez porque los envases que presenté eran los que se usaban en la exportación y no los de venta nacional. Ese trámite me costó 4,000 pesos. Cambié los envases por los nacionales y encontraron en uno de ellos una leyenda que no debería venir. Trámite que me costó nuevamente $4,000. Cambié la leyenda de uno de los envases, pero esta vez intente con un solo país. Nuevamente fue rechazado porque el formato incluía la conjunción con, en vez de la palabra de. Este trámite me costó $658. Cambié la palabra y nuevamente me fue rechazado por uno de los ingredientes que según ellos no aparece en la nomenclatura internacional de productos cosméticos. El tramite me costó $658".

"...con sorpresa me di cuenta de que cada día aparecen en un pizarrón de consulta unos 1,200 trámites, de los cuales son aceptados un promedio de 60. Es decir, 95% es rechazado. Esto incluye empresas como la mía, consultorios médicos, empresas de alimentos, medicamentos, farmacias".

[¿Pero qué tal el negociazo millonario de cobrar a cambio de no hacer nada?... el negocio ideal mexicano - el webmaster.]

Carlos Mota
(v.pág.2 del periódico Público del 31 de agosto de 2007).


Nuestro destino manifiesto y terco ha sido simplemente ser el país del 'casi'. Hemos sido una nación casi soberana; tenemos una democracia casi perfecta; somos casi dueños de nuestros recursos naturales, y estamos casi a un paso de ser una nación del primer mundo.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 1o.de septiembre de 2007).


Algo no estamos haciendo bien los mexicanos. Con cada intento por hacer modificaciones legales, políticas o técnicas en nuestras diferentes actividades aparecen obstáculos invencibles envueltos en una maraña de imágenes, percepciones, ideologías y sobre todo intereses. En estos días los intentos de modificar las reglas electorales, las fiscales y las de fiscalización enfrentan muros insalvables. ¿Tendremos en la sangre, ese "virus" que impide confiar en nuestros aprendizajes? ¿Será genética esa cortedad de miras? ¿Por qué nos peleamos a muerte por los milímetros y olvidamos los kilómetros que es necesario recorrer?

Miguel Bazdresch Parada
(v.pág.17 del periódico Público del 9 de septiembre de 2007).


Cuando uno escucha hablar a simuladores profesionales como Santiago Creel Miranda o Manlio Fabio Beltrones y encuentra que está de acuerdo con ellos. Cuando los senadores y diputados de sueldos indecentes se ponen de acuerdo en que lo mejor para las finanzas del país es un aumento a la gasolina. Cuando se sigue festejando el mito de los Niños Héroes como si hubieran existido. Cuando es el momento de meter el freno de mano, voltear alrededor y aceptar que se vive en un mundo raro.

Ese es justamente el escenario en vísperas de las fiestas patrias, otro de los momentos culmen del mundo bizarro, en el que los mexicanazos de corazón salen a gritar ¡viva México!, al pie de los balcones en los que los políticos que nos ven la cara todos los días, listan, muy trajeados eso sí, los nombres de los héroes que nos dieron esta maltrecha patria.

El ambiente es increíble. En los noticieros, uno escucha la defensa de la libertad de expresión en boca de testaferros de los empresarios que se han enriquecido sin pagar un peso por las concesiones que pertenecen al pueblo mexicano. ¡Ahora resulta que la libertad de expresión les preocupa! Venirnos a enterar de eso, luego de que el celebérrimo Tigre Azcárraga resumió con aquella frase mítica que "para la televisión es una obligación llevar diversión a esa gente y sacarla de su triste realidad y de su futuro difícil" y hasta la competencia ya la tiene más que adoptada, ¿es o no raro eso?

Escuchar las estupideces de senadores y diputados (eso no es raro) intentando explicar a los ciudadanos, como si fuéramos retardados mentales (tampoco raro), cómo el aumento de la gasolina va a ser "gradual", nomás de dos centavitos al mes, y no afectará nuestras vidas (eso, ¡rarísimo!), ni lo que podemos o no podemos comprar en el mercado ni lo que pagamos al subir al camión ni mucho menos las colegiaturas de nuestros hijos.

Que nadie diga que los millones que se recaudarán con el nuevo paquete fiscal no alcanzarán más que para Pemex y las pensiones del IMSS. Que nadie hable con voz clara y fuerte del sucio pacto político que implicó que las cámaras de senadores y diputados negociaran la aprobación de la reforma fiscal a cambio de la electoral. Que nadie diga, o que sólo Santiago Creel se atreva a decir, con todas sus letras, que en el fondo, el tema de los medios y los políticos es un tema de a dónde se va el dinero que los mexicanos pagamos, ¡oh paradoja!, a través de nuestros impuestos, para que tanto empresarios como políticos se den la gran vida, todo eso es lo que debería ser raro. No lo es, es la normalidad que los ciudadanos vemos en la pantalla, oímos en las bocinas y leemos en los diarios.

Myriam Vidriales
(v.pág.22 del periódico Público del 14 de septiembre de 2007).


El chiste es un medio de desahogo de las frustraciones, desengaños y esperanzas rotas. Por eso el mexicano hace mofa de los políticos que abusan del poder, de aquellos que prometen y no cumplen o que se extralimitan en sus funciones.

"En nuestra existencia cotidiana sentimos el impacto de la política y tenemos que enfrentarnos a éste. Si no queremos ir a volar válvulas de gasoductos, entonces nos reímos. El chiste político es una forma de resistencia", afirmó Samuel Schmidt, investigador de El Colegio de Chihuahua, en la conferencia "El chiste político en México".

El chiste ofrece una historia muy distinta a la oficial: lo que la gente quiere decir sobre el poder y lo que éste no desea que digan del mismo. En él, los mexicanos plasman lo que les molesta y refleja su actitud y estado de ánimo. "En unas cuantas palabras desnuda a los políticos. Ellos se enojan muchísimo cuando la sociedad los descubre".

La sátira política es un recurso que libera humores, "y cuando salen nos sentimos a todo dar. Después de habernos atacado de risa, nos sentimos relajados, sabrosos. Eso es algo que no logra la política".

La política es un discurso duro, farragoso, pesado. Los ciudadanos no entienden cómo funciona, pero sienten sus efectos. Al contrario, el chiste tiene un efecto catártico, explicó el ponente. "En ese enfrentamiento entre la sociedad y el poder, el chiste es el resquicio gracias al cual finalmente somos libres".

"¿Quién ha sido el mejor presidente en México? Obregón, porque estaba manco y sólo robaba con una mano".

"Llegan Salinas y Zedillo a ver a Clinton. -Bill, ¿cómo estás?-, dicen los dos mexicanos. Contesta el norteamericano: -Tocayos, ¿cómo les va?- Salinas se sorprende y pregunta -¿Por qué nos dices tocayos, si él se llama Ernesto y yo Carlos?- El exmandatario americano replica: es que tú eres un vil ratero y tu compañero un vil pendejo".

Entre serio y broma, el académico, miembro del Sistema Nacional de Investigadores, ilustró sobre los requisitos que debe tener un buen chiste político. Para que arranque la risa o la carcajada de quienes lo escuchan, es necesario que compartan el contexto cultural al que hace referencia, además de ser breve.

"Si yo le cuento un chiste mexicano a un argentino, probablemente me verá con cara de what. Si le digo que a De La Madrid le decían el 24, porque era 3 veces más pendejo que el Chavo del Ocho, y a Vicente Fox el 64, para este sudamericano el chiste no significaría nada, ya que pendejo en Argentina le dicen a un niño pequeño".

Samuel Schmidt lamentó que los académicos hicieran a un lado el chiste como materia de estudio. "La academia se mueve en el terreno de las mediciones estadísticas. Temas como el chiste político pertenecen al terreno de la cultura política. Denotan valores y una manera de ver la realidad. Por eso muchos investigadores no quieren abordarlos".

"¿Por qué en el sexenio de Fox, Los Pinos era conocido como la casa de los sustos? Porque había un hombre sin cabeza y una mujer con huevos".

"¿Por qué a Martita de Fox le decían la Lewinsky mexicana? Porque salía con cada mamada".

"Los chistes nunca van dirigidos a las esposas de los presidentes, porque se enfocan contra quien tiene el poder y éstas por lo general no lo ostentan. En el sexenio de Fox, los chistes sobre la primera dama podrían calificarse de brutales", dijo Samuel Schmidt.

Los mexicanos no aceptan las intromisiones de las esposas de los mandatarios. Los protocolos a los que están acostumbrados, no las toman en cuenta. La sombra de Martita cayó sobre Calderón. En consecuencia, la esposa del presidente actual ha permanecido al margen. "Hay una diferencia fundamental entre las dos primeras damas. Margarita tiene vida política por sí misma, pero si saca la cabeza, caerá sobre ella toda la inercia de la crítica hacia la señora de Fox".

Situación parecida ocurre con las novias de los presidentes. A varios de éstos se les ha perdonado que sean mujeriegos, pero cuando dan a sus novias un puesto en el gabinete, eso los mexicanos no lo perdonan, "lo consideran como demasiado cinismo. Hasta para eso hay un límite". De ahí que en el sexenio de López Portillo se hicieran chistes en torno a Luz Alegría.

Martha Eva Loera
(v.pág.13 de La gaceta de la Universidad de Guadalajara del 1o.de octubre de 2007).


Los oaxaqueños salieron a votar el 2 de julio de 2006 para la elección federal y una vez más el 5 de agosto de este 2007 para escoger a diputados locales. Este próximo domingo 7 de octubre deberán elegir a presidentes municipales y regidores. ¿Cuánto dinero se está gastando en estos tres procesos separados? Nadie lo confiesa. Por otra parte, de los 570 municipios de Oaxaca, 152 elegirán a sus gobernantes locales por sufragio libre y secreto; los otros 418 lo harán por usos y costumbres, usualmente en asambleas sin competencia y, en muchos casos, sin la participación de las mujeres.

Sergio Sarmiento
(v.pág.6 del periódico Mural del 4 de octubre de 2007).


No existe un gen de la transa, de la simulación o de la corrupción. No es algo que se traiga en la sangre o que nos lo entreguen con el acta de nacimiento. El impulso por hacer trampa tampoco es, ni mucho menos, único de los mexicanos.

Pero es irrefutable que hay reglas de convivencia, políticas públicas y privadas que incentivan o inhiben ciertas conductas. La clave, me parece, tiene que ver con el grado de sanción pública de la transa. En la medida en que la transa se aplauda como "picaresca" o "viveza"; en la medida que nadie sea nunca castigado por transar, se incorpora al flujo de nuestra vida diaria a nuestra normalidad.

En el índice de corrupción que cada año produce Transparencia Internacional, México ronda el lugar número 70. Sitio desfasado de otras mediciones de México contra el mundo, como la producción económica, población total, etcétera. En el índice, México está por debajo de Samoa, Jordania, Botswana o Malasia.

La ubicación mexicana en la tabla es indicador irrefutable que al asunto de la trampa en México no es únicamente un asunto de gobierno o políticas públicas sino de unas reglas que no castigan la trampa y al contrario, muchas veces la celebran.

Vivimos cotidianamente entre pequeñas simulaciones, entre mentirillas, pequeñas falsedades, medias verdades. Algunos presumen que así somos los mexicanos, es como nuestra aportación al mundo. Tan vivarachos estos muchachos. Así es la cotidianeidad: la mordida pequeña, meternos en la cola, robarnos el cambio, o pasarnos el alto; arreglar el ascenso de un equipo de futbol, comprar un examen para ser médico, plagiar un texto, no pagar el impuesto...

Conozco a quien en diez años no ha comprado ni un disco ni una película ni un videojuego ni un programa de computadora ni unos tenis, legalmente, y ha comprado mucho de todos. Pericoapa le basta, ese enorme tianguis de la piratería. Un día frente a un grupo más amplio, un amigo común le preguntó si no pensaba que el viaje quincenal a Pericoapa, del que se ufanaba cada vez que nos reuníamos, era una mala lección para sus hijos. "Ay, no mames", fue la respuesta. El resto de los presentes rieron palmeando en la espalda al pícaro como quien toca a un ídolo.

Es curioso, el aficionado a Pericoapa, siempre era el más duro a la hora de la conversación política. El más indignado con los políticos y sus raterías. Sinceramente no ve ninguna conexión entre sus acciones y las de quienes nos gobiernan.

Yo creo que es parte de lo mismo.

Carlos Puig
(v.pág.3 del periódico Público del 6 de octubre de 2007).


Cuando Carlos Castillo Peraza tomaba ron guatemalteco solía criticar a los políticos mexicanos por su falta de imaginación. Es lo que les hace falta, decía, imaginación para no estar echando culpas; su imaginación depende del cálculo diferencial y el trabajo; deciden racionalmente qué es lo que se debe hacer, le meten todo el trabajo, pero tienen que dar marcha atrás porque no fueron capaces de imaginar a dónde conducirían esas ideas a la hora de toparse con la realidad; su falta de imaginación hace que su valor parezca titubeo; sin imaginación, la valentía es testarudez; por eso nunca pueden hacer lo que quieren, no saben cómo hacerlo; no entienden que la gente común y corriente quiere transporte público más eficaz sin que los camiones hagan ruido cerca de sus casas; no entienden que los hombres exigen en abstracto y se resisten en concreto, que exigen lo más e impiden lo menos.

Ciro Gómez Leyva
(v.pág.2 del periódico Público del 8 de octubre de 2007).


Estatua de Fox en Boca del Río, Ver.

El show debe continuar mientras los políticos se niegan a enfrentar los verdaderos temas que el país exige. A nadie parece importarle que los sindicatos se nieguen, escudados en la autonomía sindical, a abrirse a la transparencia y la rendición de cuentas porque hacerlo sería renunciar a sus cuotas de poder que logran enriquecerlos a costa de quienes se supone han de defender (IMSS, Napito, SNTE y demás larvas mediocres y criminales). A nadie le preocupa el servilismo de un poder que se dice soberano ante un poder ilegítimo y criminal en su utilización de fuerzas y recursos que se pagan con dinero que nadie sabe de dónde sale. A nadie le interesa detener una escalada de legislaciones que apuntan a la pérdida de la libertad de expresión y a la regulación cuasi tiránica y autoritaria sobre los medios de todo el país. Y así, mientras seguimos viendo como caemos, habrá quienes le dediquen semanas a la caída Husseiniana de la estatua de Fox en Veracruz y quienes hasta la comparen, en sus más extravagantes y estúpidas fantasías, con algo así como la guerra que ha emprendido la sociedad en contra de un poder corrupto del pasado. Hagan sus apuestas para saber quién será el primero que explote el ridículo sobre el tema. François de la Rochefoucauld escribió alguna vez: Si en los hombres no aparece el lado ridículo, es que no lo hemos buscado bien. Eso fue en el siglo XVII y hoy, en este país, sigue estando vigente.

Carlos Dragonné
(v.pág.14 del periódico Público del 14 de octubre de 2007).


Foro Mundial de las Artes en Monterrey, Fiestas Culturales de la Galaxia en Tamaulipas, Gran Premio de Poesía Irapuato, Semana de Cine Kurosawa de Manzanillo, Festival Cervantino, Fiestas de Octubre; Feria del Libro Internacional, de Minería, del Zócalo, Municipal... Hay de todo, excepto ciencia. La ciencia no es parte de la cultura según los sesudos comités organizadores.

Pero resulta, señores y señoras, que la ciencia y sólo la ciencia produce tecnología que produce industria, que produce empleos, que producen mejor nivel de vida. Lo malo: no se presta para tirar rollo. Nuestra educación secundaria no ha logrado, ni se ha propuesto siquiera, entusiasmar a los jóvenes con la ciencia, cuando bastaría con exhibirles en TV cerrada las maravillosas series Cosmos, El ascenso del hombre, la que sobre el universo anuncia The History Channel y comienza con el Big Bang.

Paguémosles por estudiar física cuántica a los jóvenes: tendrán empleos bien remunerados en las tecnologías de punta y las industrias que las están desarrollando. Por mucho menos costo que la Cátedra Cortázar de la Universidad de Guadalajara se tendría la Cátedra Max Planck, con físicos de primer nivel dando exposiciones sin matemáticas a jóvenes de secundaria y prepa.

Las Fiestas de Octubre en Guadalajara tienen, pero por supuesto, un "Festival Cultural": Los Cumbia Kings (Los reyes de la cumbia, nos traduce el sitio on line... thanks!), Lagrimita y Costel "los payasos del momento", Homenaje a Cri-Cri con la Filarmónica de Jalisco (220 pesos luneta), Ramón Vargas "tenor", informan (suspendido); Jorge Federico Osorio "Eminente- pianista- internacionalmente- aclamado- por- su maestría- absoluta", aclara el sitio (200 pesos). Ah, pero Jarocho, "una visión de la cultura veracruzana"... oou, yeah? I can’t imagine!... cuesta 600 pesos; será porque la "cultura veracruzana", lo que eso sea, viene mucho este año y está a la alza. Luego tenemos a la "Arrolladora Banda El Limón" (sin aclaración porque ésa sí es conocida), 150 pesos.

No tenemos una docena de físicos que puedan formar una generación en superconducción y computación cuántica, pero tenemos el "Memorial del 68", novísimo Centro Cultural Universitario Tlatelolco.

Nosotros seguiremos armando compus en desventaja con la mano de obra china y aplaudiendo a petición de animadores una orquesta que un día interpreta Cri-Cri y otro la Novena de Beethoven (ya viene), siempre con los cornos franceses desafinados.

Luis González de Alba
(v.pág.19 del periódico Público del 22 de octubre de 2007).


Cuando, hace algunos años, me enteré de que por algún punto de la frontera norte habían contrabandeado e internado en territorio mexicano a un elefante; en ese mismo momento comprendí que a este humilde mortal (yo, no el elefante) le había correspondido el gratuito mérito de pertenecer a la raza da bronce, especialista en ociosidades, consumadora de hazañas que a nadie benefician, practicante contumaz de un deporte como es el futbol en el que jamás destacará, envidiosa profesional y normalmente incapaz de consumar trabajos que impliquen constancia y no redunden en la gloria, o en algún sacrificio humano. Yo, no he de negarlo, pertenezco regocijadamente a esta especie y celebro a la vez con júbilo y con melancolía cada ocasión en que la vida me manifiesta que seguimos igualitos.

Germán Dehesa
(v.pág.1 de la sección "Comunidad" del periódico Mural del 4 de octubre de 2007).


Nos aqueja una ancestral epidemia de solemnidad que, entre otras cosas, se manifiesta a través de ese lenguaje hecho de circunloquios y términos presuntamente "apropiados" que usamos los mexicanos del montón. O sea, que hay que hablar, justamente, con propiedad: "¿Cuándo se murió tu madre? ¿Le estás dando de mamar al bebé? ¿Tu hermana está embarazada?"... Estas cosas no se dicen. Suenan demasiado fuerte. Son demasiado directas. Preferimos fórmulas enredosas como: "¿Me regala su hora por favor? ¿Cuándo se va a aliviar su hermanita? Dígale a su señora mamá que ésta es su casa"... Nadie muere, desde luego, sino que fallece y, a su vez, los tales fallecimientos no ocurren sino que "acaecen". En cuanto a sucesos menos penosos, los "onomásticos" se festejan obligadamente en alegres "convivios". En mis tiempos les llamábamos "fiestas" nada más.

Desde que descubrimos que éste era un país "surrealista" no terminamos de embelesarnos con el show de nuestra propia cultura y, ahora, en ocasión del día de los Fieles Difuntos, la descarada explotación de la tradición ha alcanzado niveles insoportables. Hay muertos por todos lados. La muerte es, literalmente, pan comido. En tan jactancioso y arrogante reciclaje del folclore fingimos olvidar que, al final del camino, nos espera una muy poco gloriosa agonía en una cama de hospital.

Román Revueltas Retes
(v.pág.47 del periódico Público del 29 de octubre de 2007).


No es extraño que en México cualquier presidente o gobernador -al que en su entorno le maquillan todo, desde las estadísticas hasta lo que ve en las giras- presidente municipal o regidor, se obligue en gran parte a los compromisos adquiridos con quienes en privado los han ungido. A esta circunstancia se le pueden sumar los estragos que el ejercicio del poder provoca, cuyo efecto en ocasiones llega a la perdida de noción de la realidad objetiva y de las circunstancias de su posición (el inmoral aumento de los sueldos en Zapopan). Aquella aseveración de Vicente Fox acerca de que el país es un lugar digno de un cuento de maravillosas fantasías para todos y recientemente del lugar de su persona en la historia, sella con toda evidencia las prácticas de quienes se enriquecen desde el poder que corrompe, proceder de siempre conocido y nunca tan secreto. No quiere decir esto que todos se corrompen, pero si evoca las verdades que nos rodean.

El destape de la sentencia presidencial habría que agradecérselo a la irrupción de los Fox-Sahagún-Bribiesca, en la escena de las irresistibles veleidades y ambiciones de los ricos sin preparación, de los ricos algo rústicos, sin la perspectiva de la tradición política de silencio y secrecía de sus antecesores, sin la necesidad de guardar la compostura que exige el bono de lo privado. Esto deja ver el pantano del poder en el país, transparenta una nación enredada en la cauda de los conflictos de una sociedad dividida en las distancias abismales de la riqueza y la pobreza.

