Los clavos y los amigos


Hubo un niño que tenía muy mal carácter. Un día su padre le dio una bolsa con clavos y le dijo que, cada vez que perdiera la calma, debía clavar un clavo en la cerca de madera de atrás de la casa.

El primer día el muchacho clavó 37 clavos en la cerca. Pero poco a poco fue calmándose porque descubrió que era mucho más fácil controlar su carácter que clavar los clavos en la cerca.

Finalmente llegó un día cuando el chico no perdió la calma ni una sola vez... y se lo dijo a su padre. Entonces el papá le sugirió que, por cada día que controlara su carácter debería sacar un clavo de la cerca.

Los días pasaron y el jovencito pudo finalmente decirle a su padre que ya había sacado todos los clavos de la cerca. Entonces el papá llevó de la mano a su hijo a la cerca de atrás de la casa.

-"Mira, hijo, has hecho bien, pero fíjate en todos los agujeros que quedaron en la cerca. Ya la cerca nunca será la misma de antes. Cuando dices o haces cosas con coraje, dejas una cicatriz como este agujero en la cerca. Es como meterle un cuchillo a alguien; aunque lo vuelvas a sacar, la herida ya quedó hecha."

-"No importa cuántas veces pidas disculpas, la herida está ahí. Una herida física es igual de grave que una herida verbal. Los amigos son verdaderas joyas a quienes hay que valorar. Ellos te sonríen y te animan a mejorar, te escuchan, comparten una palabre de aliento y siempre tienen su corazón abierto para recibirte."


"Frágil es el recuerdo de los beneficios, tenaz el de las injurias."

Lucius Annaeus Séneca, filósofo hispanolatino.


El trato debe ser con todos, pero la amistad con pocos. Elige con mucho cuidado al amigo entre muchos que se acerquen a ti y una vez elegido ponlo a prueba antes de confiar en él, porque algunos que se dicen amigos se vuelven luego enemigos y revelan tus secretos y te difaman. Nada vale tanto como el amigo verdadero, ayúdale siempre que puedas y en sus necesidades no lo abandones nunca con el desamparo, la traición, la murmuración o la revelación de sus cosas secretas e íntimas.

Hay muchos que comparten contigo la mesa y no se aparecen el día de la tribulación. Conserva tus amistades y aprécialas más cuando más pase el tiempo, porque el amigo nuevo es como el vino nuevo y el amigo viejo es como el vino añejo.

El amigo verdadero es alegría y gracia que Dios concede a quienes lo aman. Feliz el que encuentra un amigo de verdad, pues éste vale más que el oro y que toda la riqueza. El que encuentra un amigo encuentra un tesoro y el amigo fiel no tiene precio.

Libro del Eclesiástico


Aprendiendo

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma, y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender... Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad. Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema. Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... y con cada día uno aprende. Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado. Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado de amistades falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero que perdonar es sólo de almas grandes. Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido. Pero desafortunadamente, sólo con el TIEMPO...


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