El petate de Lenin


Realmente es una pena que haya desaparecido el comunismo.

Extraño los viejos buenos tiempos en que bastaba la menor insinuación de que los mexicanos podríamos hacernos comunistas para que los Estados Unidos volcaran sobre nosotros toda la cornucopia de sus dones. Un discurso de plazuela pronunciado por un líder rojillo, y la aparente complacencia del gobierno a su oratoria, ponían a temblar a Washington, que traducía su temblor en programas de ayuda, becas, cuerpos de paz, créditos y giras del coro de la Universidad de Tuscaloosa.

Ya no podemos asustar al Tío Sam con el petate de Lenin. Y ni siquiera nos queda el último consuelo del vencido: tender la mano con la palma al frente para decirle al enemigo: "-Vas a ver". No se puede hacer ese ademán cuando tenemos la mano con la palma hacia arriba en actitud humilde de pedir...

¡Hasta mañana!...

Armando Fuentes Aguirre "CATON" (Mirador)
(publicado en el periódico El Informador hace varios años).

El tío Sam

Muchos han criticado a López Obrador por demostrar prudencia ante las nuevas ofensas que nos ha inferido Trump. Quisieran ver a nuestro Presidente en la actitud de aquel Pancho Pistolas, el gallo mexicano pendenciero y bravucón de la película Los tres caballeros, de Disney. Yo pienso que la postura de AMLO es la correcta, y que hace bien al no enfrentar a ese jaque baladrón y boquiflojo que es el magnate norteamericano. Hay tiempo de tirar cohetes y tiempo de recoger varas. En otra época nuestro gobierno podía regatear con Estados Unidos esgrimiendo el fantasmón del comunismo y haciendo la finta de que podíamos irnos por el camino de la izquierda. Hoy no existe ya esa posibilidad, y dependemos en mucho, por no decir que en todo, del país que para bien unas veces, y otras para muy mal, tenemos de vecino al norte. Así las cosas es necesario en ocasiones, a querer y no, hacer oídos sordos a las insolencias del alardoso yanqui, pues los efectos de dar respuesta a sus bravatas serían catastróficos. Puede llegar, es cierto, el momento en que sus descomedimientos se vuelvan intolerables y ya no se puedan soslayar. Entonces sí habrá que acusar recibo. Mientras tanto es menester adoptar la postura de prudencia y contención que ha asumido López Obrador. Al actuar como ha actuado está mirando por el interés de México y de los mexicanos. Hace bien. A veces es mejor engansarse que engallarse...

Armando Fuentes Aguirre "CATON"
(publicado en el periódico Mural en línea del 31 de enero de 2020).


Mal hacemos al ofendernos cuando alguien nos dice: "¡Animal!". Razón tendría un animal para ofenderse si alguien le dijera: "¡Hombre!". Animales somos los humanos, ciertamente, pero en nosotros no reside la inocencia que hay en las demás criaturas. La maldad que en los hombres alienta no existe en los otros animales. Es falso que el hombre sea el lobo del hombre: el hombre es el hombre del hombre. El lobo, el león, el tigre, todos los animales a los que llamamos feroces no lo son. Cumplen su instinto, que es el de vivir, y si matan es para comer. En el hombre, en cambio, hay eso que se ha llamado "el pecado original", el cual llevamos por el solo hecho de ser hombres, de tener un arbitrio libre que lo mismo puede inclinarnos hacia el bien que hacia el mal. Advierto que me estoy perdiendo en elucubraciones que ni siquiera puedo expresar bien. Recuerdo, sin embargo, aquella expresión que de niño oí en el colegio: "El hombre es el rey de la creación". Si lo es será a la manera de los monarcas que Shakespeare describió en sus tragedias: un rey demente cuya locura destruye todo lo que en su torno vive, y que acaba por destruirse a sí mismo.

Armando Fuentes Aguirre "CATON"
(publicado en el periódico Mural en línea del 25 de agosto de 2022).


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