Y cuando más se piensa en la democracia y ciudadanización, la sociedad se topa con unos partidos políticos desquebrajados, negociadores, llenos de facciones, se tropieza con los deslices tribales y cavernarios de la izquierda y la derecha -aquí no hay centro- sin rumbo claro, con sus grupúsculos llenos de pretensiones. No queda si no recordar la frase que prevenía la aparición del salvador televisivo "el Chapulin Colorado", ¿ahora quien nos salvara? Porque Foxilandia y el cuento de nunca acabar no puede ser la única fórmula, con todo y viaductos.

Daniel González Romero
(v.pág.21 del periódico Público del 2 de noviembre de 2007).


Lo interesante, con todo, es constatar, de nuevo, los oscuros rasgos culturales de una nación mexicana que, una y otra vez, se confronta a las mismas situaciones a cuenta de su irremediable incapacidad de anticipar el futuro. Somos una subespecie de corto plazo, una colectividad donde no se puede siquiera plantear un seguro obligatorio a los automovilistas porque cualquier medida de prevención se sacrifica alegremente en el altar de un paternalismo mal entendido (un estado presuntamente "social" que, en la práctica, viene siendo todo lo contrario). Este último ejemplo es muy revelador: al ciudadano que se lanza a la calle con un coche -un armatoste potencialmente mortífero- no se le puede exigir que se responsabilice de sus acciones: está desvalido por antonomasia (es "pobre"), no es un sujeto pleno y, por lo tanto, se privilegia su gratificación inmediata -el hecho de que le apetezca conducir un automóvil- en lugar de confrontarlo a la obligación de que, desde el momento mismo en que se pone al volante, garantice la reparación de los terribles daños que pueda provocar.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 4 de noviembre de 2007).


Hay una perniciosa mentalidad mendicante en México, una cultura de lo asistencial derivada del paternalismo de un sistema que no ha propiciado individuos soberanos sino votantes complacientes. Pero, al mismo tiempo, millones de mexicanos viven en el más absoluto de los desamparos y se las apañan por su cuenta, sin otra ayuda que la de la familia y los amigos. La ausencia del estado se compensa a través de una red alternativa de solidaridad espontánea: el compadre siempre estará ahí, para lo que se ofrezca.

La paradoja es descomunal: mientras el poder del estado se diluye en el enmarañado entramado de la burocracia y tanta gente se acomoda al ancestral fatalismo de nuestro pueblo, otros individuos emprendedores ocupan obstinadamente los espacios vacíos. Entérense ustedes de esta noticia, aparecida ayer en MILENIO Estado de México: cada día que pasa, en Ixtapaluca, hombres y mujeres -provistos de una pala, una carretilla, agua y una gorra para el sol- se ponen a tapar los baches, a limpiar las calles y a dirigir el tráfico a cambio de que los automovilistas les dejen algunas monedas. Naturalmente, son hostigados por unas "autoridades" que, en ocasiones, les han quitado sus herramientas de trabajo. ¿El delito? Bien a bien, no lo saben. "Usurpación de funciones", tal vez. Hay "espurios" por todas partes, si te fijas.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 11 de noviembre de 2007).


En España, los debates más duros -y vaya si lo son- entre las fuerzas políticas más importantes tienen que ver principalmente con temas políticos, como la postura frente a la ETA o el juicio de los responsables de los ataques del 11 de marzo, que han sacado chispas en la vida política española.

Nadie pone sobre la mesa la discusión respecto a si España debería integrarse más a Europa o si sus empresas deben globalizarse.

Hay una definición fundamental de los grandes temas de la conducción de la economía española. Nadie se rasga sus vestiduras por la pérdida efectiva de soberanía que implicó la adopción del euro y la conducción de la política monetaria por el Banco Central Europeo.

Si mañana ganara las elecciones presidenciales un partido de derecha y salieran del poder los socialistas, prácticamente no se percibiría ningún cambio en la gestión de la economía.

En América Latina, Chile es la nación que más se acerca a esta forma de interrelación entre la política y la economía.

Si en las próximas elecciones son los demócrata-cristianos los que llegan al gobierno en lugar de los socialistas, prácticamente nada ocurrirá con el modelo económico de Chile.

Aquí no podemos construir una empresa petrolera estatal moderna y eficiente que siga bajo el control del estado, pero que dé entrada al capital privado y que rinda cuentas seriamente.

Seguimos con un interminable debate respecto a los alcances de la apertura económica y muchos empresarios quisieran que se volvieran a cerrar las fronteras porque se sienten indefensos ante la competencia.

Seguimos sin la madurez para que, al margen de las diferencias de concepción política, venza el pragmatismo de la clase política y se definan las reglas del juego básicas que pueden permitir que en el plazo de algunos años se pueda cerrar en algo la brecha entre los ingresos por persona de los españoles y los de los mexicanos.

Y, desde luego no tenemos que copiar el modelo económico de los españoles. El asunto es que haya una definición de reglas básicas que movilicen de manera masiva la inversión productiva; que genere un nuevo entusiasmo entre los sectores productivos del país, en lugar de las múltiples quejas respecto a todos los estorbos que hay para hacer negocios; que se asegure que la mayoría de la gente va a verse beneficiada por los resultados de este modelo de crecimiento y no sólo los de siempre.

Enrique Quintana
(v.pág.2 de la sección "Negocios" del periódico Mural del 15 de noviembre de 2007).


En México, la inmensa mayoría de reconocidos corruptos se declaran "creyentes".

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 17 de noviembre de 2007).


Me gusta mucho mi país.

Me disgusta mucho como está.

Hemos trabajado fuerte para echarlo a perder y lo estamos logrando.

La gente le echa la culpa al gobierno
por incapaz, y tiene razón.

El gobierno le echa la culpa
a los partidos opositores, y tiene razón.

Los empresarios le echan la culpa
a líderes y sindicatos corruptos,
y tienen razón.

Los obreros le echan la culpa
a los empresarios voraces, y tienen razón.

La opinión pública se queja
de los medios de comunicación mediocres,
y tiene razón.

Y acusar a los ciudadanos por permitir todo lo anterior
tendría razón.

México es un país en vías de subdesarrollo.

Nemesio Maisterra
(v.pág.8 de Mural del 22 de noviembre de 2007).


México insiste, insiste e insiste en ser caudillista.
Añoramos un presidente todopoderoso y mandón.

Pedimos al mismo tiempo un presidente
acotado, dialogante y tolerante.
Seguimos pensando que el presidente es el gobierno.

Nemesio Maisterra
(v.pág.10 de Mural del 6 de diciembre de 2007).


Somos una sociedad perfectamente dispuesta, ahí sí, a creer en la especie de que un caudillo providencial, por poco que nos diga lo que queremos oír y nos prometa lo que deseamos tener, va a terminar de tajo con la espeluznante desigualdad social que padecen los mexicanos. En todo caso, es muy interesada esta visión de un México de instituciones desechables, gobernado por pillos tramposos, y condenado a la pobreza eterna si persiste en la senda del neoliberalismo.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 9 de diciembre de 2007).


Las constituciones nacieron para dar derechos a los seres humanos y limitar las atribuciones de la autoridad. Ahora, el constitucionalismo mexicano está centrado en aumentar las facultades e incluso derechos, de las autoridades, lo que resulta en un verdadero contrasentido.

Pablo Gómez, senador perredista
(v.pág.22 del periódico Público del 14 de diciembre de 2007).


Aquí nos despachamos con la cuchara grande en lo que a las grandes palabras se refiere: cualquier matazón es un "genocidio", el responsable de Parques y Jardines de un municipio es un "Hitler" en ciernes y, desde luego, nos gobierna una "ultraderecha" tan represiva que, vaya paradoja, tolera sin mayores problemas no sólo las fantasiosas andanzas de un "presidente legítimo" sino la existencia de otros "ejércitos" en el territorio nacional.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 16 de diciembre de 2007).


No lo olvidemos: éste es un país de dogmas inamovibles y de realidades eternas.

No se pueden tampoco afectar los privilegios de los líderes sindicales ni reducir las canonjías de los grupos de presión ni limitar las prebendas de los politicastros: en estos mismos momentos, el país está perdiendo cientos de millones de dólares, cada día que pasa, porque el jefe mafioso del sindicato minero ha ordenado unas huelgas ilegales para mostrar músculo. Aquí mandan las minorías, señoras y señores.

Por desgracia, pareciera ser que nunca se nos aparecerá un líder con la legitimidad suficiente como para desafiar, de frente y de manera abierta, a esos auténticos poderes fácticos que nos cierran funestamente el camino hacia la modernidad.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 23 de diciembre de 2007).


Como país tuvimos una enorme suerte en 1976 cuando, en medio de una crisis económica, nos sacamos la lotería al encontrar un yacimiento de las dimensiones de Cantarell y además en aguas someras que hacen su extracción relativamente fácil y barata. La riqueza que nos sacamos en esa lotería, sin embargo, la hemos dispendiado de una manera impresionante al utilizarla para subsidiar el gasto corriente del sector público. Con esta estrategia no sólo hicimos políticamente imposible la realización de una verdadera reforma fiscal sino que cometimos el peor de los pecados económicos: utilizar un recurso natural no renovable para subsidiar el gasto no productivo del gobierno.

Sergio Sarmiento
(v.pág.8 del periódico Mural del 27 de diciembre de 2007).


Hoy, por contra, exhibimos una insatisfacción de ciudadanos desencantados que no te la acabas. Estudios sociológicos de absoluta seriedad nos catalogan como uno de los pueblos más dichosos de la Tierra (junto con otras colectividades tales que... ¡Nigeria!), por encima de los protagonistas del American Dream. No lo entiendo porque otras encuestas aún más respetables denuncian que uno de cada dos mexicanos emigraría hacia el norte si los yanquis tuvieran la amabilidad de abrirnos pródigamente las puertas. Imaginen ustedes a un país con la mitad de la gente y, encima, encantados todos de seguir aquí. Un paraíso terrenal, a mi entender.

En todo caso, hay voces que nos avisan, desde ya, que nuestras masas acumulan tal descontento que la guerra civil la tenemos a la vuelta de la esquina. Se trata de los seguidores de López Obrador, desde luego. Es decir, millones y millones de personas. Por fortuna, el líder máximo, en algún acto público solemnísimo y republicano por decreto, escenificará un gesto de grandiosa magnanimidad para contener a sus huestes. La paz social se seguirá preservando en México. Es un alivio aunque supongo que la factura, cada vez más costosa, nos la habrá de cobrar el hombre en algún momento.

Román Revueltas Retes
(v.pág.2 del periódico Público del 30 de diciembre de 2007).


En 2007 México se ha convertido en una especie de no perpetuo donde a nadie la parece nada y donde nadie tiene ni la más mínima disposición para escuchar o reflexionar. "Si tú piensas diferente, pues te friegas porque yo no voy a cambiar mi forma de pensar por ti. Así que, o comienzas a pensar como yo, o no nos vamos a entender". ¿Resultado? En los últimos 365 días nadie se entiende en este país aunque, la mayoría de las veces, las propuestas sean las mismas.

Alvaro Cueva
(v.pág.13 del periódico Público del 30 de diciembre de 2007).


Ingresos insuficientes, cuando los hay, y su ausencia en el caso del desempleo ensombrecen el panorama de la vida cotidiana de millones de personas. Y si al menos hubiera tranquilidad en torno nuestro, la escasez sería llevadera, pues nunca hemos sido una sociedad opulenta y ni siquiera capaz de ofrecer a sus miembros el decoro de lo necesario. Pero bullen en todas partes y amenazan a todos los niveles los fermentos de la ferocidad delictiva, que hace valer su ley con plena conciencia de la impunidad complicitaria. Y otras formas de violencia, como la anunciada por el Ejército Popular Revolucionario (al que el gobierno trata con una torpe mezcla de impotencia y de candor, pues le pide responsabilidad como si fuera una ONG y no una banda armada), podrían también caer sobre la nación mexicana, tan digna de suerte mejor.

Miguel Angel Granados Chapa
(v.pág.7 del periódico Mural del 3 de enero de 2008).


El mundo está avanzando a pasos agigantados, pero nuestro país entra a 2008 con una mayor desventaja que de costumbre. México tiene varios hoyos negros que no ha podido solucionar, y la economía y nuestro bienestar penden de encontrar soluciones efectivas. Y no se trata de reformas estructurales.

El más notorio de todos nuestros hoyos negros es la investigación y desarrollo. Es un tema ausente de nuestras discusiones. Los esfuerzos empresariales en México en ese tema son prácticamente nulos. ¿Resultado? La innovación es muy limitada.

Un segundo hoyo negro es la carencia de un espíritu de competencia constante. Los mexicanos no hemos comprado el discurso calderonista de "ganar" en el mundo globalizado. Las empresas se han limitado a exportar y a cumplir con buena calidad las órdenes de sus clientes, pero no a ganar.

Un tercer hoyo negro es la perenne carencia de capital de riesgo. Las clases acaudaladas y las personas heredadas siguen prefiriendo llevar una vida de alegría y diversión, en lugar de inyectar parte de sus recursos a la innovación productiva. Acaso fondean las ideas de sus familiares, pero no hay una estructura mínima y democrática que allegue esos recursos a emprendedores nuevos.

Un cuarto hoyo negro es la desconexión entre la mente del ciudadano y los indicadores económicos mínimos. El año pasado vimos cómo algunos políticos explotaban la ignorancia al hablar del gasolinazo y la escalada de precios, encontrando tierra fértil hasta ¡en los medios de comunicación!, que padecen la misma enfermedad y desorientan al informar de finanzas y economía.

Un quinto hoyo negro es la pobreza del uso de la tecnología. Mientras en Reino Unido o en Estados unidos cientos de empresas venden soluciones financieras on line desde hace años, aquí no podemos rebasar la etapa de la banca en línea, a pesar de lo barato que sería para cualquier casa de bolsa hacer que un inversionista compre acciones o fondos haciendo click en una página web.

Carlos Mota
(v.pág.2 del periódico Público del 4 de enero de 2008).


El corazón de la mayoría de los mexicanos alberga a un pequeño comunista. De veras, lectores. No hemos podido reconciliarnos, luego de siglos enteros, con el concepto de la propiedad privada. Pero, a la vez, queremos apropiarnos de lo público y, paradójicamente, somos también alérgicos al principio del bien común. Es un enredo, todo esto.

En un país crecientemente devastado por las hordas de bárbaros surgidas a la sombra del estrepitoso fracaso del proyecto educativo nacional -para mayores señas, vean ustedes mismos la basura por todos lados, los ríos pestíferos, los bosques arrasados, la suciedad universal, el ruido, la ofensiva fealdad de las ciudades-, el primer impulso del nativo es, justamente, disponer a su antojo de lo público. No hay un mandamiento esencial para contener este instinto de abusiva apropiación como tampoco existe, en el otro extremo, un auténtico respeto por los bienes en manos de los particulares. El estado, por su parte, no ha cumplido con la tarea de brindar certezas jurídicas: hay dudas fundamentales sobre la propiedad de la tierra, echar a la calle a un inquilino moroso es un trámite kafkiano, hacer valer los derechos más esenciales significa afrontar la tenebrosa y corrompida maquinaria de la justicia, en fin, en estos pagos no están muy definidos los límites.

No es de extrañar, por lo tanto, que sigan siendo tan vendibles dogmas tales que la propiedad colectiva de los "bienes de la nación" o, en su versión más noble y sacrosanta de necesidad, la "soberanía nacional", algo que no se discute porque lo tenemos todos muy claro. El debate sobre estas cuestiones se alimenta de un gran mito fundacional: a saber, la Expropiación Petrolera, con mayúsculas, que, en la práctica, nos viene como anillo al dedo en nuestra condición de pueblo doblemente agraviado tanto por un conquistador español venido a violentar nuestra apacible edad de piedra de astrónomos y sacerdotes caníbales como, posteriormente, por ese vecino imperialista que nos birló la mitad del territorio nacional.

De ahí que la cantilena de que "Pemex ya tiene dueño, somos nosotros", cacareada en el ampuloso lanzamiento de ese Movimiento Nacional en Defensa del Petróleo capitaneado por López Obrador, no haya sonado como una declaración hueca -y, sobre todo, una mentirota- sino como el perentorio llamamiento a una gloriosa cruzada. Naturalmente, es un movimiento de restauración y por etapas: decir que Pemex nos pertenece a todos los mexicanos no es la constatación de una realidad, sino la expresión de un deseo. Porque, hasta ahora, la mastodóntica empresa paraestatal ha sido, en el mejor de los casos, patrimonio exclusivo del gobierno; sabemos, además, que es botín de líderes, caja chica (o, más bien, grande) de partidos oficiales y propiedad privilegiada de un sindicato único, aparte de agencia de colocaciones.

Y es que la fantasía de que "Pemex es de nosotros" se inscribe en el altar de los grandes principios de la nación y, en los hechos, alcanza la categoría de un rasgo cultural. Se trata de una seña de identidad absolutamente impermeable a cualquier razonamiento. Lo que va de por medio es el "patriotismo" de los mexicanos. Palabras mayores ante las cuales no puedes anteponer ni las más tibias propuestas de modernidad. No hablemos pues de nuevas refinerías ni de competitividad ni de globalización ni de futuro ni de eficiencia ni de capitales ni de todos esos conceptos que nos puedan recordar que, en las economías de mercado, hay gente que posee cosas y que tiene bienes. Seamos patriotas y que la gasolina nos la sigan refinando en Texas.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 13 de enero de 2008).


El manual del izquierdista instintivo te proporciona portentosas facultades de trasmutación: el episodio de Zongolica deviene indefectiblemente en 'violación tumultuaria perpetrada por el Ejército', las elecciones de 2006 se transforman en un 'fraude' monstruoso, el despido de Carmen Aristegui es un 'acto de censura', el suicidio de Digna Ochoa es un 'asesinato de estado', etc. En cuanto a cuestiones más generales, no puede siquiera concebirse la mera utilización de la fuerza pública: siempre será un asunto de 'represión' de la misma manera como cualquier intervención del estado llevará el signo del abuso. Y hay temas que no se discuten ni se analizan porque son auténticos actos de fe: el petróleo es 'nuestro', el pueblo es 'bueno' y nunca se equivoca (ni en Tláhuac), la 'soberanía' es más importante que la riqueza, el 'imperialismo' nos amenaza constantemente y, finalmente, los mexicanos 'no somos como los demás'.

De tal manera, buena parte del debate nacional sigue estando determinado por esta visión de un país plenamente enmarañado en la lucha de clases y fatalmente fiel a sus 'principios', una idea no sólo propugnada por los militantes activos de la izquierda oficial sino compartida por buena parte de una población que sigue cultivando los rancios dogmas del nacionalismo-revolucionario. La sociedad mexicana, conservadora en esencia, expresa un profundo rechazo por la modernidad y desconfía de las propuestas de cambio en todos los ámbitos: el hecho de que durante décadas enteras no haya ocurrido un incendio en una gasolinera no impide que los vecinos se opongan ferozmente a la construcción de una estación de servicio en el barrio; tampoco debe haber carreteras ni presas ni aeropuertos ni campos de golf, por no hablar de temas tan urgentes como las reformas estructurales para garantizar las pensiones o el futuro energético de la nación. La reforma a la Ley del ISSSTE ya se consumó -fue un auténtico milagro- pero la capital de México fue colapsada el pasado viernes por grupos de manifestantes que, a estas alturas, se oponen tercamente a unas disposiciones que, por lo pronto, permitirán construir 5 nuevos hospitales luego de 15 años de parálisis.

Curiosamente, el activismo de estas fuerzas delimita buena parte de la agenda nacional a pesar de su condición minoritaria. En este sentido, los demás pecamos de omisión: no imagino manifestación alguna a favor de la inversión privada en Pemex, por ejemplo; hace unos días partió una caravana de tractores desde la frontera norte para protestar por la plena apertura del TLC pero no sabemos de alguna algarada de agricultores exitosos para defender la libre exportación de tomates y hortalizas; los obreros de las armadoras de coches no salen a las calles a protestar por el contrabando de autos usados mientras que los dueños de camiones ilegales sí bloquean la Secretaría de Hacienda en el DeFectuoso.

Naturalmente, hay una cultura de la protesta y muchos grupos políticos viven precisamente de eso, del activismo callejero. Pero, de cualquier manera, podemos hablar de un acaparamiento de ciertos temas nacionales siendo que, a pesar del conservadurismo de la mayoría y de la natural pasividad de los ciudadanos, mucha gente, en este país, sí quiere que las cosas cambien y sí está a favor de las reformas y sí tiene una vocación de modernidad. Este sector de la población, sin embargo, no parece tener voz y, en los hechos, ha sido tomado como rehén: los espacios que ha dejado vacíos han sido ocupados por los agitadores y por las mafias. Las huelgas en el sector minero, promovidas por un solo personaje, le están provocando un daño colosal al país; el mito del 'fraude', inventado también por un solo individuo, ha dañado muy severamente el entramado institucional; los detractores del TLC, unos cuantos en términos globales, pueden provocar que, del otro lado de la frontera, a algún político pueda ocurrírsele revocar un tratado demasiado 'beneficioso'... para México. Eso sí, la izquierda tiene la conciencia muy tranquila.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 20 de enero de 2008).


En México, cada 6 años pensamos que un cambio de hombres presupone también una realidad diferente y un panorama halagador. Ingenua fantasía.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 26 de enero de 2008).


En materia internacional, México, a través de sus presidentes, normalmente pontifica, y erige para sus palabras sacramentales rodeadas de una liturgia exuberante un gran escenario, para dejar en el pueblo la certidumbre del acto trascendente que conmueve al mundo y desata una génesis transformadora.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A de El Informador del 2 de febrero de 2008).


Tenemos la mala costumbre de creer que México es un país rico y diverso en recursos naturales; tanto como si fuera un súper país con todo lo que se necesita para ser una potencia mundial.

Lo cierto es que poco sabemos de la explotación industrializada o del impacto que tenemos en la naturaleza personalmente.

La idea de que tenemos un súper país es antigua, al parecer es un sentimiento que heredamos de otras décadas y que no se ha actualizado.

Según el reporte del Global Footprint Network, en 1961 México utilizaba un tercio de su biocapacidad, pero con el crecimiento de la población y la economía, para el año 2001 ya consumíamos 1.5 veces nuestra biocapacidad, es decir, una mitad más de lo que en realidad tenemos. Esto es posible porque se importan recursos, pero también porque gastamos lo que tenemos.

La biocapacidad o huella ecológica, mide qué tanta área de tierra y agua requiere una población para producir los recursos que consume y para absorber sus desechos, tomando en cuenta la tecnología existente.

Se calcula que la biocapacidad mundial existente es de 1.7 hectáreas por habitante, es decir, si repartiera el terreno productivo tocaría de a 1.7 hectáreas por persona.

De la misma forma se estima que la huella ecológica mundial promedio es de 2.8 hectáreas por habitante, lo que significa que se necesitarían 2 planetas como la Tierra para satisfacer el ritmo actual de consumo y generación de residuos.

Alejandro González
(v.pág.43 del periódico Público del 8 de febrero de 2008).


En Disney World lo primero que salta a la vista es esa aura de irrealidad que Umberto Eco llama hiperrealidad y que impregna todo el mundo de Disney. Es tan absolutamente irreal que termina siendo una nueva realidad, impostada y superpuesta, pero absolutamente real. Tenemos en contraste un país como el nuestro tan terriblemente real, tan crudamente verídico, tan injustamente cierto, tan auténticamente absurdo, que termina siendo inconcebible, tan definitivamente inverosímil que concluye siendo una auténtica pesadilla.

Alvaro Morales
(v.pág.14 del suplemento "Tapatío" del periódico El Informador del 9 de febrero de 2008).


El tema de las elecciones en Estados Unidos
se presta como pocos para mostrar nuestros conocimientos,
análisis y predicciones en el café.
Obama ya empató,
Bush hará perder a los republicanos,
nos conviene éste y etcétera.

Los eventos que nos rodean y en que podemos tener ingerencia nos interesan bastante menos.
Ser más amables con los vecinos,
manejar ordenadamente (sin celular),
no ser gandalla,
analizar autoridades, proponer soluciones,
son temas intrascendentes.

Lo importante es la tensión en Medio Oriente.
Ahí sí participamos.

Tenemos una sociedad informada
en lo que no es responsable.
Tenemos una sociedad apática
en lo que es responsable y puede participar.

Nemesio Maisterra
(v.pág.8 de Mural del 14 de febrero de 2008).


Los mexicanos somos viciosos por naturaleza, porque nuestra vida es tan dura que el que no fuma, chupa, el que no chupa se droga, y el que no se droga se distrae con otras cosas mejores o peores.

Alvaro Cueva
(v.pág.13 del periódico Público del 24 de febrero de 2008).


Trabajadores del Sistema de Aguas de la Ciudad de México vaciaron químicos y aromatizantes en las aguas negras de la planta de bombeo, para evitar que Marcelo Ebrard y Enrique Peña Nieto percibieran los olores fétidos que se desprenden del lugar.

Fue durante el recorrido que los gobernantes del DF y Estado de México hicieron a media semana. ¡Mal olor con 2 presidenciables, imposible!

Trascendió
(v.pág.4 del periódico Público del 2 de marzo de 2008).


Dicen que los mexicanos somos muy creativos, pero es en lo social [y en las transas, agregaría el webmaster]. En los negocios no lo somos.

Sergio García de Alba, exsecretario de Economía
(v.pág.12-A del periódico El Informador del 5 de marzo de 2008).


En materia petrolera tenemos una discusión que nos lleva al neobarroquismo, a veces al costo de dejar sin resolver las cuestiones básicas.

Eso y otras cosas me hizo reflexionar un encuentro con el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, en el campus de la Universidad de Guadalajara en Lagos de Moreno.

¿Por qué no tenemos una política para reducir las importaciones de gasolina? El año pasado importamos 16,000 millones de dólares. En 2008, la cifra crecerá un mínimo de 10%, pero no hay planes para construir ninguna refinería. Se necesitan 3 para producir la gasolina que ahora compramos al exterior. Cada una cuesta 5 o 6,000 millones de dólares.

La construcción de las refinerías se podría pagar con lo que gastamos en comprar el combustible en el exterior. El discurso oficial dice que no hay dinero, ¿por qué no usar los excedentes petroleros? El año pasado fueron 120,000 millones de pesos y al paso que vamos en 2008 superarán los 170,000 millones. Cada refinería tarda más o menos 3 años en construirse. Hay que empezar ahora.

Una campaña publicitaria explica a detalle lo complicada que es la exploración en aguas profundas. Sin duda es un tema relevante, porque en menos de diez años nos quedaremos sin reservas. ¿Por qué no hablar del mantenimiento de ductos? La red ha excedido su tiempo de vida útil. Eso pone en riesgo a las poblaciones por donde pasa y genera pérdidas millonarias, entre otras cosas porque ofrece la oportunidad de ordeña. El costo anual de estas fugas, fallas y robos asciende a casi 20,000 millones de pesos. Nuestros técnicos podrían resolver el problema si contaran con los recursos financieros. Off the record, los funcionarios de Pemex hablan de la posibilidad de privatizar los ductos. Aseguran que no hay dinero para mantenimiento y renovación. No dicen una palabra de las posibilidades que se abren con los altos precios del petróleo.

Pemex es la sexta empresa mundial del sector y quizá la única que no encuentra la forma de aprovechar las condiciones del mercado internacional. Es una empresa atrapada en el neobarroco. Una corporación que pierde de vista las cuestiones básicas.

Luis Miguel González
(v.pág.31 del periódico Público del 14 de marzo de 2008).


Hay 12 años ya, en que se discute la mentada reforma energética, siempre con un enfoque muy partidista, pero no tienen prisa para discutir. Por ejemplo, hace 10 años, Canadá no era nada energéticamente y ya es una potencia. Llevamos discutiendo 12 años, y los tiempos han cambiado. Tenemos que pensar a velocidad electrónica. Hay estimaciones de que en los últimos 7 años se está generando más conocimiento que todo el conocimiento acumulado en la historia de la humanidad. Imagínate el tiempo que llevamos discutiendo. Más que atrasados, estamos retrocediendo. Y mientras tanto, ni la iniciativa privada, ni el estado han reinvertido en Pemex; así no se puede.

José Abelino Torres Montes de Oca, economista por la Universidad de Guadalajara con maestría en el Instituto Politécnico Nacional y doctorado Honoris Causa de la Universidad Simón Bolívar de Colombia
(v.pág.4-B del periódico El Informador del 24 de marzo de 2008).


¿Por qué razón es que en la discusión sobre el tema petrolero en México hay tanta víscera y tan poca racionalidad?

La única explicación que puede ofrecerse tiene que ver con el papel del petróleo en la formación de la ideología nacional.

En el siglo 20, el país se construyó sobre un conjunto de valores que a la vuelta del tiempo se convirtieron en algo así como verdades reveladas, que no están sujetas a discusión y son artículos de fe.

Muchas de ellas tienen que ver con la educación elemental que recibimos y aunque algunas han cambiado, otras permanecen intocables en el inconsciente colectivo.

Hace un par de décadas hubiera sido impensable criticar a integrantes del Ejército mexicano, pues eran los soldados de la patria. Ahora, ya hemos visto militares desertores y otros vinculados al narcotráfico.

Hasta hace pocos años el presidente de la república era absolutamente intocable e inatacable. No podía ser sujeto del humor ni criticado, a riesgo de ser considerado subversivo o traidor a la patria, porque la "institución presidencial", así despersonalizada, encarnaba la soberanía del pueblo.

Ni qué decir de lemas como "la tierra es de quien la trabaja", que aunque representa una completa aberración a cualquier derecho elemental de propiedad, es una frase que nos grabaron en bronce en nuestra educación.

No importaba que en la Revolución Mexicana los caudillos se hubieran matado entre sí ni que encarnaran proyectos nacionales tan diferentes y a veces opuestos. Por igual, Carranza y Villa, Obregón y Zapata, tienen cabida en nuestra mitología como los héroes de la patria.

Pero quizás, uno de los pilares más robustos de nuestra ideología son las bondades de la expropiación petrolera.

Aquel hecho parece como el triunfo de David sobre Goliat, del bien sobre el mal, de los pobres sobre los ricos.

Casi nadie se acuerda de que la decisión de expropiar por parte de Lázaro Cárdenas no fue un plan preconcebido sino consecuencia de que las empresas petroleras estadounidenses e inglesas actuaron subversivamente y no reconocieron un laudo de la autoridad mexicana. En otras palabras, mandaron al diablo a las instituciones y el gobierno ejerció su autoridad.

Casi nadie se acuerda de que por años no se excluyó legalmente a la empresa privada de la actividad petrolera y se recurrió a los llamados contratos riesgo, como una forma de tratar de atraer a empresas especializadas a explorar el territorio nacional, proyecto que, por cierto, no funcionó debido al poco atractivo que existía.

Aunque se dice que "el petróleo es nuestro", pocos se acuerdan de la ordeña sistemática que ha hecho de PEMEX el sindicato petrolero, que aunque ya no tiene personajes tan pintorescos como La Quina, sigue abrevando de la renta petrolera.

Menos aún nos acordamos de la gigantesca corrupción que se ha presentado en la petrolera estatal que ha tenido directores generales que han dado con sus huesos en la cárcel; otros procesados y unos más cesados por la frivolidad con la que se manejaban.

Debido a la visión ideológica que se ha formado alrededor de Pemex y el petróleo, pareciera a veces que se cree que la petrolera mexicana es un modelo a seguir y que no se le debe tocar ni con el pétalo de una rosa.

El movimiento para impedir la presunta privatización de PEMEX es hoy un gran y exitoso fraude.

Se trata de la invocación de un espantajo que no existe, el "petate del muerto", como le designa el refranero mexicano.

Ojalá existiera esa intención. Ojalá uno de los temas de discusión de la política pública fuera la apertura del sector petrolero a la inversión privada. Pero, no. Lo que hay son reformas menores, bajo la visión de "peor es nada", que van a dejar los grandes desafíos para el futuro.

En lo que tienen completa razón los opositores a los cambios en PEMEX y su régimen jurídico es que se necesita una discusión pública abierta y bien documentada.

En lugar de discutir acerca de las creencias de la mitología petrolera, se necesitaría debatir acerca de las propuestas específicas y de sus alcances.

Bajo el principio de que una mala interpretación de las intenciones del gobierno podría propiciar el éxito de la oposición ciega, se ha pospuesto la formulación pública de propuestas concretas.

Enrique Quintana
(v.pág.2 "Negocios" de Mural del 27 de marzo de 2008).


Quienes han administrado este organismo público durante muchos años -los gobernantes priistas y panistas- no sólo se han abstenido de hacer algo para mejorar Pemex sino que han hecho todo lo posible para empeorar la corrupción y la ineficiencia. Ellos son los culpables de que México sea el único gran productor de crudo que no vende refinados sino que los tiene que comprar. Los sucesivos gobiernos han malgastado la renta petrolera.

Pablo Gómez, senador perredista
(v.pág.15 del periódico Público del 28 de marzo de 2008).


Como México no hay dos. He aquí una declaración que debería de figurar en la Constitución. Digo, la singularidad absoluta de los mexicanos es un mérito que no se discute aparte de constituir un rasgo cultural irrenunciable. En la encuesta de valores de los autóctonos realizada por Banamex, la mitad de nuestros orgullosos compatriotas, al preguntárseles a qué país les gustaría que México se pareciera, responden: "A ninguno" (luego, en segundo lugar, aparece Japón como un lugar vagamente imitable y en la tercera posición figura Estados Unidos con un raquítico 15%).

Así las cosas, llegas con un mexicano y le sueltas, por ejemplo, que el petróleo de nuestros vecinos del norte no es estrictamente del pueblo estadunidense sino que lo explotan grandes empresas privadas (que, en realidad, son públicas porque su capital está atomizado entre miles y miles de inversionistas de todo pelaje) y, ante tal evidencia y el hecho de que millones de compatriotas quieran emigrar justamente a ese país en vez de quedarse a disfrutar de las bondades que el petróleo sea "suyo" en estos pagos, te responderá que aquí las cosas son diferentes y que las hacemos a nuestra manera. "Los mexicanos, y nada más los mexicanos, somos los que decidimos sobre nuestros propios asuntos", suelen bramar fieramente nuestros politicastros, impostando la voz con los tonos del patriota bravucón, cada vez que alguien sugiere que nuestros destinos serían más promisorios si cambiáramos algunos comportamientos. Luego entonces, el hecho de que otros países hayan alcanzado mayores niveles de bienestar o de que progresen aceleradamente mientras nosotros nos quedamos estancados no es tomado siquiera como una llamada de atención. La realidad de una Corea pujante y próspera no nos hace dudar sobre la manera en que estamos llevando los asuntos de la suave patria.

Curiosamente, este derecho nacional a la originalidad no ha provocado tampoco una oleada de imitaciones en el resto del mundo: que yo sepa, nadie quiere ser un país tercamente sumido en el subdesarrollo como nosotros ni compartir las escandalosas incertidumbres de nuestro estado de derecho ni hermanarse en la patética falta de competitividad propiciada por la pesada tramitología nacional. Tampoco, a decir verdad, parece que el modelo mexicano haya gestado otra cosa que un país tremendamente desigual, injusto y cuyo futuro no parece nada prometedor en vista de lo reacios que somos al cambio.

Nadie se ha atrevido, sin embargo, a proponer siquiera la "privatización" de Pemex (por lo visto, iría de por medio ni más ni menos que nuestra mexicanidad, amparada encima por una Constitución que, vistas las cosas, no es una serie de ordenamientos redactados por gente de carne y hueso sino un auténtico texto sagrado). El debate, por lo tanto, no gira en torno a una cirugía mayor. No señor. Se trata de meros remiendos que, a pesar de todo, despiertan las iras de los custodios de la "soberanía" -una palabra esencial en el diccionario de nuestros valores- y los defensores del "patrimonio" de todos los mexicanos. Esos salvadores de la patria están dispuestos a poner al país de cabeza con tal de que no se firmen contratos de riesgo con aviesos capitalistas y que no se celebren acuerdos para poder perforar nuevos pozos petrolíferos. Seguiremos siendo entonces lo que hemos sido desde que los derroteros de la nación quedaran fijados para siempre en las doctrinas del nacionalismo-revolucionario.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 30 de marzo de 2008).


Como si no hubiera suficientes personas inocentes y no peligrosas en las cárceles mexicanas, el Senado está reviviendo una ley, vetada por el ex presidente Vicente Fox a petición de la Comisión Federal de Competencia, que prohibirá la venta de libros con descuento. El dictamen fue aprobado en comisiones y será sometido al pleno del Senado, al parecer hoy jueves, para su votación. Una vez aprobada la ley, vender un libro con descuento será un delito en nuestro país.

Sergio Sarmiento
(v.pág.8 del periódico Mural del 3 de abril de 2008).


Quedarse en el mismo lugar es retroceder, estamos como Alicia en el País de las Maravillas. La no resolución de los viejos problemas complica la solución de los nuevos, como la inseguridad pública y la contaminación política del escenario económico.

Luis Miguel González
(v.pág.35 del periódico Público del 4 de abril de 2008).


Nuestro pueblo es nieto e hijo de nuestros continuados fracasos históricos; es un pueblo hambriento de héroes a nivel de su ingenuidad, su ignorancia y sus pasiones. Estos héroes del momento, bien configuran en la frágil personalidad de los ídolos de papel que a diario fabrica la mercadotecnia, arquetipos de las patadas o de los puñetazos, o bien de la farándula.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 5 de abril de 2008).


En los últimos días he visto algo que resulta pavoroso y que me hace llegar a esta conclusión: México no tiene futuro. Vaya, no tiene presente. Y, como rockstar en el retiro, sólo aspira a vivir del recuerdo, sin esperanza de aprender del mismo.

El tema en México es esta imperiosa necesidad de seguir jodidos. Piénselo bien antes de empezar a enojarse. Políticamente, nos esforzamos en mantener partidos políticos que prostituyan todas y cada una de las reglas de la democracia en aras de mantener y aumentar sus cuotas de poder, sin importar el riesgo que exista para el país. Y no es cuestión de colores o mesías, sino de cultura política misma. Económicamente, estamos esperando que el gobierno, cual Dios todopoderoso, provea sin que hagamos nada por apuntalar y fortalecer las instituciones democráticas del estado al que le exigimos con tanta holgura. Socialmente, estamos empantanados en nuestra propia idiosincrasia de la que un balón, una telenovela o un reality show nos habrán de venir a salvar. Aquí el tema no es del gobierno (aunque siempre es el culpable favorito por excelencia) o de las instituciones (por nombrar lo que ciertas masas siguen cual espejo), sino de una sociedad que se preocupa más por los emos y Hugo Sánchez que por la soberanía y sustentabilidad económica del país.

Recuerdo una tira de Mafalda en la que Felipe le asegura a la protagonista que él es un convencido de que el mundo se arreglará cuando se vayan los que lo manejan mal. Mafalda, en su crudo y angustiante realismo, contesta: "Andá, Felipe, que siempre habrá alguien dispuesto a recoger la antorcha de la bestialidad". Sin duda, "La contestataria" (como la bautizara Umberto Eco) no hubiera creído que quien la recogería sería la sociedad misma.

Carlos Dragonné
(v.pág.13 del periódico Público del 6 de abril de 2008).


Las técnicas no tienen bandera
ni demagogia.

La ciencia y la tecnología tienen leyes.

Y sus señorías creen que, por ser leyes,
ellos las dictan.

¿Qué sucede cuando los aspectos
y problemas técnicos se deciden
por los políticos (los rudos)?

¿Quiere que le diga qué sucede:?

México.

Nemesio Maisterra
(v.pág.8 de Mural del 10 de abril de 2008).


La historia es redonda. En una noche se consumió Quetzalcóatl en el fuego de Nautla; en otra (La Noche Triste), Hernán Cortés dejó su condición divina para volverse carne mortal, y siglos después otros dioses mexicanos se volvieron putrefacta gloria transitoria al fin de la Noche Sexenal; terrícolas despojados de su omnipotencia, vueltos a su limitada potestad. En ciclo recurrente, cada 6 años muere un Dios y nace otro Dios en milagrosa metamorfosis. El que muere, queda en hombre, como Cortés en La Noche Triste, y desde su mirador atestigua la entrada del nuevo mesías en la venerable ciudad de Jerusalén, como él mismo 6 años antes, entre aclamaciones de comerciantes y filisteos. Con la gran mentira del Dios blanco y barbado comenzó la biografía de México. Luego resultó que ese Dios era solo un hombre. Y en esa desilusión seguimos todavía.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 12 de abril de 2008).


¿A alguien le importa el desarrollo de las energías alternativas en México? El Partido Verde presentó una iniciativa esta semana que generó menos eco que los gestos de un mudo. La propuesta pasó inadvertida en los medios. Sabemos que el petróleo se agotará pronto y será cada vez más caro, pero nos vale: qué es el futuro energético del país comparado con la Copa Libertadores, la nueva novia de Lindsay Lohan o el último capítulo de las pejeaventuras. Quizá le faltó punch a la presentación de la propuesta. Podrían intentar una representación con el elenco de Fuego en la sangre para atraer reflectores.

La iniciativa asume que la reforma energética no toca el tema de las energías alternativas. Establece que el país necesita una política energética de largo plazo y eso incluye el establecimiento de compromisos anuales de avance en el uso de fuentes renovables.

No es una reforma audaz, pero parece un punto de partida interesante para el debate legislativo. Apuesta por el desarrollo de oportunidades de negocio para particulares en la generación de energía, pero no toca a fondo el tema de la reestructuración que necesitarían la CFE, Luz y Fuerza y Pemex. ¿Cómo hacerle para que estas empresas dejen de ser obstáculos o neutrales en el desarrollo de fuentes alternativas? ¿Qué hacer para que sean los motores del cambio?

Está firmada por 4 legisladores, entre ellos El Niño Verde, Jorge Emilio González. Propone la creación de un fideicomiso para el aprovechamiento energético de la luz solar, el viento, la geotermia, los ríos y el mar. Excluye explícitamente la energía nuclear del programa. El fondo tendría diversos contribuyentes, desde recursos públicos y organismos internacionales hasta aportaciones de particulares mediante certificados.

Uno de los aspectos más interesantes de la propuesta es que hace explícita la obligación de contribuir con las comunidades donde se establezcan las instalaciones de generación de energía alternativa.

La iniciativa está disponible en internet y en un país ideal no debería estar subordinada al (sub)desarrollo del debate sobre la reforma de Pemex. Merece ser discutida porque México no tiene plan para cuando se acabe el petróleo y posee todo para ser una potencia en energías alternativas, sol, aire y geotermia. Corrección, tiene casi todo: nos falta interés en el tema.

Luis Miguel González
(v.pág.35 del periódico Público del 25 de abril de 2008).


Llegado septiembre, ese "mes de la patria" cuya instauración oficial se pierde en la marea de iniciativas patrioteras fantaseadas por nuestra pomposa burocracia, las televisoras comienzan a vomitar fieras consignas de adhesión a México y una indigesta sarta de amorosas declaraciones al terruño. Somos "mexicanos" -por ahí va la cosa- y con eso está dicho todo: nuestra sangre es la de un pueblo bravamente orgulloso cuya portentosa singularidad no tiene paralelo en el resto del planeta. Y así, a lo largo de 30 días retiembla en sus centros (que son varios, en abierto desafío a la geometría) la tierra nacional al sonoro rugir de aparatosas propagandas oficiales y esperpénticas publicidades privadas. La comunión es perfecta: no hay cuadrillas disidentes que pongan la nota falsa en este avasallador concierto ofrendado a la suave patria.

Por fortuna, en tiempos normales somos simplemente lo que somos, es decir, un país del montón -sobre todo si logras abstraerte de las machaconas retóricas gubernamentales y lo vives desde tu propia cotidianidad-, escenario de crónicas frustraciones, injusticias del tamaño de una casa, ineficiencias diversas, corruptelas, politicastros rapaces, insufribles sensiblerías y decenas de otros severos males mitigados por esa milagrosa alegría que los autóctonos sabemos imprimirle a la existencia diaria. De una u otra manera, seguimos navegando porfiadamente en un torrente de sentimientos encontrados, tironeados a la vez por la necesidad de no sentirnos menos que los demás y la implacable realidad de un tercermundismo que está ahí, a la vista, apenas disfrazado por algunas inevitables escenografías de la modernidad. Vivimos así en un permanente universo de ambivalencias hecho de persistentes denuncias y auto denigraciones que luego dan paso a la reparadora certidumbre de que "como México no hay dos", una apreciación respaldada por alentadoras mediciones profesionales de nuestra felicidad.

No hay mucho espacio dentro de todo esto para consignar, de manera abierta y descarada, lo que podríamos llamar el "gran sentimiento de vergüenza nacional", un rasgo de la personalidad del mexicano de cuya existencia, sin estar científicamente probada ni mucho menos, podríamos sospechar a partir de la mera vecindad con el país más poderoso del Sistema Solar: en efecto, cuando vuelves, por ejemplo, de Texas a Tamaulipas y te adentras, súbitamente, en un universo de calles polvorientas, perros callejeros, basura y fealdad en oposición a las impecables urbanizaciones del otro lado de la frontera, no puedes menos que experimentar una sensación, digamos, de desaliento. El tema, según parece, podría originarnos una especie de pequeño complejo de inferioridad pero, lo repito, no estoy hablando de hechos comprobables sino de simples inferencias y suposiciones que no buscan en manera alguna agraviar a conciudadanos que, al mismo tiempo, intuyo tan profundamente susceptibles como solemos serlo los autóctonos de este país.

En fin, esta condición de identidades inciertas se puede sobrellevar mal que bien si no ocurren sucesos extraordinarios tales que alguna devastadora derrota deportiva -de ahí, sigo suponiendo, la suprema importancia del equipo nacional de futbol en tanto que representante directo de nuestras capacidades globales- u otros episodios reveladores de presuntas imperfecciones (genéticas de necesidad). De ahí, también, la desmesurada exaltación del puñado de personajes que han logrado triunfar en otros pagos y su reciclamiento en superhombres de incuestionable estirpe azteca.

La tarea, sin embargo, es complicada porque, tarde o temprano, algún compatriota apaga a meados la llama eterna del Monumento al Soldado Desconocido o perpetra alguna salvajada en territorios de probada civilización. José Luis Borgues es un escritor mexicano, no lo olvidemos. El último gañán de la estirpe de agraviadores de nuestra raza se llama Rafael Quintero Curiel y era ni más ni menos que funcionario de Los Pinos, nuestra augusta casa presidencial. El tipo se robó 7 Blackberries en la cumbre de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte celebrada esta semana en Nueva Orleáns; aparatos que los miembros de la delegación de Estados Unidos habían dejado en una mesa a la entrada de la habitación donde se reunieron el presidente Calderón y George W.Bush. No sé a ustedes pero a mí sí se me cae la cara de vergüenza.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 27 de abril de 2008).


Una de tantas maquinaciones imaginativas de nuestra propia indiosincrasia, como la "mordida", el "entre", el "disimulo", se ha institucionalizado, incluyendo, con ciertas y estudiadas formalidades, en los espacios de algunas cadenas comerciales, dizque con el fin de hacer labor social (¡!).

El llevado y traído redondeo, típicamente, pues producto de nuestra cultura, tiene un significado, que al parecer por su insignificancia, no significa gran cosa, pero es suficiente con llevar a cabo sencillas operaciones de carácter aritmético elemental, para quedar sorprendido de que tiene alcances importantes, porque simple y llanamente, el "redondeo" se apoya más bien en una proporción geométrica, progresiva e irreversible que permite la acumulación de muy importantes cantidades de dinero, sí, de ese devaluado y carente de mucho poder adquisitivo de nuestro "pesito", pesito porque así está representado física y monetariamente.

Empresas comerciales que "técnicamente" organizan periódicamente "redondeos" en las cuentas de los miles y miles de compradores que vellis nollis tienen que acudir a demandar sus servicios, redondeo que según se afirma es para la realización de muchas causas nobles. (¿Qué ya hay comerciantes nobles, morales y humanitarios?). De esa manera, con los 10 centavos, 20 o un peso de redondeo por comprador obtienen al día varios millones de pesos, porque son cadenas comerciales de proyección nacional.

Bueno, pero esas empresas aducen que tienen permiso, quién sabe de quién, con la única salvedad de que es una donación "voluntaria". Pero la mayoría se va con la finta.

Además de esta fuente increíble de ingresos extraordinarios están los taxistas, porque desde hace tiempo, por disposición oficial, cobran sus servicios de transportación por medio de un taxímetro. Y ahí está el punto álgido o crucial, porque el taxímetro nunca marca cantidades exactas, así es que si una "dejada", por ejemplo, marca 45 pesos con 80 centavos, el taxista sin explicación, da un billetito de 50 varos de cambio, y si bien le va a uno, 2 pesos, lo que significa que se quedó con 2 pesos con 20 centavos, y claro, el usuario no puede reclamar nada, porque se trata de una cantidad irrisoria, y como siempre andamos con prisa, pues "ahí se va". A veces se disculpa por falta de "feria".

Lo hacen con la mayoría de su pasaje, por lo que la suma resulta enorme.

Manuel López de la Parra
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 30 de abril de 2008).


Margaret Thatcher, ex primera ministra de Inglaterra, pudo reconstruir una economía minada por el sindicalismo gracias a que los ingleses estaban hartos de la pobreza en que los dejaron los gobiernos laboristas de la postguerra. La diferencia es que allá ninguna política se considera irreversible, mientras que entre nosotros, el culto de lo irreversible nos tiene engarrotados. En vista de la desesperada estrechez en que nos encontramos ¿se atreverán nuestros gobernantes a darles reversa a nuestros fracasos? En el campo, en la industria, en el comercio, etc., urge terminar el tabú de lo irreversible, si no para volver exactamente al mismo estado de cosas que con anterioridad prevalecían, sí para aplicar con audacia y visión nuevas estrategias sociales. Desgraciadamente, para levantarnos a niveles urgentes de desarrollo, requerimos grandes volúmenes de capital extranjero, en vista de que el ahorro interno es mínimo y el capital privado tacaño y conservador. Veamos las cosas con realismo, y al mismo tiempo que con audacia, actuemos también con cautela para preservar y hacer respetar nuestra soberanía. No de otra manera pudieron levantarse varias zonas del pacífico como Singapur, Malasia, Australia, etc. Sin embargo, nuestro sindicalismo sin visión, los ideólogos y los economistas dizque revolucionarios, siguen siendo un freno a nuestras posibilidades reales de progreso.

Los términos políticos de izquierda, centro y derecha, parecen situar en una clasificación doctrinaria la posición de partidos y candidatos. A pesar de sus coincidencias políticas universales, en nuestro país el fondo y la forma son distintos por una causa: la baja escolaridad de la mayoría y la deficiente instrucción de la minoría. Lo que domina la escena actual son los juicios sumarios, la admonición y la falsa cólera.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 3 de mayo de 2008).


Con el paso de los años los mexicanos nos hemos convertido en una masa de zombis que navega sin ilusiones, que hace sus cosas en automático, aislada, que ya ni siquiera espera algo porque cuando lo esperó y creyó que llegaría, las cosas se pusieron peor.

¿Por qué estamos así? Y no me refiero a la parte obvia, a todo lo que nos ha pasado como nación desde siempre. ¿Por qué estamos así? ¿A alguien le conviene que estemos así? ¿A alguien beneficia que nos sintamos así? ¿A alguien le sirve que no hagamos nada para nada?

Sí, es muy reconfortante esa capacidad que tenemos los mexicanos de sobrevivir como entidades aisladas, de lograr pequeñas cosas en privado, de ingeniárnosla para medio salir adelante en lo individual.

Pero también es preocupante la manera como se ha transformado lo que pensamos y lo que sentimos, el cinismo al que hemos tenido que recurrir para progresar, nuestro odio, nuestro egoísmo.

Alvaro Cueva
(v.pág.14 del periódico Público del 4 de mayo de 2008).


El 40.7% de los mexicanos, unos 42 millones de personas, estaría dispuesto a irse a vivir a EE.UU. si tuviera posibilidades, reveló hoy una encuesta de la empresa Consulta Mitofsky.

Entre la población masculina el 50% acepta esta alternativa, mientras que un 33.5% de las mujeres consultadas le gustaría vivir en EE.UU. si tuviera las posibilidades.

El estudio halló que el 50.5% de los jóvenes con edades que oscilan entre los 18 y 29 años respondió afirmativamente a la pregunta de si se iría a vivir a EE.UU. en caso de que tuviera oportunidad, al igual que el 42.1% de los entrevistados de entre 30 y 49 años.

Asimismo, entre los entrevistados con 50 años o más el 22.3% se inclinó por esa opción, mientras que entre la gente de clase media el 43.6% optó por el sí.

3 de cada 10 mexicanos, es decir alrededor de 30 millones de personas, aceptarían irse a Estados Unidos aún en condiciones de ilegalidad, señaló Consulta Mitofsky.

Los habitantes de las regiones del norte y el centro de México son a los que más les gustaría ir al país vecino, aunque los de la segunda zona están más dispuestos a internarse como ilegales.

(V.Agencia Efe del 5 de mayo de 2008).


En este país tenemos, hasta nuevo aviso, a 2 o 3 ejércitos, por así decirlo, particulares. Cuando los destinos de México eran conducidos por el maligno Carlos Salinas de Gortari, apareció en el sureste de la república un grupo llamado "Ejército Zapatista de Liberación Nacional". Ahí sigue, subcomandado por un subcomandante que no ha renunciado todavía a ser el eterno segundo de a bordo. Sus conquistas militares, con todo, no han sido nada del otro mundo -algunos policías muertos y un par de escaramuzas en las que las huestes zapatistas usaban fusiles de madera- aunque han logrado que ciertas comarcas de Chiapas devinieran en "municipios autónomos", es decir, parajes donde las leyes supremas de la nación han sido sacrificadas en el altar de los ancestrales "usos y costumbres" de los autóctonos. No han restablecido los sacrificios humanos ni la escritura jeroglífica ni nada parecido pero resisten bravamente los embates de una modernidad que garantiza, entre otras cosas muy agradecibles, la plena igualdad entre mujeres y hombres. Otro logro incuestionable del EZLN ha sido colocar a Chiapas en el circuito de los "turistas revolucionarios" -gente que se aburre grandemente de las comodidades provistas en las sociedades democráticas occidentales y que busca estremecerse con las emociones de una gran causa social- aunque, a estas alturas, la guarida del subcomandante Marcos no sea ya un destino de moda.

En fin, la decreciente importancia del EZLN en el espacio nacional ha propiciado el creciente protagonismo de otro "ejército", a saber, el Ejército Popular Revolucionario que, en abierto desafío al Ejército Nacional Mexicano, ha consumado algunas acciones francamente subversivas: voladuras de tuberías petroleras, ataques a instalaciones de Pemex, algunos asesinatos y secuestros, etc. Las pérdidas para la nación, en todo caso, han sido gigantescas y el simple hecho de que el EPR tenga la capacidad de perpetrar otros atentados le confiere una condición de interlocutor privilegiado del supremo gobierno. Justamente, la gente de Calderón ha querido dialogar con estos rebeldes pero los negociadores han sido calificados de "tramposos, alevosos y... groseros". Y es que, antes que nada, el EPR exige que se resuelvan los "crímenes de lesa humanidad" cometidos por el actual régimen. O sea, que los que ponen las bombas, los que matan, son los que monopolizan los adjetivos y los que lanzan acusaciones. El mundo al revés. Que diga, un país al revés.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 11 de mayo de 2008).


La encuesta nacional sobre filantropía, hecha por el ITAM en 2005, confirma lo que otras investigaciones han dicho: el mexicano es solidario, pero no confía en las organizaciones sociales. Prefiere ayudar de manera informal. Es acomedido para apoyar al vecino o al compañero de trabajo y con frecuencia saca una monedita para ayudar a quien pide en la calle.

Esta forma de pensar y actuar ha tenido como consecuencia el subdesarrollo del sector social en nuestro país. En Chile hay 50 organizaciones no gubernamentales por cada 10,000 habitantes. En México hay una por cada 10,000. Estas son claves para el desarrollo económico y social, dice Michael Layton del ITAM, en un artículo publicado en Foreign Affairs. Son como el pegamento que da cohesión a la sociedad, afirma el experto.

México no ha producido tanto pegamento como necesita. Los reducidos donativos van emparejados con la baja participación. En ese aspecto también predomina la informalidad. El mexicano promedio está dispuesto a participar un ratito en una organización, pero el trabajo más formal aparece en cantidades microscópicas. 4 personas de cada mil trabajan en empresas sociales. Es uno de los números más bajos del mundo. Ese no trabajar en ese sector puede significar muchas cosas, pero no falta de realismo. Las organizaciones sociales en México son tan pobres como el famoso perro del ciego. 85% de sus ingresos provienen de las cuotas de recuperación por los servicios que ofrecen. Sólo 7% es producto de donativos.

El desarrollo de un sector de empresas sociales con objetivos sociales es uno de los grandes temas pendientes. Faltan liderazgos, cuadros profesionales y un marco fiscal más promotor.

Luis Miguel González
(v.pág.34 del periódico Público del 16 de mayo de 2008).


El secretario de Hacienda, Agustín Carstens, aseguró que a pesar de que los precios del petróleo se ubican al doble de lo previsto, el gobierno federal no tiene ingresos excedentes para distribuirlos entre las entidades federativas, pues se destinaron a la compra de petrolíferos refinados en el exterior.

(V.pág.27 del periódico Público del 23 de mayo de 2008).


Al gobierno mexicano la migración le ha resultado un buen negocio: sin hacer nada, excepto matarlos de hambre, obtiene de nuestros paisanos el envío de más de 20,000 millones de dólares anuales para sus familias. El gobierno preferiría que esa situación se prolongara por los siguientes siglos, pero la crisis de los alimentos estalló y estallará. ¿Quién cultivará las tierras abandonadas?

Martha González Escobar, divulgadora científica de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 28 de mayo de 2008).


No quiero generalizar diciendo que todo tiempo pasado fue mejor, y menos cuando las cosas en México siempre han resultado tremendamente beneficiosas para las clases más pudientes, pero en otras épocas, en las que también había ricos y pobres, la vida al menos era más fácil y tranquila para todos.

Los cielos eran más azules, el aire limpio y no había tanta prisa. Todo mundo hacía una pausa para comer y descansar. El trabajo terminaba a las siete y las familias se reunían para cenar o merendar.

Las personas caminaban en las calles, si no todos se conocían, al menos se saludaban, se arreglaban lo mejor que podían, se admiraba y respetaba la creatividad, la música y la arquitectura. Se hablaba con propiedad, había respeto por las personas y por las formas, y la honestidad, la palabra y el honor tenían valor supremo.

Pero algo pasó que la vida se echó a perder. Y no es asunto de riquezas o pobrezas, sino de una degradación de la cultura combinada con una sobrevaloración del capital.

Se depreció la palabra, se cambiaron las prioridades y se perdieron las formas, jerarquizando el rendimiento financiero, que todo lo vuelve prisa y tensión, por encima de todo.

Se desterró la calidad y la paciencia; se antepuso el comercio al arte; la ambición a la educación; el poder y el engaño a la ley y al civismo, y el tamaño de las chequeras se puso por encima de la moral y de la ética.

El encarecimiento absurdo de la vida debido a los rendimientos del capital con los que hoy se mide el éxito de los negocios ha hecho más difícil la sobrevivencia de los pobres y el sostenimiento de los ricos y medio ricos honestos.

Las metas financieras cada vez más difíciles de lograr y de las que dependen los sueldos, bonos e incentivos de todo mundo son un sistema perverso que propicia el alza de precios, la mala calidad y todo tipo de artimañas legales o fiscales para lograrlas, lo que nos ha sumergido en una vorágine de obtención de resultados, en el interminable e insaciable juego del crecimiento económico, y una competencia de consumo en la que todos tarde o temprano salimos perdedores.

No estoy seguro que la aceleración y el crecimiento económico tan buscado (más olotes) sin una reducción de la población (menos burros) sirva para algo más que para abatir rezagos.

De lo que sí estoy seguro es que, independientemente de estrategias macroeconómicas, lo que todos necesitamos es regresar a una vida más simple. Más sencilla. Menos acelerada. De mejor calidad, de menos presión y de menos necesidades inventadas.

Sin ser pesimista ni vendedor de malos augurios, siento que en el México que hemos construido, y en el juego consumista en que nos hemos metido, el futuro no se vislumbra halagador.

Y las señales de que las cosas no van bien son muchas. A pesar de tanta inversión y tanto petróleo, lo que tenemos son: ciudades venidas a menos y creciendo fuera de control; escuelas con pisos de tierra y techos de ramas; mujeres y niños abandonados; cuerpos decapitados y asesinatos a plena luz del día; manifestaciones y protestas continuas; cardenales gobernando y gobernadores rezando; estudiantes aprobados y maestros reprobados.

Son tantos los absurdos y barbaridades, que hasta la capacidad de asombro hemos perdido.

Y sí, por supuesto que también podríamos decir que junto a toda esta barbarie, ahí están para ejemplo, edificios y fábricas con tecnología de punta, empresas de clase mundial que no contaminan y que pagan impuestos; profesionistas capaces, deportistas de alto rendimiento, etcétera, con lo que podríamos pintar un México moderno, competitivo y socialmente avanzado. Pero desgraciadamente estos ejemplos no son representativos del país. Son acaso un pequeño, muy pequeño porcentaje de mexicanos que en algunos campos del saber y del hacer, hacen la excepción.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.10 del periódico Mural del 29 de mayo de 2008).


La fortuna petrolera de México no ha sido cuento. Nos pusimos a gastar a lo grande, a dilapidar irresponsablemente en vez de pagar nuestros compromisos y quedar libres de deudas. En no pocas ocasiones hemos andado buscándole la cara a medio mundo y causando lástima para salir de problemas inmediatos... ¿Qué se ha de pensar de nosotros que con abundancia de recursos naturales y mano de obra, y una amplísima frontera con el mercado más rico del mundo no hemos sabido prosperar? Nos la hemos pasado haciendo planes y formulando declaraciones; pronunciando discursos y organizando actos de apoyo; exhortando a la unidad declamando los principios de una revolución que no hemos sido capaces de respetar y menos de cumplir.

Flavio Romero de Velasco, licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras y exgobernador de Jalisco
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 7 de junio de 2008).


Uno de los primeros lavados de cerebro que nos dan en la vida a los que nacemos en este país dice que en México somos bien lindos, que aquí amamos a todas las personas sin importar su raza, sexo ni posición económica y que, por supuesto, aquí no hay fascismo.

Y tan nos tratamos de convencer de que en México no hay fascismo que nos inventamos el término malinchismo y preferimos declarar mil veces que somos malinchistas antes de siquiera insinuar que pudiéramos tener algo de fascistas.

¿Por qué tenemos tanto miedo de reconocer esa otra parte de nosotros? Si no lo hacemos, jamás la vamos a poder atender y si no la atendemos, jamás vamos a poder acceder al progreso global.

Ya basta de hacernos tontos con la bandera del malinchismo, los mexicanos también somos fascistas y tratamos con la punta del pie a quien viene de cualquier otra parte del mundo a tratar de echar raíces.

Sí, hubo momentos de gloria en nuestra relación con el extranjero como cuando recibimos a los Niños de Morelia o a otros tantos refugiados de otras guerras y dictaduras, pero en este instante somos un asco.

Lo peor del caso es que escogimos un muy mal momento histórico para jugar al nacionalismo extremo y odiar a los extranjeros porque las tendencias internacionales van para el lado contrario.

Hoy nos deberíamos estar preparando para que nuestros hijos vayan y vengan de Corea a Australia y de Colombia a India, y para recibir trabajadores de China y Alemania, no para fantasear con que somos tan superiores que no necesitamos de nada ni de nadie, para jugar a "¡Viva México!" y aislarnos.

Si los mexicanos queremos triunfar en México y en cualquier otra parte del planeta, tenemos que abrirnos y competir. No hay de otra.

Alvaro Cueva
(v.pág.13 del periódico Público del 8 de junio de 2008).


El sector [turístico], incluido el ramo de las llamadas propiedades vacacionales, hace que ingresen a las arcas nacionales unos 23,000 millones de dólares al año. No hay nada que se le parezca, excepto el petróleo, claro.

Y supe que aquí también hay problemas que nunca se resuelven: la conectividad de los vuelos a Mazatlán, las plantas de tratamiento de agua en Los Cabos, el deterioro social de Cancún y un largo etcétera.

Me enteré que nadie trabaja para empujar un sistema de trenes modernos que haga atractivo viajar el país por adentro. Y, sí, que se prepara una Ley General de Turismo para modernizar criterios arcaicos, homologar disposiciones contradictorias, armonizar el medio ambiente, motivar la inversión...

En la mesa todos coincidieron en que es una ley que urge, pero nadie se animó a aventurar siquiera una fecha de presentación. A esa hora, por cierto, el Senado aprobaba algo tan crucial como que el presidente de la república ya no tendrá que pedir permiso al congreso para ausentarse de México hasta por siete días. Es decir, si va digamos que a estudiar el caso de Praga de martes a domingo.

México 2008: inexorablemente, el país de las prioridades invertidas.

Ciro Gómez Leyva
(v.pág.2 del periódico Público del 20 de junio de 2008).


En México los títulos universitarios tienen un valor poco común, por no decir que les damos una importancia desproporcionada. Las tarjetas de presentación siempre comienzan con unas siglas extrañas antepuestas al nombre de susodicho pero que no significan nada pero que el interesado supone que uno entiende y debería saber a qué se refieren.

Lo curioso es que un grado universitario, que en principio sólo importa a los burócratas de la SEP, termine convirtiéndose en un título nobiliario. En las jerarquías universitarias un doctor es un doctor, aunque rebuzne.

El título universitario se utiliza como si fuera un título nobiliario, esto es para establecer una diferenciación entre los que son y los que no son, los de casta doctoral y los que no lo son. En ambiente universitario se puede entender que el grado académico tenga sentido, pero cuando en la vida pública una persona avienta por delante su título (como fue el caso de los doctores que defendieron al doctor copypaste que ahora es consejero del Itei) el mensaje es que su opinión vale más que la del resto de los mortales porque él estudió en la Duck University (no confundir con Duke). En los países civilizados el título universitario siempre se utiliza en contexto, pero fuera de la universidad todos son señor, señora o señorita; fuera del contexto estrictamente académico el grado universitario no significa nada; a todos los señores se les dice señores y a las señoras, señoras.

Diego Petersen Farah
(v.pág.3 del periódico Público del 27 de junio de 2008).


El presidente Felipe Calderón afirmó que "cada dólar que sube el petróleo, cada peso que sube el precio de la gasolina, naturalmente que empobrece a nuestra gente".

(V.pág.20 del periódico Público del 29 de junio de 2008).


Prácticamente todos los días aparece en los diarios una noticia de corrupción, de despilfarro de los recursos públicos, de costosas ineptitudes o de impunes negligencias oficiales.

Que tal obra no sirvió, que se inundó, que costó el triple, que el líder sindical fulano o el funcionario mangano son dueños "inexplicables" de muchas propiedades, que tienen "ene" numero de cuentas bancarias, que obtuvieron ventajosos contratos con el gobierno, que se apropiaron de "equis" terrenos, etc.

Y todo indica que en este país son los "pillos" los que logran fácilmente lo que quieren, y los que más bienes poseen.

A pesar de las evidencias, una buena parte de la sociedad admira la riqueza de muchos pillos; admira sus "éxitos" sin importar el origen de sus fortunas, olvidando convenientemente la inmoralidad y falta de ética que esconden en los engañosos y encandilantes ropajes del poder, del dinero, del bluff social y hasta de la religión.

Para esta gente "exitosa" los demás somos simplemente una bola de pen... o, para decirlo más suave, una bola de tarugos o güeyes.

Ahora bien, en esta dualidad perversa, si de escoger bandos se trata, orgullosa y honestamente les digo: que de ser pillo a ser tarugo, prefiero el rol de tarugo.

El del tarugo que cree que el prestigio y el reconocimiento no se mide en las chequeras sino en el talento; que ser maestro, un buen maestro, no es signo de mediocridad o conformismo, sino de vocación; que diputado debe ser sinónimo de honorable y no de pillo; que ser empleado significa esfuerzo y trabajo honesto y no la categorización de una clase social; que ser pobre no es sinónimo de tonto, ni motivo de rechazo o discriminación, y que mexicano debe ser sinónimo de seriedad y creatividad, no de corrupción y charlatanería.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.6 del periódico Mural del 3 de julio de 2008).


En cuanto a la insondable imbecilidad de la burocracia mexicana y la nociva estupidez de sus reglamentos ¿no ha llegado, ya, el momento de recuperar, de una buena vez, el sentido común? ¿Cómo es, por ejemplo, que un gobernador de Chihuahua perfectamente dispuesto a construir, con recursos propios, una autopista amplia y moderna tenga que hacerla... ¡más angosta! por disposición expresa de la Secretaría de Comunicaciones bajo amenaza de incurrir en un desacato merecedor de implacable desafuero? Estamos hablando de que, de manera deliberada, un ente del estado mexicano propone que sus ciudadanos circulen por una carretera más peligrosa. Absurdo. Tonto. Irracional. Tan descabellado como tantas otras cosas decretadas por una Administración fascinada por la tramitología que pareciera, encima, desconocer los aspectos más elementales de la realidad.

Encerrado en este universo disparatado, precario y amenazante, el ciudadano de a pie termina siendo el pilar, el sostén de la sociedad entera: desde su anónima cotidianidad, construye poco a poco, contra viento y marea, un mundo habitable en tanto que responde a sus propios esfuerzos, honestos y razonables. El individuo, en México, es prácticamente un héroe, un superviviente, una persona valerosa que sigue su camino a pesar de todo, por su cuenta, en la indefensión y la soledad.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 6 de julio de 2008).


Desde el mes pasado han comenzado a arribar a puertos mexicanos buques con bandera extranjera y la única finalidad de abastecerse de diésel en cantidades de hasta 1,200 toneladas, en virtud de los menores costos del combustible en el país, lo que genera un desbasto que afecta a las embarcaciones nacionales.

Tal es el caso del buque denominado Fraveler, con bandera hondureña, que ha cargado en dos ocasiones alrededor de 400 toneladas de diésel y que actualmente se encuentra adquiriendo por tercera vez y en la misma cantidad.

Cabe mencionar que una embarcación de estas dimensiones, aun cuando se encuentre trabajando día y noche, tiene como consumo máximo 60 toneladas del combustible al mes, por lo que la embarcación hondureña ha cargado ya más de 20 veces ese consumo.

(V.pág.36 del periódico Público del 11 de julio de 2008).


Acá [en E.U.] los caminos y los comercios están vacíos. Estos cara-pálidas sí se aprietan el cinturón. Nosotros, en cambio, vivimos de fiesta, día y noche, con revistas llenas de ricachones ostentosos, siempre inseguros, con miedos y temores, y pánicos, y... en medio de balazos, decapitados, senadores espiados y reciclados, todos en jauja, llenos de billetes mal habidos y corazones destrozados, amantes del mismo sexo, etc. La pregunta final: ¿Cuándo podremos gobernarnos sin la ayuda de estos vecinos, cada vez menos distantes, cada vez más cercanos, casi en la cocina?

Juan Francisco González Iñigo
(v.La Lupa del 17 de julio de 2008).


¿Por qué los mexicanos son pobres si tienen petróleo y por qué vienen como nosotros a trabajar aquí, a Estados Unidos? pregunta cándidamente un chofer de taxi etiope en Mineápolis.

Es difícil responderle al joven en unas cuantas palabras, porque cuando se habla de petróleo en México no se trata de una cuestión del subsuelo, ni de la riqueza geológica del país, sino del simbolismo que el crudo representa.

El petróleo es visto, por un lado, como parte de la construcción mitológica de una independencia nacional, y por otro como símbolo del inframundo de la corrupción y la desconfianza que prevalecen entre los mexicanos.

Las buenas noticias, sin embargo, son que existe algún consenso entre los polarizados ciudadanos y los partidos políticos: que la producción de petróleo en México va a la baja y que hay que hacer algo con Petróleos Mexicanos; las malas, que después de semanas de debates no hay acuerdo ni en cómo detener lo primero, ni en cómo atender lo segundo.

Los "adolescentes" políticos mexicanos están jugando a "la gallinita", a ver quién parpadea primero, quién salta de un auto que se dirige al abismo. Saben que desde 2003 la extracción petrolera mexicana va a la baja; en los primeros 3 meses de 2008 las exportaciones cayeron 12.5%, pero nadie parece dispuesto a ceder para hacer algo al respecto.

PRI, PAN y PRD hacen cálculos por separado para evaluar el costo del debate energético rumbo a las elecciones de 2009 y, más importante, las de 2012.

La iniciativa para una reforma de la que se oye hablar desde hace más de 15 años finalmente existe. Nos encontramos inmersos en el melodrama en el que hay lloriqueos, maniqueísmos y los personajes intercambian en sus debates más insultos que argumentos.

El rechazo a contratos de riesgo por parte de Cuauhtémos Cárdenas (PRD) y a asociaciones abiertas o encubiertas de Beatriz Paredes (PRI) augura que, en caso de que se acepte algún tipo de modificación, como propone Felipe Calderón (PAN) para atender aquello en que sí hay consenso -el declive de la producción-, no seá una modificación profunda del status quo.

Hablar de energía entre mexicanos, implica reconocer la carga emocional con que cada uno se acerca al tema. Poco se habla de futuro y mucho del presente y del pasado.

Rossana Fuentes Beráin, profesora e investigadora de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 19 de julio de 2008).


En Finlandia, dice otro, antes de que el niño entre a la escuela, recibe una buena alimentación y cultura. ¿Cómo esperar que en México un niño aprenda algo si se le trata como un retrasado? Se le educa en el chantaje sentimental y no se le propicia el sentido de responsabilidad. Ve mala televisión todo el día y come cochinadas.

Luis Petersen Farah
(v.pág.16 del periódico Público del 20 de julio de 2008).


Es hora de abandonar la creencia: "el mexicano es siempre bueno". Recientemenete conocimos en video cómo policías mexicanos son entrenados a través de tortura. Entrevistados, alegaban que era por su propio bien. Recordando, por cierto, las mujeres golpeadas que defienden los métodos de su aleccionador marido.

Heriberto Yépez
(v.pág.11 del suplemento "Visor" del periódico Público del 20 de julio de 2008).


México ocupa el segundo lugar mundial en cirugías para la belleza después de Estados Unidos. De hecho, una de cada diez cirugías plásticas que se realizan en el mundo, se practican en nuestro país.

El tratamiento que con más frecuencia se efectúa es aplicación de botox, en segundo lugar están la lipoescultura y los implantes de senos, y, en tercero, la rinoplastía o cirugía de nariz.

"Si nosotros le damos mantenimiento a nuestro carro, si nosotros mantenemos nuestra casa lo más limpia posible, lo mejor pintadita posible, si nosotros le damos mantenimiento a las cuestiones materiales, ¿por qué no darle mantenimiento a nuestro propio organismo? Cuando son personas que son totalmente sanas y desean cambiar alguna parte de su cuerpo, se puede hacer, lo podemos hacer mediante cirugía plástica, con procedimientos bastante seguros", expresó José Antonio León, presidente de la Asociación Mexicana de Cirugía Plástica, Estética y Reconstructiva.

(V.once tv del 23 de julio de 2008).


México cumple
su profunda vocación democrática.

Para cuando decidamos los millones de mexicanos
qué hacer con nuestro petróleo,
habrá como siempre dos escenarios,
uno bueno y uno malo.

El bueno es que para entonces
ya se habrá agotado el petróleo en el mundo
y podremos venderlo carísimo.

El malo es que para entonces
el petróleo ya no se use.

De cualquier manera y en todos los casos,
la soberanía, dama siempre en peligro,
se salvará.

Nemesio Maisterra
(v.pág.6 de Mural del 24 de julio de 2008).


La Secretaría de Salud acusó ayer a los laboratorios que venden medicamentos contra el VIH/SIDA de abusar de México y venderle hasta 4 veces más caro que al resto de América Latina.

El subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Mauricio Hernández, recriminó: "A México las empresas lo tratan muy mal; nos venden hasta 4 veces más caro que en países similares como Chile y, al ser un país respetuoso de las patentes terminan, abusando".

Los laboratorios acusados por Hernández son Abbott, Bristol-Myers, Merck Sharp, Glaxo, entre otros, quienes -según el funcionario- han incluso amenazado a la Organización Panamericana de al Salud de no venderle más antirretrovirales si negocia con México.

A pregunta expresa, señaló que el argumento expuesto por la industria para ofrecer un precio elevado, es que México es un país desarrollado, pues pertenece a la OCDE.

(V.pág.9 del periódico Mural del 24 de julio de 2008).


El tratamiento contra el sida más barato en el país cuesta 25,000 pesos al año. El alto precio se debe, dicen las farmacéuticas, a que "somos miembros de la OCDE". Pero, según el INEGI, los mexicanos con un ingreso anual inferior a esta cantidad suman... 64 millones.

(V.pág.4 del periódico Público del 25 de julio de 2008).


En cuanto a la percepción sobre la satisfacción con la vida y la situación económica del país, México se ubicó en el tercer lugar más alto de 23 países con 6.6 puntos, después de Costa Rica (7.5 puntos) y Panamá (6.9 puntos), que contrasta con el lugar octavo en empleo y política laboral, y el lugar 14 en cuanto a educación, refiere un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo.

(V.pág.8-A del periódico El Informador del 30 de julio de 2008).


Las autoridades de la Ciudad de México cada vez restringen más la circulación vehicular, especialmente para los automóviles con placas "foráneas". Un vehículo de Michoacán o Jalisco enfrenta cada vez mayores dificultades para circular hacia Morelos o Guerrero debido a estas restricciones.

Sergio Sarmiento
(v.pág.6 del periódico Mural del 31 de julio de 2008).

[Por lo pronto, debería exigirse a las autoridades de los estados afectados que apliquen medidas espejo a los automóviles con placas del D.F., que invaden toda la república. También en otras partes tenemos problemas con el exceso de tráfico y contaminación - el webmaster.]


Dos de los 7 laboratorios que venden medicamentos para tratar el VIH/sida al gobierno federal ya aceptaron reducir sus precios y del resto no se aceptará menos de 20 y 30% de disminución, informó el secretario de Salud, José Angel Córdova Villalobos.

En 3 años el país ha destinado 5,000 millones de pesos para comprar antirretrovirales, lo que puede considerarse una cantidad significativa para el tratamiento de una enfermedad, dijo el subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Mauricio Hernández Avila.

En la negociación con los 7 laboratorios para reducir los precios, el gobierno federal sólo aceptará entre 20 y 30% de descuento como "mínimo", reiteró el subsecretario.

"Por supuesto que el secretario (Córdova) rechazó el descuento de 1%" que ofrecían los laboratorios, aseguró Hernández Avila, pero es inconcebible que en Tailandia se venda un medicamento en 900 pesos mensuales y en México se paguen 4,000 pesos por la misma dosis.

Hernández Avila adelantó que el laboratorio Abbot está reticente a ofrecer algún descuento y el secretario de Salud advirtió que dará a conocer los nombres de los otros laboratorios que no quieren cooperar.

Si se siguiera comprando el medicamento 400% más caro, en 2012 sería necesario que un enfermo muriera para que otro accediera a la cobertura.

(V.pág.27 del periódico Público del 1o.de agosto de 2008).


El secretario de Salud, José Angel Córdova Villalobos, confirmó que prácticamente todas las farmacéuticas flexibilizaron su postura respecto al precio de los antirretrovirales, y que este domingo el gobierno federal anunciará los descuentos ofrecidos.

Según informes de la industria farmacéutica, en la negociaciones se redujeron los precios de 21 antirretrovirales de patente y siete de genéricos, con lo que el gobierno federal se ahorrará alrededor de 500 millones de pesos frente a los 1,500 millones que el sector salud invierte en este concepto.

El costo de los fármacos, alertó, sumado a un incremento al número de pacientes, provocará que el presupuesto actual de 1,500 millones de pesos para la adquisición de antirretrovirales se eleve hasta 3,500 millones de pesos hacia 2012, lo que hará prácticamente insostenible la atención.

Hernández igualmente denunció que la industria se niega a vender antirretrovirales a México a través de un fondo especial de la Organización Panamericana de la Salud, con el cual se obtienen a precios más bajos.

Mediante el fondo de la OPS México pagaría sólo 500 millones de pesos (unos 49 millones de dólares) por antirretrovirales.

De hecho, la Secretaría de Salud considera que los altos costos de los tratamientos son una "amenaza" a los esfuerzos de los gobiernos de la región para detener la pandemia.

Maki Esther Ortiz, subsecretaria de Innovación, criticó ayer los altos costos de los laboratorios, a pesar de que los fármacos los desarrollaron con apoyo económico de los gobiernos, a los que después les venden, y mediante pruebas en personas con VIH de países en vías de desarrollo y naciones pobres.

El incremento en los antirretrovirales es desmedida, se quejó la funcionaria, pues de 2006 a 2008 se incrementó en 46%.

Las farmacéuticas accedieron a disminuir el costo de los antirretrovirales, luego de que la Secretaría de Salud advirtió que si no había descuentos de entre 20 y 30%, recurriría a los genéricos.

(V.pág.23 del periódico Público del 3 de julio de 2008).


Este debe de ser un país muy complicado de gobernar. Tanto, que uno se pregunta cómo es que sigue habiendo candidatos para el supremo cargo de la república. Cualquier aspirante, nada más llegar, debe afrontar las secuelas de una herencia maldita, por así decirlo. Luego de la devastación del huracán -colosales crisis económicas, atrasos atávicos, estructuras corrompidas, vicios persistentes- la tarea es muy elemental: hay que recomponer las cosas. Y, luego, si se han logrado tapar las vías de agua en la embarcación, comenzar, apenas, a imaginar las reparaciones mayores, mejoras al casco de la nave y futuros servicios de mantenimiento. En los hechos, es un cuento de nunca acabar. ¿Por dónde empiezas, sin embargo, si los problemas y rezagos se acumulan frenéticamente en el escritorio de la cabina de mando?

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 3 de julio de 2008).


Llevo días preguntándome lo mismo: ¿Cómo fue que México se convirtió en sede de la Conferencia Internacional sobre Sida?

En serio, me cuesta mucho trabajo que nuestro país se haya aventado semejante paquete porque aquí casi nadie sabe qué es el sida ni cómo se contrae.

Está prácticamente prohibido profundizar en el tema, hablar del uso correcto del condón o cuestionar los hábitos sexuales de los mexicanos.

Se supone que el sida es un castigo que Dios inventó para aniquilar a los homosexuales por atreverse a vivir su sexualidad a su manera.

Y no, no es cierto que haya mujeres que se contagien porque sus maridos lleven una doble vida; esa cosa no le da a las prostitutas, y si hay niños con sida es porque algún pecado habrán cometido sus padres.

No me cabe en la cabeza que un país donde se dicen estas cosas pretenda recibir a los más grandes especialistas en sida de todo el planeta.

Aquí el sida es igual a homosexualidad, y la homosexualidad es igual a homofobia.

O sea, el sida es una enfermedad de jotos, qué bueno que les dé y entre más pronto se mueran todos, mejor para la humanidad.

Me da mucha vergüenza tener que recordárselo, pero México es potencia mundial en homofobia. Aquí se mata a los homosexuales y se les discrimina.

La diversidad sexual sólo juega cuando hay dinero o intereses políticos de por medio. Si no, no.

Alvaro Cueva
(v.pág.17 del periódico Público del 3 de julio de 2008).


Apenas el funcionario federal, primero en la historia que acude a un acto así, sube a la tarima, miembros de la comunidad lésbico-gay que promueven el respeto y la tolerancia empiezan a gritarle "mentiroso", "oportunista" y "homofóbico".

"El gobierno de Calderón promueve la homofobia". "Arribistas, hipócritas, doble moral", "homofóbicos", "simuladores", "trepadores", "¡fuera! ¡fuera!", "que se vayan, que se vayan", "ridículos", exigen gritones que algunos asocian al perredismo radical.

Los ánimos de los organizadores y voluntarios se incendian, entre ellos se disputan un lugar al frente para sostener la gran manta.

La otra marcha llega al Zócalo pasadas de las 3 de la tarde. Para entonces lo que debía ser un acto inédito es ya muestra de intolerancia y desfase. "¡Arribista! ¡Homófobo!", gritan uniformados de playera roja con la leyenda: "Socialdemócrata es derechos iguales para tod@s".

Alvarez Icaza dice que convendría sumar más que dividir en la lucha contra la homofobia. "Es la primera vez que un secretario participa en algo así", comenta. ¿Respeto? El perredista Jesús Ortega critica a quienes dicen combatir la discriminación y lo hacen discriminando a los funcionarios. ¿Respeto? Los organizadores acabaron mentándose la madre unos a otros.

(V.pág.36 del periódico Público del 3 de julio de 2008).


Mientras la segunda universidad pública más importante de México, la de Guadalajara, se pone metas como llevar su Festival de Cine a Hollywood (no se ría: es una tragedia) y dar cursos de nueva literatura latinoamericana por módicos 500 dólares el bimestre a los mexicanos que van a la pizca de tomate, China está invirtiendo en física, la ciencia de la ya inmediata revolución industrial.

Luis González de Alba
(v.pág.37 del periódico Público del 3 de julio de 2008).


El presidente Felipe Calderón anunció la eliminación del requisito de planta para que laboratorios de otras naciones puedan producir y comercializar los antirretrovirales en México.

(V.primera plana del periódico El Informador del 4 de agosto de 2008).


Los laboratorios Abbott y Bristol no aceptaron reducir los precios de los anterretrovirales, a pesar de que en otros países los venden más baratos.

(V.pág.2 del periódico Mural del 7 de agosto de 2008).


El secretario de Salud, José Angel Córdova Villalobos, afirmó que sólo aquellos laboratorios que ofrezcan descuentos en medicamentos para el tratamiento a personas con el VIH podrán continuar en el mercado mexicano.

En el caso de los que no ofrecieron mejores precios, el funcionario federal señaló: "Lo que vamos a hacer es que vamos a tratar de sustituir aquellos medicamentos de los laboratorios que no ofrecieron descuentos".

Por eso, descartó que pudieran presentarse cierres y ceses masivos, como lo aseguró el miércoles la Asociación Mexicana de Laboratorios y la Industria Químico-Farmacéutica de Occidente.

Para el gobierno mexicano, indicó, es inaceptable que haya quienes quieren vender los medicamentos más caros. Por eso, afirmó, si no hay una reducción a los precios internacionalmente aceptados, pues no se les comprarán.

Destacó que la medida del gobierno, en el sentido de publicar un decreto para reducir las tarifas de los antirretrovirales, beneficiará a la mayoría de los mexicanos.

Además, el secretario de Salud afirmó que las pláticas con los laboratorios internacionales van avanzadas. Incluso, comentó que entre 5 y 7 ya dieron "un buen descuento".

Eso, admitió Córdova, permitirá al país un ahorro anualizado de 310 millones de pesos, recursos que podrían incrementarse el próximo año.

Precisó que al quitarse el requisito de planta habrá más países que vengan a México a comercializar sus medicamentos. Sin embargo, precisó, eso habrá que revisarlo, porque en estos momentos el requisito es sólo para antirretrovirales.

(V.pág.27 del periódico Público del 8 de agosto de 2008).


De "chantaje inaceptable" calificaron los legisladores priistas Samuel Aguilar y Lorena Martínez el amago de los laboratorios trasnacionales de retirar sus inversiones del país, en respuesta a la decisión presidencial de eliminar el requisito de planta para la importación de medicamentos.

"La salud es un asunto de estado y ningún poder monopólico puede estar por encima de él", advirtieron los diputados federales.

(V.pág.27 del periódico Público del 8 de agosto de 2008).


Los mexicanos intentamos vivir en un país común y corriente, pero cada cierto tiempo nos vemos obligados a abrir los ojos para afrontar la inquietante realidad del horror. No puede haber refugio posible para nadie cuando un chico de 14 años es secuestrado por una turba de policías y luego asesinado.

¿En qué mundo vivimos? En una jungla sangrienta y amenazante. La normalidad no existe. No puede existir. La certeza que se pueda obtener de lo cotidiano es bien magra: cuando sales de casa no sabes si vas a regresar; si emprendes un viaje por carretera ignoras si llegarás a buen puerto; la mera administración de un negocio significa que estás en una lista negra; y, lo peor, nadie se salva, ni las mujeres ni los niños.

Al final, es muy probable que mucha de la gente que tiene algo de dinero se irá a vivir a otro lugar. A Estados Unidos, para mayores señas. Se encontrarán así, en el mismo sitio, los más pobres de México y los más ricos. ¿Quién se quedará aquí? Pues esos proletarios sin porvenir que no están dispuestos a abandonar el terruño y esos millones de personas que no tienen otra cosa que su trabajo y su vida de todos los días. Serán, unos y otros, las nuevas víctimas de los delincuentes. O, más bien, las únicas. Porque, hoy, la criminalidad está más o menos diversificada a pesar de que los criminales ya no secuestran únicamente al potentado -una labor difícil, vistas las cosas-, sino al tinterillo, al empleado de banco, al mariachi y al tendero de la esquina. Muy pronto, cuando los asesinos y los violadores y los raptores hayan logrado espantar definitivamente a las personas que se pueden pagar una nueva existencia en Miami o en San Diego, el terror se va a democratizar, por así decirlo: los más indefensos de los ciudadanos, o sea, todos aquellos que no nos podemos pagar un coche con blindaje ni ofrecer un séquito de guardaespaldas, seremos las primerísimas víctimas de los criminales. El negocio no será muy boyante, digo, pero los secuestradores no tendrán otro remedio que adaptarse a las nuevas reglas del mercado: individuos sin demasiada plata, pero fácilmente atrapables en su condición de personas desarmadas, desprevenidas y desamparadas. Será un infierno. Para todos.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 8 de agosto de 2008).


La intención de reducir los precios de los medicamentos mediante la eliminación del requisito de planta al sector farmacéutico, difícilmente se logrará porque los precios actuales, que no son de patente, compiten con los internacionales, aseguró el director de Laboratorios Pisa, Alfonso Alvarez Páramo.

El problema se presenta justamente en los medicamentos de patente: "Porque al tenerla, el precio es nuestro. La solución es que se ajuste a la capacidad económica que tiene el país. (Los precios) son muy altos estamos pagando lo mismo que en Estados Unidos y no puede ser", afirmó.

(V.pág.8-A del periódico El Informador del 9 de agosto de 2008).


Vaya paradoja: la facultad de los ciudadanos, en democracia, de poder mandar al diablo a sus gobernantes significa el ejercicio permanente de un chantaje apenas disfrazado. Si no me complaces te quito el poder, le dice la gente a unos apocados partidos políticos que, a pesar de las colosales prerrogativas que tienen en su condición de acaparadores legales del poder, viven atenazados por la amenaza del despido.

El derecho a elegir se ha convertido en una especie de licencia mayúscula para evadir las inevitables incomodidades que conlleva el ejercicio de la ciudadanía. El adulto responsable, en la familia, acepta sus deberes como la consecuencia natural de un compromiso adquirido voluntariamente. Pero, en cuanto abandona el ámbito privado y penetra en la esfera de lo público, se trasmuta en un mocoso berrinchudo, inconforme crónico, mal proveedor, contribuyente remolón y eterno demandante de dispensas y prebendas. El gobernante acobardado, por su parte, intenta apaciguar estos ánimos de insubordinación de la peor manera: a punta de mentiras, promesas estrambóticas (sobre todo cuando, desfilando graciosamente en la pasarela de los elegibles, trata de ganarse los favores del votante), extravagantes canonjías y gratificaciones inmediatas. No hay lugar aquí para plantear un compromiso duradero -con exigencias legítimas de una y otra parte- porque las siguientes elecciones están siempre a la vuelta de la esquina. El tema del IVA, en este sentido, es un ejemplo clamoroso de la perversa relación entre gobernantes y gobernados en este país: ¿quién será el valiente que, desde el poder, se atreverá a lanzar la iniciativa de gravar medicinas y alimentos, aunque la propuesta, tal y como ya se ha hecho en algún momento de mayor entereza nacional, planteara la reducción del impuesto que ya pagamos por los centenares de otros artículos que seguimos consumiendo? Nadie. Ningún partido. Ningún candidato. Ningún jefe de ningún ejecutivo.

Naturalmente, los ciudadanos tenemos derechos, por así decirlo, naturales. Nadie podría cuestionar la legitimidad de buena parte de las demandas sociales y, antes que nada, la preeminencia universal de las facultades que aseguran la soberanía del individuo. En México, encima, padecemos un tremendo déficit de garantías de todo tipo: carecemos tanto de un sistema de justicia confiable como de servicios mínimamente suficientes. Pero, la interlocución entre el poder político y los usuarios, por llamarlos de alguna manera, se ha distorsionado de forma casi irreversible: luego del corrompido maridaje entre el antiguo régimen y sus súbditos -una historia de amor que duró prácticamente 70 años- no hay ya manera de entablar un diálogo ya no digamos franco entre las partes sino meramente razonable. Los mexicanos nos acostumbramos primeramente a la mentira y luego procedimos a pasar factura por nuestro beneplácito; admitimos gustosamente los usos y costumbres de la casta gobernante porque, al final, sabíamos que nos iban a tocar algunas sobras del banquete; cerramos los ojos consintientemente y, con un ejemplar conformismo, sobrellevamos las arbitrariedades de un régimen paternalista a cambio de paladear nosotros mismos las mieles de la corrupción; nos indigestamos de demagogia pero jugamos el juego del patrioterismo; aceptamos a un estado avasallador pero nos beneficiamos de la complacencia.

En el camino, perdimos nuestra condición de interlocutores a parte entera, si es que algún día la tuvimos: al renunciar gustosamente al ejercicio de la ciudadanía plena, nos convertimos en una sociedad de asistidos, mendicantes por conveniencia en vez de adultos con obligaciones. Y así, no debemos sorprendernos de que el discurso oficial sea, tantas veces, infantilizante y francamente imbécil. El poder no dialoga con ciudadanos de verdad -no le interesa (porque no le conviene)- sino con esos menores de edad que fabricó un régimen paternalista por vocación y populista por necesidad.

Hay, sin embargo, un fenómeno inédito por cuenta de la democracia: de pronto, nos descubrimos poderosos en tanto que podemos quitar y poner, contratar y despedir, colocar y echar. Y, ahí, las reglas cambian. Ya no nos pueden sojuzgar tan fácilmente. Pero, sobre todo, ya no nos pueden pedir cuentas tan fácilmente. Justamente, esta transformación no significa la jubilosa aceptación de otras responsabilidades sino una suerte de juguete nuevo, un artilugio que nos permite pedir sin dar nada a cambio, exigir sin cumplir y chantajear en toda libertad. Mientras menos nos gobiernen, mejor. En Atenco mando yo, en el paseo de la Reforma acampo yo y en Guajaca destruyo yo. Y al que se me ponga enfrente, lo quito. Tan sencillo como ir a votar.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 10 de agosto de 2008).


Los mexicanos nos hemos vuelto carroñeros, atascamos nuestros cuerpos con cochinadas y llenamos nuestras mentes con porquerías. Por eso tenemos tantas broncas de salud física y mental.

Alvaro Cueva
(v.pág.13 del periódico Público del 10 de agosto de 2008).


Hermenegildo Torres fue todo un personaje de la picaresca mexicana. El auge que tuvo su creación, la PUP (Por la Unificación de los "Perplejos" [Nota del webmaster: Don Jaime García no quiere utilizar la palabra original, "pendejos"]), celebérrima a mediados del siglo pasado, fue obra exclusivamente suya; el olvido en que ha caído, culpa, quizá, de "Fuenteovejuna".

Presumía Hermenegildo Torres -regiomontano él- de que ya tenía un solar de 100 hectáreas para construir ahí el Salón de la Fama de la PUP, que almacenaría la efigie y una síntesis de las proezas de algunos "perplejos" prominentes en grado heroico. "Por supuesto -aclaraba-, el edificio será de dos pisos".

Viene al caso la evocación porque ahora mismo hay versiones de que el número de los inquilinos de la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres tiende a crecer. Amén de nombres como los de Juan Rulfo (el más universal escritor de Jalisco) y Enrique González Camarena (inventor del principio de la televisión a colores), los grandes ausentes por excelencia, se considera inevitable la incorporación del poeta Alfredo R. Plascencia (el San Juan de la Cruz jalisciense) y del compositor Pepe Guízar, reputado como "el pintor musical de México".

Además, según las malas lenguas, están en lista de espera, sin más méritos que tener poderosos padrinos de confirmación, Heliodoro Hernández Loza y Francisco Silva Romero, "líderes obreros" cuyo mérito consistió en consolidar, hasta donde buenamente se pudo, el corrupto esquema de poder del "ancien regime".

En función del sistema "do ut des" ("hoy te firmo la canonización de Pancho y Heliodoro para que tú mañana me firmes las de Emilio y Bebeto..."), es previsible que la "carambola hecha" se consume más temprano que tarde.

De donde se desprende que en la Rotonda de los Jaliscienses Ilustres, como en el Museo de la Fama de la PUP, la divisa tácita sólo puede ser una: "Ni están todos los que son..., ni son todos los que están".

Jaime García Elías, periodista y conductor radiofónico
(v.pág.4-A de El Informador del 13 de agosto de 2008).


Me sorprendió tristemente la noticia que leí el 24 de julio en la prensa.

"Nunca han leído un libro, uno de cada ocho mexicanos".

A veces sale en la prensa la cantidad de lectura que le corresponde a cada mexicano al año. ¡Qué barbaridad! No sé si hago bien o mal, pues yo leo más de 12 libros al año, y así mis hijas y mis mejores amigas. Siento como si con mi diaria lectura quitara libros a los que sólo leen medio.

Tales individuos se conforman con la televisión, fácil entretenimiento, cuya suma da menos de cero. Es el escaparate de la vulgaridad. Menos mal que muchos programas son en inglés y esos televidentes leerán los letreros de la traducción. La m con la a: ma. Practican si no se cuela alguna falta de ortografía o sintaxis.

En los países adelantados ¡cuánto leerán sus habitantes para estar a la cabeza del mundo!

Gabriel Paz, escritora
(v.pág.4-A de El Informador del 20 de agosto de 2008).


Im-pu-ni-dad. He allí una palabra que a los mexicanos nos duele hasta el alma, porque se nos parece. Nos es tan familiar que se diría que la llevamos tatuada en el alma. ¿Será que a nuestro país lo gobierna la impunidad? Impunidad fue la palabra en que Monsiváis puso el mayor acento de su texto de varias cuartillas: "La impunidad es un término de uso incesante; es un tótem abstracto, una suerte de exorcismo tetrasilábico que suele ser más allá del lenguaje (escrito, hablado, corporal) de quienes lo emiten". Es evidente que el escritor no nada más se refería a la impunidad del gobierno: "¿Pero qué es la impunidad en cada caso, en el mundo de los negocios, en el universo bancario, en la red judicial, en el disfrute de los ecocidios, en los tratos inquilinarios, en el saqueo interminable a los pobres? ¿Qué es la impunidad tratándose de las corporaciones policiacas, del laberinto de los jefes policiacos, de los nexos con los narcotraficantes, de la ligereza con que se ejercen los asesinatos en serie? ¿Qué es la impunidad en el mundo laboral con la guillotina del salario mínimo o de los contratos de riesgo o las esclavitudes de la maquila?".

Guadalupe Loaeza
(v.pág.10 del periódico Mural del 21 de agosto de 2008).


Asesinatos los hay en todas partes, dijo la anfitriona. También en Estados Unidos.

Sí, en Estados Unidos hay asesinatos, pero no los comete la policía, dijo otro.

¿Qué se puede esperar de un país donde los propios policías se están pasando del lado de los extorsionadores y los asesinos?, alguien agregó.

Entre los asistentes estaba una chica convencida de que México sigue siendo un país maravilloso para vivir.

¿Maravilloso?, dijo otro. Es un país devastado. Ecológica, política, económica, socialmente. En todos los sentidos. Además, está hecho un basurero.

Gerardo Lammers
(v.pág.31 del suplemento "Tapatío" del periódico El Informador del 23 de agosto de 2008).


A pesar de qie Chihuahua cuenta con pequeños yacimientos de petróleo y gas en su territorio, sobre todo en los municipios de Ojinaga y Manuel Benavides, el impedimento para explotarlos beneficia a sus vecinos de Texas.

El presidente municipal de Ojinaga indicó que si las leyes mexicanas permitieran a cualquier mexicano extraer este tipo de químico, esta localidad del norte de México sería una de las más prósperas del país.

Indicó que el impedimento para explotar los yacimientos beneficia a los productores de Texas, pues a través de pequeños pozos perforados en sus ranchos, agotan la reserva natural de petróleo que existe a lo largo de la franja fronteriza.

(V.pág.2-A del periódico El Informador del 25 de agosto de 2008).


Vivimos en un país en donde nacer en la pobreza significa morir en ella, donde 79% de los maestros han reprobado el examen, exportamos 500,000 personas al año, tiramos a la basura 100,000 millones de dólares de excedentes petroleros en lugar de invertirlos, estamos entrenados para obedecer y no para actuar, 20% de las familias más ricas recibe 55% del ingreso, tenemos mucha riqueza pero ¿cuántos beneficiarios?; vivimos en un país que no educa a su gente, un país de pocos dueños y muchos trabajadores, de elites acaudaladas, de intereses y no de ciudadanos, de reformas minimalistas.

Andrea Cárdenas Novoa, citando a Denise Dresser
(v.pág.21 "correo" del periódico Público del 29 de agosto de 2008).


En cualquier país del mundo, civilizado o no, la ciudadanía sale a las calles para protestar contra una guerra, para exigir que se respeten los derechos de las minorías o para suplicar oportunidades de desarrollo.

México organizó una gran marcha en diferentes puntos de la nación para pedirle a las autoridades que hagan su trabajo.

¿Sí entiende la diferencia? Es muy penoso, es una vergüenza.

Yo no me imagino a Felipe Calderón, que ni siquiera ha sido capaz de transmitir su segundo Informe de gobierno en vivo, tronándose los dedos por semejante masa de hombres y mujeres.

Mucho menos puedo visualizar a Marcelo Ebrard o a algún gobernador medianamente angustiado por tener a esa multitud llenando las ciudades de veladoras y pancartas.

¿De veras usted cree que ayer a nuestros diputados, senadores y jueces se les fue el sueño por la presión de una sociedad aterrorizada?

No, al menos yo no puedo creer nada de esto. Más bien me imagino al presidente echándole la culpa de la inseguridad a los gobiernos estatales, a los gobernadores aventándole la bolita al presidente, y a los jueces tomándose un café entre amparos, fianzas y derechos humanos.

La convocatoria pudo haber sido inmensa, histórica, pero estoy convencido de que sólo sirvió para que quienes participaron sintieran que estaban haciendo algo por ellos mismos, que se estaban defendiendo.

Mañana el presidente legítimo y sus seguidores aprovecharán el caos para decir algo en contra de Calderón, los amigos del presidente constitucional tratarán de desviar la atención del pueblo con el tema del aborto y, de paso, molestar a Marcelo Ebrard, y así nos la vamos a pasar hasta las próximas elecciones.

Aquí nadie va a hacer nada por combatir la inseguridad, como nadie hace nada por atacar la ignorancia, la enfermedad, la pobreza, el desempleo, el daño a la ecología ni nada.

Tenemos una autoridad que sólo ejerce su poder cuando se trata de abusar, ganar elecciones, cobrar impuestos, recibir elogios, sacar dinero, obtener satisfacciones y sentir placer.

De veras que los mexicanos nos pasamos de buenos. Estamos tan narcotizados con temas como el de los valores, la decencia y la unidad que pecamos de ingenuos, dejamos que nos pisoteen.

De ninguna manera pienso que la marcha haya sido inútil, pero se me hace demasiado inocente suponer que después de ella algo va a cambiar en nuestros diferentes niveles de gobierno.

Ya ni siquiera asusta el cuento de que la sociedad se va a vengar en las próximas elecciones, porque nuestros políticos van y vienen de un partido a otro, y porque todos los partidos sirven para lo mismo.

¿Qué se hace en estos casos? ¿Pedimos la cabeza de alguien? ¿Y luego? ¿A quién ponemos? ¿Existe alguien que nos pueda ayudar? ¿De dónde lo sacamos? ¿En dónde lo inventamos?

Entre ser bueno y ser estúpido hay una línea muy delgada.

¿Usted qué pensaría de una sociedad que es tan buena, que paga fortunas inmensas de impuestos pero que en lugar de recibir algo a cambio de ellos, además de gastar en esos gravámenes, paga aparte todo lo que sus impuestos le deberían de dar, como educación, servicios médicos y vigilancia?

¿Usted qué me respondería si yo le dijera que esa sociedad tiene que gastar todavía más en mordidas, propinas y regalos para que, quienes viven de sus impuestos, le permitan todo, desde obtener una plaza para trabajar hasta circular por una calle?

¡El colmo! ¿Qué pensaría usted de una sociedad que, después de haber gastado tanto, prefiere irse al extranjero antes que hacer valer sus derechos? ¿Es una sociedad buena o una sociedad estúpida?

Pues ésos somos los mexicanos. Sigamos marchando, sigamos tirando nuestro dinero, creyendo en promesas y, ante la ineptitud de nuestras autoridades, contratemos otras por fuera o vayámonos a otra parte. Es lo que siempre hacemos, ¿no?

Alvaro Cueva
(v.pág.13 del periódico Público del 31 de agosto de 2008).


Se puede hacer arte con las manos...

Arte con las manos. Arte con las manos.

(la versión mexicana).

El Compayito.


Es curioso. Poco nos han importado la educación y sus temas. La formación del pensamiento ordenado, las matemáticas y la lógica, la gramática y el uso de las riquezas del lenguaje, la curiosidad por el conocimiento y por los métodos de la ciencia no han estimulado ninguna pasión, ni discusión, ni reflexión, ni imposición, ni otras palabras con esa terminación. Si nos interesara, no estaríamos anclados en nuestros conocidos últimos lugares mundiales. Pero la pedagogía sexual, ah, esa sí despierta tradicionalmente un sospechoso interés.

Luis Petersen Farah
(v.pág.14 del periódico Público del 7 de septiembre de 2008).


Estamos en el mes patrio: carritos con banderas de todos tamaños en cada esquina, negocios y restaurantes con adornos verde, blanco y rojo, todas las ciudades llenas de colores patrios.

Pero, ¿qué significa ser patriota? Ser patriota, ser un buen mexicano, significa despertar y conscientemente crear el país que queremos, sin quejumbres ni reproches, sin echarle la culpa a los gringos o a los españoles, sin menospreciarnos, dejando de ser víctimas de todo y empezando a ser creadores de nuestra realidad.

No es ir al Zócalo a pegar de gritos, comer antojitos y tomar chelas como desquiciados (dejando aquello hecho un verdadero chiquero).

Ser patriota es más que ir cada 15 de septiembre a gritar ¡Viva Hidalgo y los héroes que nos dieron independencia!, es cuidar nuestra ciudad, no tirar basura en las calles, reciclar tu basura para contaminar menos el entorno en el que vives, no fomentar la caza ilegal de animales, cuidar nuestros bosques y reservas naturales, dejar de ser transa, apoyar y comprar los productos hechos en México, respetar las leyes de convivencia y orden social, dejar de preocuparse por cuánto tiene el vecino y ponerse a trabajar, no dar mordidas a nadie y hacernos responsables por nuestras faltas. Ser buen mexicano es exigir a los gobernantes que trabajen, pero tú también hacer algo para mejorar día a día.

En lugar de ver cuántos puentes vacacionales tiene el año, por qué no nos ponemos a ver cuánto puedo trabajar; cuánto puedo invertir en algo, aunque sea chiquito; cómo puedo optimizar mi trabajo; cómo puedo crear un negocio propio o cuánto amor y tiempo de calidad voy a poder dar a mi familia.

Alejandra Lazo de la Vega
(v.pág.8 "Cartas del lector" del periódico Mural del 11 de septiembre de 2008).


Trabajando a la mexicana

Así se trabaja en México.

Así se trabaja en México.


Como cada septiembre, desde hace tanto que no alcanza la memoria, los mexicanos nos aprestamos a celebrar a la Patria. Nos vestiremos de charros y chinas poblanas, decoraremos nuestras casas, nuestras calles y nuestros autos e intentaremos gritar o llorar (muchos lo lograrán, sin duda alguna) "¡Viva México!", al son de una canción ranchera...

Es una de las mejores épocas para los restauranteros y también para quienes presentan espectáculos, porque para muchos mexicanos la ocasión es ideal para embrutecerse mientras festejamos que somos independientes, ahora desde hace 198 años.

No soy la única, y este mismo dato me convence de que en realidad, no hay grandes motivos para celebrar.

No somos una nación independiente. Así está consagrado en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, pero los habitantes de este maravilloso país dependemos, hoy por hoy, del estado de ánimo de los mercados internacionales, de los niveles del dólar y del precio del petróleo; pero no sólo eso, la banca en México, en manos de extranjeros la mayoría, toma sus decisiones más allá de nuestras fronteras y cualquier medida que pretendan aplicar el Banco de México o la Secretaría de Hacienda, debe considerar esa circunstancia.

No somos independientes, porque quienes integramos esta nación somos rehenes, por un lado, de los partidos políticos y, por otro, de la delincuencia, organizada o no.

Dirigentes y mandamases de los partidos políticos, esos que piensan, casi saben que pasarán a la historia como "pensadores" e "ideólogos", se han quemado las pestañas diseñando los marcos jurídicos perfectos para hacerse del poder y fortalecer y consolidar la partidocracia.

Se dijo con la reforma federal, pero sucede también con las reformas electorales en los estados de la república (muy obedientes los estados libres y soberanos que integran a la nación): se hicieron cambios para restar autonomía a los institutos electorales del país, empezando por el federal.

Y en cuanto a la delincuencia que campea en México ¿qué puedo decir?

Dependemos también, las universidades por ejemplo, de agencias extranjeras de certificación y de listas mundiales para apreciar lo que tenemos y lo que hacemos y lo que somos.

Dependemos del maíz que tenga a bien Estados Unidos vender en el mercado internacional y dependemos de los avances tecnológicos que corremos a comprar (pagando con tarjeta, claro) en cuanto son lanzados en México. Y dependemos de cómo nos ven en otras latitudes.

Con esta conciencia y esta realidad que se empeña en acabar con esperanzas y optimismo, nos aprestamos a celebrar un aniversario más del inicio de la Independencia, nos vestiremos de charros y de chinas poblanas y gritaremos... ¿Viva México?

Laura Castro Golarte
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 13 de septiembre de 2008).


México es el único país donde el caos respeta los semáforos.

Ningún otro estado, nación, pueblo o ranchería ha logrado como el nuestro organizar la anarquía y convertirla en una manera de vivir. Esta noche, cuando las campanadas caigan como centavos sobre la suave patria, tres gritos saldrán del Zócalo para registrar en el Guinnes a esta ciudad como la que más gritos pega lo quinces de septiembre. Todo en el mayor orden, absoluto respeto a las tradiciones y a la coexistencia. El Zócalo es desde el jueves una red de alambradas, entre laberinto y almadraba, que mantendrá cerca pero separados a los concurrentes para ir y venir cada quien con su cada cual según sus aficiones y gustos.

En esta esquina, frente a las ventanillas de empeño del Nacional Monte de Piedad, se agrupará hoy su clientela populachera no para dejar el collar de la vieja, sino para gritar con Andrés Manuel López Obrador. En otra esquina, la de Moneda, estarán quienes siempre han querido no que se la den, sino que los pongan cerca de ella, para aplaudir al presidente Felipe Calderón y calmar su angustia de saber cómo, si tiene la mano izquierda en cabestrillo, hará sonar la campana al mismo tiempo que ondea la bandera. Y en una tercera esquina, protegidos de la acostumbrada lluvia dentro de los salones de su gobierno, los familiares, amigos, colaboradores y partidarios de Marcelo Ebrard soplarán con él los espantasuegras y las cornetas, con el ojo atento a calificar si es apto para seguir dando gritos los próximos años desde el edificio de la derecha.

Propongo cambiar la liturgia cumpliendo, como en el caso del inolvidable informe, con todos los requisitos que la ley y la tradición imponen. Agrego a mi propuesta un proyecto elemental de manual de procedimientos.

El presidente entregará el grito por escrito. Lo hará en la oficialía de partes de la Presidencia, con copias a los poderes legislativo y judicial y al Archivo General de la Nación. Grabará en un estudio el grito completo, con vivas y aplausos mezclados por un profesional que acredite su experiencia en el uso de estos efectos. El grito será cortado en segmentos y distribuido para su difusión entre los 12 noticiarios del carrusel.

No sería esta la primera modificación al grito. Para empezar, el cura Hidalgo lo dio en la madrugada del 16 en un atrio de iglesia y desde entonces se han registrado cambios de horario, lugar y formas. Fue Santa Ana, enemigo de madrugar, quien inventó gritar a las 11 de la noche.

Las ventajas son obvias: los interesados de verdad podrán escuchar y ver el informe completo sintonizando los 12 noticiarios de radio y tv, podrán recibirlo en partes a la hora que quieran en la comodidad de su hogar, como dicen los locutores, no saldrán a la calle de noche exponiéndose a policías y ladrones, los spots podrán tener patrocinio para subvencionar a las televisoras que tanto lo necesitan y, sobre todo, no se violará ninguna ley, al contrario, el espíritu del homenaje será fortalecido por los reglamentos que se expidan con ese objeto.

El cura Hidalgo no usó micrófonos ni cámaras ni reflectores. El acto se ha adaptado a las herramientas que ha creado el ingenio humano. Pongámonos al día, acabemos con lo anacrónico. Y si hay alguien que quiera conservar copia escrita del grito, podrá solicitarla por e-mail. La internet no es desechable. Podría amacizar el impacto.

Jacobo Zabludovsky, periodista y licenciado en Derecho
(v.periódico El Universal del 15 de septiembre de 2008).


El 72% de los mexicanos se consideran "fiesteros" y solamente un 15% se definen como ahorradores, según un encuesta publicada hoy por la prensa local con motivo de la conmemoración de la Independencia del país.

Los autores del estudio, realizado por el diario Milenio, mostraron a los entrevistados una lista de atributos y les consultaron si creían que "la mayoría de los mexicanos" presentaba esas características.

El porcentaje más alto fue para la categoría "fiesteros", seguido de apasionados, con el 66%; "entrones" (arriesgados), con el 54%; valientes, con el 50%; y cariñosos, con el 49%.

El apartado de inteligentes y trabajadores se llevó el 43%; románticos el 40%; amables el 38%; precavidos el 28%; honrados el 23%; y sinceros el 20%, por delante de ahorradores, en el último lugar.

En otra pregunta del sondeo, el 87% asegura que no le hubiera gustado nacer en otro país que no fuera México.

[Pero la mayoría se irían a vivir a otro país si pudieran - el webmaster].

(V.Agencia Efe del 15 de septiembre de 2008).


Históricamente, los personajes que se han presentado como forjadores del México que hoy disfrutamos han estado inmersos en batallas y traiciones que por lo general han antepuesto sus intereses personales, gremiales o partidistas, al sentimiento de una nación unida.

De hecho, en el México moderno el papel que le ha tocado desempeñar a la oposición, más que estar cuestionando y marcándole la pauta al gobierno para cuidar su mejor desempeño hacia objetivos comunes, ha consistido en ponerle trabas a su avance y esperar cómo la población se desencanta y acaba por abrirle una nueva oportunidad para volver al poder.

El ir tejiendo la historia del país con este tipo de actitudes mezquinas ha creado un sistema político, social, institucional, burocrático y gremial tan intrincado, que hoy está agotado para responder ante las necesidades de una población mayormente joven que se ve obligada a conformarse con aprender a sobrevivir en la mediocridad, o bien, a tomar la aventura de buscar oportunidades de empleo y progreso al norte de nuestra frontera.

No sorprende a nadie que la mezcla de esa mezquindad en un entorno de mediocridad, y ante la falta de una oposición con suficiente longitud de miras para marcar mejores rumbos a la nación, acaben generando el ambiente de corrupción, complicidad e impunidad de que hoy tanto lamentamos.

Sería muy bueno que la noche de hoy, al participar en el tradicional grito de Independencia, cada mexicano, al pronunciar repetidamente las tradicionales palabras del "Viva México", se cuestione profundamente qué tipo de vida le está inyectando al país para que éste no sólo viva, de lo cual se encarga el tiempo, sino cómo queremos que se viva en México.

Editorial
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 15 de septiembre de 2008).


"Secuelas de guerra" es lo que estamos viviendo, precisamente, en nuestro país; sí, estamos en guerra, en una guerra civil, la cual empezó hace muchos años pero de una forma silenciosa, "disimulada", diría el poeta. Vivimos en una aparente paz, lo cual nos hace convertirnos en grandes "disimuladores", porque como bien dice [Octavio] Paz: "No sólo nos disimulamos a nosotros mismos y nos hacemos transparentes y fantasmales; también disimulamos la existencia de nuestros semejantes. No quiero decir que los ignoremos o los hagamos menos, actos deliberados y soberbios. Los disimulamos de manera más definitiva y radical: los ninguneamos. El ninguneo es una operación que consiste en hacer de Alguien, Ninguno. La nada de pronto se individualiza, se hace cuerpo y ojos, se hace Ninguno".

Guadalupe Loaeza
(v.pág.8 del periódico Mural del 18 de septiembre de 2008).


A veces creemos entender lo que nos rodea. Como si todo fuera causa-efecto. Como si el mundo se dividiera en buenos y malos. Como si los demás fueran culpables de la situación mundial y nosotros, víctimas inocentes merecedoras de la felicidad y la paz (por las que no hacemos mucho).

México es un país hermoso, a pesar de nuestros esfuerzos por afearlo; generoso, a pesar de nuestra mezquindad para explotarlo; agradecido, a pesar de la ingratitud de sus hijos; todavía rico, a pesar de la explotación inclemente a la que lo sometemos, pero sobre todo, esta gran casa en donde cabemos más de 100 millones de mexicanos, es la identidad que nos da nuestro sentido de pertenencia.

Por eso nos duele, como duele el deterioro que hemos sufrido como pueblo. Si antes todo compartíamos, hoy todo cuidamos.

Si antes confiábamos en quien apenas conocíamos, hoy no confiamos en nadie, a menos que lo conozcamos desde hace tiempo.

Si antes dormíamos con la puerta abierta, ahora los seguros y los candados nunca son suficientes.

Si antes salíamos a caminar por gusto, hoy nos encerramos en cuanto llegamos a casa para evitar lo que nos espera a la vuelta de la esquina.

Rosaura Barahona
(v.pág.8 del periódico Mural del 18 de septiembre de 2008).


Ahí vienen el Día de la Raza, el Día de la Revolución y hasta el Día de la Virgen de Guadalupe, son oportunidades perfectas para matar a más mexicanos y para terminar de sembrar el terror.

A esto hemos llegado nosotros, que presumíamos de vivir en el paraíso, de tener el país más bonito del mundo y de gozar de una paz social como no había otra.

¡Bienvenido a la realidad! Y esto es culpa de nuestras autoridades, que no han sabido ser eso, autoridades.

Pero también es culpa de nosotros, que sólo sabemos vivir en el rencor, en la división y en la oposición. Una sociedad dividida es un manjar perfecto para el terrorismo.

¿Por qué? Se lo voy a plantear así: la noche del 15 de septiembre sucedió algo que nuestras generaciones jamás habían conocido.

Alguien o un grupo de personas atentó contra la sociedad civil. O sea, contra usted y contra mí.

Los hombres y mujeres que habitamos esta nación estábamos acostumbrados a ver que diferentes bandas de delincuentes se mataran entre ellas, a que esos grupos atentaran contra algún político, empresario o sacerdote o, incluso, a que los políticos, los empresarios y los sacerdotes murieran en circunstancias sospechosas.

Eso era parte de nuestra vida cotidiana y, sinceramente, nos afectaba muy poco, porque aquí hay un abismo enorme entre las cúpulas del poder público, entre las del poder fáctico y nosotros.

Para bien o para mal, somos como varias patrias.

¡Pero qué cree! En esta ocasión, la persona o las personas que organizaron el atentado de Morelia no atacaron ni a un delincuente ni a un político ni a un empresario ni a un clérigo. Nos atacaron a nosotros.

Sí, claro, a nosotros nos han robado, nos han secuestrado y nos han hecho casi todo lo que han querido, pero para sacarnos algo: dinero, carros, placer.

En Morelia nos atacaron por atacarnos, para mutilarnos, para aterrorizarnos, para mandarle un mensaje al presidente.

¿Verdad que es una diferencia espantosa? ¿Verdad que es como para que toda la nación estuviera en este momento exigiendo justicia?

¿Verdad que es como para que se organizaran 400 marchas como las que se hicieron después del tristísimo caso de Fernando Martí?

Lo más lógico sería decir: señores terroristas, no saben con quién se metieron porque podrán matar criminales, políticos, empresarios y sacerdotes, pero a nosotros, el pueblo, jamás.

Decenas de periodistas y yo deberíamos estar comentando que eso fue un error asqueroso porque los mexicanos somos un pueblo unido y solidario que en tres patadas vamos a localizar a los culpables y les vamos a hacer ver su suerte.

Pero nadie lo puede decir porque hoy, a diferencia de lo que sucedió tras los sismos de 1985, somos una nación dividida, resentida, frustrada y llena de odio.

Hoy sólo se unen grupos, y cuando se unen es para ponerse en contra de otros, no para resolver algo, no para ayudar, no para progresar.

Es muy escandaloso lo que sucedió en Morelia la noche del 15 de septiembre, pero es todavía más escandaloso lo que no ha sucedido a nivel social.

Alvaro Cueva
(v.pág.13 del periódico Público del 21 de septiembre de 2008).


Es increíble que la publicidad, la mercadotecnia y la autoridad nos pudieran plantear un México sin valores, mercantil, conflictivo, intolerante, irrespetuoso.

Desde la infancia se nos educa a valorar sólo el éxito económico sobre todos los demás, a pensar en el rico de la familia, en el exitoso de la familia y existía quien nos metía la idea "que había que ser alguien en la vida"; esta frase por supuesto sólo es aplicable al éxito económico y social y no al humano.

En México todo se vende, todo se perdona, todo pasa y lo que no, se certifica. La mercadotecnia ha hecho pensar a la sociedad que estábamos inmersos en la globalización y que por arte de magia nos convertiríamos en educados, honestos, competitivos, guapos, etcétera.

México conflictivo. doble. mentiroso. Nuestros intelectuales de pluma fácil y compromiso silente, líderes de valores móviles y sueldos generosos, nuestro pueblo dócil, sencillo, aturdido y desorientado.

Cuando nacemos y escogemos un equipo por el que se sufre, aprendemos a ser intolerantes. Cuando alguien piensa cambiar al mundo y se afilia a un partido, se convierte en intolerante. México, por desgracia, valora la intolerancia.

México irrespetuoso e irresponsable. "El que no es transa no avanza" ha marcado un hito en el quehacer cotidiano del mexicano común, esta frase ha permitido que la corrupción sea la moneda de cambio, el verbo central, el valor toral en el México que no valora a quien trabaja sino a quien no lo hace, no valora al honrado sino al ratero, no valora al académico sino al fraudulento, no valora al hombre sino a la masa.

Fernando Petersen
(v.pág.19 del periódico Público del 26 de septiembre de 2008).


País maravilloso el nuestro. Mientras el mundo se da de topes en la pared buscando solución a la crisis financiera, México lanza en un solo día 2 planes infalibles.

Tenemos la ventaja de gozar 2 presidentes. Así cualquiera. Uno es el presidente a secas, Felipe Calderón, y el otro el "legítimo", Andrés Manuel López Obrador. El miércoles se adelantó López Obrador con un plan de emergencia y austeridad. Escasas 10 horas más tarde, Calderón lanzó el suyo, que calificó de oportuno.

Vale la pena examinar los dos proyectos, por orden cronológico. El de López Obrador recuerda que desde su campaña presidencial advirtió que la fragilidad de la economía de Estados Unidos, al borde de la recesión, golpearía a México y debían tomarse medidas preventivas. No se atendieron sus llamadas de alerta y hace un par de semanas, cuando el tsunami financiero barría bancos y bolsas, sacaron la sobada frase de la gripe, la pulmonía y los síntomas de una enfermedad que sólo padecería Estados Unidos, pobre, con su economía ruinosa, y no México, blindado, fortachón y chapeteado.

Orale, mis valientes. Se olvidaron del cuate aquel que al llegar por primera vez a Nueva York vio el Centro Rockefeller, atravesó la calle, entró a la catedral de San Patricio, se hincó y dijo: "Diosito santo, no te pido que nos saques de pobres, sólo que nos mandes una decadencia como la de estos pinches gringos".

AMLO propone reducir a la mitad los sueldos de los altos burócratas, desde el presidente hasta senadores y diputados, suprimirles su Seguro de Separación Individualizada, los gastos médicos mayores en hospitales privados, las pensiones a los ex presidentes, los bonos discrecionales de fin de año, la compra de vehículos, los viáticos, gastos de representación, remodelación de locales, renta de oficinas, pagos de vestuario y "otros gastos corrientes". Sólo por esto el ahorro sería de 232,000 millones de pesos.

Ese día los senadores, conmovidos, dijeron estar de acuerdo en reducir sus sueldos, pero no cancelaron la construcción de su mausoleo, que costará (cálculo inicial fácil de duplicarse) 2,000 millones de pesos.

López Obrador propone también reducción drástica en publicidad, teléfonos, fotocopias, papelería, alimentación, servicios de asesoría, donativos, combustibles, fideicomisos, etcétera. Y no más aumentos a gasolina, diesel, gas y electricidad.

El presidente Calderón consideró indispensable y urgente contestarle a López Obrador. Sólo así se explica que habiendo aparecido el miércoles ordenara el jueves una segunda cadena nacional de televisión: "En lugar de pedirles a los mexicanos otro sacrificio y otro apriétese el cinturón, lo que vamos a hacer es invertir más". Fue lo único nuevo esa noche.

El miércoles nos dio la sorpresa del año: una refinería. López Obrador había propuesto 3. En su proyecto original de reformas a la industria petrolera, Calderón dejaba la construcción de refinerías a la iniciativa privada porque no estábamos en condiciones de financiarlas. Ahora nos da el remedio y el trapito: debe construirse, afirma, una nueva refinería con 12,000 millones de pesos acumulados en el Fondo de Estabilización de Pemex. Recórcholis, teníamos el dinero, tal vez lo encontramos en el lapso de las escasas 10 horas del miércoles. La peor de las quiebras en esta crisis ha sido la de la credibilidad presidencial.

En su mensaje de esa noche apareció detrás de Calderón un fantasma que se negaba a espantar a los mexicanos: el de la crisis 3 veces negada.

La cereza del pastel fue el intento de rescatar el peso mediante una subasta de dólares tomados de nuestras reservas.

Calma y nos amanecemos. Calma para 40 millones de pobres que esperan al borde del bache con agua, en un México en el que nada pasa.

Hasta que pasa.

Jacobo Zabludovsky
(v.pág.4-A del periódico El Informador del 13 de octubre de 2008).


México es un país de castas, así lo revela un evento en el que se presenta un estudio sobre la movilidad social, el que prueba que los hijos de los muy pobres seguirán siendo pobres y los de los muy ricos continuarán en el privilegio. El origen social condena y redime, según el caso. Allí, el titular de Sedesol, Ernesto Cordero, se desvive en el autoelogio, a contrapelo de la evidencia y en un ingrato desliz, le da por mal citar al ex presidente chileno Lagos, presente en el evento, para decir que el propósito de la política social es que cualquiera pueda llegar a Bill Gates; expresión cursi y falaz. Cómo cuesta a la derecha invocar a Juárez, para el caso, un ejemplo que incomoda. Hoy día, entre los mexicanos sí hay movilidad: la de los migrantes, la de los informales, incluso la de los narcos.

Federico Berrueto
(v.pág.2 del periódico Público del 19 de octubre de 2008).


Somos herederos directos de la cultura judeocristiana -practicamos mayoritariamente el catolicismo, hablamos una lengua latina, escuchamos música escrita en la escala diatónica, escenificamos tragedias griegas, reconocemos el derecho que nos legaron los romanos, vestimos prendas occidentales, leemos fábulas clásicas, confeccionamos un sistema político que imita toscamente la fórmula institucional estadounidense, etc.- pero algunos principios esenciales de la modernidad se nos atraviesan en el cogote como si nuestra tradición se debiera, más bien, a mandamientos arcaicos de necesidad y dogmas tan antiguos como irrebatibles.

Latinoamérica está en Occidente pero reclama raíces singulares y orígenes exclusivos que le permiten, por así decirlo, tomar sus propias posiciones y apartarse de las corrientes centrales del pensamiento contemporáneo y las tendencias dominantes de una globalización que, desde luego, no fue patentada en estos pagos sino en los despachos del Imperio. Y así, nuestro presente está hecho de tibias adhesiones a los modelos imperantes pero también de machaconas jeremiadas que nos remiten al mismísimo instante de la Conquista, especie de gran agravio original perpetrado por una nación, España, con la que no hemos terminado de ajustar cuentas.

No hemos adoptado enteramente los principios de la sociedad abierta y, en algunos casos, parecemos inclusive dispuestos a descartar ciertos trámites democráticos para rendir adoración al caudillo de turno. Se explica, de tal manera, que los dogmas sean más importantes que los provechos y que el buen pueblo de México, tutelado por su anticuada clase política, se oponga, mayoritariamente, a que rapaces empresarios metan la mano para que explotemos el petróleo que estamos dejando de producir y para que refinemos, aquí, las gasolinas que nos procesan en Texas.

Esto no va a cambiar hasta que la realidad nos pase la factura.

Y será demasiado tarde. Como siempre.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 19 de octubre de 2008).


Pemex vuelve a ser un símbolo, no una empresa, y de los símbolos no se sacará el crudo que México necesita para que la economía crezca.

Habrá quien acuse de dogmáticos a quienes pensamos que sí importa si se puede producir el mismo barril de petróleo con una tercera parte de los empleados, o si la dirección traslada al sindicato fondos para todo menos para el bienestar de los trabajadores, o que vemos mal que la petrocracia política permita a los estados del Golfo, pero del Golfo de México, inflar sus presupuestos tanto como los de los Emiratos Arabes Unidos.

Para la clase política mexicana nada de esto tiene valor, si nuestra santa empresa petrolera permite otra vez aglutinar alrededor de ella a todas las fuerzas políticas del país, en un coro griego que repite una y otra vez ¡lo logramos!

Rossana Fuentes Berain, profesora e investigadora de la Universidad de Guadalajara
(v.pág.5-A del periódico El Informador del 25 de octubre de 2008).


Me parece paradójico que quien perdió la reforma lo celebre cantando victoria como ocurrió ayer con Calderón y que quienes ganamos, unos actores más importantes en esta lucha, como López Obrador, esté combatiendo la reforma. Es como el país de Alicia y las Maravillas.

Graco Ramírez, senador perredista
(v.pág.3 del periódico Mural del 30 de octubre de 2008).


Mientras las grandes economías del mundo se aprestan para emprender una colosal revolución energética -la solución y salida a la gran recesión que se avecina- en México discutimos sobre las herejías, sacrilegios y abominaciones petrolíferas que no podemos cometer bajo la custodia de Santa Constitución. Está muy bien, lo de volver a los orígenes y de consagrar, una vez más, los sacrosantos dogmas nacionales. Después de todo, eso es lo que deseamos fervientemente los mexicanos: seguir siendo nosotros mismos, no parecernos a nadie, hacer las cosas a nuestra manera y rendir culto, de forma permanente e inamovible, a nuestros dioses aunque éstos no sean de prosapia muy antigua sino deidades modificadas a discreción por los últimos jerarcas del régimen nacionalista-revolucionario.

Hoy día se acometen, en México, las reformas "posibles" y no las "deseables". Pero, nadie parece haberse detenido a reflexionar que un país que no aspira más que a lo posible -sin mayores perspectivas y ambiciones- es un país condenado a la mediocridad. Tal es, con todo, el destino nacional que ha decretado nuestra clase política, esa subespecie parasitaria conformada por individuos vulgares, oportunistas y cortos de miras incapaces de fijar el calendario más allá de las siguientes elecciones.

El petróleo fue nuestra gran oportunidad y, curiosamente, se ha convertido en nuestra gran derrota. Nunca pudimos entender que era una mera herramienta, un simple producto que facilitaría el desarrollo económico de un país que debía, al tiempo que extraía las riqueza del subsuelo, construir infraestructura, fijar reglas claras y crear certezas jurídicas en vez de traficar con el oro negro para beneficio directo de una casta gobernante y sus grupos clientelares. Naturalmente, para expropiar los hidrocarburos y transmutarlos en caja chica del gobierno, sindicatos, contratistas y empleados de la empresa paraestatal, fue necesario santificar la propia naturaleza de la materia prima, consagrarla en el altar de los grandes principios de la patria y elevarla a rango de dogma indiscutible. El petróleo, así, dejó de ser un medio para alcanzar otros propósitos y se volvió un fin en sí mismo, una especie de representación de la esencia mexicana calculadamente avalada por los dirigentes políticos del momento. Tuvimos religión y derroche, en vez de pragmatismo y dividendos.

Nos encontramos, de tal manera, en la situación actual: Pemex, la gran empresa paraestatal explotadora de los hidrocarburos, tiene una deuda de pronóstico reservado, opera con pérdidas a pesar de los altos precios que ha alcanzado el barril en tiempos recientes, produce cada vez menos combustible, importa gasolinas del extranjero, se asocia con capitalistas privados en Texas para producir las gasolinas que la Constitución le prohíbe refinar aquí con financiamiento privado mexicano, carece de recursos para realizar las gigantescas inversiones que aseguren la soberanía energética de México en el futuro y no ha incursionado siquiera en el terreno de las nuevas energías. Ah, y, mientras tanto, la mitad de la población de este país vive en la pobreza.

Nada de esto, a pesar de todo, ha perturbado las conciencias de esos legisladores nuestros que, con sólo imaginar -en la intimidad- que algún empresario particular pudiera construir un oleoducto para trasportar, desde la frontera norte hasta el DeFectuoso, el diésel sin azufre que requieren los autobuses que compró Ebrard, se sienten traidores a la patria. Y así, con parecidas disyuntivas -traición o lealtad, patriotismo o entreguismo- hemos confeccionado una reforma petrolera... posible. Nada más. Sin grandes aspiraciones ni esperanzas. En el resto del mundo, mientras tanto, se preparan para explotar el hidrógeno, la energía solar, la fuerza del viento y las mareas, las nuevas tecnologías.

Pero, sigamos guardando nuestro petróleo. Amén.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 2 de noviembre de 2008).


"¡Es el presupuesto más alto de la historia!", se escuchó repetir una y otra vez en las entrevistas radiales a los funcionarios públicos y legisladores entrevistados dando a entender que "aun en medio de la crisis que vive el mundo" en México hay dinero público para gastar. ¡Y vaya que lo hay!

Después de una larga noche de negociaciones y de horas acumuladas de desvelo, los legisladores lograron que el gasto para el próximo año creciera más de 13% sobre lo aprobado para 2008; una muestra de que aquí el dinero se estira en serio.

El reparto fue de lo mejor. Más dinero para carreteras, para educación, para salud y para los programas agrarios. Menos dinero a la burocracia en oficinas del gobierno federal y al poder judicial. En fin, que en el reparto de la acrecentada masa de dinero para el próximo año, ahora sí se privilegió la inversión pública y los sensibles rubros sociales.

Ahora lo único que falta por ver -bien a bien- es de dónde va a salir todo el dinero para hacer realidad el reparto de un pastel de ese tamaño. Porque los ingresos del gobierno provienen fundamentalmente de 3 fuentes: los impuestos (ISR e IVA), los derechos por ventas petroleras y los ingresos de empresas públicas, donde las ventas de Pemex también son predominantes. No hay más.

Y es que los números no cuadran. Si se espera que la economía crezca entre 0.5 y 1%, seguro que se hará sentir el impacto en una menor recaudación fiscal. Pero si, además, la producción y venta de petróleo se reducen (como lo espera la Agencia Internacional de Energía que secundó las recientes declaraciones del ex subsecretario de Energía Rogelio Gasca Neri en Monterrey) con un precio más bajo, pues la masa de ingresos será menor con todo y coberturas.

¿Aumentar más el déficit público? ¿Recurrir a mayor endeudamiento? ¿Recortar el gasto cuando el destino de la recesión nos alcance? Son alternativas, pero no soluciones como para festejar "al mayor presupuesto de la historia" que ayer se aprobó.

Samuel García
(v.pág.37 del periódico Público del 14 de noviembre de 2008).


La familia mexicana no suele asumir la realidad de las cosas sino que, recurriendo descaradamente a los más abusivos mecanismos de negación, solapa al hijo ladrón o encubre al padre asesino en vez de confrontarlos y exigirles cuentas. La moral, aquí, es para consumo externo y sus mandamientos se terminan donde comienzan los lazos de sangre. Y así, no es nada extraño que los secuestradores y otros criminales sean avalados, incondicionalmente y hasta el final, por unos parientes que, llegado el momento, jurarán y certificarán airadamente la candidez del acusado.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 23 de noviembre de 2008).


Navidad en México

Navidad en México.


Es tiempo ya de cambiar la cultura mexicana del ai'se va, para que hacer las cosas "a la mexicana" sea un slogan de calidad y profesionalismo, y no uno de burla, parches o vergonzosa improvisación.

Ricardo Elías, arquitecto y empresario
(v.pág.8 del periódico Mural del 27 de noviembre de 2008).


Por primera vez en la historia moderna de las fuerzas armadas, la Secretaría de la Defensa Nacional planteó públicamente al gobierno y al congreso mexicanos la necesidad de cambiar las políticas de gobierno que han llevado a la degradación del poder militar y a la existencia de unas fuerzas armadas incapaces de ejercer la defensa nacional.

El aspecto más dramático de ese planteamiento realizado en el documento Panorama General del Ejército y la Fuerza Aérea, presentado a los senadores del país, se refiere a la incapacidad de mantener la guerra contra otra fuerza armada más allá de 25 días. En términos hipotéticos, esto significaría que una invasión militar al territorio mexicano podría consumarse en menos de un mes.

Los aviones de la Fuerza Aérea sólo librarían una batalla del honor, los buques de guerra mexicanos estarían en desventaja con sus naves obsoletas e insuficientes y las tropas tendrían que convertirse en una fuerza guerrillera para defender al territorio nacional.

(V.pág.7-A del periódico El Informador del 3 de diciembre de 2008).


El mexicano no tiene una cultura fiscal, ni paga impuestos ni piensa que lo que el gobierno recoge pertenece a todos. Por eso no les confía las llaves de su casa a los gobernadores, pero sí el erario público.

Federico Berrueto, director general de la empresa Gabinete y Comunicación Estratégica
(V.Agencia Efe del 3 de diciembre de 2008).


Ya se sabe que en los primeros 10 días de diciembre, los mexicanos nos entregamos a la tarea de darle al año "un cierre ciclónico". A todos los "pendientitos" del muriente año les queremos dar trámite en estos 10 días. Es claro que esto no se logra, pero el intento ahí queda para que nuestra familia y nuestros amigos contemplen atónitos que, aunque sea por ráfagas, pero sí podemos trabajar. Ahora bien, desde ahora todos deben quedar advertidos de que sería una insensatez pedirnos este mismo despliegue energético en enero...

Germán Dehesa
(v.pág.1 de la sección "Comunidad" del periódico Mural del 4 de diciembre de 2008).


Es increíble que la publicidad, la mercadotecnia y la autoridad nos pudieran convencer y plantear un México sin valores, un México mercantil, un México conflictivo, un México intolerante, un México irrespetuoso.

Desde la infancia se nos educa a valorar sólo el éxito económico sobre todos los demás, a pensar en el rico de la familia, en el exitoso de la familia y existía quien nos metía la idea de "que había que ser alguien en la vida". Esta frase por supuesto sólo es aplicable al éxito económico y social y no al humano.

En México todo se vende, todo se perdona, todo pasa y lo que no, se certifica. La mercadotecnia ha hecho pensar que estábamos inmersos en la globalización y que por arte de magia nos convertiríamos en educados, honestos, competitivos, guapos.

México conflictivo. México doble. México mentiroso. Nuestros intelectuales de pluma fácil y compromiso silente, nuestros líderes de valores móviles y sueldos generosos, nuestro pueblo dócil, sencillo, aturdido y desorientado.

Cuando nacemos y escogemos un equipo por el que se sufre aprendemos a ser intolerantes. Cuando alguien piensa cambiar al mundo y se afilia a un partido se convierte automáticamente en intolerante. Cuando uno se inscribe a una universidad se convierte en intolerante. México por desgracia valora la intolerancia.

México irrespetuoso e irresponsable. "El que no es transa no avanza" ha marcado un hito en el quehacer cotidiano del mexicano común; esta frase ha permitido que la corrupción sea la moneda de cambio, el verbo central, el valor toral en el México que no valora a quien trabaja sino a quien no lo hace, no valora al honrado sino al ratero, no valora al académico sino al fraudulento, no valora al hombre sino a la masa.

Fernando Petersen Aranguren
(v.pág.22 del periódico Público del 5 de diciembre de 2008).


Un país de payasos, máscaras y disfraces en el que puede ser "candidato de la izquierda" un priista que fue presidente del PRI Tabasco y siguió en el PRI mientras creyó que lo lanzaría como candidato priista al gobierno de Tabasco. Una vez que no fue el elegido, descubrió todos los defectos del PRI que había presidido y se fue al PRD, partido que ha estado a punto de destruir. Eso es López Obrador.

Carlos Abascal iba a misa, pero nunca lo vimos, como a aquel jefe de Gobierno del DF, invitando al cardenal a cortar listones de sus nunca licitadas obras ni regalando terrenos públicos a la Basílica para permitir a los curas más simoníacos hacer negocios millonarios con la venta del Paraíso en urnas a perpetuidad. Un farsante. Entre esa mierda y el católico practicante que cuida las lecturas de sus hijos adolescentes, ya quisiéramos mil Abascales por cada López.

Luis González de Alba
(v.periódico Milenio del 8 de diciembre de 2008).


Vivimos en un país donde tiran la basura a las calles y después nos quejamos que las autoridades no limpian bien las alcantarillas; donde podemos comprar un certificado, licencia o permiso sin importar las consecuencias; donde robarle el cable a un vecino o fregarte a un cliente con un fraude es un éxito rotundo.

Vivimos en un país donde no hacemos nada por mejorar, donde robar es más fácil que trabajar honestamente; nos quejamos de los gobernantes, pero nosotros no hacemos nada por mejorar; vivimos en un país donde la viveza es el pan de cada día; donde jamás se venderán periódicos en maquinitas porque se los robarían; donde si se nos multa nos molestamos y damos mordida, contribuyendo así a la impunidad y corrupción; donde no existe la cultura por la lectura porque sólo nos interesa saber y leer como juega la selección mexicana de futbol; un país donde sube al camión una persona de la tercera edad o una mujer embarazada y nos hacemos los dormidos para no cederles el asiento.

Como materia prima de un país somos valiosos; el presidente trabaja con esa materia prima, el problema es que parece que esta materia prima cada vez se hace más defectuosa y así es imposible tener un buen producto. Mientras no queramos mejorar estaremos fregados. Somos comodinos y buscamos siempre culpables antes que aportar soluciones.

Mientras sigamos así no va a haber presidente que mejore el panorama.

Por un México mejor, seamos honestos con nosotros mismos. En el momento en que nos veamos en el espejo habremos encontrado al culpable de que México siga siendo un país de tercer mundo.

Alvaro González Vargas
(v.pág.10 del periódico Mural del 11 de diciembre de 2008).


Estamos en crisis pero las tiendas están llenas. Es la paradoja nacional. Las tiendas de autoservicio rebosan consumidores que lo mismo buscan un Wii para regalar, que una botella de Concha y Toro para abrir en las dionisíacas cenas que se están llevando a cabo. Es el festín de la recesión, manifiesto en México en Wal Mart, en la (desconchinflada) Cómer o en Sears. Gastemos.

Esta semana la asociación que aglutina a las tiendas de autoservicio y departamentales -la famosa Antad- reportó que durante noviembre las ventas en las tiendas como El Palacio de Hierro crecieron 18.8%. ¿Cómo es posible eso? ¿Qué explica que los mexicanos se hayan volcado a comprar con tanta euforia, como si el mundo no estuviera en recesión?

Una de las posibles explicaciones tiene que ver con las expectativas de precios; es decir, la inflación. Este indicador ya superó los seis puntos porcentuales anuales, lo que genera la idea de que consumir ahora es mejor que consumir después. La gente gasta hoy -y no mañana- ante la percepción de que si una persona espera comprar unas semanas más, ese producto le costará más caro. La inflación alimenta la psicosis de compra.

Otra explicación puede tener que ver con factores culturales de la sociedad mexicana, que incluyen una distorsionada proporción del esfuerzo y las recompensas que el individuo cree merecer. Mucha gente vive con la sensación de que disfrutar ahora es merecido, ante la incertidumbre de lo que vendrá mañana. En lugar de trabajar arduamente para prevenir un futuro adverso, ese futuro se deja a la deriva, ante la expectativa de que un ser superior, después, "proveerá".

Lo anterior arroja una desafortunada cadena de eventos que deriva en el uso de las casas de empeño y montepíos, que se han convertido en una de las industrias más prósperas. No es coincidencia que los mayores flujos hacia esos negocios se registren después de períodos vacacionales. Así, cuando en enero los pignorantes hagan más larga la fila del Montepío que la uno observa en la Mac Store de Manhattan, habrá quien diga que el evento es fruto de la crisis, en la negación de que en diciembre prefirió no ahorrar para alimentar la panza de los socios de la Antad. Es México.

Carlos Mota
(v.pág.2 del periódico Público del 19 de diciembre de 2008).


¿Qué tipo de beneficios puede obtener un país, digamos, como México, de asociarse, por ejemplo, con el régimen "bolivariano" de Venezuela siendo que una de las medidas tomadas por Hugo Chávez, la expropiación pura y simple de Cemex, afecta directamente los intereses de la gran empresa cementera mexicana? En cuanto al servicial comedimiento del presidente de México con Raúl Castro, el miembro más visible y funcional de la pareja dictatorial cubana, lo todavía entiendo menos. Un gobierno que no es democrático, que tiene absolutamente avasallado a su pueblo, que no respeta los compromisos financieros celebrados con nuestro país y que, encima, despliega estrategias de desestabilización en todos aquellos territorios del subcontinente donde no le marcan un alto. ¿Acaso nos sentimos intimidados por la vocación subversiva y conspiratoria del régimen cubano? O, con mayor pragmatismo, ¿tememos que no solventen nunca la deuda petrolera que tienen con Pemex?

La "reconciliación" luego del enfriamiento de las relaciones entre los dos países en tiempos de Fox es para consumo interno, o sea, para contentar a la izquierda autóctona y, de paso, complacer a los priistas a punta de reiterar, como en las antiguas épocas, esos "principios inalienables de la política exterior mexicana", ya saben, la tal "Doctrina Estrada" y todo eso.

Si éste fuera el caso, la inversión dará muy magros rendimientos: primeramente, la oposición de izquierda, sojuzgada por el caudillo de Macuspana, ha sido esencialmente desleal y, por lo tanto, nunca mostrará agradecimiento alguno; segundamente, el PRI, a punto de lanzar su gran ofensiva electoral para cosechar puntos en las inminentes elecciones legislativas de 2009, no dará tregua alguna al gobierno de Calderón.

Román Revueltas Retes
(v.pág.4 del periódico Público del 21 de diciembre de 2008).


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